Partida Rol por web

Guio su caballo a que aflojara la marcha y rodeara a la caída Nealie, cruzando a su lado para detenerse frente a esta e iluminarla bien con la antorcha. Nathan recuperaba su aliento también; no estaba muy fatigado por la carrera claro, pero si incomodo por los dolorosos tajos. Seria bueno cuando regresara al castillo y lo vendaran adecuadamente, pero ahora tenía otro deber.

-Probablemente esa fuera la idea, si… +consintió con suavidad, y desmonto.  Se mantuvo alerta, ante la temerosa actitud de la chica; no quería que corriera de nuevo  y lamentaba no haberla abrazado con más “cariño” para comprobar que no tuviera alguna sorpresa encima.+ Pero esta vez iban a por mis dragones, no a por ti… Rhae.

Ahora era el momento critico. Se apresuro pues a continuar:

-Si, se quien eres. +aclaro, anticipandose a la reaccion de temor que podia esperarse+ Pero antes de que te alteres, piénsalo un momento. Si quisiera dañarte, pude haberte matado en el camino,  usado de escudo con los bandidos, o simplemente pedirte a la Dama para… un encuentro personal. No fue el caso, ¿o si? 

Sonrio levemente y le tendió la mano libre para ayudarla a levantarse, relajando la expresión.

- En su lugar, luche por ti. Te saque del burdel por que quiero ponerte a salvo y escuchar tu historia. Asi como lo oyes. Estoy aquí para cuidarte; por eso te busque en primer lugar. Se que no me conoces, pero... ¿Puedes confiar en mí por esta vez?

La joven palideció al oír aquel nombre. Aún pronunciado en un susurro la larga ausencia de su sonido hizo que sonase perfectamente audible. La reacción en la joven parecía que no había andado en absoluto desencaminado en sus conjeturas, su mandíbula temblaba al tiempo que sus ojos adquirían un brillo que tenía un encanto especial a la luz de la antorcha.

-Ser... Lo que decís es cierto. Sin embargo no sé qué pretendéis... -Casi como si la respuesta no importase fue acercando tímidamente su mano a la que el castellano le ofrecía, no llegó a terminar el recorrido manteniéndose a cierta distancia prudente como si necesitase una confirmación, había sido una joven heredera y una puta. Aquel contraste de posiciones sociales la había hecho desconfiada por naturaleza.

-¿Qué queréis de mi?- Volvió a preguntar. -¿Me queréis entregar a la Casa Buckler?- Conjeturó separando con la misma lentitud la mano

-No lo hare. Pero necesito tu ayuda para resolver esta situación. +replico con sinceridad, sin retroceder su gesto pese al evidente temor de la muchacha. Centro sus ojos azules en ella.+ Sé que faltan piezas en la historia que nos contaron, en los porqués de esta rebelión; eso es lo que quiero que me enseñes. La verdad sobre tu parte, y la de tu familia, en lo sucedido.

Inspiro hondamente. Su voz bajo un tanto de tono, de forma cálida, y al mismo tiempo aparto un tanto mas la antorcha, de forma que ella pudiera ver bien su rostro sin deslumbrarse por el fuego.

-Sirvo a la casa Thalassos. Una casa humilde, si, pero su señor no tolera las injusticias ni yo tampoco. Si cometimos un error, debemos saberlo. El te dará refugio, eso puedo prometértelo. Y si eso no te basta yo seguiré allí, a tu lado, para cuidarte. Ahora… ¿Vendrás conmigo?

-Quiero hacer justicia por mi familia... -Contestó sin moverse. -Me secuestraron, me llevó un hombre fornido lejos... Me llevó un rato lograr huir de él. Para cuando llegué a casa... Todos estaban...

La voz que había sonado fuerte por primera vez en todo el momento que la había conocido de repente se rompió, se llevó a su faz la mano con la que antes amagó en tomar la del castellano y se retiró unas lágrimas. Tras mirar unos segundos a un lado volvió a mirar a su interlocutor. 

-Acepto -Dijo finalmente- Llévame con vos.

Nathan escucho con seriedad, asintiendo. Faltaban demasiadas cosas, no obstante… Cuando la muchacha accedió, la tomo con firmeza, y al alzarla se apoyo su mano en el pecho, mirándola a los ojos.

-Vámonos entonces. En el camino podrás contarme algo más y al llegar, iremos arreglando esto. +replico cálidamente. Entendía que ella estaba pasando por un dolor que el solo podía apenas imaginar, por lo que se manejo con sinceridad y gentileza. Así que una vez arriba del caballo (con ella adelante y cubierta su cabeza con una capucha, como vinieran), le fue explicando sus próximos pasos para no asustarla.

