No dormí demasiado bien. Una vez reposé todo el cansancio del largo día que tuvimos empecé a soñar con el striptease, pero lo realizaba delante de un Axwell que me abucheaba y me pedía que me volviera a vestir, o intentaba taparme él mismo. Desperté estresada por eso, y reconozco que hacerlo en una cama vacía tampoco ayudó a que la ligera molestia estomacal de la resaca no me enviara al baño. Lo único que me separó de las cuchillas en mi bolso fue el hecho de tenerlo en la habitación, lejos de mi alcance, y cuando terminé lo que hice fue meterme entera en la ducha, cabello incluido, sin pensar en la hora que sería.
Claro que tenía que enfrentarme a eso tarde o temprano porque tenía una boda para la que prepararme: de punta en blanco, perfecta de pies a cabeza para las carpetas privadas, cubiertas con cinco filtros de seguridad, de varios famosos. Porque, como dice siempre mamá, no quieres estar dentro de diez años en la casa de Jenna Ortega mirando las viejas fotografías de su padre en un proyector y Hero Fiennes te vea con el vestido remetido en las bragas. Bueno, esa es su excusa para no usar ropa interior en eventos públicos, además que mi crush con Hero terminó hace muchos años pero todavía me lo recuerda.
Y Jenna y yo sólo somos amigas virtuales, no creo que acabe en su casa dentro de diez años.
No es hasta que me animo a llevarme algo a la boca, que me termine de asentar el estómago, que veo la nota de Axwell. Asumo que es de él, no de algún empleado cualquiera que haya entrado en todas estas horas, viera divertido tomarme el pelo y de algún modo supiera del striptease. Ideas estúpidas, para evitar pensar en lo que me duele que encima me haya dejado sola y tirada en Waikiki en vez de esperar a que despertara. Mi pesadilla no había sido una pesadilla, sino una realidad. Mel tiene razón: la sensibilidad de una roca. Aunque falsas, un cocodrilo al menos tiene lágrimas.
[…]
Como ya pensaba ha sido demasiado fácil hacer creer a mi familia que he estado toda la noche en el resort. Cuando he entrado en mi habitación los gemelos estaban tan fritos que ni me han oído llegar ni cambiarme para ir al spa. Ya cuando se han despertado, ha bastado con decirles que cuando llegaron estaba en el baño y por eso no me vieron en mi cama. Sorprendente me parece que se hayan acordado.
[…]
Ya cuando uno de los tantos peluqueros contratados se estaba haciendo cargo de mi pelo, cuando por fin puedo estar sentada y con las manos desocupadas el tiempo suficiente, aprovecho para buscar mi conversación con Axwell de Instagram para hablarle. Ya que él no lo ha hecho.
¿Y qué sientes exactamente? He regresado sana y salva, por cierto.
Axwell estuvo bastante liado aquella mañana, principalmente respondiendo al interrogatorio al que le sometió Melisa.
Ella sí que se había percatado de su ausencia nocturna, y de hecho tenía varios mensajes que había ignorado de la noche anterior.
¡Debería dedicarse a detective en lugar de modelo!
Finalmente logró medio convencerla de que se encontró con unos amigos del béisbol que estaban de vacaciones en Honolulu.
Y escuchar la palabra “béisbol” sirvió para que se activara su alergia y dejara de preguntar.
Luego también tuvo que soportar a su madre preguntando una y otra vez si éste o aquel vestido le quedaban mejor.
¿Cuántos se había traído? Con razón llevaba esa maleta enorme…
Su padre se había escaqueado con cualquier excusa, y Mel se pasó buena parte del día sacándose fotos para su Instagram.
Así que le tocó hacer de fashion counselor de su madre…
Con todo eso prácticamente llegó la tarde, y vio el mensaje de Mena.
Suspiró.
Aunque le había dejado el chofer a la puerta del hotel, quizás debería haber vuelto con ella y asegurarse de que volvía sana y salva.
Pero había elegido huir y ahora se daba cuenta de su error.
Dudó qué responder e incluso pensó en la posibilidad de no hacerlo, seguramente no estaba muy contenta por su reacción.
