El grupo de uniformados te escoltan hacia un pequeño jardincito privado, donde “permiten” que tomes asiento en un banco. Seguidamente se apartan, aunque apenas unos metros, sin desaparecer de vista.
La joven vastaga Bernal aparece pronto. Viste un chaleco antibalas que desentona totalmente con el atuendo usual de oficinista que lleva debajo. Va sin peinar y con la mirada más dura de lo que recuerdas, resoluta. Resopla un tanto al verte, deteniéndose a un par de pasos. Cruza los brazos, estudiándote.
- Así que ha sobrevivido. Es la primera en aparecer. Me sorprende… ¿Cómo logro pasar la noche?
Bajo la mirada seria de la Toreador, me sentía como cuando me castigaban en la primaria, pero viéndole el lado bueno, eso quería decir que todavía no tenía un tiro en la nuca, por lo que no era tan grave.
Omitiendo la parte de que le sorprendía el que yo volviese, empecé a narrarle los eventos de las últimas tres noches. -Para ser honesta, mal, pero hubo otros que la pasaron peor que yo. - Empecé. -Todo iba bien hasta que nos encontramos con el contacto. Ahí fuimos atacadas por jaguares, obviamente controlados por algún vástago. A partir de ahí todo se fue al carajo. - Hice una pausa. -Las Brujah nos abandonaron a mi y a Laura, así que tuvimos que volver a tierra por nuestra cuenta. - Esas hijas de puta... ahora que las mencionaba me daba cuenta de que si yo era la primera en volver era posible que ellas tampoco se hubiesen presentado. Teniendo en cuenta de que Bernal trabajaba para la Principe, lo más probable es que se entere rápido de estas cosas.
-Cuando volvimos a la Capital, la noche siguiente, fue peor. En principio fuimos a buscar al sire de Laura, Mercedes, a su casa y así contactar a la Camarilla. Creía que las Brujah nos llevaban mucho de ventaja y ya habrían cumplido la misión para ese momento, pero parece que no fue así. - Hice otra pausa. -Cuestión que no encontramos a Mercedes, así que fuimos a por su sire, quien tenía un bar. Aquí realmente todo se fue aún más al carajo. -
-No sé si nos estaba esperando o qué mierda estaba haciendo ahí, pero cuando llegamos al bar había un... - Empecé a hacer gestos con las manos, buscando las palabras. -Una carnicería. Cuerpos tirados por todas partes, una mujer destruyendo uno de los cadaveres, y en el centro una monstruosidad que nunca había visto en mi vida. No sé si era un antiguo Tzimisce, Nosferatu o un zombie, pero era lo más feo que vi en mucho tiempo. Cuestión que en cuanto nos ve se nos tira encima, junto con la mina, que posiblemente era su ghoul o chiquillo. -
-Al ver esa cosa, lo único que hacemos Laura y yo es correr sin pensar. Nos desorganizamos. Ella gritó algo sobre Mercedez, creo que la vio entre los cuerpos que estaban en el bar, pero no estoy segura, porque la persecución hizo que nos termináramos separando. - Una vez más, pausé por un segundo. -No volví a ver a Laura desde entonces. La mujer me siguió a mi, y sacó garras de Protean, con lo que me hizo mierda, pero pude darle esquinazo. No quería encontrarme con el monstruo otra vez. Tuve que fundirme en la tierra para que no me encontrasen. Por suerte la tormenta ayudó. - Obviamente no todo había pasado exactamente así, pero mejor decir eso que "si, abandoné a Laura y a Mercedez. Cosas que pasan". -Me desperté hoy y estuve tratando de sanar mis heridas desde entonces. - Me llevé la mano a los costados, donde todavía tenía dañado. -No quise volver al bar por obvias razones, y tampoco quería que me agarren muy lastimada, así que tuve que cazar antes de venir hacia aquí. -
-Y después de eso llegué a la Biblioteca y me encontré con el operativo. No quería interrumpir, pero no podía ir a ningún otro lado, así que me quedé dudando qué hacer, y sus hombres me vieron. - Finalicé. Lo había hecho lo más rápido y conciso que pude, sabiendo que la mujer querría que vaya al punto y no entretenerme con pequeñeces. Luego de terminar el relato empecé a pensar en Tiago y las cosas que dijo. Pensé que eran importantes así que las agregué al relato.
