Partida Rol por web

Axwell tiene una manera divertida de contar las cosas, eso y Aaron era risueño, entonces ya se estaba carcajeando cuando se imagina a los japoneses borrachos pasándola bien con él.

-Mírate nomas jajaja, me parece increíble. Bueno seguro que hubieron momentos difíciles, pero conociéndote sé que sacaste buenas experiencias.- Eso lo dice de manera más solemne que entre las risas.

-Bueno seguro un día vamos a comer algo de comida japonesa y me dices que es lo que está bueno. ¿El sake es bueno? nunca he probado.-

Axwell acepta que le acompañe a por la prima, era cosa de ir y volver así que tampoco era la gran cosa, con su coche uno podía ir y volar (siempre que se evitará el tráfico vehicular).

-¿Misma edad? jolín... entonces adiós a que nos compre algo jajaja.-

Ya montado en el coche Axwell mira su celular y cambia un poco de actitud, Aaron es algo lento y no relaciona las cosas aún -He pero si tengo casi-pareja ...- No se había planteado lo que fuera su prima, Axwell era atractivo y seguramente toda su familia también, pero es que simplemente no se imaginaba nada; tampoco anduvo de curioso intentando ver el móvil de Axwell. Se pasa la mano por la cabeza -Joder... de verdad voy a necesitar esas cervezas o sake...- se acuerda de Clem y su problema. -Déjame poner una canción.- Obviamente sería una canción que le hacía sentir mejor con su situación.

Llegando al aeropuerto, mientras él se tomaba una botella de agua con gas que apoyaba en su mano para seguirse dando algo de frío donde pegó el golpe, e iban calificando chicas solo por su aspecto, a Aaron no le iba demasiado eso pero por fin se atrevería a calificar a una cuando su suerte le jugaría una mala pasada. El latino ve a una rubia alta y con una figurita Aaron estaba diciendo -Esa rubia es un diez jajaja...- pero es interrumpido por Axwell llamándola, los ojos de Aaron se abren como platos temiendo que haga la jugada de "Este es Aaron, te lo presento." y luego marcharse, pero fue peor que eso pues era su prima.

Los primos se abrazan y recuerdan cuando eran peques, Aaron seguía algo pasmado aún. Se quedaría paralizado mientras la chica insinuaba que era el novio de Axwell. Pero ríe con Axwell -Jjajajajajajaja jajaja- Eso si que rompió el hielo y la estupefacción de Aaron. -Axwell no tiene tanta suerte para convertirme jajaja.- Bromea entre las risas, que él ya aclararía que tenía novia.

 Maldeciría su sangre caliente una y mil veces, era como algo natural querer derretir ese tenue halo fresco de las escandinavas. Sus risas se apagaron pausadamente al escuchar la pregunta de Lena, el latino abrió los ojos y la boca sorprendido por unos instantes, no pudo frenarse de bajar la vista, ladea una sonrisa y volver a verla como una coqueta reprimenda; sin embargo antes de que responda Axwell ya tenía una cara y apresuró a la pareja.

A Aaron le hizo mucha gracia ver celoso a Axwell, si estaba así por su prima como sería si llega a conocer a su hermana. 

En silencio Aaron escuchaba a los primos hablar, esa pregunta tras la conmoción de imaginar sus intensiones al preguntar, le volvía a traer sus líos del corazón a la mente.

Le saca de sus cavilaciones que le vuelvan a llamar gay -Jajjajajaja, ya Axwell dile que somos pareja hace tres meses jajaja.- bromea casi como un ruego de desviar la mente de Clem y esa distancia que marca entre ellos.

Pero se queda sorprendido de que Axwell le fuera a llevar a uno de esos lugares, a diferencia de Lena él puso una cara de circunstancia -¿En serio íbamos a un Striptease?- Si lo mencionó Aaron lo tomó como broma. No era por Lena, Aaron era algo más lento que Axwell para muchas cosas, a pesar de llevarle un año. Aaron buscaba la mirada de Axwell aunque Lena estuviera de por medio para que le confirme si ese era el plan; igual no iba a rechazarlo por que no les iban a vender alcohol en otro lado.