Pero al menos le debía una disculpa.
Vaya, sí que has llegado rápido nadando… :P
Un poco de broma para rebajar la tensión
Lo siento por todo un poco, pero especialmente por…
Dudó cómo seguir y pensó que al ser latina sabría algo de soccer y entendería una comparativa futbolística.
…Por haber querido empezar el partido por la tanda de penaltis…
Me alegro de que estés bien y espero que disfrutes de la boda.
Si en algún momento te aburres mucho, búscame por ahí y así puedo disculparme en persona.
Btw, ¿hemos salvado el cabello? ;)
Casi se arrepintió de escribir eso último, le daba la impresión de que a Mena no le gustaban sus bromas.
Pero lo hecho, hecho estaba.
Quedaban ya pocas horas para la boda y era hora de prepararse.
Jueves, 1 de Septiembre de 2.022
El vuelo entre Nueva York y Orlando estuvo lleno de “turbulencias”.
Y no porque el avión hubiera cruzado una zona de fuertes vientos o tormenta, si no porque los asientos de First Class (que casi sería más correcto llamarlos “habitaciones”) ofrecían suficiente espacio e intimidad para jugar durante el vuelo.
Las casi tres horas de vuelo se pasaron muy rápido, y desaprovechasteis la mayoría de amenities que ofrecían esos caros asientos.
Pero nadie podía decir que no lo hubierais pasado bien.
En el aeropuerto tomasteis un coche de alquiler para ir al parque de atracciones, algo que se podía hacer en autobús o taxi, pero Axwell también tenía planeado ir luego a la casa de sus padres cerca de Miami.
Cómo iba a ser un trayecto bastante largo (del parque a Miami) Axwell eligió un SUV para que el trayecto fuera más cómodo, pero no uno económico, si no el Maserati Levante que debería costar una buena pasta por día.
Y es que a Ax le gustaban los coches deportivos, algo que le venía de su padre; ya se sabe, a los jugadores profesionales les encanta fardar de coche.
Sea como fuera, el trayecto hasta Disney World duró poco más de media hora, en la que Ax probó cómo respondía el SUV italiano.
Don Jr. llevaba unas gafas de sol de color marrón y una camisa azul hawaiana con la peculiaridad de que en lugar de flores, tenía siluetas de la cabeza de Mickey Mouse en rojo y blanco… ¡venía todo preparado!
¡¡Wooooooowwwww!! gritó Axwell al ver el arco que os daba la bienvenida al parque.
Y cuando justo lo cruzabais, se puso a mirar por la ventana del coche. Cuando le preguntaste qué hacía, contestó entre risas.
¡Mirar si le veo las bragas a Minnie! no podía parar de reír, estaba feliz.
Después de ver el desvío al resort, lo primero era aparcar y dejarlo todo en el hotel.
El cual estaba dedicado a varios personajes de las películas de Disney, especialmente a La Sirenita, El Rey León y Cars.
Una noche la ibais a pasar aquí, y la otra en el nuevo y popular hotel de Star Wars Galactic Starcruiser, que de tan popular sólo habíais podido reservar una noche.
La tercera noche se suponía que iba a ser en la casa de Miami, desde donde volveríais a Nueva York.
Tras hacer el check in en el hotel, fuisteis a la habitación a dejar las cosas, comprobando su estilo inconfundiblemente sirenistico.
Joder… en las fotos no parecía tan… infantil… y es que parecía ideal para niños de 6 o 7 años.
Podemos cambiar de hotel, supongo.
¿O te quieres quedar…? se acercó a ti y comenzó a hacerte cosquillas mientras cantaba.
Bajo del mar, bajo del maaaar
Ten cuidao Fifi que a lo mejor te van a picar
Bajo del mar, Bajo del maaar
Hay tiburones muy cachondos, ¡bajo del maaar!
No sabias que había desayunado hoy, pero estaba inspirado.
Por si no queda claro, canta la canción de La Sirenita “Under the sea” con letra alternativa. Saludos!
