Haciendo caso omiso (por el momento) de la invitación del conde Strahd, el grupo decidió atender a las palabras de Rictavio y visitar su torre. Salieron de Vallaki en dirección sudeste, pero no tardaron mucho en encontrar problemas: un grupo de zombies avanzaba lentamente por aquel paso, bloqueando el camino. Fionn fue el primero en reaccionar y maldijo a tres de los siete enemigos, y a continuación Trifius hechizó un conjuro defensivo sobre Tar-Gar, permitiendo al clérigo enzarzarse con más seguridad en combate. Pronto Dagult descubrió que aquellas criaturas no iban a ser poca cosa: al golpearles, sus miembros e incluso la cabeza se separaban de su cuerpo, pero seguían moviéndose y atacando. Sin poder concentrarse en un único enemigo, Fionn separó a los zombies con una onda tronadora, pero uno fuera del rango del hechizo se acercó hasta atacarle y le mordió dos veces, dejándole gravemente herido y teniéndose que retirar a la retaguardia. Garrett atacaba a distancia con su arco corto a los zombies que Tar-Gar mantenía a raya con gran acierto, y una flecha remató una cabeza cortada de unos de ellos, dejando claro que era posible eliminar a aquellas criaturas no-muertas. A partir de entonces los guerreros se centraron en golpear todas las piezas de un único zombie por vez, y salvo cuando Trifius fue atacado por uno que se le acercó demasiado, el combate terminó, aunque con el grupo tan cansado que tuvo que hacer una pequeña pausa antes de continuar.
Horas después llegaron a un cruce de caminos con la señalización hecha pedazos en el suelo. Fionn insistió en arreglarla y mientras lo hacía, la compañía avistó a unos huesos de un cuerpo montando a un igualmente esquelético caballo. Aquel horror propio de la dimensión parecía ignorar al grupo hasta que Dagult, tal vez impulsado por su locura, golpeó al espectro, que se deshizo sin aparentemente provocar otro efecto. Fionn terminó de reparar el cartel y pusieron rumbo hacia el lago Baratok, llegando al lugar sin más problemas tras pasar por otra bifurcación del camino.
El panorama no era el esperado al llegar allí: una solitaria torre semiderruida parecía ser el lugar del que les había hablado Rictavio, y cerca un carromato en mejor estado parecía haber sido abandonado. Trifius, Tar-Gar y Fionn sintieron curiosidad por este último objeto y el mago incluso realizo un ritual, detectando un aura mágica dentro del vehículo, sin embargo la puerta estaba cerrada con un candado y desde fuera no se vería nada. No sabía si pedirle ayuda a Garrett temiendo lo que pudiera haber en su interior, cuando descubrió que el humano estaba bailando una extraña danza frente a la torre: él y Dagult habían encontrado cerrada la puerta del lugar, pero un grabado en ella codificaba la forma de abrir la puerta. Cuando esta se abrió, el grupo se volvió a reunir para entrar en él.
Interiormente la torre tampoco tenía un gran aspecto, aunque no estaba tan destrozada. La única sala contenía cuatro estatuas de arcilla y unas cadenas muy tensas cogían una loseta del suelo de madera, que parecía servir para subir. Pero todos los allí reunidos desconfiaban de la posición de las estatuas, e intentaron subir de cualquier forma sin tocar la loseta. En un primer intento, Dagult no pudo agarrarse a las cadenas para trepar; Tar-Gar salió fuera, donde intentó escalar por unos andamios que rodeaban la torre, pero su peso y el de su equipo fueron demasiado y cayó al suelo, hiriéndose de gravedad. Mientras el resto ayudaba a estabilizarse, Trifius conjuró un hechizo que le permitía adherirse a las superficies cual arácnido, y subió ágilmente por las cadenas. En el segundo y tercer piso no encontró nada especial, y Dagult, en un intento de protegerlo por si en el piso más alto surgían enemigos, intento de nuevo trepar por las cadenas, llegando hasta el segundo piso, pero al apoyarse en el suelo para continuar cayó junto con una parte del suelo de ese piso, estando Tar-Gar lo suficientemente recuperado para reírse de la acción del guerrero. En el último piso, un dormitorio esperaba a Trifius, que inmediatamente posó su vista en un cofre. Realizó otro ritual para detectar magia y efectivamente, aquel objeto emanaba de su interior un olor a lavanda mágico. El gnomo cogió el cofre y usó el hechizo de caer como una pluma para llegar junto a sus compañeros, que salieron de la torre dispuestos a examinar el cofre, con la intuición de que se trataba de uno de los objetos que les había predicho madam Eva. Pero antes de que Garrett lo abriera, vislumbraron a una mujer en mal estado siendo llevado por su caballo hasta su posición. La mujer intentó enderezarse, mas su estado no se lo permitía; aún así, se mostró agresiva con la presencia del grupo allí, e incluso se lanzó al ataque cuando Dagult comentó que eran amigos de madam Eva. Cayó al suelo sin fuerzas, intentando taparse con la falda algo que tenía en las piernas, pero Tar-Gar, demasiado libidinoso, la levantó para comprobar que la mujer tenía una protésis mecánica como una de sus piernas. Como último esfuerzo, se volvió a tapar y se desmayó.
