Partida Rol por web

Tras la última intervención de Hermione, Bellatrix se había quedado en silencio y pensativa, escuchando la discusión sobre Tom que tenía lugar en la Sala de los Menesteres. Tan sólo podía dedicar miradas a la pequeña, cuando lo que le gustaría es acercarse a ella y acariciar sus cabellos mientras susurraba palabras tranquilizadoras. Le costaba reconocerse a sí misma en esos sentimientos, pero hacía tiempo que ya no se molestaba en negarlos. Al menos en su interior. 

La noche había sido larga y toda su atención había estado en proteger a Hermione. Al llegar a la Torre de Astronomía y tras dedicar una mirada de desdén a Dumbledore, buscó los ojos de la pequeña y sus labios se curvaron suavemente en una pequeña sonrisa. Ya sabía que estaba bien, pero verlo con sus propios ojos hacía que la mañana fuera mejor. 

- No me gusta que el ruso y el teñido hayan abandonado mi estación. - Manifestó tras varios segundos en los que simplemente miró a la pequeña a los ojos, tratando de transmitir en su mirada todo lo que le gustaría decirle. Frunció el ceño tras esas palabras. - Temo que alguien los haya levantado con alguna magia que le permita tenerlos como esclavos y guardaespaldas. Y siendo uno un gran protector y el otro un asesino... ¿Quién sabe qué podría hacer esa persona con tanto poder? ¿Crees que pueda haber sido la niñata de las gafas raras? - Preguntó, echando un vistazo a Sirius increpando a Luna. 

Suspiró quedamente, parecía más apaciguada que de costumbre. - Tom y mi sobrina han llegado a la última estación. Anoche alguien atacó a mi otro sobrino, Draco, pero Lord Slytherin pudo salvarlo. Las cosas parecen complicarse, pero mientras pueda protegerte por las noches, al menos nosotras estaremos bien. - Terminó, antes de quedar en silencio de nuevo. 

Y tras varios segundos volvió a hablar, expresando un pequeño deseo sin darse cuenta. - Ojalá pudiéramos vernos lejos de todas estas personas y del viejo verde que nos espía. - Miró a Hermione y ladeó la cabeza al hacerlo. - ¿Qué tal has descansado tú esta noche?

- Mal. -Contestó ante la última pregunta de Bellatrix, aunque no pudo evitar sonreír al escuchar los deseos de Bellatrix de estar a solas. Ojala acabase todo pronto para poder estar juntas.- Hay mucho caos. Muchas cosas que no concuerdan... -Clavó su mirada en Ollivander, y continuó hablando.- Siempre creí que era de fiar, sobretodo porque nos ayudó, pero... ha intentado tergiversar información. Me dijeron que no me fiara de tí porque aquí el espía -frunció algo más el ceño sin apartar la mirada del anciano- dijo que me ocultabas información. Pedí explicaciones, ¡y lo único que recibí fueron tonterias! Que si a pesar de que yo había pedido que delatase a Tom tu luego habías acusado a Ollivander de traidor, que si me habías obligado a observar a Tom... -su mirada se apartó del señor Ollivander y miró a Bellatrix, esta vez algo más relajada- Por supuesto que aclaré todo eso. Fue tu idea que Ollivander delatara a Tom. Y nunca le llamaste traidor, a Ollivander. Ni me obligaste a hacer nada... ¡Es de locos! -Volvió a mirar a Ollivander y esta vez se dirigió a él.- Tenías toda mi confianza, de verdad que la tenías, pero empiezo a dudar de ello. No me gusta que se cuenten medias verdades, y tú, con respecto a nosotras, es lo que has hecho.
 

Bellatrix escuchó las palabras de Hermione y miró al fabricante de varitas sorprendida y ladeando la cabeza. - Vaya. Pensaba que la niñata de las gafas era la que estaba tergiversando al hablar mal de él. Pero tal vez no se equivocaba demasiado y el tallavaritas es un liante... - Sin embargo, a pesar de que las mentiras que parecían haberse estado contando sobre ella en cualquier otro momento la habrían enfadado, o quizá divertido, nunca se sabía, Bellatrix no pareció darle demasiada importancia. 

Apartó los ojos de Ollivander y buscó la mirada de Hermione frunciendo el ceño. - Lamento que te hayan puesto las cosas difíciles. Pero olvídate de él por un momento, tengo algo importante que contarte. Ha... pasado algo. - Suspiró y volvió a mirar al hombre antes de devolver sus ojos a los de Hermione. - Hace un rato me ha pasado algo. Algo que podría ser bueno para nosotras, pero de lo que sería terrible que los demás se enterasen. - Se mordió el labio, como buscando las palabras. Una forma de decirlo sin llegar a decirlo. Deseaba en ese momento más que nunca librarse de los oídos espías. - Parece que algunas muertes traen consigo consecuencias. Para las dos. - Terminó haciendo una mueca y bajando la mirada hacia su antebrazo izquierdo. Finalmente la levantó de nuevo, buscando los ojos de la pequeña. - No podemos confiar en nadie. En nadie. - Repitió mirándola con seriedad. - Todos, absolutamente todos, se volverán en nuestra contra.

