Partida Rol por web

Kaiken Satomi

La joven Satomi hace poco tiempo que ha cumplido su gempuku.
De rasgos agradables, no parece tener mucho interés por adornos o ropajes sofisticados.
Solía vestir de negro o rojo, siempre kimono sin mon, hasta que entró en el Clan del Tiburón y cambió sus colores por el turquesa y el blanco. La embajadora Oichi urdió su ingreso tras comprobar el gran desempeño y lealtad de Satomi en la desmantelación de la organización criminal del famoso mercader Uinari. 

Tiene los cabellos negros y largos y los ojos castaños.
La bolsa de pergaminos y su wakizashi es todo su equipo
Mide 1,54 y es de complexión esbelta, mostrando una gran agilidad en sus movimientos.

Kuni Naoko

Naoko es una joven que pasó su gempuku hace pocos años, pero que posee la habilidad de un veterano Cazador de Brujos.
Mide 1,60 y bajo su esbelta figura se esconde una fuerza considerable, que unida a su gran velocidad la hacen ser una luchadora formidable.
Sus cabellos tienen un extraño color castaño rojizo, largos y recogidos en una práctica coleta.
Sus ojos son de color gris acero, lo que unido a las pinturas faciales le da un aspecto místico e intimidador que casa perfectamente con su carácter huraño y reservado.
Lleva pintado en rojo un contorno de ojos que le llega casi hasta las orejas y un círculo dividido en dos mitades en su frente.

Viste con un gastado kimono negro, y lleva una extraña espada doble.
En una de las partes del arma están inscritos los Kanji que le dan nombre 闇切 (Corta Oscuridad).
Lleva un pendiente hecho de Jade reluciente.

Ingvild Olsson

Ingvild es la intrépida hija del Rey Sigurd Olsson. Como buena nörgrund es una formidable guerrera, excesiva, carente de modales y más dura que las heladas piedras de su tierra. Sin embargo, a diferencia de la inmensa mayoría, posee un gran sentido de la compasión que le hacen posicionarse en contra de las macabras actuaciones de sus paisanos. Su irrefrenable curiosidad le hacen una persona abierta al mundo y amable incluso con los desconocidos, a los que ve como fuentes de nuevo conocimiento. Esta curiosidad y compasión le hicieron cuidar del esclavo Steven y conocer la doctrina del dios Theus a la vez que aprendía la lengua merenita. 

Su atuendo ordinario es el de una guerrera, ataviada en una armadura de cuero tachonado con un escudo en su espalda y una espada y un par de cuchillos en su cinto. Lleva también una capa de pieles blanca. Su cuerpo de 1´75m de altura es esbelto, torneado y fuerte; con los cabellos rubios, hermosas facciones y ojos azules que observan con atenta curiosidad cualquier novedad que le rodee.

Sigurd Olsson

El rey Sigurd es el hosco monarca de los terribles nörgrund, un pueblo extranjero que vive en las tierras más salvajes del lejano Norte. Tiene el honor de ser el monarca que ha sido capaz de meter en cintura a los clanes nörgrund y detener las disputas entre sus condes, logrando una paz que parecía imposible en anteriores generaciones. 

Es un hombre muy alto y fuerte, a pesar de su edad, con largos cabellos y barba canosa en un duro rostro salpicado por unos ojos que parecen templados como acero. A pesar de su rudo carácter carente de escrúpulos con aquellos que se muestren débiles, es un hombre razonable si su interlocutor arma el suficiente valor para hablarle sin tapujos. 

Sigurd sabe que su pueblo está inquieto y sueña con poder darle una mayor perspectiva colonizando nuevas tierras que les den más oportunidades que sus agrestes y frías tierras ancestrales. La extraña llegada de los rokuganeses a sus tierras le han hecho ver que quizás ese sueño pueda hacerse realidad.

Kaiken Oichi

Kaiken Oichi es la jovencísima embajadora del Tiburón en Kinko Toshi. El por qué Kaiken eligió a una chica tan joven e inexperta para un cargo de tanta responsabilidad y peligro es algo que sólo Kaiken y sus consejeros conocen; si bien, de momento, ha tenido éxito en su establecimiento en la ciudad y su clan ha comenzado repentinamente a ganar notoriedad en la ciudad.  

De corta estatura (1,52 m) y escuálido cuerpo, podría pasar por una niña de menor edad de la que realmente tiene. Lleva su larga melena castaña recogida con una coleta simple dejando su dulce e infantil rostro a la vista.