El grupo atendió a la mujer mientras descansaba y también aprovechó para abrir el cofre: dentro había una cabeza embalsamada. Tar-Gar, muy eufórico, intentó aprovecharse de la mujer durante el descanso, pero el resto del grupo le detuvo. Tras horas de reposo, la mujer despertó y aunque seguía tratándolos con dureza, se calmó cuando vio que conservaba sus armas. Entonces reprendió al grupo por entrar en la torre de su amigo Rudolph van Ritchen, a lo que respondieron que pensaban que la torre era de Rictavio como él les dijo. Viendo lo ocurrido y sabiendo que ellos podían ser potenciales aliados en su lucha contra el conde Strahd, se presentó finalmente como Ezmeralda, y dijo saber de quién era la cabeza dentro del cofre. Sin embargo, no sabía lo que había pasado, así que instó al grupo a usar cualquier magia que tuvieran para hablar con muertos, ya que ella no poseía tal poder, pero ellos tenían pinta de tener diversas habilidades.
Resumen escrito por PlasticMan y corregido por mí.
-Maybe, and only maybe, Rictavio sent us here because of her--susurra Dagult con la mirada perdida--Pot ser. Sí, tens raó. Hem suposat que buscàvem la torre, però el tresor és la xicona. D´això no hi cap dubte.
El luchador se lleva las manos a la cabeza y luego la sacude con fuerza antes de volver en sí:
-Como dice Ezmeralda, deberíamos sonsacar la información que podamos del cadáver que hay en la caja. Pero quizás Rictavio nos haya mandado hasta aquí con la única intención de que nos encontrásemos con ella.
-Por cierto, muchacha, tú que pareces conocer estas tierras y sus gentes, ¿qué nos puedes contar de los cambiaformas que se transforman en cuervo? Nos ayudaron al salir de Vallaki--inquiere finalmente impelido por la curiosidad.
Gracias por el resumen, nen.
Trifius se emocionó cuando surgió el tema de poder hablar con los muertos. Había leído y oído sobre aquel hechizo, pero nunca lo había presenciado con sus propios ojos; y para el gnomo, la experiencia adquirida con las vivencias de uno mismo eran las más importantes. Estaba deseando que pudieran charlar con esa cabeza. Mientras tanto, al igual que Dagult, también tenía algunas preguntas que hacerle a Ezmeralda.
-Yo también tengo otras preguntas, si no le importa la indiscreción, señorita. ¿Llegó a encontrar a Rudolph cuando fue a buscarlo al castillo? y ¿Qué nos puede contar del mismo? Quizá más pronto que tarde nosotros también tengamos que visitarlo, y cualquier consejo o información podría sernos de gran utilidad.
La mujer vistaní aún os miraba con recelo, en especial a Tar-Gar con quién empezaba a tener cierta animadversión.
No cabía duda de que se trataba de una mujer fuerte, experimentada y, si su relato era cierto, había sobrevivido y escapado del Castillo de Strahd, algo que ya se os antojaba bastante heroico.
A pesar de todo, trató de responder a vuestras preguntas:
¿Hablas de los hombres-cuervo? - pregunta de forma retórica a Dagult - Entre algunas de esas personas se encuentran los Guardianes de la Pluma, una sociedad secreta.
