Ojalá no tuviera que estar aquí, ojalá el primer día de clases hubiera sido uno sin desavenencias, escándalos y sin haber tenido que reimprimir todos los panfletos correctamente. Ojalá no tuviera que llamar ya a la señorita Ballmer a su despacho, pero teniendo en cuenta su historial iba a suceder en algún momento…
No le gusta porque su tío, el senador Schumer, se encuentra entre los benefactores más influyentes de Constance en la actualidad. También es cierto que el mismo senador la puso a cargo de la reforma de su sobrinita descarriada. La pobre directora Burton sólo había querido que fuera una tarea mucho más simple.
Se hallaba ya sentada en su escritorio con todo preparado: un iPad sobre una funda teclado con la grabación de las cámaras, la agenda de contactos en la pantalla del ordenador y una mano peligrosamente cerca del teléfono fijo.
— Pase y siéntese, señorita Ballmer. Voy a dejar que sea usted misma quien me explique por qué la he hecho venir y que me explique el motivo. Para evitarnos a las dos una incómoda llamada que no quiero hacer…
Se habría enterado después de muchos otros, no era alguien al pendiente de las redes, de hecho era muy probable que Axwell (siendo más despabilado) le haya avisado.
Aaron podía tener muchos defectos y carencias como pareja, pero el intentarlo no era una de ellas. Apenas se hubiese enterado de la pelea, primero se excusaría de la clase en la clase de carpintería para irse corriendo a la clase de Clem, siquiera verla desde la ventana del corredor para saber que estaba bien, de hecho si no lo hubiera estado ya estaría también en las noticias. Otra cosa que le pasaría por la cabeza sería lo familiar que le sonaba el nombre Harley Jensen, pero no le daría mayor importancia, con saber que Clem estaba bien y que se cruzaran miradas unos instantes bastaría. Ya luego le tocaría escapar de los guardias de los corredores si los había, por suerte era más atlético de lo que quisiera.
@AaronJ
-¿Estas bien?... recién me entero.
Perdona.
5 de septiembre
14:00h
Parecía que la culpa sería un constante peso sobre Aaron. El chico buscaría con cierta urgencia a Clem en la hora de almuerzo para saber de su estado, abrazarla y acariciar su cabello, susurrarle su preocupación. Fue jodido pero parece que este primer día no coincidían en alguna clase (o él se perdió y se metió a otra), que era su primer día.
-Clem!... ¿Estas bien?... debí estar contigo, perdona...- Esa culpa, se volvería enojo ante la impotencia de no poder haber hecho nada para ayudar en ese momento; hoy si tocaba práctica de bateo y Aaron llegaba a pegarle a la pelota la mandaría a marte.
Fuera de tiempo: Fue a ver a Clem por la ventana de la puerta de su salón.
Ahora: Está esperando ver a Clem en la zona designada, distraído así que si alguien le habla tiene que dirigirse a él directamente.
De camino a la clase, miró el puño de Aaron, el cual ya no tenía signos de la pelea en el Batting Cage.
Pues te quedaba bien el moratón, ¡hasta parecías un tipo duro! dijo en un tono jocoso.
Estaban ya a punto de entrar a la clase cuando un buen jaleo llegó a sus oídos, con gente corriendo hacia un punto en concreto.
¿Tenemos a Justin Bieber de profesor de música? dijo mientras se preguntaba qué era el motivo del escándalo, yendo hacia allí a cotillear.
Entre el tumulto vio pasar a Clem, con su paso firme habitual, y no muy lejos vio a Fifi. ¿Qué leches había pasado?
Se abrió paso hacia su novia, y la abrazó.
¡Eh! ¿Qué ha pasado? ¿Estás bien? le preguntó algo preocupado, viendo pasar a un par de profesores con cierta prisa que pidieron a todos que se largaran a sus clases. Por allí también vio a la bad girl del Constance, Harley creía recordar.
Axwell fue a su primera clase de literatura con Aaron. Un auténtico bodrio en el que bostezó varias veces y se entretuvo mandándole mensajes subidos de tono a Fifi.
Quiero hacer clase de anatomía contigo.
La mesa del profe tendría su morbo… ♡
Fue uno de los tantos que envió, vigilando que el profesor no le pillara in fraganti.
También se entretuvo lanzándose bolas de papel con Aaron.