Cuando entendió a lo que se refería Bellatrix sintió que su cabeza daba vueltas. Parpadeó repetidas veces, tratando de concentrarse para no caer redonda al suelo. Todo se había terminado. Estamos perdidas.

Había confiado tanto en poder cambiarla... Ya lo estaba viendo, estaba sintiendo el cambio y sin embargo... no necesitó esfuerzo alguno que volviese a las andadas. Y lo había reconocido. Durante un segundo, una mueca de horror se reflejó en su rostro. Y a pesar de que miles de pensamientos se cruzaban en su mente a una velocidad vertiginosa, fue incapaz de decir palabra.

Bellatrix estudiaba el rostro de Hermione en la distancia y empezaba a ponerse nerviosa ante las emociones que veía reflejadas en él. Sin embargo, lo peor fue la decepción que sus ojos traslucieron y que fue como un golpe para Bellatrix. Apartó la mirada tomando aire lentamente, para recorrer la sala parpadeando rápidamente.

- No quería decírtelo delante de él. Si ya hablaba mal de nosotras sin motivos... - Dijo con un hilo de voz. Sabía que era una locura haber confesado así mientras las espiaban. Era una locura y un suicidio. Nunca le habían preocupado demasiado ninguna de esas dos cosas, pero no quería que a Hermione le pasara nada. Y sin embargo, al contárselo la estaba poniendo en más peligro del que habían corrido hasta el momento. Bajó la mirada y sus ojos se detuvieron en sus pies. - Pero necesitaba decírtelo a ti.

Negó con la cabeza lentamente, dándole a entender que no se preocupase. Aquello era difícil de asimilar y aún le estaba dando muchas vueltas a la cabeza, no era fácil, pero tenían que moverse rápido, por el bien de las dos.

Miró a Bellatrix, clavando su mirada en la de ella de manera intensa, tratando de que ella le prestase toda la atención posible, y después, dándole la espalda a Ollivander*, miró a Sirius y guiñó un ojo. - Ya. -Su tono era imperativo y reflejaba urgencia. No sabía si en el Mundo Mágico habría un juego similar, pero entre los muggles era bastante común uno de cartas llamado Mafia, en el que los asesinos mataban a sus víctimas guiñándole un ojo.

Los ojos de Hermione capturaron los de Bellatrix y la mujer se mantuvo en silencio mientras seguía los movimientos de la pequeña dándole la espalda a Ollivander. Ese gesto le sacó una pequeña sonrisa de orgullo y siguió su mirada durante un breve instante antes de volver a mirarla a ella. No dijo nada al respecto, simplemente asintió muy levemente con la cabeza. 

Y durante ese breve instante en que sus miradas se cruzaron y Bellatrix dudó, su voz resonó firme en la cabeza de Hermione. - No sirve de nada que me siga escondiendo cuando el viejo verde ya me ha delatado. A estas alturas deben saberlo ya en todas las Casas. Perdóname. - Y tras un breve suspiro, siguió hablando en la Torre de Astronomía. Un instante antes de lanzar el hechizo a Dumbledore, volvió a hablar con la pequeña. - Tal vez así tengas una oportunidad. Reniega de mí ante todos. Pídele a Luna que te traiga de vuelta. Saldrás adelante tú sola, eres muy inteligente.

- ¡¿Por qué?! -Exclamó mentalmente.- Aún teníamos alguna posibilidad, ¡no tenían por qué creer a Ollivander! En Gryffindor intenté hacerles dudar de él. Hoy le observaría y destaparía que en realidad no es trigo limpio como él intentaba hacernos creer. Sirius te observaría a ti, y no revelaría que te volviste mortífaga, ¡porque está corrupto! Por eso te dije que le atacárais...

Alzó los brazos en un gesto de impotencia y luego se llevó ambas manos a la cabeza.

- No puedo renegar de tí... -Habló más suavemente, derrotada.

Las palabras de Hermione tambalearon la firmeza del corazón de Bellatrix. ¿Habría actuado de forma diferente si lo hubiera sabido antes? Probablemente sí, habría seguido esforzándose por callarse la boca en lugar de decir lo que pensaba en cada momento. Pero con el tallavaritas espiando todos sus movimientos no habían podido hacer otra cosa que tratar de conseguir lo mejor cada una por su cuenta. - L-lo siento. - Su voz sonaba titubeante ahora. - No veía salida para nosotras y pensé que lo mejor para protegerte era librarte de mí. - Respiró entrecortadamente. - Deberías hacerlo, por mí. Quiero que al menos tú te salves. 

Negó con la cabeza lentamente, restándole importancia.

- Yo tampoco vi salida, de hecho... -sonrió- ni siquiera creo que mi idea hubiese servido para mantenernos a salvo durante mucho tiempo. Tan solo un poco más. Y la cosa se iría poniéndo más y más fea y acabarían señalándonos.

Cerró los ojos, relajándose al notar la mano de Bellatrix en su pelo.

