Partida Rol por web

Estar en la costa habia sido una buena idea, al menos en cuanto a comida se referia. Tambien tenia la desembocadura del rio, asi que podria conseguir agua en caso de necesitarla. Aun asi, a pesar de que tengo "casi" todo lo necesario. Me siento vacia, sola, abandonada. Solo el ruido de las olas acompañan mis pasos. Como si fuera la ultima chica en la tierra. Aunque de solo pensar que a pocos metros de mi, esta la zona peligrosa, me entran escalosfrios y solo quiero abrazarme a mi misma y dejarme caer.

-Si muero, espero que los que se salven en verdad valgan la pena- aunque ya ni sabia quienes estaban vivos, solo cuando anunciaban un muerto y borraba el nombre de mi mente. Era mas facil asi. Pero estaba segura que tuvieron que haber matado a alguien, tuvieron que haber traicionado a algun amigo... ¿Yo habia traicionado a Mai? Podria haber mirado por sobre mi hombro, ayudarle...

Antes que la culpa siguiera carcomiendome, me levante y empece a buscar leña. Si me quedaba quieta empezaria a pensar y luego no podria volver a levantarme.

Conteta de que tenia leña suficiente y comida. Realice otra vez la labor de encender fuego. Ya me habia resultado la ultima vez, asi que con suerte me volveria a funcionar. Lo mejor seria mantener algunas brasas siempre encendidas para que no deba prender fuego con este sistema. Mis manos no son duras, son mas bien debiles y suaves, asi que debo tener cuidado si no quiero lastimarme.

Busco ramas delgadas y delgados filamentos para provocar una pequeña llama. Y comienzo a frotar un palo con otro, uno de ellos acostado en el suelo teniendo el "combustible" en la punta. Era un trabajo repetitivo, aburrido y cansador, pero que me servia muchisimo. Tanto en mi sobrevivencia como para mi mente.

Una vez que tuviera fuego, cocinaria todos los crustaceos, pues de seguro se pondran malos si no lo hago. Y luego... luego esperaria a que tuviera suerte o que mi destino me llegase. Quizas usando el humo pueda atraer a alguien, llevarlo a la zona peligrosa... No, hacer eso seria lo mismo que matar a sangre fria. No lo hare.

Las manos me duelen y los brazos se niegan a continuar. Miro al madera con frustracion, apenas esta algo caliente. Parece que por el momento no puedo hacer fuego. La proxima primero preparo el fuego y luego consigo el alimento. Dejé la leña bien al rayo del sol, para que se secara y pudiera luego hacer una fogata.

Me sente en la arena, frotandome los brazos y mirandome la manos. Tenia muchisimas ampollas. Me di cuenta que todo mi cuerpo estaba lleno de cortes, moretones y sucio. El agua del mar seguro me haria doler, pero me desinfectaria algo. Asi que me meti en el agua, ignorando el picor que me generaba, dejando que me limpiara. Despues sali de alli, sentandome en la sombra. Pensando, en mi familia mas que nada. ¿Se preocuparian por mi?

No se si paso mucho tiempo o poco, pero empece a sentirme melancolica. Asi que me levante y volvi a donde tenia toda la madera y los utencillos para encender fuego. Me arrodille en la arena y comence otra vez mi labor. Ignore los dolores, aunque casi deseaba parar pues me latian las manos y las fuerzas se me iban de a momentos. Pronto la transpiracion corria por mi frente hasta mis ojos. Respire ondo y volvi a hacerlo imprimiendo mas velocidad, lo estaba haciendo casi con furia, dejando que mi rabia y frustracion fueran el combustible que le hacia falta a mi cuerpo.

-Tanto esfuerzo y tal vez mueras en unas horas- me dije con una sonrisa-. Pero al menos sere mejor que todos ellos- y no me estaba refiriendo a mis "compañeros", sino a los que habian armado toda esa ley.

La noche había pasado y la mañana me sorprendió. Los crustáceos sirvieron para darle un poco de energía a mi maltratado cuerpo que aunque no era suficiente, me bastará de momento. 

Escucho el comunicado y el pitido de mi collar. Atemorizada ante mi posible muerte inminente, me levanto, cojo las cosas, relleno la botella con agua y me dirijo rápidamente hacia el poco espacio de costa que queda aún sin peligro.

Poco a poco nos van cerrando el camino y soy consciente de que o me muevo o moriré como Mai.

Con esfuerzo conseguí ponerme a salvo saliendo de las zonas de peligro y llegando al extremo izquierdo del mapa. 

Me senté para descansar un momento y comencé a repasar el mapa. Si no se encontraban los demás y se mataban entre ellos, estaría muerta al siguiente aviso, puesto que me estaba encerrando sola. 

Lamentando dejar el sustento que me daba la playa en cuanto a alimentación se trataba. Me levanté y emprendí de nuevo mi travesía hacia el sur en busca de una ruta un poco más despejada de peligro. Para ello tuve que regresar a una zona que de un momento a otro se convertiría en peligro inminente para mi, pero no podía parar, necesitaba alejarme todo lo que pudiera.