Luego vendrían otras clases igual de aburridas, física, biología… por allí vio al novato Xavier a quien le dio su número para lo del Dumbo Hall.
Y por fin pudo tener a Fía en la misma clase de matemáticas.
Obviamente se sentó a su lado, vigilando que la profesora estuviera cara a la pizarra para hacer de las suyas debajo de la mesa.
Ese thrill fue lo mejor del día, toquetearse con Fifi vigilando que no les pillaran. El problema era que ahora tenía demasiadas ganas de hincarle el diente, pero algo así no podía hacerse sin el riesgo de que les pillaran y las consecuencias que eso podría tener.
Decidió no tentar a la suerte y no proponer según qué cosas a Fifi, pero el curso acababa de comenzar y tarde o temprano quería usar los lavabos de un modo… distinto.
Al final terminarían en las escaleras de la MET tomando el almuerzo. Axwell fue a comprar Obentō a un restaurante japonés cercano, de hecho compró cuatro con la intención de repartir con Fifi, Aaron y…. ¿se dignaría a venir Clem? Y más importante, ¿sería vegana?… si era el caso, no se podría decir que no lo había intentado.
Bro, veniros a las escaleras del MET, os he comprado el almuerzo. ¡Que os veo muy flacos! :P
Le envió el mensaje a Aaron, a saber vendría. Mientras, fue sacando las cajas y mostrándole a Fía.
Aprovecha y elige primera… a ver este lleva pollo frito, este salmón, este ostras y algo raro de huevas de pescado… y este…¿qué me ha dicho…? ah, Tonkatsu, o sea, cerdo rebozado… dejó que eligiera.
¿En serio se querían pegar esas dos? Van a tener que montar un club de Wrestling en el Constance… dijo en un tono jocoso, imaginando la escena… bueno la parte que no se veía en los vídeos.
Un resumen de la mañana.
Ahora la idea es que estén en las escaleras del MET para el almuerzo como manda la tradición!
Bueno, dadas las circunstancias, ¿para qué intentar mentir? Quiero decir: esto es como cuando me pillaron robando la última vez en el centro comercial, también “gracias” a las cámaras de seguridad (mis archienemigas). En esa ocasión no había salvación posible, y ahora está claro que tampoco.
— Lo que he hecho lo ha visto — señalo el iPad sobre la mesa — El motivo no lo tengo muy claro, en realidad — me encojo de hombros — Sólo era una broma. Una…travesura de bienvenida, ya sabe — comento, sin más. No sé qué más decir, en realidad. ¿Debería disculparme? No va a ser una disculpa sincera realmente, porque no lo siento. Igual cuando se filtre que he sido yo y los niños pijos me hagan bullying cambio de idea pero hasta entonces… — ¿Por qué no me habla del castigo y finiquitamos esto rápido? Tiene cara de estar agotada, directora Burton, y es sólo el comienzo del curso.
El orgullo de Clementine la dejaría muy sola, ahora mismo su perfil podría rozar la decadencia si no se apoya en sus amigas y esto podría ser el fin de una era. No dije nada, solo intenté calmar las aguas y que ella saliera mejor parada, pero lejos de la realidad, su dignidad por lo alto y esto abrió una brecha. La dejé ir y en el pasillo me encontré con mi novio, a quien le abracé con dulzura entre besos.
—Todo bien, luego nos ponemos al día —dije sonriendo—. Un desacuerdo entre ellas, intenté de mediar. Ya me conoces.
Le saqué la lengua para relajar la situación y me despedí de él con otro beso. La clase estuvo genial, Cass me había guardado un lugar y estuvimos juntas, era una gran compañía luego de Axwell. Incluso este me envió mensajes cachondos que yo le respondí a escondidas. Me gustaba esa provocación constante que teníamos.
Ven a buscarme y nos lo montamos, lo estoy deseando. ❤️
Le respondí entre risas, aunque fueron un montón de mensajes y todos cada vez más subidos, unas ganas de escaparme al baño con él para divertirnos tremendas. Por suerte la otra hora la tuve con él y claro, juntos estuvimos a los mimos como si fuéramos dos ninjas entre arrumacos.
Creo que fue mi parte favorita, la de compartir clase con él. Por suerte el martirio de la media jornada académica se terminó y tocaba el almuerzo, rápido acepté la idea de estar con mi chico, aunque supuse que Clem no aceptaría.
