Partida Rol por web

Me reí por los comentario de Ax y joder, que duro fue no hacerlo en cada metro de todo el camino hasta llegar al piso. 

—Tranquilo, mira—dije y agregué—. Cerrar cortinas, luz tenue. 

Tenía un sistema muy moderno en mi casa que me permitía básicamente tener un control con ese tipo de tonterías, no era gran cosa, sólo se cerraban y poco más. Un conocido de padre andaba con esto de tener una casa totalmente tecnológica y así como suele fallar porque es un proyecto muy beta, al menos me servía. Molaba el sistema de las luces y esos detalles tontos que daban cierta intimidad en un piso como ese. 

—Me gustaría que me mires... Aunque puedes hacer todo ahora, en primera plana—bromeé y me mordí el labio al recibir el cachete en el culo, este tío me puede y mucho—. Tú eres mi único seguidor, vamos...

Le saqué la lengua y entre más besos terminamos en la cocina más allá de que se puso a recorrer el piso durante un rato y no dejé de mirarlo porque era perfecto en todo momento. Eso sí abrí la nevera y le di unas cervezas tras tironear de él mientras me subía a la encimera. Ya sentada lo atraje hacia mi, no sin antes destapar las botellas, adoraba tenerlo cerca. Incluso solté una risilla cuando dijo aquello de tenerlo allí. 

—Será nuestro nido de la perversión y el amor, ¿te gusta? 

Y cuando preguntó por la ducha, asentí. 

—Nos vamos si quieres, es una de las cosas que más me gusta. Además... Se puede poner rico—comenté sugerente luego de buscar sus labios, besando con deseo y muchísima pasión—, somos dinamita tú y yo. 

Sin importar cuanto nos llevase todos esos besos compartidos en la encimera, la ducha sería nuestro próximo destino cuando yo misma lo conduje allí.

Sencilla, moderna y con una rosas endulzando el ambiente, aquel baño también era de diseño. Sólo que en contrastes más intensos, le dio otro color a ese lugar. Eso sí, manteniendo la frescura de su dueña. 

Nido de la perversión y el amor.
Así es cómo Fifi había bautizado su propio piso.
Nido de la perversión… uy qué miedo… ¿dónde tienes escondidos los látigos? bromeó, pero enseguida la abrazó y le dio un beso entre risas.

Con la cerveza en la mano, siguió a Fifi hasta el baño, el cual era enorme como se había imaginado.
Olía a rosas y no sé qué más.

Mmm… muy bien, muy bien. Ahora sólo falta estrenarlo, ¿no? la agarró de la cintura, dejando la cerveza encima del mármol del baño.
Y más besos… ¡si es que se iba a lesionar la lengua!

Comenzó a quitarle el vestido a su novia, aquí nadie les iba a dejar con ganas de más.

—Uy, ¿te gusta jugar con esas cosas?—pregunté curiosa al verlo acercarse—. Contigo lo que sea. 

No eran capaces de hablar, podía decir lo que quisiera GG pero cuando se alinean los planetas entre nosotros, no hay pasado que valga, sólo importa lo que somos en este instante a solas. Bajo esa necesidad imperiosa de sentir cada centímetro de esa piel, mis manos lo recorrieron entero con tal de quitar toda la ropa que llevaba puesta mientras él hizo lo mismo cobmigo. Es que una deliciosa ducha, follar, lo teníamos todo. 

—Me encantaría que lo estrenemos, ahora. 

Y ya despojada al completo de aquel elegante pero muy sugerente vestido, terminé completamente desnuda y haciendo pasitos hacia atrás entre besos muy intensos, abrí la llave del grifo para ir ambientando el agua. Por un momento cuando nos separamos, miré sus ojos, esa boca y luego todo su cuerpo. 

—Joder, ¿por qué eres tan sexy?—pregunté al morder mis labios y tras morrearlo de nuevo, seguí—. Te deseo, Ax. 

¿Cuántas veces lo dije desde que lo conozco? Miles, sí es que teníamos una atracción brutal y con él todo parecía ir sobre ruedas. Teníamos un lugar, teníamos esta relación, más no necesitamos. 

Una sonrisa perversa se dibujó en su rostro cuando Fifi le preguntó si le gustaba jugar con S&M.
Los látigos mejor no… de momento… pero a unos grilletes creo que no le haría ascos… dijo en un tono conspirador, agarrando a Fía de las manos como si la esposara.

Ya en la ducha, fueron entrando sin poder separarse, comiéndose la boca.
Se habría reído de sí mismo si le dicen que estaría tan colgado por alguien hace un par de semanas, pero Fifi lo tenía todo. Joder, ¡cómo le ponía!

Cuando el agua comenzó a caer encima de ellos por la el grifo, metió mano de forma descarada a su novia, jugando con sus pechos, luego lamiéndolos como un goloso, todo con el agua empapándoles.
Fue bajando hasta encontrarse con su ya conocida rajita, pero le encantaba tanto que nunca tendría suficiente.
Con Fifi apoyada en la pared de la ducha, jugó con su lengua allí abajo, subiendo una de las piernas de ella a su espalda al estar agachado.
La panorámica era divina, y su excitación era máxima… sus planes de hacerla llegar al orgasmo con la lengua tendrían que esperar porque estaba ya a punto de estallar su entrepierna.

