Partida Rol por web

-Sólo das buenas noticias, Cable. Te voy a llevar con Karolina y los demás, pero mejor que dejes toda esa ira atrás o harás que acaben con nosotros, ¿entendido? De nada va a servir que hagamos una carga frontal contra los Renegados. Tengo mis trucos, pero creo que será mejor que me los guarde para que no los conozcan. Por alguna razón creo que mi realidad es tan particular que mi creación no debe ser común a muchas otras realidades. No me conocen. Mejor que siga siendo así. Aunque la idea de acabar con Cifra no me resulta nada desagradable. O tal vez lo podríamos secuestrar, ¿qué te parece? -dijo Sombra mientras ponía su fría mano en el hombro de Cable, obligándolo a traspasar la sombra adecuada más cercana.

El tránsito por la sombra, para los humanos más convencionales, resultaba frío y un tanto desorientador, aséptico, sin sonidos ni colores, suficiente para deprimir al más pintado. Por fortuna el tránsito, de la mano de Sombra, duraba sólo unos segundos.

La entidad bidimensional apareció en la sombra grande más cercana a los otros componentes del grupo y no se movió inicialmente de allí, para no delatarse, mientras Cable aparecía de forma mucho más evidente, aunque hubiera llegado con suavidad.

Karolina se llevó las manos a la cabeza. Sintió las lágrimas agolpándose en sus ojos, pero no quería llorar.

Esos hijos de puta iban a volar el planeta entero. Y los Exiliados poco podían hacer por impedirlo. Podían abandonar la lucha, pero eso significaría que Cíclope y sus secuaces harían lo que quisieran con el multiverso hasta el fin de los días.

La majesdaniana sopesó sus posibilidades mientras Cable y Sombra venían de camino.

Luchar le parecía una locura. Lana y ella estaban bien. Cable y Sombra quizá estaban también en condiciones. Pero Loki… No, ella ya había pagado su parte. No tenían precisamente las de ganar contra los Renegados que estaban allí.

No quería rendirse, porque significaría huir. Huir de aquel conflicto, dejarlo atrás para siempre. Karolina no quería seguir huyendo. Quería, por una vez en su vida, hacer lo correcto.

Escapar a la nave era la tercera opción. Una que les había ofrecido Loki, seguramente a costa de su propia vida. Parecía la más inteligente. Sin embargo… ¿Podía Karolina cargar en su consciencia con la muerte de otro planeta?

Sintió ganas de vomitar. Se llevó una mano a la boca y trató de respirar hondo durante unos segundos.

- ¿Dónde está el Doctor? - preguntó a Loki una vez se hubo repuesto.

Si Doctor Extraño estaba fuera de combate… Sería un cuatro contra tres. Era mejor que nada.

Loki, recostada contra una de las paredes respiraba con dificultad mientras Lana trataba de mantener el tipo lo mejor que podía. Ninguna sabía muy bien cómo salir de aquella situación y todas las alternativas parecían igual de malas.

-Él, él se marchó de golpe. -Indicó entre susurros Loki. -Algo sucedió y simplemente se marchó. Fue como si hubiese sentido algo y se marchó bastante preocupado.

En los segundos de silencio que siguieron a aquellas palabras, algo comenzó a cambiar. De un lugar no muy lejano, más concretamente de la sombra de una de esas grandes máquinas de café, comenzó a emerger algo. Lana no dudó ni un instante en tomar su arco y colocar una de sus flechas explosivas. Aunque no tardó en devolverla al carcaj al comprobar que se trataba de Cable.

-¡Ey! -Alcanzó a decir, aunque no supo que más añadir. No se podía decir que Hank y ella fuesen buenos amigos, pero era un tío que no le caía mal con el que había logrado cierta confianza. Verlo morir delante de sus ojos no fue para nada agradable.

Y así, lo que quedaba de los Exiliados se reunieron en medio de un pasillo frente a una gran compuerta blindada. Una flecha provocaba chispazos en el panel de control que se encontraba en un lateral de la puerta. Aquella era la última planta de la torre Stark, las oficinas de los directivos más importantes se encontraban allí, así como el laboratorio privado de Tony Stark.

-Se han cargado a Hank. -Indicó Lana a Cable, pese a ser consciente de que ya lo sabía.

Todos, salvo quizás Sombra, se mostraban tremendamente afectados por lo que estaban viviendo. Su mundo se había hecho añicos y sabían que ahora debían de enfrentarse a una situación donde pasase lo que pasase, ellos siempre perderían. ¿Cuantos más exiliados morirían aquel día? Cíclope era un genio de la estrategia, no se dejaría sorprender con facilidad y si los Exiliados no derrotaban a todos los Renegados a la vez, nada les impediría activar la bomba antimateria. ¡Aquello era un infierno!

-Fin de la simulación.