-Por cierto, Tiago, el tipo que teniamos que ir a buscar, estaba muy asustado sobre alguien, una mujer, Mama Supay. - Hizo una pausa. -Alguna de nosotras le ofreció la protección de la Camarilla si colaboraba, pero decía que solo quería plata e irse del país.- Hice una pausa. -Creo que unos antiguos Gangrel despertaron algo aún más viejo. No quiso hablar mucho. -
Bernal escucha tu relato impasible. Al terminar frunce el entrecejo, y da un par de pasos. Finalmente queda de lado, mirando hacia la costanera. No es una mujer hermosa ni destacable. De hecho, es muy distinta a cualquier Toreador que conocieras antes. Pero pareciera tener cierta dignidad… y alguna cosa más, si acabo sirviendo a la princesa.
- Veo que tuvo una noche ocupada y mucho en que pensar. Nosotros también, téngalo por seguro. Conozco a Mercedes y también a su sire Gregorio. Espero que estén bien. Gracias por el dato de que ese lugar también fue atacado. Enviare a alguien a comprobar las perdidas.
Frunce los labios hasta que estos se hacen muy finos..
-También voy a tomar nota de sus sospechas sobre los Gangrel. Es… curioso no obstante. Son su propio clan. Su sire es alguien conocido de ese grupo. ¿Porque sospecha de ellos? Y, mas alla de eso... ¿No siente que les debe algo, aunque estén separados de la Camarilla? Son quienes la hicieron, despues de todo.
Miré a la mujer, mientras caminaba. Pronto sus palabras me hicieron perder la poca tensión que me quedaba después de contar mi relato. Al parecer viviría una noche más. Me di cuenta de que María Luisa me recordaba mucho a Mercedes, la de las cañerías de Santa Fe. Un vástago que no me basureaba al pasar a mi lado, alguien con quien me sentía cómoda porque sabía que al final de la jornada aceptaría el trabajo que hice porque lo hice bien. No me recompensaría tampoco, ya que eso era lo que esperaba de mi en primer lugar, pero el simple hecho de que reconosca el mérito era suficiente.
Entonces la señorita Bernal me preguntó sobre los demás Gangrel y por qué había elegido volver mi espalda hacia ellos y regresar a la Camarilla. Tuve que meditar mi respuesta unos segundos. No pude evitar sonreir por la ironía. Mercedes, siendo una Nosferatu, no hubiese preguntado eso. Ella lo habría entendido sin necesidad de explicaciones. Pero María Luisa Bernal era, después de todo, una Toreador. -Yo no saqué muchas cosas en común con los Gangrel. - Le comenté. -O a lo mejor justamente saqué demasiado de su individualidad y por eso no estoy destinada a juntarme con los demás miembros de mi clan. - Hice una pausa, pensando en Don Orlando y cómo nos conocimos. -Mi sire no me dio la inmortalidad después de observarme por semanas, ni siquiera días. Simplemente le ayudé en una pelea contra un Tzimisce y decidió que eso, y mi sangre, era suficiente. ¿No se parece eso a la prestación de la Camarilla? Yo le di algo y él me lo devolvió con otro algo, esa fue mi primera lección como vástaga. Los Gangrel como grupo nunca me dieron nada, por lo que no les debo nada. No tuve una fiesta de bienvenida ni me presentaron ante sus antiguos, como hacen otros clanes, como los Ventrue o como los Toreador. La Camarilla, en cambio, me dio una razón para levantarme cada noche, además de un trabajo. No el mejor, pero es algo. -
Una vez más, volví a pensar en mi viejo sire. -Además, Don Orlando no se va a morir. - Añadí confiada. -Él huele los problemas. Si hay algo raro en la capital se irá de Buenos Aires como hizo en Santa Fe. No le importa dejar nada atrás. - Realmente no tenía modo de saber si el tipo iba a estar bien, pero prefería pensar en eso. Si el gaucho moría lo más probable es que yo no me entere. Ya fue demasiada casualidad el encontrarmelo una vez más, a lo mejor ni se repetía eso. En eso me di cuenta de que tenía otro problema que arreglar todavía.