Jueves 1 de septiembre 2022
Mis ganas de él estaban a flor de piel porque más allá de que habíamos programado esto con mimo, la idea de estar unos días a solas con Ax, era simplemente maravilloso. Era una locura que nuestra primera salida como novios, sea un festejo compartido de nuestros cumpleaños y encima dónde... ¡En Disney world! Más no era capaz de pedir.
Estuve horas eligiendo atuendos, por mi cuerpo todo es provocativo y mola, pero quería algo más cuidado. Quizás más propio del lugar y me decidí por un top rosa, una falda en un tono más claro, transparente pero se veía un pequeño shorts bastante bonito debajo, sandalias y mi cabello al natural. No solía matarme con la ropa, tenía esa suerte de que todo me quedaba bien, las ventajas de ser bailarina.
Ya cuando estábamos en el avión, es que no nos pudimos contener, que una mirada, un beso o una caricia y terminamos liados ahí mismo. Jamás imaginé lo excitante que podía ser tener sexo ahí, pero con Axwell nada me sorprendía porque siempre desde que nos conocimos, no paramos de estar juntos. No olvido aún como una fiesta de Mel, terminó en una maratón de sexo con él... Mi amiga me mataría, pero, ya estamos juntos.
Una vez bajamos del avión, la idea de alquilar un coche era estupenda, más libertad y más íntimo. Obviamente nos sacamos varias fotos, juntos, a él muchas porque me tiene boba de amor y para que negarlo, estaba tan ilusionada con ir a este lugar juntos que todos los planes me parecían buenos.
—Al menos dime de qué color eran, ya veo que me cambias por ella—bromeé como él y le robé un beso—. No veas, me compraré orejas de ella.
Al llegar al hotel entre música, mimos y risas, unca carcajada solté cuando ví la habitación ambientada con la sirenita. Era una pasada, no me parecía infantil si nosotros nos encargaremos de hacerla +18.
—Ah no, yo me quiero quedar si me encanta—dije sincera y comencé a reír cuando se acercó a hacerme cosquillas—. Yo sé que hacer con los tiburones cachondos...
Rápido lo cogí del rostro y le di un morreo muy intenso, ya con miras de darle un estreno a la habitación. Es que entre la canción, esa camisa que le quedaba súper y su personalidad. ¿Cómo para no pecar? ¡Por favor! Ni en Disney World se salva de mi.
Rápido lo cogí de la camisa y lo empujé sobre la cama de la Sirenita, pobrecilla, esto iba a ser sucio. Solo espero que no le importe ya que rápido me subí encima de él entre besos, recorriendo su cuerpo, buscando rozar con mis manos esa piel que ya conocía bastante y no me cansaba.
—Bajo el maaaarr, bajo el maaaar... Pillare a un tiburón cuando me fui a nadaaar ...
Canturreo sobre su cuello, lamiendo entre besos, sin dejar de aprovecharme de él.
Justo cuando pensaba que ya no iba a responderme más lo hace, por supuesto, con una broma. Comienzo a entender un poco que es como se expresa, pero no dilucido si es una fachada que le ayuda a mantener esa distancia emocional, o si es su falta de tacto absoluto lo que le convierte en un jock básico que vive la vida a base de risas.
Lo hace encantador, y a la vez peligroso para mi salud mental. ¿Si lo sé, por qué acaba sacándome una sonrisa al preguntarme por el cabello? Como mi estilo para la boda incluye un peinado suelto de ondas con efecto mojado, para demostrarle que tengo sentido de humor, cuando estoy lista le envío una foto para que lo vea.
No lo hemos salvado así que lo hemos incorporado al modelito! xDDD
Te veo en la boda, supongo. Tendré que decirle a Christian Muñiz en algún momento que sé que tiene novia igualmente así que me quedo sin pareja de baile...
A Fifi le gustó aquella habitación de la Sirenita, así que se quedarían.
Y no sólo le gustó, si no que pareció encenderla. Le empujó contra la cama, cayendo contra las sábanas de pececitos y Estrellas de mar.
Uuuyyy… hay alguien aquí demasiado agresiva… se quejó, mientras se dejaba quitar la camisa.
