Partida Rol por web

Su pregunta me sorprende a medias, en cierto modo en el momento que dio a entender que me quería preguntar algo, intuí la dirección de los eventos. Asiento a su dirección, para luego mirar hacia el gentío, y lo analizo de forma sistemática, mostrando la cruda realidad de mis emociones, sin florituras ni maquillaje:

-Veo manchas de sangre tratándo de encontrar la felicidad. Hombres, mujeres, no importa. Al final todos somos insignificantes en el conjunto, pero vastos en el individuo. -me giro hacia él, posando mi mirada en la suya- la fobia a estas conductas extrañas, fue un invento que surgió cuando la doctrina católica se impuso. En mi época, nadie se escandalizaba. Incluso en la antigua grecia, habia una tradición de la mayoría de edad basada en un encuentro entre dos hombres. Creo, que la verdadera pregunta, es si me indigna eso... pero no tienes motivos para inquietarte, de tener prejuicios al respecto no estaría aquí.

Luego deslizo una sonrisa seductoramente abierta, mientras añado:

-Aunque hay más belleza aquí arriba que allí abajo.

Sebastian se le quedo mirando a èl aunque también siguió su mirada mientras escuchaba sus palabras. “No tenia conocimiento de una tradición entre los hombres griegos. Me lo tendras que contar con detalles mas tarde.” comento en un principio con una linda sonrisa que ya parecia trasmitir el buen resultado de tus palabras. “Lo lamento de mi pregunta, tuve que suponer que ningun con esos perjuicios habria entrado aquí con tanta facilidad en su andar.”

Pero sus gestos dejan de ser tan formales al escuchar esas ultimas palabras que lo hacen acercarsele y volver a acariciarlo pero esta vez en sus brazos, bajando a su mano. “Gracias es muy dulce. Tu eres no solo agradable a los ojos pero tambien a los oidos Nicolas. Tendria una idea interesante para pasar la noche...” comento aunque al final parecio suspirar aunque mas en un gesto algo humano que como algo que podria.

“Pero no me olvido del favor que me pidio. Por lo que le pido que me pregunte lo que quizo hacer antes y hare lo mejor para ayudarle.”  concluyo dandole la posibilidad a volver al tema que lo traia ahi.

Bajo mi mirada hacia la mano que me acaricia, y sin apartarla, vuelvo a mirar hacia él, dándole a entender que está todo bien.

Al parecer accederá a ayudarme, con lo que me siento profundamente aliviado, pues alguién de su categoria podría tener información de primera.

Sólo hay un problema. Que esté metido en el infernalismo.

Tendré que descubrirlo pronto, porque analizaré cada una de sus acciones... espero que sea inocente, porque creo que me caería una lágrima de sangre si tuviera que matarlo tan pronto. En verdad me gusta.

-Sin embargo, no es el mejor sitio para citar nombres, mi investigación es muy discreta, y temo que hayan oidos entre tus más cercanos que no deban escucharlos. ¿Tienes algun despacho privado dónde podamos hablar más tranquilamente? -y saco adelante mi honor y mi galanteria, advirtiendole- No quiero mentirte, quiero que sientas que puedes confiar en mí, tanto como confío en tí. Bajo mi abrigo, guardo una espada conmigo, dime dónde quieres que la deposite durante nuestra reunión.

En los viejos tiempos, guardar las armas en el recibidor era la mayor muestra de confianza y respeto entre amigos.

Sebastian miro a sus hombres cercanos. “Tienes razon. Estos hombres son de mi confianza, pero si sientes que es mejor ser lo mas discretos posible entonces te complacere.” dicho eso pidio a los hombres que se acercaran y que cuidaran la puerta que daba a su oficina nadie debia pasar a menos que èl lo ordenara. “Le pediria que deje su espada en el sillon o contra la pared. Me sentiria mas comodo, ya que no llevo armas ni tengo armas en donde vamos.” te pidio mientras esperaba que lo hicieras antes de hacerte un gesto con la mano.