La voz de Calavera detuvo el mundo en el que se encontraban los Exiliados. Las paredes, las calles, los edificios e incluso todos aquellos que formaban parte de aquel mundo se desvanecieron. Incluso el cuerpo sin vida de Hank se desvaneció, así como el de Loki.

Los Exiliados se encontraban sanos y salvo de nuevo en medio de la sala de peligro. Contemplándoles con una acerada mirada en los ojos, Calavera les contemplaba desde el umbral de la puerta que daba acceso a la nave.

Tras él Hank se rascaba la nuca a la vez que torcía el rostro en una mueca de vergüenza y arrepentimiento. Con ellos se encontraba también Loki, quién se mostraba algo enfadada por todo aquello. Lana no tardó en reaccionar y acortado la distancia que la separaba de Hank, le golpeó en el hombro con el puño. Con un grito de dolor, el científico dio un paso atrás aceptando el castigo de su compañera.

Ahora todo estaba mucho más claro, Calavera había cumplido con su palabra. Los había arrastrado al límite y para ello se había servido de aquello que se le daba mejor, jugar con la mentes de sus rivales. La primera recreación de una ciudad imperfecta ayudó para hacerles creer que realmente viajaban a otra realidad. Si algo sabía el justiciero era que si no se tomaban aquella simulación en serio, de nada serviría aquella experiencia.

Después, tan solo tuvo que lanzar de forma apresurada toda aquella trama sin darles tiempo a pararse a pensar y descubrir la verdad. Sabía que sería imposible controlar todos los detalles y así fue como "obligó" a Hank a ayudarlo.

El verdadero Hank jamás entró en la sala de peligro, siempre fue una representación creada por la propia sala con el único fin de dar mayor credibilidad a toda la mentira. Para ello incluso tuvo que manipular a Karolina insinuando que dentro de las filas de los Exiliados existía un traidor. De aquella forma pretendía alimentar la paranoia de Karolina y a su vez, despejar cualquier posible duda sobre el falso Hank.

El siguiente paso fue involucrar a los Renegados y tal y como suponía, los Exiliados se dividieron en dos equipos. Ambos equipos fueron testigos de la muerte de uno de sus compañeros, tal vez uno fuese más querido que otro, pero en esencia era otro compañero.

Les obligó a contemplar una película en la que no podían hacer nada evitar lo que estaba pasando. Les obligó a sentirse impotentes y los llevó hasta los brazos de la desesperación. Un maquiavélico juego donde para aportar la guinda del paste, se vio obligado a sacar a Loki de la simulación, optando por un supuesto enfrentamiento místico contra el doctor extraño. Después creó una falsa Loki y ofreció una salida a los Exiliados.

Tan solo Sombra, tal vez por su particular esencia no había perdido los papeles con aquella situación, pero no fue así con el resto de los Exiliados. La simulación podría haber seguido, pero todos sabían que Calavera la habría seguido manipulando para que no pudiesen ganar. Después de todo pretendía llevarlos al límite ante un escenario donde hiciesen lo que hiciesen, siempre perderían. Tal vez esa fuese la lección que pretendía darles, no siempre podían salir victoriosos y por tanto, debían de aprender a templar sus almas.

-Usé vuestros temores y vuestras dudas contra vosotros mismos. Poseéis grandes poderes, pero aquí y ahora os he demostrado que eso no siempre es suficiente para vencer. Si queréis destruir a los Renegados tenéis que dominar el escenario y jugar con sus temores.

Calavera se mantuvo erguido con aquella pose de superioridad tan propia de él. Era probable que alguien le golpease, era algo que ya había asumido y no se defendería. A veces era bueno que los soldados descargasen su frustración.

-Hank tiene algo importante que deciros. Después podréis decidir sobre si situación en el equipo. Si no me queréis, regresaré a mi realidad a seguir cazando a los criminales que servían a Kingpin. Pero deberéis de jurarme que acabaréis con esa perra.

-Joder, Calavera, no sé si darte una colleja, reírme o irme sin decir una palabra. Bueno, para lo último ya llego tarde. Oh, y a Hank otro tanto de lo mismo. Vaya par de cabroncetes. Eso sí, la sala esta, una pasada, si se pudiera meter en ella a los Renegados, podríamos jugar con ellos un rato... Dicho lo cual, entonces, ¿no nos pones nota? ¿Consideras que hemos suspendido? Conmigo no has podido acabar, bueno, ni con los otros, en realidad... Aunque tenías razón en que nos hacía falta algo de rodaje. Eso sí, la próxima vez que nos hagas algo así, no te daré una palmadita en el hombro, te mataré de alguna forma imaginativa ¿de acuerdo? No es una amenaza -dijo Sombra a través del enlace mental de Cable.