Le correspondió a sus besos, buscando su lengua con ganas, siempre tenía ganas de ella. Sus manos se deslizaron por la sedosa piel de su muslo desnudo, y ya rozaban su ropa interior cuando recordó lo que se había traído.
Voy a tener que llamar a Mickey Cop… dijo de repente, escabulléndose de debajo de Fifi.
Buscó entre su maleta, sacando unas esposas envueltas en tela de color rosa.
¡Quedas arrestada acusada de… poner cachonda a la gente! puso aquella voz de pito de Mickey Mouse, y fue a engrilletar sus manos con el cabezal de la cama.
Puso una sonrisa pícara, y comenzó a llenarla de besos y lametones. Desabrochó de forma algo brusca su top, y liberó sus pezones del sostén, sin molestarse a desabrocharlo.
Ahí comenzaría a devorarlos mientras su mano buscaba ya la entrepierna, acariciando su sexo por encima de la braguita, hasta que notó la tela húmeda.
Entonces fue bajando hasta encontrarse con su húmedo sexo, el cual encontró tras quitarle las braguitas de un tirón.
Se entretendría ahí un rato, disfrutando de los gemidos de Fifi, maniatada en la cama.
Pero aún tenía una sorpresita más…
Esta vez sacó de su maleta, escondido entre la ropa, un vibrador… nunca había pensado que compraría uno. Por suerte en internet era fácil falsificar la edad. ¡Fifi le ponía tanto que quería probar de todo con ella!
Lo encendió, algo dubitativo porque no sabía si eso le iba a gustar pero…
Te declaro culpable de ponerme cachondo. El castigo será ejemplar… y fue acercando el aparato a su sexo, a ver cómo reaccionaba, recreándose con sus pechos para estimularla.
Tener sexo con Ax era un viaje alucinante por nuestras más sucias y geniales fantasías, con él todo era viable y para que mentir, si me encantaba el sexo. De ahí que me tiré encima de él, mancillando a la pobre sirenita, era nuestra versiona "bajo el mar" triple x y poco nos importaba.
—Uhm, eres tú que me pone así —dije traviesa, excitada y con ganas de él.
Pero como era de esperar, mi novio tenía una deliciosa sorpresa para este momento y al ver que se trataba de unas esposas, me dejé atar con gusto. Ya con una cara de excitación brutal, es que todo juego así, desataba mi lado salvaje y Ax siempre sabía cómo activarlo.
—Soy muy mala, solicito hablar con mi... Abogado—comenté siguiéndole el rollo—. Me he portado bien, solo... Solo quería jugar Mickey cop...
Y de esta manera quedé ya con menos ropa de la que tenía, no hizo falta hacer demasiados esfuerzos porque mi top desapareció y mis enormes pechos apenas se contuvieron en un sostén que parecía estallar en cualquier momento. Ya se pudo ver cómo mis pezones estaban duros y eso que ante sus besos, cerré mis ojos, retorciéndome de placer.
—Ahm, que castigo rico... Digo, muy malo.
Es que esa boca hacia milagros conmigo, teníamos una química y una piel tremenda, al punto de ir hacia esos derroteros que nos permite explorar, tanto como lo hizo con su boca y la forma en que se deleitó conmigo. Incluso cuando ví que sacó un dildo, sonreí golosa, había usado muchos en mi vida, que ahora él los use conmigo era todo un fetiche. Un delicioso fetiche.
—Oh no, Mickey Cop, si me castiga... No podré con esto, será difícil. Muy difícil tolerarlo... No sea demasiado malo conmigo, se lo pido—actúe un poquito, lo quería todo con él.
El mensaje de Mena le provocó una sonrisa, sobretodo por su peinado efecto mojado.
Wow! Ten cuidado, que vas a poner celosa a la novia!
Iré calentando en la pista ;)
De mejor humor, Axwell terminó de prepararse para la ceremonia.
Fue bastante clásico en su elección, más que nada porque su padre le hubiera regañado de usar trajes con más colorido.
La pajarita, eso sí, iba a juego con la de su padre, el novio y otros jugadores. Negra con el logotipo de los Yankees es un discreto tono plateado oscuro.