Carecen del poder suficiente para derrotar a Strahd por su cuenta, pero los Guardianes suelen ayudar a los aventureros que se encuentran atrapados en los dominios de Strahd.
Después se vuelve hacia Trifius, sin dejar de mirar de soslayo a Tar-Gar:
No, evidentemente no encontré a mi maestro.
Oí rumores de que se encontraba recluido aquí pero... deduzco que vosotros tampoco os habéis cruzado con él.
La mujer ahora se pone algo a la defensiva.
Antes de deciros nada más, me gustaría saber qué os ha traído hasta aquí. No mucha gente conoce esta localización.
Trifius entendía las reticencias de la joven, así que intentó ser sincero con ella para ganarse un poco más de su confianza.
-Como te comentamos antes, somos extranjeros en este mundo. Nos habíamos establecido eventualmente en Vallaki, y allí conocimos a otra persona que también parecía no ser de aquí. Se nos presentó como Rictavio, responsable de un negocio circense-Trifius describió cómo era su apariencia, sus gestos y su manera de hablar, en un intento más cómico que efectivo-. En un momento dado se torcieron las cosas para nosotros, y esta persona nos ayudó a escapar de la ciudad. Justo antes de abandonarla nos encontramos una nota firmada por él, donde nos sugería visitar esta torre. Creíamos que sería de su propiedad. Efectivamente, no encontramos a nadie dentro, salvo esta cabeza.
El mago hizo una pausa para tomar aire.
-En fin, como ves estamos atrapados en este lugar. Al parecer, Strahd nos ha traído aquí, y hasta nos ha invitado a su castillo, algo que me inquieta y me intriga a partes iguales. Quiero saber qué tiene que contarnos, y por eso la ayuda de una persona experta y capaz como tú sería algo inestimable si finalmente nos aventurásemos en el castillo.
Ezmeralda quedó pensativa por unos instantes, no le había quedado claro si estabais a favor o en contra de Lord Strahd. Las palabras del gnomo le provocaban cierto nerviosismo que no trataba de ocultar.
Con cierta reticencia, la mujer siguió contestando a Trifius -. Aha, no sabría qué decirte. Strahd es el mal que inunda estas tierras y a quienes la habitan. Mi único anhelo y... el de Rudolph es acabar con él.
Ezmeralda reflexiona por unos instantes, observando a todo el grupo con detenimiento.
Si ese también es vuestro objetivo, uniremos nuestro camino desde este mismo momento.
-¡Correcto!--exclama Dagult--Ahora sí nos vamos entendiendo. Anoche empezamos de mala manera, pero sólo se trató de un funesto malentendido.
-So it´s a good job the dwarf didn´t fuck her.
-Tu calla, malparit.
-Hahaha.
-Somos extranjeros en estas tierras, y no conocemos a Strahd, pero él nos ha traído aquí en contra de nuestra voluntad, y además vemos cómo ejerce una tiranía de terror sobre estas pobres gentes. Para mí es más que suficiente para declararle nuestro enemigo. Estaré encantado de que te unas a nosotros.
Si decides hacerlo, me gustaría pedir tu opinión sobre unas enigmáticas indicaciones que hacen referencia a lugares y hechos la región. Quizá puedas ayudarnos a identificarlos...
Quiero mostrarle los acertijos de las cartas, a ver si puede proporcionarnos alguna información.
—Me alegro de que hayamos llegado a un punto de entendimiento señorita, como le ha dicho mi compañero nuestra situación actual es muy complicada, pero si, como propone usted, decide unirse a nuestro grupo llegará a ver que no somos una amenaza,...bueno,..al menos, la gran mayoría..— dirijo mi mirada hacia Tar-Gar —.. sino todo lo contrario.—
El enano que se percató de la mirada que le hacía Fionn esbozó una pequeña sonrisa para luego continuar inmerso en sus pensamientos
Ezmeralda da un respingo al cruzar una furibunda mirada con el enano.
Tras ello, se centra de nuevo en las palabras de Trifius ya que el gnomo parecía el más coherente de todos.
Las almas de quiénes mueren aquí nunca pueden alcanzar el más allá. Sois los prisioneros de Strahd - dice pensativa.
Esos acertijos... - susurra más calmada -, parecen proceder de una lectura Vistaní de Tarokka -.
A pesar de lo común que pueda ser en este dominio esas lecturas, Ezmeralda parece algo sorprendida por la naturaleza de la misma.