-Yo, en cambio, no sirvo para eso. - Admití. -Debería volver a Santa Fe, pero realmente siento que hay más para mi aca que allá. Ni siquiera sé si los Brujah destronaron a Don Diego en las tres noches que estuve fuera, lo cual me dejaría sin trabajo. Realmente preferiría quedarme en Buenos Aires. - A la mierda con el consejo de Don Orlando, no iba a gastar mi eternidad sirviendo a ese Toreador egocentrico que me trataba para el orto. Además, estuve todo este tiempo en la capital y todavía no había preguntado por Jeronimo, el Malkavian. Él solo me caía mejor que cualquier vástago de Santa Fe.
Bernal se frunce los labios, pensativa.
- Comprendo el punto de vista. Me parece elogiable esa lealtad a los valores de la Camarilla y sus objetivos… Lo tendré presente, sí... Sin embargo, debo disentir en lo que aspira. No creo que deba quedarse en Buenos Aires. Todo lo contrario. Debe irse esta misma noche.
Se gira hacia vos, cruzando las manos tras la espalda.
- La princesa se ha marchado, así como muchos otros antiguos. En los próximos días se creara un vacío de poder y lo resultante es muy evidente… una lucha interna para ver quien la sucede de entre los sobrevivientes. También podemos esperar una caza de sangre no oficial, contra los Gangrel y todos los que usen esa disciplina… la de Protean, que les da las garras. Justo como a los monstruos de anoche. Así que su mejor oportunidad ahora, es regresar junto a Diego y permanecer bajo su protección. En lo que estoy enterada, el interior no fue afectado por lo que sea que paso anoche, salvo algunas desapariciones. Si continua a su servicio, debería estar bien.
Quise mascullar una maldición, pero me contuve. -Ya veo. - Susurré. Entonces tendría que fijarme cómo saldría de Buenos Aires. - Una pregunta, ¿usted conoce a Jerónimo? Malkavian bonaerense. - Cuestiono a Bernal. -Tuve un problema con el auto y la lluvia, y no creo poder salir de la provincia sin un poco de asistencia de algún vástago. - Dije llevándome la mano a la nuca. -Y no creo conocer a nadie más por aquí. - Si no podía contactar con Jerónimo estaba en serios problemas.
Se humedece los labios, frunciendo levemente el entrecejo.
-El nombre me suena. Sin embargo no hemos sabido nada… de ninguno de los locos, desde anteanoche. Parecen haber presentido lo que vendría. Muy oportunos, ¿no le parece?... Sin embargo, si por lo que le busca es asistencia, tal vez pueda ayudarla en eso.
Estira la mano y la invierte en un gesto suave, haciéndose crujir los dedos.
-Conseguirle un auto no es problema. No obstante, espero que si vuelvo a necesitar de sus servicios, recuerde el favor….+expresa en tono suave. La frase tiene todas las implicaciones que hacen falta, aunque es bastante más directa de lo usual. Pero así se establecen las deudas de vampiros en la Camarilla, donde la palabra es crédito o castigo…
Tirada oculta
Motivo: mmm
Dificultad: 7
Tirada (3 dados): 4, 9, 7
Éxitos: 2
Formé una sonrisa amarga al escuchar las palabras de Bernal. -Por favor, no hace falta que me recuerde cómo funciona el mundo. - Le dije sin mucho cuidado. Nadie hacía nada por placer, eso lo aprendí hace tiempo. -Como dije, desde mi abrazo, estas cosas siempre fueron claras. -
No me gustaba nada eso. Preferiría endeudarme con Jerónimo, incluso si era un Malkavian, que con alguien que trabaja directamente bajo el ala de la Príncipe. Aunque, pensándolo desde otra perspectiva, a lo mejor era una oportunidad para probarme en el futuro. Así todo, acepté convertirme en un recurso prescindible del principado. Después de todo, no era ningún cambio. -Muy bien, acepto su oferta. Muchas gracias, Señorita Bernal. - Por ahora, si es que no salía perdiendo.
