Partida Rol por web

Como todos, leí velozmente la información que nos acababan de entregar. Una vez terminada la reunión lo leería con más detalle. Tras leer el último párrafo cerré la carpeta y la dejé sobre la mesa. Crucé mis manos y las apoyé sobre ella, en actitud que denotaba que el señor Morgan contaba con toda mi atención. Asentí con la cabeza para dar e entender que había asimilado lo leído, y esperé pacientemente a que los demás terminasen.

Cogí el dossier y le eche un vistazo por encima. Era sin duda amplio y lleno de información, así que decidí dejar su lectura para otro momento más tranquilo y relajado, pues pese a que conocía poco al señor Morgan estaba seguro de que contendría la información necesaria descrita de forma clara y concisa por mi puede continuar cuando desee señor Morgan.

Gianna apenas echó un vistazo al dossier. Había echo el viaje hasta el hotel con Denise y ella se lo había desglosado de mil maneras diferentes. Así que aprovechó para seguir analizando el grupo, aunque cada vez que alguien levantaba la mirada hacía ella, giraba la vista y, sobre todo, trataba de esconder su cicatriz, a pesar del tiempo no se acostumbraba a que la gente la mirara, se seguía sintiendo incomoda cada vez que alguien la miraba demasiado tiempo o se fijaba directamente en la señal que marcaba su rostro.

Aunque no dijo nada, empezaba a impacientarse esperando que llegaran los detalles que no conocía, quería saber si podría llegar a ser más útil que solo haciendo compañía a Denise. Gianna adoraba a su amiga, pero no le gustaba nada hacer de florero.

Jeremy Morgan carraspeó antes de continuar:

-Ya les he contado todo lo que han de saber sobre la zona que vamos a explorar. Ahora vayamos con los pormenores de la expedición.

Tomó un buen trago de agua, abrió el dossier, y comenzó a hablar con parsimonia, como si ni tuviera prisa. Estaba claro que era un hombre tranquilo, conocedor de su profesión, un erudito que no se estresaba por nada. Su voz suave, ligramente atiplada, se oía gracias al silencio sepulcral que reinaba en la sala. De otro modo habría sido inaudible. Al hablar, parecía estar en una de sus clases, dando una charla para sus alumnos. Más de uno comenzó a sentirse como si hubiese vuelto a sus años estudiantiles.

Señaló dentro de la carpetita unos cuantos recortes de periódico que os había traído.**

-Como veis, la prensa se hizo eco de la partida de la expedición. Eran unos artículos mínimos, colocados en páginas poco relevantes, bien lejos de cualquier titular. Es lo acostumbrado, así que no esperábamos otra cosa. Quizás es el Arkham News el que siempre se molesta en que al menos la información llegue a un par de párrafos, pero no suele pasar de ahí. Nos damos por satisfechos con que se mencionen estas expediciones. No estamos acostumbrados a esto- dijo, agarrando unos artículos larguísimos que os había adjuntado a continuación- Estos son los dedicados a la expedición tras su desaparición. Es triste que se nos haya hecho caso la primera vez que nos sucede una catástrofe, teniendo en cuenta que raro es el mes en que no se organiza alguna expedición. Pero no estoy aquí para tratar sobre la prensa, sino sobre una desaparición. Estos recortes, junto con el informe que los acompaña, les será suficiente información para adquirir todos los conocimientos que precisan sobre la expedición desaparecida.

Se detuvo y echó un vistazo a su informe antes de proseguir:

-Ahora, procederé a narrar todos los pormenores de la expedición Williamson, así como a hablarles de los integrantes de ésta.