Lena no se corta para nada, de hecho parece entusiasmada. De hecho se prende de los brazos de los dos altos jóvenes a su lado. No sabe que pasaría, si por que era un latino fogoso, por que la Lena estaba como de rechupete o por que Clem no le había hecho caso en un buen tiempo... Aaron siente el contacto del brazo como una caricia que se le hace complicado tolerar, poniéndose levemente rojo por un instante. -Uhmm....- pero la chica le habla. -Pues iba a decir que si íbamos con nosotros al menos ya no tendría que sacar a bailar a Axwell. Pero si vamos a un lugar de stripers... pues no sé como sea la cosa. Nunca he ido a uno la verdad.- Se encoge de hombros.

-¿No hay otro lugar donde nos quieran servir tragos?- pregunta a Axwell por otras opciones que él era el men de los antros, ya asumiendo que llevarían con ellos a Lena. Tampoco le molestaba su presencia.

En el tiempo que ella mira el móvil, yo me planteo por segunda vez lo del Dumbo Hall. ¿Por qué? Pues porque aunque Mena disimula muy bien tras años de práctica, sé que se ha sentido decepcionada al negarme a acompañarla, y también porque si le he dicho que la compensaría de alguna manera...no debería negarme a lo que me ha pedido, ¿no? Es de bastante mal amigo, y aunque sé que no va a ser bueno para mi...

–Te acompañaré, ¿vale? – termino diciendo – Un ratito. Y es posible que no esté muy social ni colaborativo, pero iré contigo al menos hasta que encuentres con quien pasar el rato, ¿te parece? – le propongo, e interiormente ya estoy arrepintiéndome. 

Mena necesita apoyos ahora, ¿qué menos que al menos hacerle un rato compañía en un momento complicado para ella? Eso es de ser buen amigo, y para un apoyo que me queda tras la huída de Alex, el pasotismo de Fía y...bueno, Clem...debería cuidarla un poco. Aunque después me sienta tan a gusto a mi rollo en Brooklyn que decida pedirle el apartamento a mi madre y quedarme.

No me esperaba para nada que cambiara de opinión; de nuevo he debido ser cien por cien transparente con mi cara, y mi intención no fue en ningún momento darle pena para que acabase viniendo. ¿Y ahora qué le digo? Me gustaría que viniera, claro, aunque fuera al principio, pero no se trata de forzarle cuando está bien.

Ahora estoy dividida e incómoda.

— Claro que me parece, pero de verdad… —le miro un poco seria. — No te sacrifiques. Aunque te será más cómodo escapar; vives prácticamente al lado ahora.

–Bueno, ya te he abandonado suficiente viniéndome aquí. Aunque si podemos ir pronto para que pueda largarme antes de que llegue la pareja del año, casi mejor – propongo – Pero sí, tengo vía de escape rápida ahora que estoy en este apartamento.

Eso último también me ha ayudado a decidirme. Porque lo primero es lo primero, que es Mena, pero también es cierto que es más cómodo cuando puedo escaparme y llegar rápido a "casa". Sé que me la estoy jugando, porque si me voy justo cuando aparecen ellos, de nuevo seré la comidilla de Gossip Girl (tenerla silenciada de las redes también ayuda, claro). 

–Aunque, si te digo la verdad, ya soy el cobarde oficial del Constance, así que realmente ya como que me da igual. Al menos en ese sentido – comento – Siempre puedo no volver, si veo que la cosa se pone muy fea – lo digo en tono de broma, pero es perfectamente plausible que llegue a pasar eso – Yo estoy socialmente muerto, con la patada de Clem y el haberme cambiado por ese tío, así que vamos a intentar salvarte al menos a ti, ¿no? Puedo sacrificarme un poco, no pasa nada.

— Es cierto que me has abandonado pero te juro que lo entiendo y no te culpo. Es más, te he envidiado muchas veces ya durante todo el día.