- No me voy a salvar, sabes que no lo haré. No penso dejar que pases por eso tú sola...

Bellatrix sentía cómo se apaciguaban sus ánimos con el contacto de la pequeña. Su mente parecía aclararse un poco y se aferró a la única pequeña esperanza que vio. Mientras esperaba la respuesta de Ollivander no soltó a Hermione en ningún momento.

- La vieja chocha va a morir esta noche. Y supongo que después iremos nosotras, pues Ravenclaw parece mover masas ahora mismo. Pero tú volverás. Haré lo que sea necesario para ello.

Hizo una pequeña pausa y la apretó un poco más contra sí. - Pero escúchame, pequeña, esa niña rubia de las gafas horteras no es de fiar. Ahora intenta despistar, pero su esclavo le dijo al gordito que ella no le permitía atacar a nadie de su casa, fueran asesinos o no. Sólo le permitía atacarnos a ti o a mí. Puede que levante también a mi sobrino y entonces Ravenclaw tendría el control de todos los asesinos. Cuando vuelvas... No confíes en ella. 

Bellatrix buscó con la mirada a Hermione al llegar a la lechucería y sin sentir ya la necesidad de esconderse caminó hasta su lado. 

- Algo ha fallado con Sirius, pequeña. No se ha unido a nosotros y tampoco ha muerto. Supongo que nuestro querido espía se habrá encargado de impedirlo. - La mujer se encogió de hombros y acarició los cabellos de Hermione. - Cuando llegues a mi estación no debes tener miedo, pues estoy segura de que pronto te sacarán de ella. Haremos el viaje de ida juntas.

- Sí... Tuve un pequeño fallo. No recordaba que Sirius estaría protegido. Me dejé llevar. -No pudo evitar, no obstante, mostrar cierto alivio. Había intentado sacrificar al padrino de uno de sus mejores amigos por protegerla a ella, pero ya de nada servía, por lo que el hecho de que Sirius hubiese pasado la noche en perfectas condiciones, y sin haber cambiado de bando, era una buena noticia.- No me preocupa la muerte, no mientras estemos juntas. Y no me importa si no me traen de vuelta, de poco serviría, dudo que aún así creyesen mi palabra.

Sus brazos rodearon el de la Slytherin, mientras posaba su cabeza sobre el hombro de ella.
- ¿Crees que Luna se saldrá con la suya?
 

Bellatrix no soltó a Hermione en ningún momento, y todavía con la mano sobre sus cabellos asintió levemente a sus primeras palabras. - No te preocupes. No creo que Sirius nos hubiera sido de ayuda a estas alturas. 

Suspiró y su mirada se afiló al contemplar a Luna. - Me temo que sí lo logrará. ¿Quién va a pararle los pies? Tiene el control de los inquisidores y seguramente la oriental está de su parte, atacó a mi hermana esta noche a pesar de saber que era inocente. Si consigue convencer al medio duende podría tener también el control sobre los mortífagos. No quedará nadie para detenerla, será cuestión de tiempo. Sólo espero que no se le ocurra levantarme como su esclava. - Miró a Hermione y ladeó la cabeza. 

- Cho definitivamente debe estar de lado de Luna. Es fácilmente influenciable... -Ravenclaw había demostrado ser una casa realmente poderosa. Los dones de sus miembros eran realmente peligrosos, y si a eso le sumamos la inteligencia característica de cada uno...- Yo también temo que Luna pueda revivirte. A mi sé que no, no le sería útil... Tú sin embargo, le garantizarías el poder que le falta.

La idea le causaba repulsión. En vez de tratar de acabar con los asesinos, lo único que trataba Luna de hacer era usarlos de títere para su propio interés. Era aún peor que los propios mortífagos e inquisidores.

- Ojalá todo hubiese sido de otra manera... -se giró hacia Bellatrix y abrazándola, enterró su cara en el cuello de la Slytherin.

- No debes temer, pues no te voy a dejar sola. El viaje será largo y te sentirás extraña... Pero estaré contigo todo el rato. - Aseguró Bellatrix mientras abrazaba a la pequeña y acariciaba sus cabellos. - Y mi hermana te sacará de la estación mañana, ha dado su palabra. Siempre que no vuelvan a intentar atacarla. - Añadió, haciendo una pequeña mueca con la boca. 

La mujer suspiró, sin prestar atención a nada de lo que sucedía fuera de la frágil burbuja que constituían ella y la pequeña, tan sólo concentrada en disfrutar de poder estar a su lado los últimos minutos, poder sentirla cerca y poder acariciar sus cabellos o sus mejillas. Su ansia por proteger a la niña crecía, centrando su mente y permitiéndole algunos minutos de claridad. Finalmente posó sus labios en su frente, besándola con una dulzura extraña. ¿Cuándo había sido la última vez que había besado a alguien? Ni siquiera lo recordaba. Pero tampoco le importaba demasiado en esos momentos. 

Las enamoradas han caído. La muerte rompe todo vínculo.

Esta escena se cierra :)