También llevaba el Rolex conmemorativo de la última World Series que su padre y Ronnie había ganado juntos.
Los novios habían elegido la puesta de Sol para el enlace. Porque era más romántico y porque no hacía tanto calor.
Y la verdad que Axwell lo agradeció, porque ese traje le hacía sudar un poco.
El pastor ya estaba listo para el enlace, así como los invitados que iban llegando y ocupando los bancos.
Por allí vio a Mena, aunque se sentaba bastante lejos y no dio tiempo para más que intercambiar miradas.
Además, con Mel a su lado, no quería darle comidilla para sus teorías conspiranoicas.
El novio llegó puntual, y la novia se hizo esperar algo más, acompañada de su padre.
La ceremonia fue de manual, con los juramentos, el anillo y finalmente un sinfín de aplausos y flores que volaban por los aires.
Axwell se quedó sin saber quién se habría llevado el ramo que lanzó la novia y era, según el dicho, la próxima en casarse.
Luego vendría la mejor parte, cuando ya comenzaba a oscurecer, y era el banquete, los parlamentos de los novios, fotos hasta la saciedad y por supuesto, el baile.
Todo ello se iba a realizar en una serie de carpas que habían montado bastante cerca de la playa.
Así más de uno y de una acabaría la noche borracho y en remojo.
Sería divertido verlo.
Te dejo a ti poner baza en la ceremonia: menú, pastel, música… lo que quieras. Saludos!
Fifi se había entregado al juego por completo y hasta actuaba para hacerlo más divertido.
Todo lo que hacían era siempre así de loco y espontáneo.
Bueno, no tan espontáneo porque se había traído los juguetes desde NY, pero sí deliciosamente loco.
El dildo comenzó a entrar, suave y lentamente, porque no estaba seguro si esas cosas dolían.
Mientras tanto, su lengua se montaba un festín con sus pechos, alrededor de los cuales giraba cada vez con más velocidad.
Fue introduciendo cada vez más el dildo, disfrutando de aquella mágica sinfonía que eran los gemidos de Fía.
Nada de excusas. Es su justo castigo por poner cachondo al personal… siguió con su numerito, ya con el juguete bien adentro, el cual comenzó a zarandear para que diera lo máximo de sí, subiendo también la potencia al máximo.
Maniatada a la cama, gimiendo como una loca de placer, y con su entrepierna que era ya como una cascada… joder, ¡se estaba excitando demasiado viéndola!
¿Te gusta? preguntó, aunque la respuesta parecía obvia.
Siguió ahí, con el vibrador a full y su lengua dale que dale hasta que Fifi llegó a su orgasmo, su recompensa que disfrutó con una sonrisa triunfal.
Entre convulsiones de su novia, sacó el dildo empapado, y acarició su entrepierna, quedándose sus dedos también húmedos.
Sin pensárselo mucho, se los relamió mientras miraba a Fifi juguetonamente.
Mmm… sólo por esto te perdono… fue a desatarla mirando cómo había dejado la cama.
Un poco más y sí que quedamos bajo del mar… bromeó, dándole un buen morreo.
Tiró las esposas por el suelo, y se quitó la camiseta.
Y esto acaba de empezar… dijo, acomodándose en la cama.
¿Sabes aquella canción de “Toy Story” que dice Hay un amigo en mí, hay un amigo en mí…?
¿Quieres conocer a mi amigo? miró hacia abajo, hacia su entrepierna, donde su ropa interior estaba a punto de explotar.
Aunque ya lo conoces… dijo en un tono juguetón.
En esa posición me sentí dichosa, la sensación, el dildo ejerciendo un delicioso efecto en mi hizo que estuviera empapada y por momentos me era muy difícil hablar siquiera, estaba en el cielo.
—Ay, Mickey Cop, Ahm...—pude decir entre gemidos y algún que otro grito de placer.
Es que me tenía muy caliente y a gusto, cada sensación era una verdadera locura en ascenso y yo que soy una cachonda perdida, con Ax, liberaba toda esa sexualidad para darle rienda suelta.
—Oh, no... Ahmmm. Si... Me encanta.