Lo reconozco con la misma sonrisa tensa, más hacia dentro que hacia él, para mantener la apariencia de control y normalidad. A lo mejor parece que tomo demasiadas técnicas de Clem, pero no, esta es de mi madre y deduzco que es una crianza típica de la Costa Este. Del mundo de la vida pública.

— Lo aprecio. Y si sale muy mal sabes que acabaré aquí de nuevo, ¿no?

En algo tenía razón Aaron y era que el garito de Streaptease no era quizás la mejor opción para llevar a su prima, de la cual ya difícilmente se podrían deshacer.

Pero es que no habían muchos locales que él conociera donde no comprobaran la edad de la clientela, y por tanto unos menores como ellos podían beber.

Además, aún no eran ni las ocho de la tarde, así que muchos estaban cerrados aún.
La única opción que se le ocurrió fue un local del que había oído hablar pero al que aún no había ido; el BCC o Brooklyn Country Club.

Un bar donde ponían música country… buff, qué miedo le daba.
Pero era mejor eso que exponerse a que Lena le contara a su madre o hermana que Ax la había llevado a un sitio con tías que lo enseñan todo.

Vale. Tengo una idea que no incluye tetas al aire.
Pero luego no quiero quejas… dijo, y es que imaginaba que ninguno sería fan del country.

Fueron al coche, y Lena se sentó de lado en los asientos traseros, porque era bastante alta y estos bastante estrechos.
Así que su cuerpo quedaba justo detrás de la cabeza de Aaron.
La mayor parte del trayecto se distrajo con el paisaje, pero cuando éste se volvió más monótono, entre las calles de Brooklyn, le dio por jugar con tu oreja, dándole toquecitos y hasta un leve tirón.

Es que tienes unas orejas muy grandes… te sacó la lengua con una risita.
Ax casi que ni se enteró.
Iba explicando las bondades del sitio y otro, qué era éste o aquel edificio (¿o se lo inventaba?) y eso que había dicho que no haría de guía turístico.

Poco después llegarían al BCC, donde el ambiente country ya se notaba sólo abrir la puerta.

Un grupo de cantantes amenizaba la tarde con música en vivo, country por supuesto.
Axwell observó el local y si algo tenía era que era muy “Instagrameable”.
Así que el propio Ax propuso sacarse una foto los tres, con aquel toro mecánico y los cantantes con sombrero cowboy de fondo.

Una especie de selfie que bautizó como…

Vikings in New York

Señalando a su prima con una sonrisa que se le debió contagiar.

¡Venga, voy a pedir! ¿Qué queréis? y aunque habían mesas y hasta camarera, esta estaba demasiado ocupada con un cliente que parecía estar tratando de ligársela.

Lena pidió “algo muy americano” lo cual hizo a Axwell enarcar una ceja, pero pensando en pedir alguna cerveza local. Porque el bourbon era demasiado fuerte para empezar.
Escuchó el pedido de Aaron y fue a la barra a por bebidas.
¡No os acostumbréis, que no soy vuestra jodida camarera! dijo antes de irse.

Lena se sentó en una mesa, observando los cantantes y cantando como si fuera fan de toda la vida.
¿Siempre os divertís así?
¡Oh, espera! ¡Tenemos que montar allí! te agarró de la mano dispuesta a ir al toro mecánico y montarlo.

Suspiro y niego con la cabeza.

–No hace falta, Mena. Prefiero que te quedes y recuperas esa vida social que mereces con o sin Clem – respondo. Lo reconozco, me gustaría que se amigaran. Me da más pena lo que le ha pasado a ellas que lo mío con Clem. Duele, sí, pero tristemente estoy acostumbrado a perder a las chicas que me gustan así que es cuestión de tiempo que deje de doler. O eso me digo a mi mismo para pasarlo mejor. No tengo duda de que la rubia sin ella también se siente sola, por mucho que ahora tenga un nuevo novio, porque esas amigas que dicen serlo, lo son sólo de boquita y apariencia; seguramente si las cosas se ponen feas, lo primero que harán será darle la espalda. Clem levanta muchas envidias, malas, y lo peor es que eso también se direcciona hacia su mejor amiga... Sé de primera mano, porque lo hemos hablado mucho la latina y yo, lo a la sombra que se siente en numerables ocasiones junto a su ahora ex amiga. Y pese a eso, Mena ha estado con ella, hasta ahora. Es por eso mismo que sé que seguramente sea la única amiga fiel que tenía. Realmente es una mierda que por culpa de un chico ahora estén así. Si no estuviera concienciado de fingir que Clem no existe, seguramente intentaría interferir para que intentaran hablar de nuevo con otra actitud más comprensiva la una con la otra.
Pero hacer recapacitar a Clementine ya no es mi trabajo. Que lo haga el otro.