-Iremos a Pazo Pajar. Supongo que sabes que las familias nobles están reunidas. Te esconderé junto con los hombres de mi comitiva, afuera del castillo… Si hay un lugar donde los Buckler no miraran, será en sus propias narices. Además estarás protegida por varias docenas de soldados. Despues organizare las cosas para reunirte con mi señor discretamente. Tenemos que actuar con disimulo… por ahora al menos.

Lo cual era más que cierto. Un paso en falso podía acabar muy mal, en especial para la muchacha.

-Quiero saber algunas cosas. Si no entiendo mal tu historia, te secuestraron, y en el ínterin fue que comenzó la así llamada rebelión de tu familia. Para cuando pudiste liberarte y regresar, ya todo había concluido. Ese hombre que te secuestro,… ¿Recuerdas algo sobre el? ¿Si era joven o viejo, rubio, moreno…cualquier cosa que pueda identificarlo? Y también… si te hizo algo. +añadió al final con tono bajo, para intentar abrir la memoria de la chica con delicadeza.

El recorrido del viaje de vuelta fue corto, durante el mismo apenas intercambiaron algunas palabras. Pocas pues el cansancio había hecho mella en los dos y además se percibía cierto nerviosismo en la mujer que se encontraba delante.

La que más habló fue Rhae Errol, la desaparecida hija de la Casa caída en desgracia, sin embargo no añadió mucho más a lo que ya dijo, apenas algunos detalles con los que volvió a relatar la historia que desembocó en la caída de su familia. Lo cierto es que no fue mancillada en aquel momento más su experiencia en el burdel de La Dama, donde se ocultó; hicieron que ya no fuese doncella. No era el mejor de los partidos para un matrimonio, afortunadamente la dote compensaba aquellas carencias con creces.

También habló del hombre que la secuestró... No tuvo mucha suerte pues poco vio en él salvo el detalle de que era fornido, de buen porte y alto (eso lo vio una vez echó a correr al abrigo de la oscuridad). También estaba segura de que estaba entrado en edad y que servía a alguien de otra casa. De su aspecto físico nada sabía salvo que no era de abundante cabellera.

Para cuando llegaron al campamento había la suficiente animosidad que unida al manto de la oscuridad hizo que pudieran pasar relativamente desaparecibidos entre los hombres de otras casas hasta que llegaron al campamento de la Casa Thalassos. Según la percepción del castellano estaba bastante seguro de que no se habrían fijado en ellos.

Uno de los que estaba de guardia se aproximó en cuanto les vio llegar. Acostumbraban a cuando les ponían firmes cumplir el mandato con la suficiente diligencia durante la semana siguiente, además más de una vez habían comprobado en sus propias carnes que siempre se revisaba que los mandatos se cumplían por lo que convenía aquella diligencia durante los primeros días. Tras ayudar a la mujer a descabalgar y dedicar una mirada interrogante a su superior obedeció y la metió en el interior de una tienda de campaña. Entonces se tomó unos segundos para que le asistieran y le practicasen unos primeros auxilios que consistían en limpiar y cauterizar sus heridas que parecían encontrarse en peor estado para posteriormente vendarlas; las preguntas fueron muchas sin embargo logró esquivarlas lo suficiente como para que aquello no se convirtiese en un mal rumor que podría ser dañino. Para cuando terminaron, Nathan se preocupó de cursar orden de que la noticia apenas se extendiese y únicamente un puñado de hombres fieles supervisados por el joven Egil Othar se encargasen de aquella tienda. Aquel joven parecía deseoso de probar su valía y se esforzaría, puede que incluso demasiado pero aquello era mejor que un trabajo mal hecho y no convenía que si la joven decidiese cambiar de opinión, lo tuviera fácil.

Antes de marcharse decidió depositar en el interior pertrechos de soldado consistentes en una armadura ligera y un yelmo, la joven debía portar aquel engorroso atuendo una vez fuese mandada a buscar. Sería escoltada personalmente por el propio Egil cuando fuese mandada a llamar.

Por el momento decidió dejar apartados tanto al recién reclutado Sak como la antaño 'hermana' de Rhae... No convenía poner en aquellos momentos sus lealtades a prueba pues ya se había comprobado que eran volubles.

El día había sido aburrido pero la noche había tenido más que suficiente emoción ya sólo restaba transmitir los hallazgos a Lord Cleesten. Confiaba en que tuviese a bien valorar la suficiente importancia de aquellos logros.