Los antiguos directores de los retratos miraban con expectación lo que entre aquellas paredes se decía y hacía. Miraban a un lado y a otro, preguntándose por qué Dumbledore estaba actuando de tal manera. ¿Y el Cáliz? ¿Qué hacía allí?
Phineas Nigellus resoplaba, y observaba al actual director de Hogwarts con algo de desdén, diciendo en voz baja de vez en cuando: “si en mis tiempos hubiera pasado algo como esto…” o “niños insolentes y profesores estúpidos”. Sin embargo, su rumiante palabrería comenzó a pasar desapercibida cuando el fénix empezó a entonar una triste melodía.
El profesor Dumbledore, los retratos de los anteriores directores y los allí presentes, miraron al pájaro ígneo, dubitativos. Fawkes no dejaba de menear la cabeza, como si estuviera al límite de sus fuerzas.
Durante el tiempo que había transcurrido en el despacho, el fénix había perdido plumas, que se habían ido depositando de manera suave alrededor del profesor Flitwick. El manto rojo y amarillo que lo rodeaba parecía un anillo de fuego suave.
En ese momento, el cáliz vibró, y todas las miradas se dirigieron a él. Dumbledore, con el rostro impertérrito, miró tanto al Cáliz como al pájaro. Asintió, comprendiendo lo que pasaba. Una lengua de fuego salió de la boca del Cáliz, y restalló en la mano del director, posando un chamuscado trozo de pergamino.
—Profesor Flitwick— murmuró el director Dumbledore, mirando al pequeño profesor de Encantamientos.
De forma repentina, el fénix soltó su último alarido y comenzó a combustionarse posado en el hombro del profesor Flitwick.
Una bola de fuego fue lo último que se vio en aquel despacho. Envolvió tanto al fénix como al profesor, y ambos desaparecieron dejando un pequeño montón de cenizas en el lugar donde había estado el enano.
Un leve gorjeo se escuchó entre el pesado silencio. Un polluelo escarlata asomaba su pequeña cabeza por entre las cenizas, esperando a que lo cogieran.
Comienza el turno nocturno ^^
Sirius se acercó con paso lento a ver cómo Fawkes parecía llevar consigo al último mortífago y un respiro de alivió salió de su boca. Se sentía muy bien saber que tenían un grupo menos de enemigos con que lidiar y que estaban un paso más cerca de salir con vida de esta fuerte crisis.
Suspiró profundo y miró a los integrantes de su casa con melancolía. Se sentía bien estar vivo pero habían tenido que pagar un precio muy alto, ya que personas importantes de su casa habían caído.
En ese momento, sentía un gran anhelo de convertirse en aquel perro negro, con el cual salvó su vida en Azkaban y planeó su escape, pero debía decir unas cuantas cosas antes de hacerlo.
- Ha llegado el momento de trabajar juntos, como institución y no como casa. Los peligros mayores han sido diezmados ahora, pero aún nos queda una preocupación más - señala a Luna - la señorita Lovegood trajo a un asesino confeso de vuelta a la vida solo por terquedad de su parte, hecho reprochado por todos los presentes, pero que no le ha servido de aprendizaje a la estudiante de Ravenclaw. Por el contrario, ha llenado su ser de una inseguridad falsa. En Gryffindor sabemos bien que Dobby es el nuevo inquisidor pero él ha confesado ser fiel a la casa y no permitirá que Lockhart pueda cumplir los deseos egoístas de esta niña. Hablo por él como un miembro más de Gryffindor que quiere la libertad de los inocentes - se detuvo por un momento y prosiguió.
- Por esto, pido al señor Salazar Slytherin y a toda la casa que nos comprometamos a ir por el profesor Gilderoy Lockhart en las siguientes votaciones. Así, podremos salir. Dobby prometió entregarse después de esto - lo mira con rostro triste, ya que sabía eso qué implicaba para el pobre elfo doméstico.
- Creo que hacer caso a su petición es la única manera de honrar su valentía, pero está en todos decidir si hacer caso a mis palabras o no. Espero que la respuesta sea afirmativa -.