“Sigueme” entonces se dirtiguio con la pared, tocandola con delicadeza y dejando ver a Nicolas que habia una puerta bastante escondida en ese cielo. Sacando una llave la abrio y pasaron. Dentro les aguardaba una cama de dos plazas, junto con un closet cerrado que adivinabas que estaban sus ropas, a un costado casi escondida estaba un cuarto de baño que solo tenia una ducha. En un costado de la habitacion habia un espejo del tamaño de un persona, este quedaba cerca del closet.

“Mi habitación privada, traigo amantes aquí. La unica salida es la puerta por donde entramos y las paredes son muy gruesas, no creo que alguien aun con sentidos muy agudos puedan escucharnos.” le aseguro mientras se sacaba el saco y lo colgaba en un perchero.

Asiento hacia él, y revelando mi espada, la apoyo contra una pared, la más alejada del balcón, para que nadie de abajo la vea y salte la alarma. Miro a los hombres de Sebastien, con una mirada de advertencia sin ambajes.

-Ésta espada sólo puede portarla los que comparten mi sangre, nadie más.

Confiando en el buen juicio de que no contravendrán al invitado de su amo, me encamino hacia el lugar por el que me guia éste. Me parece curiosa la entrada secreta a la vista de los suyos, lo que me indica cierta confianza en ellos, y que hace más de refugio improvisado ante un ataque o una inspección, que no como refugio real.

Al final, cuando se relaja, hago lo mismo sentandome en el borde de la cama, mientras le miro:

-Felipe, Frere, Skin... ¿que podrías decirme? -voy directo, tal como le dije. Espero esté a la altura.

Mientras tanto, reviso los alrededores, para asegurarme de que no hay ilusiones ni ofuscación alguna, necesito que ésta conversación sea totalmente privada.

Una vez comodo en la habitación Sebastien escucho los nombres y se quedo pensando un buen rato.

"Lo lamento pero no me suena ningun Felipe. Puede que sea uno de los acompañantes de Carolina, ella trajo con ella muchos con nombres españoles y latinos." dijo negando con la cabeza no pareciendo tener idea de ese hombre. Por lo que apuro otras palabras. "Pero de los otros dos algo he escuchado."

“Frere es un viejo religioso, en su otra vida fue un fanatico de la religion catolica. Ahora obviamente ha tomado otra religion mas adecuada pero eso no impide que sea duro en sus palabras y acciones. Ten en cuenta eso cuando hables con èl.” te advirtio mirandote serio. “Aunque hay algo muy peculiar en su persona. Segun lo que escuche se junta mucho con los originarios de estas tierras...” Entonces se puso de nuevo a pensar. ”No me acuerdo el nombre de la tribu ahora, pero estoy seguro que si buscas informacion de ellos, no te costara encontrarla. Hace unos años estos sacaron la cruz de madera que estaba en la punta del monte Royal, hubo un escandalo en toda la ciudad por eso.”

“Skin...Skin. Piel.” dijo en voz alta cambiando el ingles por el frances. “Un cainita feo, mas feo que un nosferatu. Al parecer tenia una manada pero según los ultimos anuncios Carolina disolvió su manada. No se donde andara ahora pero seguramente esta enojado. Creo recordar que era el lider de su manada no era tanto y los miembros de su manada eran mas bien bastante independientes.” comento tras pensarlo. “Estoy seguro que es una malkavian, tiene una mirada que lo muestra y sus palabras son demasiado desagradables aunque extrañamente ciertas.”

Entonces lo miro y le sonrio. "Te ayudaron mis respuestas?" pregunto expectante. "Sabes aunque me gusta tu forma directa, tembien me gustaria saber que investigas de estos sujetos. Tal vez si se mas sabria mejor que decirte de ellos y que no es necesario." aclaro con cierta curiosidad.