Se incorporó y la puso cara contra la mampara de la ducha, y él detrás. Inclinó el cuerpo de Fifi hacia delante y separó sus piernas para entrar como un ariete reventando las puertas del castillo.
Aaahhhhhhhhhhhh…. joder aquello era brutal.

Le agarró de los pechos mientras seguía ahí detrás, extasiado de tanto placer.
Si uno se fijaba, se podían ver reflejados en el cristal de la mampara, lo cual lo hacía todo más morboso.

Luego cambiarían de posición, con ella encima y él apoyado en la pared. Y seguro que vendrían más… había demasiada atracción.

—¿Grilletes? Uy, uy, mírate. No me quejo si me atas... 

Ya con el agarre y esa intensa mirada, me derritió al completo. Es que Ax no necesitaba demasiado para terminar loca por él, era tanta la atracción que nos teníamos que todo era muchísimo más fácil, directo y delicioso. Pero es que rápido debajo del grifo nos enredamos y ambos sabíamos que era una delicia, no sólo porque los morreos desataban otros y una oleada de intenso calor, ese placer manifiesto que te recorre entera. Pero no quedó allí, él fue a más descendiendo tras una previa parada por mis pechos... Era obligatorio. 

Más jadeos se escurrieron de mis labios cuando allí desnuda lo vi descender al rincón íntimo de la perdición, tanto que mis largas piernas se separaron y le ofrecí aquel manjar mientras le acaricié su mejilla, incluso le cogí del cabello, dándole más intensidad al momento. Me gustaba ser feroz con él, aunque también hacía lo propio. Ya deleitada a nivel sensorial con esa lengua que podría anhelar tener siempre para mi, de un arrebato se incorpora y me gira, sólo para recibirlo con la fuerza y la potencia propia de alguien como Ax. 

—¡Ahhhm! —grité por la sensación, es que me volvió loca—. Oh si, así me gusta... Si... Ahm, sigue así. 

Y lo dejé hacer, considerando que estar contra la mampara tiene su plus y recibirlo cuando él era mucho más grandote era una delicia en verdad. Tanto que le seguí el movimiento, busqué su placer con mis caderas tanto como lo hizo él con el mio, pero no nos íbamos a quedar quietos, así que en cuanto decidió cambiar Ax estaría apoyado contra la pared y yo con la enloganción que tengo—beneficios de ser bailarina—pude alzar la pierna y sentirlo de nuevo, frente a frente, ya con la posibilidad de besarlo, mirar su rostro, embobarme y perderme en èl. 

El polvo en la ducha sólo sería el primero de aquella noche. No, un momento, ya era el segundo porque lo habían hecho en la fiesta.
Pero con Fifi era demasiado fácil perder la cuenta de las veces que lo hacían, porque estaba simplemente adicto a ella.
Así que después de la ducha terminarían en la cama, en el sofá o sobre cualquier otro mueble del piso.
Y es que tantos días deseando ese cuerpo, de imaginarla en sus fantasías, lo habían llenado de libido que ahora descargaba como si no pudiera parar.
Bueno, es que no podía parar.

Tras llegar al orgasmo otra vez más, cayeron rendidos en la cama de Fifi. Su cama. Un lugar sagrado y que ahora podía compartir con ella.
Bufff… ¿qué hora es ya?… buscó un reloj que marcaba casi las cinco de la mañana. Entre la fiesta y la afterparty que se habían marcado.

Mañana tengo un partido importante… si me escaqueo otra vez, me van a matar… dijo con cierta pereza …me quedaría aquí contigo todo el día, pero esta vez voy a tener que irme por el mediodía… le dio un beso cariñoso en la frente.

Pero volveré por aquí pronto… y te llamaré, ¿vale? Pero no me hables con según que voz, que aún me pondrás cachondo por teléfono… reconoció en un tono pícaro.

Se quedaron charlando un rato, sobre las clases que estaban a punto de empezar y sus futuros planes que por ahora pasaban por aquel viaje a Disney World para celebrar su cumpleaños.

Había perdido la cuenta de las veces que estuvimos juntos y se sintió delicioso en todo momento. Ya podía considerar que era una adicción para mi estar con él, al punto de que no dejamos sitio en mi casa libre para darnos placer y lo mejor, de distintas maneras. Algo que sin dudas, se nos daba de maravilla. 

Ya cuando llegamos a altas horas de la madrugada, abrí los ojos como platos cuando habló del partido y en teoría yo a las 8hs tenía ensayo en el estudio de ballet. Me iba a matar mi profesora, así que solo tenía tres horitas para dormir, un buen café y a seguir. O estaba arruinada. 

—Descuida, que yo debo ensayar... El lago de los cisnes es aterrador y exigente—dije entre risas, ojerosa y con una expresión de alegría total—. Salimos los dos al mediodía, quizás un poquito antes y ya le pediré disculpas a Madame Rose. 

Luego solté otra risa al escucharlo. 

— Después vuelves, necesito otra dosis de ti—le saqué la lengua—. Te enviaré audios toda melosa. 

Y sin más juntos, se quedaron hablando hasta que se rindieron por el sueño y los despertadores comenzaron con su orquestal sonido. Sea como sea, tocaba seguir, pero ya no lo harían solos.