La universidad de Miskatonic dio permiso a Tyronne Williamson y Anthony Baldwin para llevar a cabo una expedición en las junglas de América Central, para más señas, la zona que les he narrado en el informe precedente. Se trataba de una expedición sin demasiada miga, simplemente habíamos leído algunos recortes de prensa de la zona, en los cuales se hablaba de testigos de ciertos túmulos funerarios. Eliminando de dichos artículos la superstición, el folklore, y el pánico de todo no iniciado en estos temas, podía llegarse a la conclusión de que unos excursionistas sin conocimiento de arqueología hablaban de haber vislumbrado un par de túmulos funerarios. Dada la zona, no es impensable pensar que se tratasen de túmulos Mayas desconocidos, por lo que Tyronne Williamson, el cual llevaba tiempo buscando un objetivo interesante para la expedición de este año -todos los años organiza una con los alumnos más preparados del curso-, se interesó sobremanera. ¡Era el objetivo ideal! Tyronne siempre se encuentra a la caza y captura de la mejor expedición posible para que los alumnos más aventajados de la prestigiosa Universidad a la que pertenecemos adquieran una experiencia de campo lo suficientemente interesante como para que los currículums de dichos portentosos estudiantes destaquen entre los demás.Y cabe decir que dicha política siempre nos ha ido fabulosamente, como el señor Hekett aquí presente puede atestiguar-  en efecto, cada cierto número de años la Universidad de Miskatonic ofrecía al equipo de Hekket en Egipto algunos currículums de estudiantes que eran imbatibles, y no menos de 10 estudiantes habían estado trabajando con el paso de los años en sus excavaciones de Egipto- Como ven, el objetivo de la expedición era algo bien poco interesante para el vulgo. Ni libros malditos, ni objetos mágicos, ni tonterías de las que se suele inventar la prensa. Se buscaba fotografiar, dibujar y estudiar unos valiosos túmulos de los Mayas.

Volvió a detenerse para beber agua. Llevaba casi un cuarto de hora hablando sin parar, con aquella voz tan propia de un profesor aburrido.

La expedición se componía de 6 personas, dos profesores y cuatro estudiantes de último año. La comandaba Tyronne Williamson, ayudado por uno de nuestros jóvenes profesores, posiblemente el más brillante de todos (admito que nunca perdonaré a Tyronne por haberse conseguido hacer aliado de Baldwin, pues me habría encantado que hubiese entrado a formar parte de mi propio equipo de expedicionarios). No en vano, Williamson es el más brillante de nuestros arqueólogos, así que la posibilidad de trabajar con ambos es el sueño de todos nuestros estudiantes. Con ello quiero dejar claro también que no había posibilidad de juntar, dentro de nuestra universidad, a dos expertos más impresionantes para comandar una expedición.

El grupo partió el último día del mes pasado. En la prensa ha salido en más de una ocasión que lo habían hecho el primero de este mes, pero eso es algo completamente equivocado. Dos semanas más tarde se perdió todo contacto, así como desapareció rastro alguno de la expedición. Os comentaré sus pasos en breves instantes.

Peter Finch, Myrna Evans, George Tierney y Victor Fairbanks. Estos son los nombres de los cuatro muchachos. Apenas tienen más de 20 años. Todos, repito, TODOS están en la flor de la vida, son jóvenes, inteligentes y con los pies en el suelo. No he tenido alumna mejor que Myrna Evans, la mejor mente que ha pasado por mis clases en la última década. George Tierney siempre ha sido un muchacho modelo. Con su apostura y condición física, siempre creí que se decantaría por el deporte o el espectáculo, pero jamás ha mostrado otro interés laboral más que convertirse en un eficiente arqueólogo. No es el más listo del grupo, pero sí quizás el más voluntarioso. Peter Finch es un auténtico genio. Si solamente estudiase la mitad de lo que debiera, con tamaña capacidad de retentiva, parecería una enciclopedia ambulante. Y Victor Fairbanks era el ojo derecho de Williamson, pues combina una buena cabeza, un carácter afable y una capacidad de sacrificio encomiables. Como les digo, cuatro joyas de nuestra universidad. No quiero que piensen que serían capaces de cometer tonterías, o que su inexperiencia puede haber sido causa de la desaparición. Si hay cuatro jóvenes que merezcan toda nuestra confianza, son ellos.

-Si no hay ninguna duda sobre el carácter de las personas que estamos buscando, así como de su valía, pasaremos a hablar de la expedición, y de todo lo que sabemos de ella.

Tomó el turno Denise, para dejar descansar un poco la garganta del cansino profesor. Denise tenía una voz firme y clara, ligeramente autoritaria cuando se ponía a explicar algo. Resultaba más sencillo atender a sus explicaciones que a las del pausado profesor, pues ésta hablaba con mayor energía.