Sombra, hasta donde sabían, no mentía. Era dicharachero, hablaba de cosas sin importancia, bromeaba, pero cuando se ponía serio (porque a pesar de lo que pudiera parecer esos momentos también los tenía) simplemente decía lo que le pasaba por la cabeza, con todo el sentimiento del que un humano era capaz pero sin las vacilaciones propias de alguien nacido de un vientre materno.

-¿Tenías algo que decir, Hank, chico malo? -preguntó "girándose" hacia él (lo que no dejaba de ser curioso, dada su bidimensionalidad).

- Hey le devolvió el saludo a Lana, su cara mostraba rabia e ira a raudales. - ¿Donde está Cíclope? sus ojos brillaban con gran intensidad y la sala en la que estaban comenzó a temblar ante el poder descontrolado de Cable. El que Lana le recordara la muerte de Hank y ver el estado de Loki tras la batalla con uno de los renegados, le habían terminado de romper los esquemas. Iba a romper a Cíclope por dentro hasta que pidiera clemencia.

Una voz, que ya no debería de existir, una voz de una persona que debería haber contemplado morir acababa de sonar, las sospechas, que tenía sobre lo ocurrido habían sido apagadas por la irá y el dolor de aquello que había vivido. El espacio en el que se encontraban se vino abajo, dejo de sentir las innumerables mentes que poblaban aquella simulación. - Hijo de puta. resonó en las mentes de sus compañeros. La irá se mantenía en su corazón pero su mente se congratulaba por las posibilidades que ofrecía aquella sala, muy por encima de la que existía en su universo.

Buscó con los ojos a Karolina, quería saber cómo estaba, entendía que tanto él como la líder del grupo habían sido los apaleados psicológicamente por Calavera. Intentaría hablar con ella cuando acabarán con todo esto.

Conecto mentalmente a todos por si Sombra quería decir algo a aquellos que les habían preparado la encerrona. Tras acabar de hablar Calavera, Cable le dedicó una mirada llena de odio, aquella emoción que había buscado dentro de él con esta prueba, sin embargo, detrás de ese odio también había respeto. De su boca solo salieron unas palabras de reconocimiento pero su corazón seguía ardiendo en irá y odio.

- Buen trabajo con la sala. dijo pasando de largo ante ellos.

Mientras sus compañeros hablaban y reaccionaban ante la treta de Calavera… Karolina no pudo hacer más que quedarse quieta. Muy quieta.

Durante unos minutos había pensado seriamente que estaba a punto de tener que hacerse responsable de la destrucción de otro planeta.

Miles de millones de vidas perdidas. La sola idea le había provocado arcadas.

Calavera le había hecho ver que no podía seguir huyendo eternamente. No podía evitar la lucha con los Renegados, pues si no las vidas de decenas de otros mundos pesarían también sobre su consciencia.

Pero aquello significaba que también tenía que estar dispuesta a hacer sacrificios. A retirarse para luchar otro día, a dejar morir un planeta si aquello significaba que podrían salvar otros mil. Esa era la jodida filosofía del Tallus.

Karolina vio a Cable mirándola. Su rostro era indescifrable, una perfecta máscara neutra. Pero sus ojos no mentían. Estaba increíblemente cabreada. La majesdaniana miró a Calavera.

¿Cómo podía reaccionar? Quería hacerle daño por ponerla en aquella tesitura. Muchísimo, de hecho. Estaba planteándose gastar toda la luz de Majesdani que le quedaba en un fogonazo bien grande. Algo que le doliese por semanas.

También sentía ganas de llorar. Pero no quería hacerlo frente a sus compañeros, ya había mostrado demasiada flaqueza. Ahora que era la líder debía mantenerse serena. El equipo dependía de su buen juicio.

La tensión hizo que Karolina no tuviese más remedio que comenzar a reír. Reía por no llorar. Porque se alegraba de no tener que enfrentarse a los Renegados, de que Hank no estuviese muerto, ni Loki a punto de morir. Se alegraba de que no tuviese que morir otro planeta entero por su culpa.

Después de eso Karolina se sintió mucho mejor.

- Me habéis engañado completamente. Todo era muy real - dijo con cierta dificultad, aun tomando aire -. El que la primera simulación fuese tan cutre ha ayudado bastante.

Miró fijamente a Calavera y a Hank. Sus ojos ya no reflejaban odio, tan solo un profundo resentimiento que tardaría en desvanecerse.

Le habían hecho una putada. Pero había servido de algo. Se había dado cuenta de que tenía que aprender a lidiar con sus propios fantasmas si quería detener a los Renegados. Y también de que nunca más volvería a confiar en Calavera, ni en Hank… Pero eso se lo guardaba para más tarde.

- Veamos qué es eso que nos tienes que explicar - dijo Karolina con un tono mucho más serio y severo, mientras echaba andar hacia la salida.