Te respondo en Manhattan. ;)
La mujer atiende a las palabras de Robin con una ceja alzada y un muy discreto interés por su justificación. Infinitamente mejor es esto que las excusas, las medias verdades o el tan manido “pues llame a mi tío”.
— Aprecio el sentimiento de la… cómo dice, “travesura de bienvenida”, pero no todos los problemas logísticos que ha traído. Porque escogeré tomarme como una broma cada una de las palabras escritas en su panfleto siempre que ponga sus habilidades editoriales al servicio del periódico escolar, y además acompañe a la profesora Keller al final del día a llevar todo ese papeleo a la planta de reciclaje —había pensado detenidamente ese castigo, ya que con sólo un vistazo a su expediente era evidente que sería inmune a un castigo tradicional, más cuando acababa de pisar su escuela. No tenía lazos ni prioridades de las que tirar. — Tuvo el acierto de imprimir una buena cantidad pero sería irresponsable por nuestra parte hacia la comunidad convertirlo en un derroche de papel, ¿no le parece? Siempre que cumpla mis condiciones mantendré esta travesura fuera de un ya ocre expediente…
La profesora Keller partirá a las cinco y media de la tarde desde aquí. Por ese horario queda exenta de unirse al periódico hasta mañana —añade con esa forma de exponer que no admite agregados, digno de una experimentada profesora en su tiempo.
–¿El periódico escolar? ¿En serio? – bufo, haciendo una mueca – Directora, ya sé que se habrá quedado alucinada con mis "habilidades editoriales" como usted las ha llamado, pero le recuerdo que tengo una beca por matemáticas.
Odio las actividades extraescolares con todas mis ganas. Me aburren. Bueno, como casi todo, por eso es muy posible que me pusiera a delinquir como método de entretenimiento. O por puro gusto. ¿Quién sabe? Desde luego, yo no. Ni siquiera sé quiénes se encargan del periódico escolar, ¿y si son gilipollas? Ah, qué mierda. Alzo la cabeza hacia el techo, asqueada y resignada porque no me va a quedar más puto remedio.
–Sí sí, ayudaré a la profesora Keller a reciclar todo eso. A las cinco y media, recibido – bufo – ¿Puedo irme ya a almorzar?
La estrategia era dejar pasar, de otra sería que tanto la rubia como yo acabásemos en el despacho de la directora, con la respectiva llamada a casa exponiendo unos hechos que cada cual habría vertido en su beneficio, resultando finalmente una versión que poco o nada tendría que ver con lo sucedido y eso suponiendo que no dieran más credibilidad a Clem. Pero no ocurrió nada de eso, la rubia a su manera aceptó las cosas con una huida hacia adelante. Surrealismo puro, salió del baño como una auténtica estrella de rock, entre flashes y rodeada de una turba que la aclamaba como la odiaba. Y yo mientras, en el baño con dos profes y Fía, contemplando el panorama.
Al final todo quedó en nada, advertencias y avisos antes de comenzar las clases. Acabé vendándome la mano con unos clínex, aunque con el paso de las horas acabaría yendo al botiquín de la escuela a que la vendasen de verdad, no fuera a infectarse la herida.
Un efecto secundario muy positivo fue que durante la primera hora no me habló nadie, incluso me dejaron libre el pupitre de atrás del todo junto a la ventana, todo un detalle. Pero lamentablemente aquello sólo duró la primera hora, en el espacio que hay entre clase y clase, fueron varios quienes se acercaron para preguntarme por lo sucedido. Bajo la falsa pregunta de "cómo estás" toda clase de arpías, gusanos y lagartas se interesaron por el episodio de los baños y yo, a sabiendas de que Clem contaría una versión en la que ella aparecería casi como Daenerys Targaryen, me vi en la obligación de sembrar una serie de semillas de "amor fraterno" que serían alimentadas en función de los acontecimientos.
socializaré con quien me encuentre (fijarlo en el off)
Después del altercado, Clementine había quedado bastante consternada. Le fue difícil prestar atención a lo que sus profesores decían, todo se volvía monótono y lo único que podía pensar era por qué súbitamente el mundo parecía haberse puesto en su contra por alguna razón. La ausencia de las personas más importantes en su vida calaba hondo, y pensar en que quien había llamado mejor amiga en su momento ahora estaría regordeándose de sus desgracias sólo empeoraba todo.