Como ha recalcado el profesor Morgan, la expedición partió el último día de Mayo. Tenemos en este plano- aireó un papel que extrajo del dossier- La ruta exacta que siguió la expedición, así como verán marcado en el mapa el punto exacto en que se perdió todo contacto, el último punto en que se les fue capaz a seguir la pista. Al igual que nosotros, ellos recorrieron una primera parte a través del río, y tenemos marcado el punto en que desembarcaron, por lo que seguir esos primeros pasos va a resultar muy sencillo. Allí se encuentran los restos del campamento del primer día, y aún tenemos un fragmento más de la ruta prevista para la siguiente jornada. Esos son los pasos que habremos de seguir en un principio, recopilando toda la información que podamos. A partir de ahí, tendremos que ingeniárnoslas para averiguar qué ha sucedido con la expedición de mi padre.

Aguardó unos segundos una vez concluyó.

-Si tienen dudas, es el momento de pronunciarse. Cuando acabe el desayuno, les dejaré tres horas para estudiar el dossier con calma y tranquilidad, y para preparar su equipo. Tras la comida los quiero a la puerta del hotel a todos, exactamente a las 3. Un autocar destartalado que hemos podido conseguir nos llevará hasta el punto del río en que nos espera la embarcación. Partiremos rumbo al último punto conocido esta misma tarde. Con un poco de suerte, y si el clima nos sigue siendo favorable, alcanzaremos el punto del campamento de la primera expedición, en donde pasaremos la primera noche, para poder investigar la zona de cabo a rabo. La jornada de hoy es bastante tranquila, pero la de mañana va a ser espectacular en cuanto a esfuerzo físico. Les recomiendo que aprovechen estas tres horas que les quedan para leer, preparar sus cosas y descansar un rato. Repito, es el momento de pronunciar dudas en caso de que las haya. No volveremos a estar reunidos hasta las 3.

Escuché con atención las explicaciones. Todo parecía estar bastante claro.

Creo que todo está bastante claro, señorita, de modo que creo que procederé a retirarme hasta la hora de partir si no hay inconveniente.

La reunión se había hecho un poco larga y me apetecía bastante descansar un rato a solas antes de partir. 

No pensaba leerse nada, y desconfiaba de la pompa y crédito que le daban a todos los expedicionarios perdidos.
Aunque poco importaba su opinión.

Fuera como fuera, el caso es que nadie sabía dónde estaban, y había gente de sobra para localizar a seis personas en mitad de una jungla.

Lo que gusto, fue que su joven patrona, había calculado como moverse, y ya había gestionado el transporte por tierra y rio.

Fue sin duda una grata sorpresa, así que asintió agradecido de que esa parte estuviera mejor mirada que la del personal.

Sin embargo, le daba la sensación de que algo mas tenía que haber, porque había mucha manos de obra para la protección, y esa parte del mundo no era precisamente peligrosa, o no más que otras.

Pero ya hallaría respuesta más adelante, porque pensaba ir igual.

Su vista de alguna manera volvió hasta la secretaria personal de su patrona. Toda una mujer, echa a sí misma, y que se arriesgaba a perder la vida en mitad de la nada mas absoluta. Sin duda debía ser alguien de carácter.

Por fin, la presentación de aquella expedición de rescate parecía tener algo de sentido!
Había hecho falta una eternidad para que Gloria escuchara, a su parecer, algo con sentido. La señorita Williamson, había presentado la planificación de la expedición claramente y de una forma estructurada. Era una forma de sentirse algo tranquila, al conocer que, como mínimo, los primeros pasos estaban claros.
Lo que no le había gustado en absoluto había sido la poca valoración que se le había dado al mundo periodístico por parte del señor Morgan. Si bien era cierto que en el “mundillo” de la prensa, existía cierta tendencia a interesarse solo por aquellos temas que aportaban amplias y productivas tiradas, no todos los periodistas estaban formados con el mismo molde.
-Ha quedado muy claro...creo que todos agradecemos la información que nos ha brindado, señorita Williamson. Ahora sabemos con más claridad cual será el “modus operandi” de esta expedición de rescate...- y mirando a Morgan con una mirada algo fría y desafiante, continuó-...claridad con la que algunos de los periódicos habrían publicado noticias de esta u otras expediciones, si se les hubiera ofrecido la información necesaria. Y este es mi cometido en este grupo: informar con rigor el rescate del grupo y el motivo de su desaparición. Espero ser eficiente en mi trabajo y escribir algo más que “artículos mínimos, colocados en páginas poco relevantes, bien lejos de cualquier titular”.
Estas últimas palabras, las dijo imitando el tono que había utilizado Morgan en su último discurso.