–Se me da bastante bien estar sólo. Siempre he tenido amigos, pero no me disgusta pasar el rato conmigo mismo: tuve que aprender a hacerlo y a tolerarme antes y durante mi transición. 

— No hables así, vamos, es un bache para los dos. Y en algún momento Alex se pondrá los calzoncillos de principito mayor y también volverá a dar la cara —que tenga que ser yo la primera en hacerlo no es lo cómodo ni ideal pero no me creo demasiado que fuera capaz de recuperarme si desaparezco siquiera un día. No pude hacerlo sola antes y no podré hacerlo sola ahora.

Va, al menos me terminaré el plato de pollo con almendras. Preparo otra cucharada y me acerco el plato para evitar manchas.

— Al menos me tendrás a mí, ¿vale? No me voy a ninguna parte.

Esa soy yo, la idiota fiel. Ojalá saber a quién dedicarle esa fidelidad siempre.

Sonrío al escucharla. Realmente, todo hubiera sido más fácil si me hubiera pillado de ella y no de su amiga rubia, pero el destino a veces es así de caprichoso. Me muevo en el sofá para ponerme tras ella y abrazarla por la espalda, apoyando la mejilla en su hombro. 

–Gracias, sé que lo dices en serio, pero yo también voy en serio con eso de que me preocupa más tu vida social que la mía, porque sé que tú le das más importancia que la que le doy yo – respondo, suave – ¿Alex? Bueno, técnicamente debería volver en algún momento, pero no voy a aventurarme porque ni siquiera sé si cuando se cumpla la semana de estar aquí, querré volver o estaré mejor en el exilio.

Me dejo abrazar, con cuidado de que no se caiga nada de mi plato al sofá nuevo. Disfruto del contacto físico, de su efecto calmante. A mucha gente con cultura más europea, ingleses, holandeses y demás, no les gusta utilizar el lenguaje físico ni siquiera entre amigos. Por eso es importante tener amigos latinos, españoles o de familia italiana incluso: son los que te darán un abrazo cuando lo necesitas, los que no se espantarán si les abrazas tú o los llenas de besos.

— Como me dejéis sola los dos os buscaré y os mataré —bromeo en voz baja, insegura pero insistente en demostrar que no me afecta, que no me da miedo enfrentarme a la soledad del Constance sin amigos con estatus. — No sé en qué situación te marchaste de España, pero cuando nosotros nos fuimos de Los Ángeles me despedí de todo lo que conocía: amigos, primos... Nunca tuve problemas conociendo gente nueva o haciendo nuevos amigos, y de pronto llegué aquí y todo se sentía tan frío y gris... —exhalo antes de seguir, recogiendo algo de salsa del pollo con el costado de la cuchara por hacer algo. — Me volví una introvertida hasta que conocí a Clem y podíamos compartir el mismo carácter y experiencias sobre la Costa Este... No quiero volver a eso.

Suspiro un poco cuando menciona eso primero de que si la dejamos sola nos buscará y nos matará. Yo sólo espero no acomodarme demasiado a Brooklyn, porque me conozco y sé que soy capaz de quedarme aquí. Sobre Alex no puedo decir nada porque mi móvil sigue sin noticias suyas.