Aún así, la chica no estaba dispuesta en dejar que el resto de sus compañeros fueran testigos de su vulnerabilidad. Cuando las clases terminaron, Clementine tomó su teléfono - que había estado en modo avión durante toda la jornada - y recibió un aluvión de mensajes y notificaciones. Gossip Girl no había tardado en correr la voz y ciertamente estaba volviéndose viral por todas las razones equivocadas. KC, su publicista, solía decir que no había mala publicidad si lograba sacarle el provecho. Y hablando de eso...
— No, Jimena no hará ningún live conmigo, ¡ya te he dicho que no nos hablamos! — Los zapatos de Clementine repiqueteaban por los pasillos del Constance-St.Jude's, mientras hablaba por teléfono con su publicista. Mientras la adolescente asistía a clases, KC se había asegurado de hacer control de daños y ya había redactado el statement que subiría a la noche. — De acuerdo, luego lo leo y te digo qué me pareció. — Su expresión cambió cuando se encontró con Aaron esperándola entre los pasillos del instituto, mientras todos ya se dirigían fuera para la hora del almuerzo. Le miró con ojos brillantes y lacrimosos, mientras se despedía de su publicista. — Te llamo después, ¿sí?
Guardó su teléfono y acudió a los brazos de Aaron. Había estado necesitando algo de afecto real luego de todo aquello. — Sí, estoy bien, de verdad. — Respondió ante la preocupación del chico, una vez que se separaron de aquel abrazo que pareció eterno. Clem suspiró e intentó no demostrarse demasiado vulnerable. — Ha sido de un momento a otro, es una chica que conozco poco y nada, me empezó a llamar cosas horribles y me defendí... — Clem suspiró, manteniendo cierta ambiguedad sobre lo sucedido, Aaron sólo había visto la faceta más brillante de ella y no sabría si seguiría estando a su lado el día que vea más allá de ello. — De no haber sido por los profesores, no sé qué habría pasado...
-Jajajaja bueno eso se arregla fácilmente, volvamos al campamento nazi sureño a seguir repartiendo golpes jajaja.- bromea, la verdad que no le gustaría volver a pelear.
Las clases con Axwell tendrían algo entretenido, así fuera arrojarse bolas de papel por que como comiencen a arrojarse cosas más duras puede que hagan demasiado escándalo. Al menos jugaría hasta que se entera de lo de la pelea y ahí Axwell ya notaría a su amigo preocupado por su chica.
Con el resto de los estudiantes, muchos le seguían con la mirada, él saludaba y la gente se escondía. Aún no era consciente de lo que significaba ser tan cercano a Clem, por ahí habría envidias, curiosidades o simple morbo. De momento no habría coincidido en alguna clase con Harley como para reconocerla, aunque quizá si con Kotku o Xavier a quienes reconocería como los que Axwell invitó, los novatos que quería apadrinar.
Con los brazos rodeando a la hermosa rubia intentaría brindarle toda la calidez y paz que le permitiera, al separarse intentaría mantener sus manos sostenidas mientras la escuchaba prestando atención a sus gestos y a su historia. Había un conflicto en su interior, pues tras ver los vídeos reconocía a Harley de una de sus bandas favoritas... el coqueteo con el hard rock -Punk que siempre le llamó la atención a pesar de estar algo encasillado en los ritmos latinos por fuerza. Pero eso no se comparaba con lo que Aaron sentía por Clem, por eso no estaba ausente o distante al momento de escucharla.
- Creo que lo llevaste de las mejores maneras que podías con lo que tenías a mano.- Aaron imaginaba que Clem no estaba pasándola del todo bien, le rompía el corazón imaginar que se acababan de despedir de una manera tan dulce, luego de un lindo saludo, para que tuviera este desagradable encuentro con Harley. - Parece ser una chica violenta, mejor no llevar nada a lo físico con ella.- No se le ocurría mejor consejo, que no entendía del todo las maneras de las mujeres para lidiar con este tipo de cosas; desde que él dio el estirón se agarraba a golpes y solía ganar.
-Ven vamos a caminar y despejarnos... podemos ir a comer con Axwell y Fia si te apetece, o si quieres te llevo a otro lugar. - Tomándola de la mano pretende caminar hacia la salida de la escuela, con el destino que Clem propusiera. -O si quieres solo paseamos, creo que necesitas de despejarte de este lugar. Primer día y yo también me siento algo agobiado jejeje.- No quería imaginar que Clem fuera de las que saltan comidas, él no podía con eso pues era de buen apetito.
