Partida Rol por web

Más cerca ya de ponerme a salvo, descanso unos minutos a la orilla del río. Me siento, bebo agua lentamente y vuelvo a rellenar mi botella.

La escena sangrienta de mi sueño junto a la realidad no dejan de atormentarme. Tiemblo ligeramente ante la cruda realidad. Sola, en peligro, indefensa en medio de una isla y a pocas horas de morir.

Rezo con todas mis fuerzas las oraciones que mi madre algún día me enseñó. Y espero un poco más antes de volver a moverme. Necesito descansar, las piernas me duelen un poco.

Reviso los frutos que encontré hace horas. Los lavo a la orilla del río, bebo agua y vuelvo a rellenar mi botella. Cojo uno de los frutos y continúo camino hacia zona segura. 

El moverse se hace difícil, no es lo mismo que hacerlo a la luz del día. La fruta no es de las mejores que he probado, pero sirve para calmar el apetito.

Al llegar a mi zona de salvación. Verifiqué que no hubiera nadie y caí rendida al lado de un arbusto. 

Estuve dormida o inconsciente durante lo que parecieron horas. La mañana me sorprendió y con ella el anuncio de las nuevas zonas en peligro.

El resto de mis compañeros sigue con vida, lo que me alivia pero a su vez me asusta. En pocas horas moriremos todos si nadie hace nada.

-¿Qué hago ahora?-

Desesperada me levanto y comienzo a dar vueltas en círculos sin saber muy bien qué hacer o hacia dónde ir. Tengo la boca pastosa. Bebo lentamente mi botella de agua hasta vaciarla por completo y me acerco al río para rellenarla.

-Mai... ayúdame... ¿Qué debo hacer?-.

Mientras decido qué hacer a continuación, me siento en la orilla del río, me quito el calzado y pongo mis doloridos pies en remojo.

-Podría beberme el cianuro y acabar con todo esto, al fin y al cabo, ¿qué clase de vida me espera después de esta masacre?-

Considero esa idea por un momento, pero la rechazo pasado unos minutos.

-Pero... No lograría absolutamente nada con eso. ¿Y si los tres compañeros que aún quedan con vida son asesinos?... Ellos no han tenido la culpa de estar aquí, todos somos inocentes, pero... ¿Y si por la estúpida idea de sobrevivir han acabado con el resto?... No... Si vamos a morir, lo haremos todos. Mai merecía vivir, Mao también, junto con todos los demás... O todos o ninguno-.

Al cabo de un rato, decido buscar algo de comer, quizás sea mi último desayuno.

Encuentro varios frutos comestibles que tienen una pinta deliciosa. Animada por mi hallazgo, decido moverme hacia un templo que observé a lo lejos mientras buscaba.

-Es un buen lugar para terminar.- pienso mientras me encojo de hombros.

Recojo mis cosas, relleno la botella de agua, guardo un par de frutos para luego y me dirijo hacia allí tranquilamente.

Camino lentamente hacia el templo.

Mi collar ha comenzado a emitir el terrorífico pitido.

-El final se acerca-, pienso para mí.

Imágenes de Mai mirándome antes de que su collar estalle me atormentan, pero debo continuar, mi objetivo es el templo. Y hacia allí me dirijo.

Perdí demasiado tiempo descansando, me dormí y las horas se me han echado encima.