Al igual que Sirius se acercó a las cenizas del que una vez fue un compañero y de ellas recogió al polluelo de ave fénix, acariciándolo con expresión triste. Esta vez no era una mueca falsa y forzada, era una apariencia derrotada, cansada y castigada por todos los sucesos.
- De nada sirve para nadie que haya intentado redimirme, ¿verdad? ¿Como podéis vivir con semejante falta de compasión? - negó con la cabeza con gesto desdichado antes de depositar suavemente al pájaro en el lugar que le correspondía -. Qué más, da, puestos a morir. Habéis malinterpretado muchas cosas, demasiadas. Para empezar, Luna esta mañana me ha confesado en privado que a pesar de mis buenos actos no podría salvarme. ¿No significa nada para vosotros? Y vuestro elfo no es mejor que yo, pues sugiere matar a Cho Chang esta noche quien ha hecho muchas cosas por intereses de vosotros, que os creéis tan buenos y nobles como los que más. No creo que ni el elfo ni yo vivamos para ver el nuevo amanecer... - se acercó a la ventana del despacho, dando la espalda a todos los presentes para acercarse a otear la oscuridad exterior, mucha más inocente que la que estaba oculta en las profundidades de aquel castillo -. Planead lo que queráis, ya nada va a cambiar el resultado.
Cuando todo estaba ya tan claro, aún se discutía, no pudo evitar negar con la cabeza con cierta decepción.
- Si la señorita Chang tuviera a bien azuzar a su perro contra el señor Lockhart, mañana todo acabaría en las votaciones, tras las que el cáliz no tendría reparos en consumir a ese sucio y - miró a Sirius - "valiente" elfo - claramente refiriéndose a Dobby - esto habría acabado y todos podríamos volver a casa - aseguró
- Dobby solo ha dado un nombre para que no mates a más gente sin ton ni son. Los malos aquí son Dobby, Lockhart y quien mata a su antojo... Porque querías matar a la mujer de rosa? Que ha hecho ella sino, de momento, decir verdades. Dobby no es estúpido. DOBBY ES UN ELFLO LIBRE.
- Es valiente, ya que nunca negó su puesto y aceptó sacrificarse. La valentía no solo se mide por tu procedencia, sino por tus decisiones y él decidió esto - sonaba triste, ya que no quería eso para Dobby.
- Creo que eso es algo que también usted, Dolores, puede entender -.
Desde que se refugiara en Hogwarts, y esta se vio invadida por el enemigo. El señor Ollivander siempre había luchado para que el mundo magico prevaleciera a toda esa oscuridad. Aún era de noche, pero el sol despuntaba por el horizonte, no osbtante las tinieblas nublaban sus sentimientos, su corazón y teñían su alma. Mucho habían perdido y mucho habían tenido que hacer con tal de servir al fin correcto. En esa guerra en defensa de lo que hay de bueno sobre la tierra de los brujos unos habían dejado en ello su vida... otros su reputación, su honor y su tranquilidad para los días que les quedaban en su futuro.
El fabricante de varitas apoyaba completamente forjar una alianza con aquellos que de cada casa que estuviesen dispuestos a trabajar por poner punto y final a cualquier vestigio de corrupción. Pero mientras hablaban estaba sentado en un sillón, cabizbajo, sombrío, escuchando cada cosa que se decía, y carcomido por la tristeza y por aquellas voces que resuenan en nuestra cabeza a pesar de que los hechos no solo eran justificados sino además... necesarios.
-Estoy, y sin que sirva de precedente, de acuerdo con vos Lord Black. Y no Lockhart ¿Redimirte? ¿Por qué no atacasteis a Flitwick tal y como sugirió el joven Crabe? Nos hubiéramos ahorrado tiempo y peligros.
Dobby intervino y sus palabra llamaran la atención de Slytherin.
-¿Matar a la mujer de rosa? Ya vemos entonces como está la situación. Este es el momento de que se demuestren las lealtades. Sí Lady Chang puede asuzar a su animal también esta noche debe hacerlo contra Lockhart. Al día siguiente decidiremos el destino del elfo. Sí esto no se hace así, quizá deberíamos votar a Lovegood mañana, para poner las cosas en su sitio.