–Pues mi marcha de España fue un poco parecida – respondo a lo otro que comenta – Dejé allí a todo lo que conocía hasta ese momento, amigos de la infancia incluidos. No voy a decir que nos mudamos por mi, porque a mi padre también le venía bien para sus negocios, pero también es cierto que yo quería experimentar mejor qué se sentía al empezar de cero en un lugar donde nadie conoce quién has sido antes del que eres ahora – voy diciendo todo esto sin variar mi postura, abrazado a su espalda y con la mejilla en su hombro – Ya ves que no tuve problemas para relacionarme, pero buen parte del camino me lo allanasteis tú y Clem. Sinceramente, no creo que tú vuelvas a ser esa persona introvertida, porque de verdad pienso que eres alguien más allá de la mejor amiga de Clem, pero sí es normal que nos afecte a ambos. Y no hablo ya, por mi parte, de ser su novio, porque aunque hubo atracción desde el principio, también éramos buenos amigos – reflexiono un poco antes de seguir hablando – Por mucho que les guste el tío ese, estoy seguro de que va a echarnos de menos, ¿sabes? A ti por ser su mejor amiga y a mi... Bueno, quiero pensar que al final, con quien hablaba de sus movidas era conmigo, y el que sabía qué decirle y cómo hacerla recapacitar, con mucho trabajo y paciencia, era yo. El tal Aaron ese no la conoce, aunque crea que sí, porque no se conoce a alguien por ser su rollo de verano. Y Clem es el claro ejemplo de que para coger una rosa, tendrás que pincharte con sus espinas – ahora sí me aparto de Mena, chasqueando la lengua – Yo qué sé, Mena, tengo tantas cosas en la cabeza...y a menudo se contradicen.

Aaron agradecería que no vayan al local de Striptease, ya andaba calenturiento por no concretar nada con Clem, siendo él alguien afectuoso y de mucha piel.

-Jajajaja tranquilo, estoy seguro que si es un lugar que tu conoces tendrá clase.-

Ya en el coche, Aaron estaba por preguntarle algo a la prima de Axwell como para hacer algo de charla pero antes de abrir la boca siente el jugueteo en sus orejas. Al comienzo sin creyendo que era un accidente y luego girándose ante el tirón. La rubia se excusa diciendo que tiene orejas grandes y Aaron extrañado solo ríe en silencio por que le parece de lo más peculiar ese comentario, manteniendo cierta complicidad con la rubia. Se giraría de nuevo y hablaría como si nada.

-¿Entonces qué tipo de música te gusta, Lena? Yo no encajo en el estereotipo de mi etnia pero, igual me gusta moverme al ritmo de casi cualquier música.-

Ya llegando al lugar, Aaron se queda sorprendido -Jajajaja tío ¿Cómo descubriste este lugar?- sinceramente Axwell le sorprendía siempre, era tan "de mundo" él lo admiraba por eso.

 A la hora del selfie en ese lugar tan memorable, haría el símbolo de paz con las manos tocando su frente con el índice, sin buscar proximidad extra con Lena, cosa que haría si estuviera soltero.

-Oh yo también quiero "algo muy americano"... que tampoco llevo tanto en el país.- sonríe y se encoge de hombros, imaginando que se trataría de alguna cerveza local que le vendría bien para relajarse un poco sin emborracharse. -Jajajaja Bueno pero ¿entonces no quieres propina?-

Sonreía contento con el intercambio con Axwell, siguiendo a Lena a donde se quisiera sentar que a él le daba igual; comenzaba a disfrutar del sonido de las guitarras, el bajo pegando líneas , la voz grave, y la tarola marcando los tiempos. Aaron movía la cabeza y gozaba la música. -Si te soy franco, yo nun...- La rubia interrumpe su respuesta y se lo lleva de la mano al toro mecánico. Aaron ríe por que le hace gracia como parece una niña emocionada que le entusiasma todo. -Jajajaja tranquila no ese toro mecánico no se irá a ningún lado.- pero no le quita la mano.