Ahora intenta animarla y sonreír un poco. Quería seguir hablando del tema, saber de como solucionarlo pero no conversarlo dentro de la escuela donde pasó todo.
Supongo que con Clem seguimos aquí un poco más antes de ir a las escaleras.
Asintió ante la invitación de su chico a caminar, necesitaba un poco de aire fresco y alejarse por unos momentos de las miradas y los susurros de sus compañeros de clases. Con Aaron de una mano y su bolso de Ferragamo de la otra, Clementine le siguió hasta salir al exterior. Allí, tendría más libertad de hablar sin tapujos.
— No sólo es violenta, está absolutamente loca. — Sentenció Clementine, mientras descendía por las escalinatas del colegio, rumbo a la acera. — Es de esas chicas que se las da de rebeldes mientras viven cómodas y divirtiéndose gracias al dinero que les da el sistema que tanto les gusta criticar. Supongo que se las ha agarrado conmigo porque represento todo lo que dice odiar. — Clem era consciente de su privilegio y cómo la percibía el mundo exterior. Rubia, ciertamente atractiva, con más dinero del que podría gastar y una vida supuestamente envidiable. Despertaba fans y haters por igual. Aún así, a Clementine las freaks y las marginadas realmente le traían sin cuidado. Estaba por encima de la jerarquía social y tampoco le interesaba ser la reina del sitio. — Tampoco es tan lista, porque parece guiarse y perpetuar esos clichés de los 00s que le dicen que debería ser su enemiga por alguna razón.
Cuando Aaron menciona a Axwell y Fía, Clem arruga la nariz y lanza un gruñido de fastidio. — Ugh, entiendo que Axwell sea tu amigo, pero ahora mismo me apetece poco y nada ver a Fía. — Ciertamente Fía había escatimado en su defensa para ser alguien que consideraba su amiga. Si Mena hubiese estado en su lugar, las cosas ciertamente habrían sido muy diferentes. Clem no quería pensar en ello. — Por alguna extraña razón quiso quedar bien con Harley e incluso le dijo que merezco que me metan la cabeza en el inodoro de vez en cuando, ¿quién demonios dice algo así de una amiga?
Suspira y se acomoda sus cabellos, mientras ambos caminan en dirección al MET. La tradición estudiantil dictaba que sus escaleras eran el sitio preferido para almorzar y dejarse ver. — No sé qué les ha picado, pero todos parecen en mi contra por alguna razón. — Podía entender las razones de Mena, claro, pero no recordaba haberles hecho algo tan terrible a Harley y Fía como para que le tuviesen semejante rencor.
— Disculpa, estoy hablando demasiado de mí misma. — Ciertamente era un hábito difícil de dejar. Mira a Aaron y le dedica una sonrisa de disculpas. — ¿Qué tal ha estado tu primer día?
Si quieres lo seguimos por Manhattan en el siguiente post.
Le había asentido a Fía. Sabía que si se iba, era porque tenía que hacerlo, y francamente ella misma estaba demasiado encabronada esa mañana como para siquiera modular la voz, y menos cuando estaba por llorar. Esa moto tenía mucho valor sentimental y era la culminación de una muy mala mañana porque le dolió mucho en el fondo que tras no saber cómo regresar a casa y dejarle tantas llamadas perdidas, su papá ni siquiera se enteró de que quizá ella lo necesitó la noche anterior por estar hasta arriba de cocaína...
Volvió a sentirse una niña de ocho años que no tenía quien la cuidara. Quería llorar. Iba a llorar. Y odiaba tanto llorar que solo la enojaba más.
Y en ese momento no buscaba quién se la hizo, sino quién se la pagara. Cassie tenía un potente e histérico par de pulmones, que a veces dejarían sordo a alguien porque casi hablaba a gritos y estaba a punto de volver a marcar para volver a pelearse cuando realmente captó las palabras de Fía....
¡Espera, Clementine!
¡Oh no! Se giró, para buscar a Fía antes de que se le descontrolara la situación con la rubia...
Y se topó con Shirin preguntándole si estaba bien.
No fue hasta ese momento que fue consciente de su imagen personal y de pensar en que ni siquiera se cepilló el cabello se sintió mortificada. Sentía una necesidad imperiosa de pasarse los dedos por el cabello y arreglarlo, pero ya estaba frente a ella. Como pudo atinó a sonreír, sintiendo unas insólitas ganas de reír pese a que sentía calientes las orejas.
