Dagult hace un gesto con la mano para invitar al resto del grupo al interior de la posada y, después de echar una rápida ojeada a las calles cercanas por si las moscas, entra él mismo en último lugar.
Las capas húmedas cuelgan de ganchos en el pórtico de entrada. La taberna está llena de mesas y sillas, con senderos estrechos serpenteando entre ellos. Una barra se extiende a lo largo de una pared, debajo de una balconada a la que se puede acceder por una escalera de madera pegada a la pared norte. Otra balconada sobresale por encima de la entrada al este. Todas las ventanas están provistas de persianas gruesas y barras transversales. Los faroles que cuelgan sobre la barra y descansan sobre las mesas bañan la habitación con una luz anaranjada opaca que proyecta sombras sobre las paredes, la mayoría de las cuales están adornadas con cabezas de lobo montadas en placas de madera.
Podéis ver tras la barra tres grandes barriles de vino colocados en sendos huecos en la pared.
La taberna está bastante concurrida a pesar de ser casi medio día. Hay dos mesas ocupadas por cuatro y tres pueblerinos, al parecer naturales de Vallaki. Una tercera mesa está ocupada por dos hombretones que parecen haber bebido unas cuantas copas de más.
El dueño del local, tras la barra, os invita a acercaros.
Tirada oculta
Motivo: Parroquianos
Tirada: 2d4
Resultado: 7
Tirada oculta
Motivo: Otras personalidades
Tirada: 1d3
Resultado: 1
Tirada oculta
Motivo: Quién?
Tirada: 1d3
Resultado: 2
A Trifius le reconfortó el ambiente cálido de la posada. Fuera refrescaba, y el gnomo quería asegurarse de que dispondrían de una habitación en la que dormir tranquilos esa noche.
Lanzó una rápida mirada alrededor, para comprobar la situación, y se llevó instintivamente la mano hacia su libro de conjuros, como si alguien estuviera a punto de robarlo. Era un gesto adquirido, ya como manía irreparable, cada vez que se encontraba con extraños. No se detuvo mucho más observando el lugar, y se encaminó decididamente a la barra.
-Buenas tardes. Buscamos un lugar donde pasar la noche, reposar nuestros cansados pies y llenar nuestros hambrientos estómagos. Y que me parta un rayo si este no parece el sitio adecuado-dijo con una sonrisa cómplice.
Me he liado. Pensaba que estábamos casi al anochecer. ¿Es medio día entonces?
A pesar de que el establecimiento debería ser igual de tranquilo que el pueblo, Dagult se detiene un instante al cruzar el umbral de la puerta para observar a los presentes, como si estuviera buscando a alguien. Luego, con una mejor idea de la situación, el luchador endemoniado sigue al grupo hasta la barra, donde se apoya inclinado lateralmente para no perder el contacto visual con los parroquianos.
¡Bienvenidos a nuestra posada! - saluda fervientemente el hombre tras la barra.
Ahora mismo les atenderá mi mujer, aguarden por aquí si no les importa - sus palabras son prácticamente interrumpidas por dos mocosos que están correteando y gritando a su alrededor tras la barra mientras juegan. Sin embargo, el hombre no pierde la paciencia y sólo censura levemente sus actos -. Estos crios... - trata de disculparse.
Quizá si que iba a anochecer y me he liado yo xD
A los pocos segundos, una mujer sale por una puerta lateral a la barra y regaña levemente a sus hijos mientras su marido se encamina hacia esa misma puerta.
Disculpen señores. ¡Bienvenidos! ¿Desean una habitación? Serán 7 piezas de electro por noche - Señala tras contar a ojo los miembros de vuestra comitiva -. Esto incluye sopa y pan fresco sin cargos adicionales.
Ismark se adelanta y extrae cuatro monedas de oro de un saquito y paga a la mujer. Haciendo un gesto con su mano libre que percibís como que desea correr con lo gastos de esta noche.
-Es lo menos que puede hacer después de haberlos custodiado hasta aquí--se guarda para sí Dagult mientras asiente satisfecho a Ismark agradeciéndole el gesto.
El luchador deja que alguno de sus compañeros lleve la voz cantante y se queda observando a los niños.
-Nos estamos cruzando con demasiados críos desde que nos engulleron las nieblas de Stradh. ¿No creéis? En cualquier caso, no sé cómo se le ocurre a alguien traer a este infecto mundo criaturas inocentes--deja escapar finalmente, en un susurro apenas audible por aquellos que tiene más cerca.
Trifius no desanimó a Ismark en su intención de invitarles. El mago había llegado súbitamente a este mundo con unas pocas monedas encima y, por lo pronto, no parecía haber una perspectiva de reunir más dinero, así que más le valía controlar los gastos.
-Estupendo. Me vendrá bien esa sopa-dijo Trifius mientras se le escapaba una risilla bajo el largo bigote-. Por cierto, somos extranjeros en estas tierras, y desconocemos si existe algún tipo de protocolo. ¿Hay alguien al mando en la ciudad al que debamos presentarnos? Quizá pasemos un tiempo por aquí.
Entro junto a mis compañeros en el establecimiento y de un vistazo rápido observo la posada y a sus parroquianos
--uno, dos, tres, cuatrocincoseis,..--cuento el posible público asistente mientras nos atienden y veo a Ismark adelantarse a pagar.
--..un buen gesto por su parte..-- pienso mientras extraigo mi laúd y aclaro mi garganta.