Tras unos minutos descansando,bebí un poco de agua de la que aún llevaba y continué mi camino hacia zona segura, rezando y pidiendo al cielo no encontrarme con ningún otro superviviente.

La noche cayó sobre mi como si de un telón se tratase. Me senté en una roca a la orilla del río y bebí agua lentamente. Estaba muerta de sed, pero si me dejaba llevar me podría dar algún cólico o algo así. Por lo menos mi madre y mi profesor de gimnasia en mi antiguo instituto siempre lo decía "No bebas de golpe por muy sedienta que estés".

Rebusqué en mi mochila pero no me quedaba ningún crustáceo ya para comer. Desanimada busqué a mi alrededor intentando encontrar algo que llevarme a la boca. 

Es de noche ya, la temperatura es cálida. Me acurruco junto al tronco de un árbol y decido descansar un par de horas antes de seguir camino.

-Espero no quedarme dormida mucho tiempo o estoy muerta-.

Tendré que moverme bastante pues mi posición y el camino que debo hacer hasta ponerme a salvo se convertirá en zona de peligro, pero no podré llegar muy lejos si no descanso un poco. Con el agotamiento físico y mental se hace difícil dormir, estoy tan cansada pero sé que debo permanecer alerta. En mi cabeza se agolpa todo lo sucedido.

-Maoko... Mai...-

Las lagrimas amenazan con brotar, pero rápidamente aparto mis pensamientos sobre ellos. 

-No, Aiko, no... Aún quedan 3 compañeros más y no sabes si ellos mataron a todos los demás... No te rindas, debes descansar un rato para coger fuerzas, escapar de esta zona y esconderte hasta que todo acabe.-

Observo el cielo pensativa.

-¿Y si ellos tres están aliados y me están buscando?-

Ante ese pensamiento mi cuerpo comienza a temblar y observo a mi alrededor paranoica. Pasado un rato, me abrazo con fuerza las rodillas y poco a poco concilio el sueño, un sueño intranquilo, cargado de pensamientos, sentimientos de culpa y tristeza.

Estoy acurrucada contra un árbol. Tengo un sueño intranquilo, no paro de moverme y sudar...

-¿Hola?, ¿Mai?-

Camino lentamente por un oscuro y frío corredor. Me recuerda ligeramente a uno de  los pasillos del internado pero más lúgubre y frío. Algo dentro de mi, me dice que esto debería estar abarrotado.
Busco a mi amiga, abro y cierro puertas esperando encontrarla detrás de alguna, maquillándose o probandose alguno de sus modelitos.
Por alguna razón no hay nadie aquí. Algo está mal, nada está como lo recuerdo. El lugar parece vacío y abandonado. Sin vida.
La urgencia se apodera de mi ser y comienzo a moverme más rápido.

-¿Mamá?-

La imagen de mi madre se encuentra al final del pasillo. Me dirijo hacia ella, intento abrazarla pero algo invisible me separa de ella, noparece oirme, no habla, no puedo tocarla.

-MAMÁ ¿QUÉ ESTÁ PASANDO?, Tengo miedo...-

Ella sigue ahí de pie, mirándome y señala una puerta a mi lado, que minutos antes no estaba ahí.

-No entiendo nada, ¿Dónde está Mai?, ¿Dónde están todos?. MAMÁ ¡¿QUÉ PASA?!.

Ante la indiferencia de mi madre y observando la insistencia al señalar la puerta, decido abrirla lentamente.
Al otro lado me espera lo que parecen ser rocas rojas, mar y un atardecer tormentoso.

-¿Qué es esto?-

Me giro para dirigir mis palabras a mi madre pero ella ya no está allí.
Lentamente camino hacia el nuevo destino al que ella me ha guiado, observo a mi alrededor... Lo que encuentro hace que despierte de golpe.

Abro los ojos lentamente esperando encontrarme en mi cuarto, esperando que todo sea un mal sueño. Pero me encuentro en la completa oscuridad, con mi árbol como resguardo.

-Dios, no... ¿Por qué?...-.

Las lágrimas brotan sin control derramándose por mi sucio y sudoroso rostro.
Las imágenes del sueño no se borran de mi cabeza. Sobre las rocas los cuerpos despedazados de mis amigos y compañeros. El agua del mar teñida de rojo con su sangre y restos.

No dejo de repetir "¿Por qué?".

Después de un rato llorando, hipando me dirijo a tientas hacia la orilla del río y lavo mi rostro. No ayudaré a Mai quedándome dormida esperando a que me maten, debo continuar por ella y por el resto que han sido brutalmente asesinados.

-Conseguiré llegar, por todos ellos-.

Bebo un poco de agua y vuelvo a rellenar mi botella. Es hora de moverse.

Aún derramando lágrimas en silencio, retomo mi camino hacia zona segura. Aunque he descansado y dormido lo que creo que han sido unas pocas horas, mi paso es lento y torpe. Procuraré salir de esta zona pero sin perder  el suministro de agua que me otorga el río.