Escucho con cierto interés, esta información podré darsela al Nosferatu para que sume mis datos a los suyos, para ver a dónde nos lleva la siguiente pista. Sin embargo, siento que me falta aún mucho por escabar, y creo que aunque Sebastien de verdad ha demostrado interés en ayudarme, está siendo precavido dado que no conoce mi motivación real.

Así pues era de esperar que al final acabara preguntándome.

-La verdad es que tu ayuda me vino bien, aunque a decir verdad aún me queda mucho por esclarecer...

Dudo por unos instantes, es el momento de la verdad, si le digo la verdad pueden suceder muchas cosas, y si me niego a responder también. En ambas opciones existen riesgos pero también recompensas. Aunque pensándolo bien, creo que prefiero arriesgarme por su amistad.

-Está bien, te lo diré. Vine a esclarecer los hechos acerca del infernalismo que hubo o podría haber en Montreal. Especialmente, me interesa saber también los detalles cuando hubo el cambio de poder hacia Carolina. Te pido que por favor, ya que te cuento mis auténticas intenciones, las mantengas en secreto, ya sabes que el paso que he dado al contarte eso, no suele darse en nuestra especie. ¿Crees que podrás ayudarme?

“No es facil conocer todo de un cainita, en especial con estos que pude ayudarte. Pero con algo de paciencia seguro descubrirás mas de estos sujetos.” comento mientras le daba la oportunidad que pensara como responder a su pregunta.

Entonces al responder su pregunta Sebastian lo vio sorprendido ante el tema del infernalismo. Sin embargo su gesto se achico a uno mas serio y luego se convirtio luego en una simple sonrisa apoyo su mano en el hombro de èl. “Todo lo que se diga en esta habitacion quedara entre nosotros. Eso te lo puedo prometer y si bien puede que desconfies por nuestra naturaleza te lo estoy prometiendo como un cainita civilizado a otro. Como alguien que sabe lo importante de cumplir las promesas.” dijo como si fuera un hecho que tus palabras no saldrian de èl, viendose con seguridad en su promesa.

“Podre ayudarte. Aunque admito que es un tema que no se como encarar. Yo no me he dedicado mucho al ocultismo como otros de nuestros hermanos.” admitió con cierta vergüenza pero pensando que era algo que debia informar. “A pesar de eso tratare de ayudarte como pueda con otros temas.” le ofrecio pareciendo llegar rapido a la conclusión de darle una mano a Nicolas.

“Que hay de Carolina? Acaso sospechas que ella es infernalista, si lo fuera seria preocupante que pasemos de uno a otro en nuestro gobierno.” comento preocupado.

En cuando me confirma que pese a no saber como ayudarme, tratará de hacerlo, coloco mi mano encima de la suya en la cama, y la atraigo hacia mis labios para besársela, con agradecimiento.

-Lo aprecio, de veras que lo hago. Siento que puedo confiar en tí, y si tu necesitas algo también puedes contar conmigo.

Sin embargo, aunque le he dicho que ando investigando eso, no he especificado si sólo deseo saber, o si estoy a favor o en contra del infernalismo. Aunque lo más lógico sería pensar que ando en contra. Aún con todo, como bien dijo aún no puedo fiarme al 100% pero si quiero confiar lo suficiente como para darle la oportunidad.

Si durante estas siguientes noches sufro un atentado hacia mi persona por iniciativa ajena, sabré que me traicionó y lo mataré.

Acaricio su mejilla, casi sin darme cuenta, mientras pienso que ojalá no deba hacer tal cosa.

-Carolina... -hago una mueca mientras alejo otros pensamientos para volver a Carolina- No, no lo pienso. Mi mente es deductiva, nunca doy nada por hecho salvo evidencias irrefutables. Pero tampoco pienso que esté libre de sospechas. ¿Tus hombres pueden ser discretos? ¿Crees que podrías tantear a ver si averiguan algo más? Ha llovido desde entonces, quizás eso juegue a nuestro favor. Piensa que nos jugamos mucho al investigar a los posibles sucesores al trono de Montreal.