Madam Eva - sentencia finalmente -. Los vistaní tienen un pacto con el mismo Strahd para atraer almas cándidas a sus dominios pero... - hace una pausa para que os fijéis en sus propios rasgos vistaní - hay excepciones. Quizá os pueda ayudar con el significado de algunas de sus profecías.
Ezmeralda se concentra por unos instantes, casi entrando en trance para visualizar mentalmente la posición de las cartas que Madam Eva extrajo días atrás.
El conocimiento ancestral os ayudará a derrotar a vuestro enemigo. El monje. El tesoro que buscáis está escondido detrás del sol, en el casa de un santo -. Tras rememorar brevemente la primera carta, Ezmeralda vuelve en sí -. ¡Debe tratarse de la Abadía de Santa Markovia. Se encuentra al oeste, no muy lejos de aquí, en el pueblo de Krezk!
Ezmeralda vuelve a concentrarse una vez más tratando de desvelar los secretos de la Tarokka.
Una fuerza poderosa para el bien y la protección, un símbolo sagrado de gran esperanza. El Conjurador. Veo un pueblo muerto, ahogado por un río, gobernado por alguien que ha traído la maldad al mundo -. Una vez más Ezmeralda vuelve en sí -. ¡Tiene que tratarse de las Ruinas de Berez!
Un arma de venganza: una espada de luz solar. El Abjurador. Veo una casa caída custodiada por un gran dragón de piedra. Mirad hacia el pico más alto ... ¡Lo tengo! Esta podría haber llevado a confusión. Hay una estatua de un dragón de piedra cerca del faro de Argynvostholt.
Alguien que os prestará gran ayuda en la batalla contra la oscuridad. La Marioneta. Veo a un hombre hecho por un hombre. Eternamente solo acecha las torres del castillo. Mmm... en esta ocasión no lo tengo claro. Sea quién sea estará en el castillo, allí nos deberíamos encontrar con él.
Vuestro enemigo es una criatura de la oscuridad, cuyos poderes están más allá de la mortales. El Dungeon. Él acecha en una sala de huesos, en los pozos oscuros de su castillo. Strahd nos espera allí pero debemos conseguir toda la ayuda que sea necesaria antes de enfrentarnos a él.
Ezmeralda sale definitivamente de su trance, parece algo exhausta por el esfuerzo.
Subís a nivel 4.
Trifius sonreía eufórico mientras apuntaba toda la información que les proporcionaba Ezmeralda. Fue un poco extraño también. Con cada lectura, la joven parecía desligar la mente de su cuerpo para seguidamente volver en sí. No obstante, el mago no quiso entrar en detalles sobre eso de momento. Lo importante era todo lo que habían descubierto.
-Muchas gracias Ezmeralda. No sé qué dioses hay en este mundo, pero también les agradezco a ellos que nos hayan cruzado contigo. Has arrojado luz a nuestro oscuro camino, y ahora podemos planear nuestros próximos pasos con más determinación.
El mago meditó un poco.
-¿Qué os parece si nos dirigimos a esa abadía de Santa Markovia? Es lo que tenemos más cerca, y así podemos intentar resolver uno de los acertijos.
¡Level up! Yeaaah.
Observo detenidamente el trabajo de Ezmeralda con las cartas.
<<¡Impresionante!.. creo que las ha descifrado todas..>>, mi asombro por ella va en aumento, me acerco a ella y le digo:
—Señorita, nos acaba de aportar una ayuda increíble a nuestra misión, en mi relato añadiré unos párrafos que hablarán sobre la gran Ezmeralda y cómo su sabiduría guió a los héroes..—
Trifius propone empezar nuestra misión por la abadía de Santa Markovia. Miro el mapa de la zona.
—Estoy de acuerdo, si la abadía es uno de los objetivos, mejor empezar por el más cercano ¿no?..—
Dagult asiente a Ezmeralda agradecido.
-¿Por qué no, verdad? Tampoco es que tengamos muchas más opciones. A Santa Markovia, pues--confirma a sus compañeros antes de volverse de nuevo hacia la vistani:
-Entonces, ¿vienes con nosotros?
Level up!!!
Ah, y tengo una copia en "Notas" de la imagen de las cartas que subió Fede. ;D