Cuando las llamas consumen al elfo, no puedo evitar dejar de sentirme mal por haber tenido que poner el nombre del profesor en el caliz. Llevarse una vida a pesar de representar justicia, no deja de ser un modo de asesinato. Otra cosa que lamento es que a pesar de su comprobada malignidad, hasta el final el pequeño profesor no intentó arrepentirse de sus actos impíos.
Escucho a mis compañeros hablar y luego palabras de magos de otras casas - Es como dice Monsieur Sirius Black- lo miro y asiento a sus palabras- Hoy más que nunca debemos demostrar que podemos ser uno. No queda nadie más en esta sala a quien ajusticiar. Salvo dos personas. - miro a Monsieur Lockhart, mi rostro se contrae en una expresión de tristeza- Monsieur Lockhart, a pesar de ser un mago que ha buscado redimirse, a pesar de su apariencia bella y de su actitud colaboradora... debe de marcharse. Es antinatural que esté caminando entre los vivos cuando usted ya ha... dejado este mundo. Para que podamos estar tranquilos, lamento decir que usted debe marcharse también y no hay nada que podamos hacer. Creo que usted eso ya lo sabe. Y dado de que todos en esta sala hemos oído la confesión de Madamoiselle Chang, creo que esta noche no tiene a nadie más a quien ajusticiar salvo a Monsieur Lockhart, porsupuesto.
Miro a Madamoiselle Lovegood y a Monsieur Slytherin - Dobby es un gryffindor y como tal, ha decidido enfrentar su condición como lo haría uno de su casa. Ha sido el primero en aceptar su nueva naturaleza, la vileza que petit Crabbe le hizo no lo ha privado de su buen corazón y fue el primero en sugerir que introduzcamos su nombre en el caliz en las siguientes votaciones. Tal como les ha dicho él mismo hace poco.
Suspiro, estoy realmente acongojada por todo lo que ha sucedido las últimas noches - Descansemos y lloremos a nuestros amigos caídos y a nuestra familia desaparecida allá afuera de estas paredes. Esta noche, Monsieur Lockhart debe marcharse a la tierra de los muertos a donde ya pertenece. Y en las votaciones de mañana, el nombre de Dobby irá en el caliz. - me acerco al elfo y lo abrazo fuerte. Sin duda es el más valiente, el más leal y el que tiene el corazón más grande de la sala. Una lección que quizás todos los magos del mundo deberían aprender y seguir. La nobleza no tiene precio, pero esta noche si tiene nombre y es la de un elfo libre.
- De no ocurrir así, sugiero que votemos a Monsieur Lockhart mañana y al valiente elfo libre Dobby, nuestro amie, en las siguientes votaciones. -me llevo la mano al pecho, me ha dolido decir lo que he dicho.
Como siempre, sentada frente al fuego, sin intención de alzar la voz más allá de lo meramente necesario para ser escuchada por encima del cripeante chispear de las brasas, rebato las indicaciones por una evidencia plausible.
- Si el perro mata a Lockhart, no habrá nadie que controle las acciones del elfo. Lockhart está ligado a la voluntad de quién lo resucitó. El elfo, no. -
- No. El perro matará al elfo, y en las votaciones terminaremos con los últimos escollos que quedan del mal en estos muros1 -
1: He estado Out el finde y no he podido leer las escenas hasta hoy. Determiné el objetivo antes de irme, (y por tanto antes de leer que debo atacar a Lockhart) y hoy ya no lo puedo cambiar, sorry :S
El profesor Dumbledore alzó una mano silenciosa. Los miró a todos con cara apesadumbrada y señaló con un dedo fino y largo hacia la ventana. Las sombras comenzaban a ganar a la oscuridad.
Es la hora, pensó el director.
Mientras todos los que habían sobrevivido hasta el momento se alejaban del despacho del Director para ir a la comodidad de sus Salas Comunes, Dumbledore cerró la puerta, mirando al último de los que se iba. Se giró cuando Fawkes emitió un lamento, como si supiera lo que iba a ocurrir después.
El director asintió. El fénix tenía razón. Todo volvía.
—Ya vienen— murmuró Phineas Nigellus, como si fuera un reproche.
Dumbledore se limitó a asentir.