El hombre te deja que le beses la mano sonriendo complacido. “Lo se. Se puedo contar contigo, lo presenti desde el primer momento que nos vimos.” le devolvio el elegante hombre que tenias enfrente y que no temia tu acercamiento sino que lo buscaba y notabas en sus ojos que le gustaba.

Tu informacion de Carolina parecio dejarlo pensando, al menos hasta tu pregunta. “Son discretos cuando lo desean o cuando se los ordeno. Podria mandarlos a tantear por cualquier tipo de informacion que se relaciona por lo que investigues.” comento mirandolo fijo. “Tal vez nos arriesgamos, pero sin eso no ganamos nada. Ademas los supuestos sucesores son cainitas demasiado...burdos para dejarlos que decidan ellos mismos quien se sentara en el trono.” opino empezando a acariciarlo.

“Dime que piensas respecto a como deberia mandar a mis hombres.” comento sonriendo de poco. “Tal vez para arriesgarnos menos podriamos ir por quienes los apoyan. Como dice el dicho. Dime con quién andas, y te diré quién eres.”

Acepto sus caricias como una señal de que ambos pensamos igual y que vamos por buen camino, momento en el que me permito abstraerme pensando en como lo haría yo. Probablemente el Nosferatu de les rats de Montreal tendrá información que podria ayudarme a usar de forma más eficiente a los hombres de Sebastien.

Pero él me respeta a mí, no al Nosferatu. Es algo que debo elegir yo de forma cuidadosa.

-En mi opinión...-empiezo en tono pensativo, aunque a medida que avanzo mi voz coge más convicción- ... deberiamos descartar a los recién llegados, ya que ellos apenas sabrán más que rumores. Debe haber gente que lleve tanto tiempo aquí como para haber vivido esos sucesos, gente de voluntad débil cercana a las figuras políticas de la escena. Creo que deberiamos empezar por ellos, y a partir de ahí, ir hilando. ¿Cómo lo ves? Es lo que yo haría, pero apenas recién llegué. Es probable que pudieras mejorar ese plan.

“Yo no descuidaría a los recién llegados. Este invierno parecen que muchas manadas la pasaran aquí, ya sea por el duro invierno, por nuestros festejos o simplemente porque algunas de las cofradías se lo ordenaron.” le explico en un principio tras pensarlo. “No creas que la influencia de algunas de las cofradias se queda aquí.”

Pareciendo suspirar aunque no era algo que necesitara hacer lo miro. “Aunque no es mal plan el tuyo. Reduce el tamaño de los...sospechosos. Supongo que si seguimos centrados en los dos posibles lideres deberias pensar en las cofradias que les apoyan. Las viudas y los navegantes con Carolina; Les Orphelins y Los desgraciados con Ezekiel.” aporto centrandose en las cofradias no mas. Aunque mientras las nombraba notaste cierto enojo que trato de ocultar cuando sus labios nombraron a Les Orphelins.

Asiento hacia él, con una ligera sonrisa al ver que finalmente va tomando forma.

-Podría tratar de influenciar a la manada de Albert para que investigue a uno de los grupos, mientras te encargas del otro. ¿Prefieres a los de Carolina o Ezekiel? Lo ideal sería investigar cada uno un grupo, para no despertar sospechas tratando de abarcar más. Aunque he de decir que no he podido evitar notar que algo iba mal cuando has mencionado a los Orphelins.

En esos momentos le coloco la mano encima de la suya, acariciandola con el pulgar.

-Si hay algo que te preocupa, haré desaparecer tu problema, tus problemas son mis problemas.

“Prefiero a los de Carolina si no te molesta. Me siento mas capacitado.” eligio con tranquilidad sin detenerse mucho a pensar. “Son mas civilizados en cierto sentido. Ademas sera mas facil para los mios ser sutiles.” explico un poco la eleccion.

