Partida Rol por web

Eso no es cierto. Sargento, no confunda valor con estupidez. habrá tiempo de vengarse de esos cabrones herejes, pero hemos de seguir vivos.

Bueno, pues espera que te echo un vistazo. En menos de dos horas ya había perdido la cuenta de los remiendos y que había hecho al personal, a este paso no iba a quedar nada que coser, curar o a lo que echar una mano o un vistazo. Me agaché junto al sargento y comencé el lento pero decidido cuidado médico. Con el botiquín a mi lado y la linterna de luz roja, especial para no delatar la posición, le limpie, suturé y cerré la herida con una gasa estéril. ¿Cómo va sargento? ¿Aguanta? Los parámetros de mi instrumental decían que su cuerpo se enfrentaba a un peligroso trauma, critico por así decirlo, quizás debido a la pérdida de sangre.

El chimera, rebelde o no, pasó junto a ellos sin verles. Era el primer encuentro no violento que habían tenido desde hacía varias horas. La noche seguía plena, aquel planeta gozaba de largas horas nocturnas despejadas. Ideales para este tipo de operaciones; a menos que se les traicionara, como había sido el caso. Una desafortunada jugada del destino que brindaba una oportunidad, de funestas expectativas, a los supervivientes.

De repente la radio volvió a funcionar, estática mezclada pitidos de canal operativo, resonó como un estruendo en aquel silencio.

¡Apaga eso! -gritó alguien, susurrando.

Cogí rápidamente la radio y la apagué. Tras eso comencé a analizarla para saber el motivo por el cual estaba funcionando de nuevo.

-Esto puede ser dos cosas -dice mientras sigue analizando la radio- o que los rebeldes han sido derrotados, cosa que dudo, o que creen habernos masacrados por completo y no podemos esperar ningún tipo de refuerzos.

El padre Karras apenas consiguió ahogar un respingo cuando la radio volvió a funcionar. Miró interrogante al Tecnosacerdote, esperando la explicación de éste. - Sería ahora posible reestablecer comunicación con el mando? O al menos localizar algún otro grupo superviviente. - susurró al mecano.

-Supongo que sí; pero, ¿y sí están revisando cadáveres y suena nuestra comunicación? -dije susurrando lo que podía, haciendo que sonara más como un siseo o una fuga de aire a través de la máscara- prefiero que sigan pensando que estamos muertos, de ese modo no nos buscarán.

Me quedé un momento en silencio, mirando la radio y la posibilidad de contactar con el mando, en cambio también nos habían saboteado las municiones, por lo que el o los traidores deberían de tener un puesto en el munitorium o en la cadena de mando y no me iba a arriesgar. Era como tener una víbora en la mano sin saber cuando te iba a morder.

-¿Tienes alguna idea de que podríamos hacer? ¿Seguimos con nuestras intenciones o se te ocurre algo? -tenía esperanzas en su experiencia en combate y que hubiera estado en alguna situación peor.

Sí, bueno. Podrían ser los malos; pero también podría ser alguno de los nuestros. Podríamos...hacer algo...para que ellso diejran quiénes son, ¿no? No es mala idea, hacer que ellos hablen.

Me quedé pensando un momento... si pudiéramos sacarles la información sería muy beneficioso... pero ¿como lo hacemos?

Intenté pensar, pero no se me ocurría nada, salvo que...

-Padre Karras, ¿podría intentar fingir que es el único superviviente del grupo e intentar averiguar si son traidores los que reciben el mensaje? No se me ocurre nada mejor, estoy acostumbrado a aislarme cuando tengo que pensar.

Según le hablaba le tendía la radio, dispuesto a que el la activara y probara suerte.

El padre Karras se encogió de hombros. - Dame la radio. - el padre Karras carraspeó antes de abrir el canal. Dedicó un momento a escuchar el ciclado de voz, manteniendo el volumen del mismo lo más bajo posible, de manera que sólo se oyese en la pieza auditiva que llevaba en la oreja. Quizá les bastaba con escuchar para saber qué pasaba.

Remendadas las heridas todos se prepararon para marchar, dejando atrás todo equipo prescindible, entonces...

La radio volvió a funcionar activamente, no significara sólo que funcionara, sino que alguien la estaba usando. Aunque no transmitía ninguna comunicación.

Creooo... Me callé sin terminar y luego volví a lanzarme con la idea, dolorido, pues las curas que me había hecho con ayuda de Drake no iban muy bien, puede que tuviera alguna esquirla de algo dentro y no la hubiera visto. Eran de esas cosas que no se podían detectar fuera de un hospital. Puede que el enemigo, o quien nos la haya jugado... haya dejado el canal abierto para que no podamos usarlo. Saboteo vamos. Si era el caso, había opciones de conectar dando un rodeo al tema de las frecuencias. Quizás si empleamos otras frecuencias, las de emergencia... podríamos contactar. ¿A alguno se le dan bien las cosas de tecnología? Yo había dado algunos cursos y tenía buena cabeza* con esos temas, pero no sabía nada oficialmente, de manual vamos.

Venria terminó por tirar la carabina láser y repartió los cargadores entre los demás - puta pesadilla... Sanaia, ayudame a llevar el bolter, esto pesa demasiado, vamos

Sí, chica, yo te ayudo. Anda, coge de ese asa que yo agarro el otro lado.

Fuere quien fuere quien estaba al otro lado, se estaba tomando su tiempo para contestar. Aún con el canal abierto no decían nada.

- Aquí el padre Karras, llamando a cualquier unidad en tierra. He sido apartado de mi unidad con el tecnosacerdote Firro. Firro ha caido en una emboscada hereje. Pido instrucciones. Cambio. – Dijo Karras, lo más bajo que pudo, al comunicador. No estaba muy seguro de qué haría para intentar que se revelase quien respondería al otro lado, o si responderían siquiera, pero primero necesitaba una respuesta.

Aquí el padre Karras, llamando a cualquier unidad en tierra. He sido apartado de mi unidad con el tecnosacerdote Firro. Firro ha caido en una emboscada hereje. Pido instrucciones. Cambio.

¿Como que chica? Soy Venria joder - pero entonces sonó la radio en la frecuencia de emergencia - Aquí tú unidad, padre Karras, ¿cual es su posición?

Aquí tú unidad, padre Karras, ¿cual es su posición?