Partida Rol por web

La investigación tiene sus frutos. Domecq encuentra un extraño artefacto entre los restos de una escuela de magia. Te recuerda a una de las armas que usaba el fallecido Vazlo. Es un cañon portatil con artefactos mágicos incrustados.

No consigues determinar lo que hace el arma exactamente. Deduces que una parte es un gatillo con uso similar a armas de fuego que has visto en funcionamiento, no obstante al tratarse de un artefacto mágico de incierto poder o habilidad convendria un uso prudente del mismo.

Le pregunto a Domecq: "Quien va a quedarse con el arma, tu o yo?".

.-No me gustan estos trastos. Más de uno de los de las Islas se han quedado mancos usandolos, y este para colmo es magico-. Lo mira fijamente.

.-Yo no lo quiero-.

- Bueno, pues me lo quedo yo mismo. Espero que me dé buen resultado. ¿Vamos ya a la capital?

Todos estais de acuerdo en volver a la capital. Conforme avanzais por la ciudad se hace evidente que no hay muchos cadaveres a pesar de la devastación. Un ligero optimismo os recorre al pensar que probablemente la ciudad haya sido evacuada antes de que el ejercito de los muertos vivientes la invadiese. Queda más con vida de la civilización que lo que pensabais.

Saliendo de la ciudad por la puerta norte pasais justo delante de los restos de un establo. Sorprendentemente y casi puede decirse milagrosamente escuchais el relinchar de un caballo. Domecq sonrie y corre a ver...

Dos monturas quedan en el establo. Están intactos puesto que estaban pegados al unico pilar que quedo en pie.

Me acerco a los caballos amistosamente y intento montar en uno de ellos, y le digo a Domecq que intente lo mismo.

Se hacen con ellos sin problemas. Con las monturas la pareja de aventureros podría llegar más rápidamente a la capital y puede que incluso descansar y curarse antes del enfrentamiento con el ejercito de los muertos vivientes. Asegurarse de que llegan a tiempo antes de que esta sea destruida. El único problema es que Undina no podría seguir el ritmo y tendría que quedarse atrás.

- Undina, para no quedarte atrás, creo que es mejor que subas a mi caballo, que creo que aguantará el peso. Ánimo, valienta.

Se pondrá a prueba la resistencia del animal. Un corcel como el que tienen los aventureros lo pasara mal en un viaje como este, pero Ombra considera que es necesario.

.-Pero las manos quietas. No quiero jugar aun-.

Dice con malicia la mujer.

Pongo una sonrisa maliciosa ante lo de "las manos quietas", pero me portaré bien. La dejo subir a mi caballo y nos vamos rumbo a la capital.