Sobre los Malkavian desapareciendo, no me extrañaba. En Santa Fe fue igual, en cuanto las cosas se pusieron feas las ratas empezaron a abandonar el barco que se hundía. Sé que yo hubiese hecho lo mismo de tener oportunidad.
Asiente hacia un lado con gesto condescendiente. Chasquea los dedos y uno de los guardias se aproxima. Tras unos breves susurros, te indica levantarte con un gesto.
-La acompañaran al auto. La zona norte sigue bloqueada por el agua, así que tendrá que dar un largo rodeo por el sur, pero confió en que llegara a Santa Fe antes del amanecer, si parte ahora. Puede conservar el auto como… compensación, por así decirlo. ¿Alguna otra cosa?
Su expresión serena y calmada se clava en la tuya. Es difícil saber que está pensando realmente. Recortada ahí pequeñita frente a la mole de la biblioteca… Las cosas de las últimas tres noches se agolpan. Quedan pendientes. ¿Pero hasta donde podrá soltarse, o cuanto sabrá esa mujer? ¿Importa? ¿O solo saber que podrás salvar la no-vida una noche más?
Al ver al guardia aproximarse contesté a la Toreador. -No, nada más. - Ya había dado mi testimonio de la noche, había respondido sus preguntas y me había endeudado con ella. -Sí, creo que eso es todo.- Pensé mientras seguía al hombre, recordando el consejo que me dio de evitar zona norte.
-Me pregunto si Don Diego me obligará a devolverle el auto. Espero que no sea tan forro. -
El auto que te espera es un Gol bastante nuevo. Un juego de llaves aparece del bolsillo del hombre. Abre por vos, y saca de dentro un bolsito, además de algunas cosas de la guantera… ¿Su propio auto? Bueno, seguramente se lo compensaran. No es como si les faltara plata.
Te las da y retroceden, aunque un par de ghouls quedan en espera, hasta que partís. Podes sentir su mirada en tu nuca mientras dejas atrás la biblioteca, y finalmente, podes poner rumbo a Buenos aires.
La noche es corta y vas justa de tiempo. Aunque todavía es posible parar en algún lado del camino y dormir bajo tierra, o quizás mejor no... pero habiendo pasado esta noche de monstruos, ciertamente ahi es seguro. Igual que dejar la cárcel de concreto de Buenos Aires y adentrarse en las rutas de la provincia, enfilar luego a Santa Fe, a casa, a lo conocido…
Caras, garras, problemas, quedan atrás kilómetro a kilómetro. La seguridad de la ruta, del descampado donde los enemigos la tienen mucho peor para encontrarte. ¿Qué habrá sido de Javiera, Antonia, o de Laura? Hace tres noches descansaban en la cubierta de un yate, tomando un baño de luna… Hoy, las cosas han cambiado tanto, que es imposible saber exactamente el alcance de lo ocurrido. Si es seguro, que sin Alexandria, las cosas van a cambiar… probablemente en todo el país.
Los problemas nunca se terminan. Pero como alguien que conoce lo que es la perdida, el dolor, la distancia, sabes que solo queda sortearlos uno a uno cuando se presenten. Todo por una noche más, hacia ninguna parte… o hacia todas.
FIN?
Realmente hay un texto mas, pero lo escribire cuando todos terminen. Para vos, no obstante, el rol ha terminado. Congrats :)