-Jajajaja no podemos montar a la vez.- Le advierte, pero si está dispuesto a acompañarla al lado del cacharro para ayudarla a montarse. Como le parecía inocente la interacción se tomó la libertad de poner sus manos en la esbelta cintura de la rubia y alzarla para que ella solo tuviera que cruzar su pierna para montarse en el toro mecánico, ella era muy alta seguramente si Aaron no fuera un mastodonte como Axwell no podría hacer lograr ello. -Ven monta, por aquí debe haber algún botón para arrancarlo.- Si todo iba bien buscaría los controles para poner una intensidad moderada y ver como le iba a la rubia, posiblemente recién cuando estuviera cabalgando la criatura mecanizada se daría cuenta de que se quedó viendo a la prima se du amigo y sus coletas rubias sacudirse al aire.

Pues al final para él fue como para mí, con la diferencia de que nosotras ya estábamos aquí para allanarle la vida social. Vale, y que yo no tenía ninguna gana ni prisa de reinventarme: estaba perfecta como era en LA.

Cuando termino el plato me recuesto contra su abrazo hasta que se aparta.

— Sabes bien lo terca que puede ser: tendrá que caer muy bajo para que admita que nos necesita. Sólo espero ser lo bastante fuerte para mantenerme al margen si algo le pasa; necesita esta lección —es lo que digo para convencerme, por supuesto. Lo que necesito creer para que duela menos. — Hemos hecho fatal esto de no hablar de ella. Espero que mejoremos con el tiempo.

–Ha sido culpa mía, perdona... – musito cuando comenta que hemos pasado totalmente de lo que habíamos propuesto por mensajes: no mencionar a Clem ni a Aaron. De este último, yo personalmente paso como de la mierda. Quiero decir, ni le conozco ni lo pretendo, y tampoco parece que Mena quiera o necesite hablar mucho de él así que... A los dos nos duele más la otra persona: su amiga y mi... Bueno, lo que sea. O lo que fue. O lo que es. Ya ni yo sé qué nombre ponerle. O más bien, no quiero planteármelo – Pero sí, sé de sobra lo cabezota que es, como también sé que va a meterse en la cabeza que la culpa es nuestra. Y puede que mi guerra durante el año pasado, una de ellas, fuera hacerla entrar en razón pero...esta vez, paso. No tengo las ganas ni la fortaleza necesarias, la verdad. Tampoco te culpes si terminas teniendo piedad y acudiendo "a su rescate" si algo le pasa, porque eso sólo reflejaría que tienes empatía y piedad. Sé que no se estila mucho en el mundillo en el que solemos movernos, pero realmente son rasgos bien valorados – comento. Creo que esto de Clementine, definitivamente, me está jodiendo; sólo espero poder ponerme mi disfraz de indiferencia cuando vaya al Dumbo – Así que sólo te haría mostrar que eres mejor persona que ella – me encojo de hombros – Por lo otro no te preocupes, es algo temporal. Quiero decir, en algún momento tendremos que superarlo, ¿no? Tarde o temprano... Igual para la próxima vez que vengas a verme, podemos simplemente bebernos unas copa y bailar reggaetón – le sonrío.

No creo que sea un asunto de ser mejor o peor persona que Clem, sino de ser exponencialmente tonta cuando se trata de ella: cuanto menos debería perdonarla más abajo me bajo las bragas por ella. Al final no soy tan diferente del resto de lamebotas que suspiran por ella y es lo que más me toca las narices, el saberlo sin poder remediarlo.

Uy, es verdad, si había reggaeton puesto... Con la conversación se había convertido en ese hilo musical de fondo que hay en mi vida siempre, en mi casa. Le falta volumen, y a mi cuerpo las ganas necesarias para menearse. Al contrario, estoy ahora muy a gusto subida en sofá ajeno, lo bastante cómoda para hacerlo con ninguna elegancia pese al uniforme y mostrando la parte más fea de mí, la insegura y envidiosa Mena. Esta vez me acuesto del todo, sobre sus piernas, con el plato vacío todavía sobre las mías pero sujeto con las manos para evitar un desastre doméstico.

— La próxima vez nos "emborrachamos" de verdad.