Suele vestir con un kimono simple color rosa claro con remates pardos y el mon tiburón bordado. El obi que le sujeta el kimono remata con un gran lazo de color rosa oscuro a la espalda. No porta ningún daisho visible, sólo un sai enfundado en el obi, aunque lleva escondido varios kunai entre los pliegues del kimono. Debido al valor sentimental que tiene para ella, lleva siempre entre su equipaje la katana de Hisame enfundada en su saya.

Kaiken Hideo

Reclutado recientemente por el clan del Tiburón, Kaiken Hideo era un ronin del que poco se conoce salvo que pareció pertenecer a los "Tessen", un famoso otokodate de Toshi Ranbo. Sus recientes servicios y hazañas en la ciudad convencieron a la embajadora Tiburón, de quién estaba a su servicio, para ascenderle como miembro del Clan.

Hideo en un hombre joven, ha pasado la veintena hace relativamente poco tiempo (tiene 23 años). Su cabello color azabache a juego con sus ojos y sus delicados rasgos le hacen parecer incluso mas joven de lo que es. Cuando comenzaba su camino como ronin esos rasgos molestaban a los samurais de Toshi Rambo, pues resultaba bastante llamativo y eso le causo mas de un problema. 

Aunque parezca un hombre de facciones delicadas, su cuerpo es bastante nervudo. La vida como ronin nunca es sencilla, aunque estés tolerado en cierta medida, y los acontecimientos de los últimos años sirviendo en los barcos tortuga han forjado su carácter y su cuerpo. 

Ha aprendido que unas palabras amables pueden abrir mas puertas que la fuerza bruta, por lo que llama también la atención la educación que desborda aún de donde proviene. Y su atención no se centra solo en los samurai, también le gusta disfrutar de las cosas sencillas de la vida como relacionarse con heimin, salir a pescar (hábito que adquirió en tierras tortuga)...

En su estancia en esas tierras oyó hablar de un nuevo clan, el clan del tiburón, otro más de los clanes menores pero una esperanza de futuro. Los rumores apuntaban a que intentaban reclutar samurais para aumentar su numero y era una oportunidad que no deseaba dejar escapar. 

Kaiken Yoichi

Yoichi es el embajador del Clan del Tiburón en Merenae. De padre rokuganés y madre merenita, se crió en el país gaijín hasta que su curiosidad por conocer la tierra paterna, su "otra mitad", le animó a cruzar el océano. 
Cuando estaba a punto de alcanzar tierra, una tormenta les hizo naufragar. En la playa de Futaoka le recogieron unos pescadores, que le llevaron frente al daimio Kaiken quien, tras escuchar su historia y comprobar su origen rokuganés, decidió acogerle como samurai del clan.

Yoichi es un hombre de mediana estatura, enjuto y algo desgarbado, envuelto constantemente en un aura de misterio. Bajo la capucha que cubre su cabeza y la bufanda que envuelve su rostro el hombre que nació del mar esconde las señas que evidencian su origen poco común. Su pelo, castaño y ondulado, su nariz, angulosa y aguileña, y su mentón prominente son la herencia de una madre gaijin y causa del continuo rechazo al que se ve sometido. Sus ojos del color de la caoba se hunden bajo unas espesas cejas caídas, observando con curiosidad y desazón a partes iguales el mundo que los rodea. Un par de gruesas patillas a ambos lados de la cara siguen la línea de su barbilla hasta llegar a un par de labios estrechos y fruncidos. Las marcas de un reciente afeitado son evidentes, así como las del maquillaje que altera su tono de piel.

Yoichi viste normalmente los ropajes propios de un cortesano. Un kimono, un obi y un haori encapuchado con los colores y el mon propio del clan que le dió cobijo, aderezados con una voluminosa bufanda azul marino. Y a la vista de todos, su wakizashi, obsequio recibido de manos del propio Daimyo, y su arma gaijin, el "arma perfecta" del antiguo Rey Diego, una pistola traída desde Merenae.

Aunque al hablar su tono es fuerte y su acento algo forzado, las palabras de Yoichi logran penetrar con facilidad en el corazón de aquellos que se dignan a escucharle. Y aunque su porte pueda parecer un tanto orgulloso en ocasiones, unos pocos minutos de amena conversación bastan para aflojar el nudo de sus brazos cruzados.