Entonces su gesto se endurece de golpe cuando pronuncias ese nombre y niega con la cabeza. “Pierre su lider ha matado unos cuantos de los mios. Se que no deberia molestarme porque asi es nuestra secta pero igual no puedo evitar odiarlo. Por eso no quiero ir a investigarlo, ya que no terminaria siendo muy profesional.” respondio notandose como sus manos se cerraban con fuerza endureciendose ante tu contacto y esa mirada tan traquila dejaba ver algo de fuego, aunque rapido este se encargaba de calmar a su bestia.

“Ojala pudieras hacerlo. Pero no me imagino que tu manada te siguiera a pelear contra ese infeliz. Cierto?” le pregunto mirandolo con curiosidad.

Ante su pregunta sólo puedo soltar una risa agradable, divertida incluso, mientras me separo un momento de él, me levanto y doy una vuelta pensativo.

-No soy el ductus, concedo. Pero, tengo más edad y experiencia, probablemente crean que la idea ha sido de ellos; puedo encargarme. O forzar las cosas para que Pierre nos declare la guerra, aún sería más sencillo. Pero antes, deberás tener paciencia ya que necesito sus respuestas, luego te traeré sus cenizas como conmemoración por el día que iniciamos esta amistad.

En esos momentos saco mi telefono, y leeeentamente, pues me cuesta voy abriendo la agenda para decirle mi número y anotar el suyo:

-¿Me darás tu número? Será más sencillo... -lo acompaño con una sonrisa traviesa.

Lo ve levantarse con curiosidad, no lo sigue sino que se acomoda mas en la cama. Pero sin salir de su aspecto formal aun en este ambiente.

“Tendre paciencia, yo se que los planes necesitan paciencia. No te preocupes.” comento comprensible. “Haz como mejor lo veas, solo trata de no exponerte demasiado. No deseo perderte y Pierre es bastante violento cuando encuentra un objetivo.” le advirtio pidiendo con la mano que se acerque.

Ante el pedido de un telefono saca una tarjeta de uno de sus bolsillos en su traje y se la alcanza. “Ahi esta el numero de este local, solo di tu nombre y pide que te pasen conmigo. El otro numero es de un biper y un celular para que puedas llamar. Aunque sera mejor que llames al fijo, es mas seguro.” le presento esperando que aceptara la tarjeta y dio un vistazo a su numero antes de repetirlo en voz baja.

-Entonces, es que aún no ha conocido mi espada.

Suelto con una sonrisa socarrona, cuando me comenta lo peligroso que es Pierre. Trato de transmitirle confianza. Aceptando su número asiento y me lo guardo en el bolsillo, mientras le digo:

-Entendido, el otro número sólo para emergencias. Lamentablemente, tendré que empezar a irme para poner los planes en marcha, sólo un detalle si no te importa: Cuidame a Albert, hasta que esté saciado, y le dices que vuelva cuando tenga un momento, ¿de acuerdo? Parecía sediento y algo perdido.

Cuando me dirijo a la salida, me giro de nuevo, mirando toda la habitación, y le prometo:

-Volveremos a vernos, y será más agradable.

Tras salir, lo primero que hago es recuperar mi espada y salir del local. Una vez afuera, llamo a Martin, es hora de ponerse al día, y además voy a hacer que deseen meter las narices con Pierre, dos en uno.

El hombre sonrio divertido ante tu comentario confiado, dejandote disfrutar de tu confianza.

“Si...” dijo mientras asentia. “Puedo ocuparme de darle ese mensaje, si aun sediento y perdido se comporta.” le devolvio con algo de seriedad, al parecer ese detalle del estado de Albert no le gusto del todo y menos en su dominio.

“Espero ambas cosas. Fue un placer conocerte Nicolas.” dijo en forma de despedida levantandose y abriendole la puerta para que pasara. La espada se encontraba donde fue depositada, nadie la toco o movio. Tras recuperarla sales afuera y haces la llamada.