Nos sé cuán en serio lo digo. Cuando estamos así de en la mierda y bebemos siempre acabamos enrollándonos, aunque haya ya muchísimos meses de la última vez. 

Le quito el plato vacío de las manos para dejarlo sobre la mesa; no porque tenga miedo de que lo tire, sino porque así estará más cómoda. Al haberse recostado sobre mis piernas, yo apoyo del todo la espalda en el sofá, poniéndome también cómodo, y llevo una mano a acariciarle un poco el pelo distraídamente.

–Bueno, hoy no era el día. No tenía expectativas reales – sonrío un poco. Ni ella ni yo estamos con las ganas de beber, aunque lo cierto es que el haber bailado un rato antes de que llegara me había animado un poco. Está claro que todo lo que tenga que ver con Manhattan, el Constance y Clem me baja de cada nube en la que intento subirme para intentar no venirme abajo – Pero insisto en lo de que vengas el finde y salgamos por aquí de fiesta, lejos del resto. Nos vendrá bien. Aunque supongo que, ahora que quieres recuperar otras amistades por el bien de tu status, preferirás salir por allí... – agacho la cabeza para mirarla – No juzgo, y tampoco me importa salir sólo, ya que no sería la primera vez ni la última así que...no te sientas obligada a decirme que sí.

Se me cierran un poco los ojos cuando siento sus dedos en mi pelo. ¿Cuántos alisados de keratina llevo ya sólo para llevarlo como las demás chicas? Que sí, ahora lo tendré suave, brillante y todo lo que tú quieras, pero no es mi pelo natural.

Estoy cansada. Venir aquí antes de tener que volver al colegio para la reunión del Club de Teatro ha sido la decisión más sabia, ya que aquí no tengo que forzar nada. Mi cerebro puede descansar.

Quizás es por eso que me está dando sueño…

— Es la Semana de la Moda; tengo que dejarme ver por todos los sitios que pueda si quiero seguir siendo relevante. Además Moschino me ha invitado a su desfile y post fiesta… —bostezo, colocándome el dorso de la mano delante de la boca.  Ahora mismo todo eso me da mucha pereza. — No quiero que salgas solo. Podrías venirte.

– No vayas a dormirte, que tienes cosas que hacer – la aviso, apartando mi mano de su pelo para no incitarla más a relajarse o luego le dará paja moverse y será culpa mía – Hostia, es verdad... No me acordaba de lo de la Semana de la Moda – bufo – Creo que me estoy aislando de todo estando aquí, y sabes que la moda me encanta aunque la interprete a mi manera – río suave – ¿Me estás invitando a ir contigo a lo de Moschino? Wow, eso es como de cita seria, ¿no? – bromeo, sonriendo de lado. No, no creo que ninguno de los dos estemos para citas, la verdad, pero estoy viendo que se hablaría mucho si apareciéramos juntos en un evento como el de Moschino – ¿Crees que es buena idea? Ya sabes que luego no pararían de hacer conjeturas... Dirán que nos hemos liado por despecho o yo qué sé. A mi ya me da igual mi status social, pero lo mismo a ti no te va bien – me encojo de hombros. Es triste tener que pensar en estas cosas y no dejarse llevar y hacer lo que te dé la gana sin más.

Lena se montó al toro mecánico, demostrando una habilidad bastante buena. Tenías tus dudas de que hubiera muchos de esos en Suecia, así que o tenía una habilidad innata o es que estabas siendo demasiado indulgente con la potencia de la máquina.
Sus trenzas arriba y abajo y la música que acompañaba la atracción, y porqué no decirlo, el vaivén de su delantera, atrajo a un grupo cada vez más numeroso de curiosos y/o pervertidos.
Porque la mayoría eran hombres, y no precisamente de vuestra edad.

¡Dale pequeña!

¡Muévete! ¡Así, así!

¡¿Quieres montar algo todavía más salvaje?!

Los comentarios iban subiendo de tono, hasta que regresó Axwell asustado.
¡¿Qué leches estáis haciendo?! te dijo, cargado con las cervezas.