— No.. no... yo estaba muy aburrida anoche... digo... — miró a los lados, sin saber qué responder. — Yo lo... — ni sabía por qué iba a disculparse. — ¿Tu casa? — pestañeó. — ¡Que diga, sí! ¡Tu casa! — ¡NUNCA se quedaba sin palabras, pero hela aquí, medio tartamudeando...
¡Y en eso que comienzan los gritos!
Buscó a Fía. ¡No podía dejarla sola! Pero ella ya había controlado solita la situación y justo antes de que la directora creara un desastre aún mayor, porque a la barbie malibú y a la barbie rocker no se les puede confiar su autopreservación.
— Si, algo largo. — suspiró. Bajó la cabeza, frustrada, y luego la volvió a alzar. — Bienvenidos a esta enorme familia disfuncional, en esta escuela tan encantadora que si no hay sangre y extensiones volando no cuenta como día escolar. — miró a los nuevos. — Me gusta tu apodo. Gracias por pensar en los que tenemos déficit de atención. — Ella misma iba con "Cassie" en lugar de "Cassandra" por la vida. — Me llamo Cassie. — Se giró a Robin para saludar también, pero la interrumpió la tutora de Kotku. — Becado. Por fin alguien que se gana las cosas en lugar de esperar herencias que dilapidarán en menos de una generación. — se burló, pero aquí abundaba el "oro viejo".
5 de septiembre
14:00h
Pasaron las clases. Pudo distraerse de sí misma por unas horas, pero ahora que no había clases o pleitos callejeros, volvía a estar sola con sus pensamientos. Cosa que no le gustaba. Si no hubiera tenido a Fía a su lado, habría roto en algún punto a llorar, pero por orgullo se negaba.
Ver feliz a Fía la hacía feliz también. No le dijo nada, aunque se le viera en los ojos que emocionalmente, estaba hecha un caos.
Post de respuesta al grupo, y luego a buscar a los demás. Prometo mejorar mi velocidad.
5 de septiembre
Auditorio, 15:20h
El Club de Teatro de Constance - St. Jude's tiene una larga tradición, y por lo tanto, una reputación que le permite prioridades a la hora de organizarse. La primera y más evidente es la ventaja de poder utilizar el Auditorio para sus reuniones a primera hora de la tarde.
El Club es además uno de los más poblados del colegio, seguido del de natación y el de obra social. No en vano el departamento de literatura de Constance es de los más importantes de las secundarias de la ciudad. Se compone de un presidente, una vicepresidenta, una tesorera, un equipo de vestuario, otro de atrezzo, otro de escritores y una reserva de actores, prácticamente como una verdadera compañía funcional.
El presidente, Hayden Wolfe, es un alumno de último curso menudo, fino, pelirrojo y no binario que luce en uniforme escolar con un pañuelo de seda aguamarina hecho lazo en el cuello de la camisa, algo de maquillaje y las uñas esmaltadas. Su vicepresidenta es Luna La, tiene expresión de preferir estar en otro lado que ahí pero es su expresión habitual por lo que parece. La tesorera llega tarde para cuando Hayden termina las presentaciones para los nuevos, sentado en el borde del escenario con las piernas elegantemente cruzadas, encantado de tenerlos a todos a sus pies y ser el guardián de las mesas con aperitivos de catering y contenedores de agua infusionada con frutas a su espalda. Ha anunciado la reunión como una oportunidad para darse a conocer con los demás alumnos interesados, especialmente los de primero de secundaria. Su Club jamás va a tener problemas de solicitantes así que pueden permitirse elegir entre quienes les caigan mejor a los miembros.
Hayden, a quien no se le escapa ni una, termina acercándose a Kotku durante el pica-pica presentándose una vez más (aunque menos formal, como "Hayy" con dos i griegas finales) y saludándole con un beso al aire al lado de la mejilla.
— El becado de este año. La profesora Keller no me ha querido dejar tu aplicación para leerla así que tengo más curiosidad aún. ¿Qué escribes?
Las puertas se abren, pero sólo es Mena. La latina aprieta el paso para subirse al escenario con los demás, disculpándose.
— Muy fea puntualidad, tesorera —le advierte canturrón Hayden sin dedicarle más atención que eso. Es más, no ha dejado de mirar a Kotku.