Me quejé un poquito temblando de placer, con unas ganas locas de abrazarme al orgasmo y dárselo. Y así fue porque no pude resistir mucho más, no cuando en medio de tanta sensación en mi coñito y la boca de mi rubio favorito, terminé por entregarme al bendito placer del orgasmo. Grité un poco entre espasmos mientras le di de mis jugos para que lo disfrute y al quedar liberada, ese morreo fue correspondido con toda la fuerza que me nació. Quería más y él me conocía.
—Ahora me toca jugar con mi amigo—dije al empujarlo para que se acomode en la cama, se lo comería entero—. Tengo hambre, tendremos la canción de Toy Story en este mismo instante.
Con mi boca comencé a realizar mi trabajo, lamidas, succiones, morreos con el glande. Todo para que lo sienta en cada roce, sin dejar de mirarlo, masajeando la base o comiendo sus testículos en medio. Él me conocía y siempre cuando estuvimos juntos, no me corté en nada. Ahora menos.
No tardó nada Fifi en despojarle de su ropa interior y ponerse a bucear en su entrepierna.
¡Cómo lo hacía!
Axwell puso los ojos en blanco loco de placer cuando comenzó a trabajar con su boca, agarrando sus cabellos, acompañando su ritmo.
Ahhh… joder… qué bueno… notaba cómo aquel placer era cada vez más intenso, así que se agarró con la otra mano al cabezal de la cama.
Fifi no se detuvo, parecía decidida a llegar hasta el final. ¡Qué mala! Sabía lo que le ponía eso…
Agarró con más fuerza sus cabellos, casi parecía que quería que parara, pero no, era lo contrario…
Al infinito… y más alláaaaahhhhh….. intentó decir la famosa frase de Buzz Lightyear, pero le quedó bastante forzada cuando llegó al orgasmo, uno salvaje que le hizo agarrarse a la cama como si fuera a caerse.
Seguro que había “duchado” a su novia…
Joder… eres brutal… la subió para arriba para darle un buen morreo, sin importarle que acabara de estar jugando con su miembro.
Aún me queda gasolina… vas a ver tú… le dijo juguetón, mientras no perdía el tiempo y su miembro empapado entraba en ella. Y es que le ponía tanto que con ella la libido siempre estaba alta.
Muy a gusto me recreé jugando con el miembro de Ax, me gustaba verlo todo tenso, era delicioso y morboso tenerlo así. Al verme bastante experta en ello, no me llevó tanto conducirlo hacia el orgasmo, uno que me salpicó entera incluso cuando gran parte se la llevó mi boca, me apeteció ser un poquito sucia con él y busqué ensuciar algo la cara, pero en especial los enormes pechos que tengo.
—Uy que rico, querré mi ración seguido me parece—comenté al ir subiendo para cabalgarle, era una delicia que siguiera excitado—. Tú lo eres. ¿Te dije ya que me encantas mucho?
Lo morreé con intensidad, saber a él era lo mejor que me pudo pasar y el hecho de que se atreva a compartir un beso conmigo luego de ello, hizo que me hiciera una fan incondicional de él. Éramos jóvenes, nos encantaba estar juntos y desde que comenzamos a salir, hemos tenido encuentros muchas veces. No hubo noche que no estuviera en mi piso, liados con los horarios, pero sin fallar a los entrenamientos. Esto era bonito.
—Creo que te haré mi esclavo sexual todas estas vacaciones, me apetece esto y mucho—bromeó entre besos, le dio unos lametones en los labios y mantuvo un ritmo tranquilo, caliente y rico—. Ah... Uhm... ¿Tienes fantasías? Hablemos de ellas mientras... Ya sabes...
Me expuse ante él y si me quedó algo de ropa me la quité, salvo la faldita, tenía cierto morbo. Lo recorrí con mis manos, me aferré a su torso y busqué su mirada. Yo tenía algunas, un hombre como él desataba mi lujuria, me tenía hechizada.
Con Fifi ya desnuda a excepción de su faldita, comenzó a darle suave mientras ella le cabalgaba.
¿Fantasías, eh? Tú eres mí fantasía, ahh… gimió ligeramente al notar que aumentaba su ritmo.