¡Aaaaxxxxx! ¡Mírame! ¡A que no puedes hacer esto…! Lena tuvo la ocurrencia de levantar las manos en su éxtasis (y eso que no había tomado nada aún) y con un par de sacudidas se fue al suelo.
Su caída fue más aplaudida que un Home Run de los Yankees, haciendo que Ax mirara a todos esos babosos con cara de asco.
Por suerte no se caldeó el ambiente demasiado y la gente se fue dispersando.
Lena te chocó las manos como celebrando algo, y salió del ruedo subiéndose a tu espalda.
¿Pero qué haces? protestó Axwell.

Comprobar si es verdad que entrenáis duro… le sacó la lengua. Ax se armó de paciencia hasta llegar a la mesa, donde se bajó.

¿Contenta? No sé si darte de beber… Axwell parecía preocupado por lo que Lena pudiera hacer con alcohol en el cuerpo.

Ella se apresuró a arrebatarle una cerveza.
¿Cómo que “darme de beber”? ¡Que no eres mi madre! se puso a reír, y levantó la cerveza para brindar.
¡Por los toros mecánicos! Axwell se puso a reír, ¿a quién se le ocurría brindar por eso?

Comenzasteis a vaciar la bebida, y Lena no se callaba con lo de ir a tal o cual sitio, Axwell le parecía dar largas, sobretodo para ir a ciertos museos.
Ummm… ¿es que no has estado allí? Pensaba que habrías llevado a tu novia… ¿en serio tienes?

¡Que sí!

Ya claro… ¿y porqué sales con Aaron y no con ella?

¿Qué problema hay? Quiero salir con mis colegas también. Además Fifi actuaba hoy.

¿Es que es actriz? preguntó ella.

Ballerina. la respuesta de Ax hizo que Lena comenzara a reírse sonoramente. Axwell frunció el ceño algo molesto.
¡¿Qué pasa?!

¡¿Ballerina?! ¡¿Tu novia?! ¡Anda ya! siguió riendo.

¡Que es verdad! ¡Díselo Aaron!
Mira, una foto nuestra… le enseñó la pantalla del iPhone y Lena por fin se calmó.

Ahhmmm… vale, digamos que me lo creo…
Pero es una lástima; porque la pelirroja esa te va a gastar de tanto mirarte… dijo desviando la mirada al lateral, donde una chica pelirroja bebía en la barra.

Disimuló como si no mirara hacia vuestra mesa.
Seguramente tenía algunos años más.

¡Anda ya! No me líes. le dio un empujoncito entre risas.

¡Que es verdad!

Mmm… a lo mejor miraba a Aaron… te metió Ax para librarse.

Lena alzó una ceja pensativa.
Puede ser…
Sólo hay una manera de saberlo… y le hizo gestos a la pelirroja para que se acercara.

Axwell intentó pararla agarrándole las manos, pero la chica, con su sombrero de cowboy y sus tatuajes, se fue acercando con un cigarrillo en la boca y un vaso de whiskey con hielo en la mano.
Ax bajó la cabeza decepcionado, pero se recompuso cuando la cowgirl llegó y se sentó a su lado, mientras Lena se pegaba al tuyo.

Hola chicos. ¿Queríais algo? su voz sonaba algo gastada por el tabaco, pero todo en ella era bastante sexy.

Axwell miró a su prima de forma asesina.
¡Hola! ¡Wow, qué guay eres! ¡¿Vistes así todos los días?!
Queremos saber a quién mirabas; a mi primo Axwell o a Aaron… ¿cuál te gusta más? preguntó entusiasmada Lena.

La pelirroja se puso a reír y dio una larga calada.
¡Qué monos sois! ¿Qué tenéis, 17, 18.. 19 quizás?

Tenemos 21, por supuesto. Axwell intervino para intentar aparentar que teníais la edad para beber.

¡Claaaaaro! Venga, haré como que me lo creo. Entonces dejad de beber eso y tomad alcohol de verdad… le hizo un gesto a la camarera para que se acercara.

Axwell le lanzó una mirada asesina a su prima, quien se acurrucó a ti como si buscara tu protección.