Partida Rol por web

Después de ver todo lo que estaba sucediendo me asiento en el suelo con las piernas cruzadas, saco mí libreta y un lápiz y empiezo a dibujar.
Dibuja, tengo que hacerlo. Sólo yo puedo.
Mientras dibujo unas lágrimas empiezan a asomar por los ojos y caen por mi mejilla.
¡No, esto no me vale!
Arranco con un movimiento seco la hoja de la libreta y hago una bola con ella. Después guardo la bola en un bolsillo y me rasco fuertemente la cabeza con las dos manos.
Tengo que intentarlo hasta que lo consiga.
Vuelvo a poner el lápiz sobre la libreta y comienzo a trazar líneas, cada trazada es más lenta que la anterior ya que el incremento de las lágrimas no ayuda a mi visión.
Volcán, pipa, incendios...
Paro de dibujar y rompo el lápiz de la frustración, me quedo con la parte pinta y tiro la otra. De repente una mirada a mi libreta hace que me levante y le dé una patada tirándola lejos.
He intentado dibujar el humo y...me acabo de dar cuenta de que me da miedo. No puedo dibujar algo que me da miedo, ni el humo, ni el humo que me da miedo y mata...¡¡BASTA YAAAA!!

Aunque Gianna no había pasado mucho tiempo con el muchacho, la forma en que desapareció Miguel la afecto mucho... No podía echar a correr como hiciera el resto, se quedo petrificada, no movía ni un musculo mientras el humo se acercaba a ellos. De repente se tiró al suelo y empezó a gritar como si la vida le fuera en ello:

¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAHHHHHH!!!!!!

Cuando se dio cuenta de que casi no quedaba nadie a su alrededor, reaccionó, se levanto y comenzó a correr, pero no sabía hacia donde habían corrido los demás, no sabía hacia donde dirigirse, sólo trato de alejarse del humo mientras gritaba sin parar...

Me aproximo a Heket y miro sus dibujos por encima del hombro mientras un hilillo de baba se desliza por mis labios entreabiertos. Mi mirada torna algo bovina, y me río a carcajadas.

-No es así, no es así, no es así...- le canturreo a Heket mientras observo cómo traza sus dibujos. El humo se aproxima a mi cuerpo, ya que no a mi mente. Mi mente se halla muy lejos de allí...

Guardo mi revólver. Un lágrima se desliza por mi mejilla al pensar en la horrible muerte que acabo de presenciar. La muerte de mi más querido amigo...

Pero no hay tiempo para eso. Ante mí, dos idiotizados compañeros han perdido la razón momentáneamente. Y sé cuál es mi deber. No pienso tolerar que nadie más muera como lo hizo Miguel...

Salto hacia adelante y comienzo a correr hacia los dos enajenados. Nunca he avanzado más aprisa. El tiempo juega en nuestra contra, lo sé. Según llego a ellos agarro a Heket por el brazo y lo elevo del suelo de un solo gesto.

-¡Maldita sea! ¡Que alguien me ayude! ¡No puedo cargar con los dos yo solo!

Si nadie viene a ayudarme, tengo claro que salvaré a la señorita, pero si alguien se aproxima a echarme una mano, cargaré a Heket a hombros. Pesa mucho más que la muchacha, pequeña y ligera. Quizás otro no pueda cargar con el egipcio, pero a bien seguro que incluso una dama, hasta la diminuta Trace, podría cargar con tan liviana mujer.

¡Oh! ¡Toca jugar a las cogidas! 

Al acercarse Devlin corriendo, Gianna se alejó del lado de Heket para dar vueltas alrededor de él evitando que Devlin le alcanzara, como si una niña de 6 años se tratara.

¡No me alcanzaaaas!

Sus carcajadas se hacían eco en aquel lugar y sería la primera vez que inconscientemente su cicatriz afloraba entre el danzar de su pelo al correr sin que rápidamente se la tapara con su mano.

Así no se vale...no te has movido - le dice a Heket.

Vaya - dice parándose en seco - eres un aburrido. 

Gianna, se enfada al ver que Devlin no estaba de juego, sino que agarró el brazo de Heket y se sentó en el suelo con los brazos cruzados y con un gesto enfadado en su cara.

Cuando el joven cazador gira la cabeza, ve como el viejo y la joven aventurera se han quedado atrás.

Pero qué demonios…

No termina la frase, pues aunque lo sensato sería correr hasta llegar a Kentucky, sabe que lo honrado seria darles la oportunidad de salir de allí con vida.

Tendría que posponer lo de que encontrar a Denisse, y sobre todo, la parte en la que encuentra al maldito Gordon Lockly. Ese bastardo sabía algo, y se lo ha guardado para sí mismo.

Freno en seco y corriendo de nuevo hasta el zigurat, esquivando los zarcillos de humo negro que buscaban a su próxima presa, como un animal que aun no ha saciado su apetito, llego lo antes posible para hacerse cargo de al menos uno de los dos afectados por aquella extraña locura que estaban viviendo.

-¡A Dios gracias!- exclama, aliviado. Toma a Heket del brazo y se lo aúpa a la espalda de un solo tirón, con furia y sin preocuparse demasiado de si le hace daño o de si se encuentra bien. El lápiz del egiptólogo cae al suelo y rueda en dirección al humo- ¡Vamos, coge a la princesita juguetona y corre! ¡CORRE!

El humo proyecta de nuevo una especie de brazo que agarra a toda prisa el lápiz, desintegrándolo al instante. Está a punto de llegar hacia donde os encontráis. Comienza a extender otros brazos incorpóreos a ciegas, buscándoos, tratando de dar con vosotros. Sabe que estáis ahí, de alguna forma incomprensible el humo es consciente de vuestra presencia, como si se tratara de un ente con cierta inteligencia, un ser vivo, una criatura con una cierta capacidad de raciocinio.

Devlin comienza a correr a ciegas, sin mirar a dónde va. Simplemente quiere salir de allí cuanto antes, escapar del humo y poner al egiptólogo a salvo. Correr. Correr es lo único que importa. Correr para salvar la vida. Ya habrá tiempo para preguntas más tarde...

Allan captura a Gianna sin mayores problemas y, debido a lo escaso de su peso, la carga en brazos con facilidad. Comienza a correr como un gamo, y justo cuando da la primera zancada un brazo alcanza la zona en que él se encontraba apenas un segundo antes. Nunca había tenido a la muerte tan cerca, llamando a su puerta. Y Gianna... La mujer de la cicatriz en el rostro y voz aterciopelada desconoce lo cerca que ha estado de hallar la muerte. Quizás cuando recupere la consciencia lo recuerde, o quizás no, lo que sin duda sería lo mejor.

Pero al menos todos han podido escapar de allí. Todos menos el desdichado Miguel...

Lockly, Morgan, Devlin, Heket y Trace corren hacia el Norte.

Williamson, Quarter, Jones, Gianna hacia el oeste.