- Rossie, querida dama, estoy malherido y necesito ayuda. Ayúdame y te serviré en alguna misión próxima. Por favor... - le digo con nerviosismo.
Rossie te mira y sonrie seductoramente .-¿El perrito obediente vuelve a mi servicio?-. Dice la mujer. Mientras te mira desde la plaza. Te mira con dureza desde abajo .-Ya encontrare algo en lo que puedas ayudarme ¡Pero deberas obedecer mis ordenes sin cuestionamiento!-. Dice con tono de voz severo. Alli abajo en plaza se desata la más temible batalla mientras Rossie parece tranquila .-¿Aceptas?-. Sientes un ligero escalofrio al darte cuenta de con quien te estas comprometiendo.
- Acepto sólo si se trata de una sola misión. No quiero ser tu siervo permanentemente. No me queda más remedio... ¿Aceptas con esto? - Me tiembla un poco la voz al decir todo esto...
La mujer no parece satisfecha, no obstante te dice .-Ellos te protegeran mientras dure el combate-. Sigue avanzando por la plaza en cumplimiento de sus terribles planes. Dos no muertos suben hasta tu habitación y se colocan junto a ti defendiendo la puerta.
Me quedo cerca de los muertos viventes, con el bastón preparado por si acaso. Espero que pactar con la diablesa no me salga demasiado caro...
Desde tu ventana ves como la batalla se declina hacia los no muertos. La banda de Varak cada vez más dábil acaba por ser superada. Varak el último de sus hombres resiste con heroica determinación.
.-¡Bastardos!-. Parte en dos a un no muerto con su temible hacha y luego a otro. Se le lanza uno y lo patea en la boca con violencia partiendole el mentón. Uno de los que le asediaban consigue apuñalarle en el costado y aun que se gira reventandolo con su gran arma otro le apuñala por otro lado.
El final de Varak es lento y agonico. Sufre varios ataques a traición hasta caer finalmente al suelo muerto.
Los soldados del Dragón Rojo se reagrupan y deciden salir de allí luchando en formación. Cuando consiguen a costa de muchas bajas escapar de la plaza se mueven huyendo de Vilevil.
Por último los aldeanos de Vilevil quedan abandonados a su suerte. Esto ya no es una batalla sino una ejecución. Los aldeanos son llevados como ganado para ser degollados y luego apilados en montones de cadaveres.
No has visto a Vazlo morir, pero si que ves su cadaver tirado en el suelo. En algún punto del combate debio caer. A la vista no parece estar Lourdes.
Los edificios comienzan a ser quemados. La ciudad esta siendo borrada del mapa por completo.
La masacre que acabas de contemplar puede pesar sobre tu conciencia, y si no lo hace es algo de lo que posiblemente compartiras responsabilidad por tu inacción. No te gustaría que se supiese tu papel en todo ello.
Aguardas a que todo acabe con cierta intranquilidad. Ante ti se desata un horror. Horror en la ciudad de los asaltantes.
Una lágrima resbala por mi mejilla.
"Espero que los dioses perdonen mi papel por esto" pienso.