Pero siempre he tenido curiosidad por esos trajes de cuero y botas con tacones… no creo que llegue a aficionarme, pero una vez me gustaría verte así, siendo mala y dominante conmigo… aquella confesión le daba cierta vergüenza, pero tenía que ser la bomba ver a Fifi con un traje de cuero y de mal humor… no había mencionado los golpes, pero por una vez no le haría ascos.
Y ya sabes, verte en Kimono también tiene que ser brutal… y es que con esa delantera que tenía, todo le quedaba súper sexy.
Pero hoy me conformo con que seas mi Sirenita nasty… ¿y tus fantasías?… mmm… le dio un buen morreo a la par que aceleraba el ritmo a uno ya fuerte y salvaje.
Es que le ponía tanto.
—Uhmmm, y tú la mía Ax. Ahmmm...
Es que ese meneo que estaba ejerciendo sobre él no me hizo inmune de sus encantos, menos la conversación que teníamos en medio. Aferrada ahora al cabezal de la cama, me dediqué a darle con más ímpetu en medio de tanta cabalgata y al escucharlo, entre los sonidos acuosos de nuestros sexos, los jadeos y los gemidos, alcé una ceja sorprendida pero más que a gusto por su elección.
—Seré tu catwoman por un día, me gusta usar ese tipo de traje y los tacones... Ahm, que rico—confesé, dispuesta a darle azotes si quisiera, me ponía mucho mi novio—. El kimono, cuando vayamos a ahmmmm, a Japón, Ax. Joder, que rico esto, que te me pones rico.
Lo besé en medio, es que me sentí muy arriba y con el rubio no solíamos darnos tregua. Al preguntarme, intenté pensar pero las sensaciones me doblegaron, ese beso salvaje me derritió entera e intenté bajar un poco el ritmo para responder porque estaba por correrme.
—Que me ates, que uses... Ahmmmm, ahmm, que uses juguetes conmigo y me folles en cualquier... ahhhhhhm, en cualquier sitio cuando te apetezca—dije todo medio de seguido, es que no podía crear una oración con tanto placer—. Ahmmmmm ahammm, Ax... Estooo, Ahmmm.
Lo besé con furia, nunca había estado tan caliente con alguien como con él.
—Me gusta ahm, ahm, esto de disfrazarnos y follar. De... ahm, ahm, de lo que sea.
Me venía muy arriba y el orgasmo me apareció de repente, dando sus coletazos sensoriales mientras me abracé a él en medio de tanto placer. Nunca había disfrutado tanto de esto, me hacía temblar, estremecer, era morbo compartido.
Cuando el personal de limpieza pasara por esa habitación seguramente fliparía con lo que encontrarían.
La habitación de La Sirenita había sido “mancillada”, y si los pececitos de las paredes hablaran, contarían la de perversiones que habían visto hacer a Fifi y Axwell aquella laaarga noche.
Con algo de sueño, pero con el buen humor que siempre le producía levantarse al lado de su novia, Axwell se levantó con el ruido del despertador.
Tardó casi un minuto en encontrar el móvil entre la ropa y equipaje esparcidos por el suelo, pero por fin la detuvo.
Se conocía y si no ponía la alarma, se perdería una buena parte del día durmiendo. Y estando en Disney World, eso hubiera sido un desperdicio.
Se vistió del mismo modo que el día anterior, tomando antes una rápida ducha para despejarse.
Tras vestirse y darse algunos besos con Fifi (intentando que la cosa no fuera a más, o eran capaces de pasarse el día en el hotel) bajarían a desayunar.
Por supuesto estaban los famosos pancakes con forma de Mickey.
Ax no tuvo otra ocurrencia que untar con nata a Mickey, y hacer una broma con lo vicioso que era el ratón.
También aprovecharon para mirar uno de los mapas del parque que había por allí.
Mmmm… ¿quieres mojarte de buena mañana? preguntó, para empezar o no por el área de atracciones de agua.
Buff, perdón por el retraso!!
Entre una cosa y otra se me fue contestar.
Tú verás si quieres rolear la visita al parque o hacemos un salto como que fueron.