Partida Rol por web

Será mejor ir y darle a patada en el culo , él no se dignará a bajar a menos que sea para seducir a una doncella como tantas otras veces . 

Comentó el dios de los sueños siguiendo el argumento de helios . 

-Es una buena idea, porfavor -dijo Hécate ante el comentario de Helios. Aunque se sentía inquieta por la idea, esperaba algo similar a que Zeus intentara derribar el carro con rayos o algo así.

Después de tanto tiempo viviendo en la oscuridad y entre las sombras la idea de surcar los cielos en un carrol de luz brillante me sobrecogía bastante. Además... ¿no seríamos mucho más vulnerables allí arriba? Pero teníamos que llegar al Olimpo como fuera y no podíamos perder demasiado tiempo.

- Así sea, llama a tu carro y plantemos cara a Zeus de una vez por todas.

Helios mira hacia el este y emite un silbido penetrante. Pocos segundos después, se oyen unos relinchos que retumban por todo el cielo. Allí, surcando la oscuridad de la tormenta, se presentan los poderosos caballos del carro del dios del Sol, posándose con suavidad ante su dueño.

Helios se sube con soltura y os invita con un gesto de la cabeza. En cuanto todos estáis, azuza a los caballos y emprenden el vuelo. Intentan superar las nubes oscuras, pero algo mágico parece impedírselo.

Unos truenos os amenazan. Como si de una visión se tratara, podéis ver los ojos de Zeus en las nubes, llenos de ira.

Tan pronto esa imagen desaparece de vuestras cabezas, un viento comienza a crecer, amenazando con convertirse en huracán. Poderosos rayos empiezan a descargar sobre vosotros, golpeando a uno de los caballos que, aunque resentido por el dolor, sigue cabalgando.

¡Yo no puedo combatir contra Zeus llevando el carro! ¡Protegednos y luchar contra sus rayos!

El viento que Zeus había invocado zarandeaba al carro sin compasión, y con él a nosotros.

Levanté mis manos para llamar a las sombras y que acudieran en mi ayuda, quizás ellas consiguieran formar un caparazón que nos permitiera seguir avanzando pero que contuviera el huracán que se estaba formando. No sabía si sería capaz de conseguirlo y más estando en las alturas, pero tenía que intentarlo.

Hécate procuró cubrir el carro con su escudo, afianzandose del mismo para mantenerse estable. Debía ser un pilar de su energía divina con toda su concentración, para detener un oleaje había necesitado ayuda, dudaba que pudiera contener ella sola los rayos de Zeus por mucho mas que uno o dos impactos.

Las sombras acudieron a Perséfone según las invocó. Éstas rodearon al carro y sus caballos, protegiendo a todos los que iban en él. Dejó un hueco para tener visión, pues si no perderían el rumbo.

Hécate convocó un escudo en las zonas de visibilidad que las sombras habían dejado, pero, como temía la diosa, tras un par de rayos, se hizo añicos. Ahora eran vulnerables por una zona.

A pesar de ello, los rayos no lograron detenerles. El poderoso escudo de sombras los desviaba todos y, gracias a ello, Helios consiguió llevar a salvo su carro hasta las puertas del Olimpo.