Partida Rol por web

Al día siguiente la portada del periódico local estaba completamente ocupada por dos noticias relacionadas a la finca.  En el diario provincial aparecían las mismas dos noticias junto con los resultados del fútbol.

El artículo principal hablaba de la muerte de Mercedes Zúñiga, de que el supuesto asesino estaba detenido y del nuevo administrador de la finca, John Doe, que recientemente se había casado con la joven Clara.

El otro artículo mencionaba el rumor de que el Barón Von Wein ampliaría su emporio vitivinícola adquiriendo la finca Zúñiga. La foto que ilustraba este pequeño artículo mostraba al gordo que se hacía pasar por chino, vestido con los cargados trajes de la nobleza europea.

Unos días después un periodista, revisando las fotos, reconoció a Armando Montoro, dueño anterior de la finca, y comenzó a publicar especulaciones sobre qué hacía allí. Pero esto no influyó en los juicios que se desarrollaban, pues uno se estaba resolviendo muy rápidamente y el otro no se resolvería nunca.

El juicio por la muerte de la señora se resolvió enseguida: el cocinero la mató porque lo iban a despedir y acusar del asesinato de Carlos. La evidencia era circunstancial: pudo haber puesto el veneno en el vino, pudo haber entrado a la oficina y rápidamente haber cruzado hasta la otra punta a encontrarse con Lockhart para tener una coartada. Por otro lado el frasco de veneno y el telegrama de despido nunca aparecieron. Según el fiscal se los habría llevado la mucama, que nunca se presentó a declarar, y aparentemente estaría en Chile viviendo en casa de familiares. Pero el defensor oficial no hizo ningún esfuerzo por aprovechar estos huecos en favor de su defendido.

El juez a cargo del juicio por la muerte de Carlos se enfrentó a dos hipótesis contrapuestas presentadas por el inspector. En una el cocinero había matado a Carlos cuando se enteró que perdería su trabajo y cuando Mercedes lo descubrió se encargó de eliminarla a ella. En la otra fue Mercedes la que lo había matado, y cuando se estaba por reabrir la causa a pedido de los abogados de la agencia de seguros inventó las pruebas falsas para acusar al cocinero. Ante está dicotomía el juez optó por dejar el expediente dentro de un cajón, a Mercedes no se la podía sentenciar estando ya muerta, y el cocinero ya estaba preso por otra causa, y la agencia podía eludir el pago del seguro de vida. Todos contentos. Nicolás Rodríguez cobró el premio que los aseguradores le habían prometido, un poco reducido pues sí tuvieron que pagar por la muerte de Mercedes, aunque el monto asegurado era mucho menor en su caso (¿la vida de la mujer vale menos que la del hombre? Para esa aseguradora sí.) Soren Bergua se presentó expontaneamente como testigo, ¿tendría alguna información extra para mover el juicio en alguna dirección?

El dinero correspondiente al seguro de la señora fue depositado en un banco de Mendoza e inmediatamente embargado a pedido de William Lockhart que se presentó con el título ejecutivo de una deuda que Carlos Zúñiga tenía con él.

La finca era muy bella, y bastante productiva, pero tenía un problema financiero importante.

Nicolás recogió las pocas pertenencias que habían abandonado su maletín durante su truculenta estancia en la finca Zúñiga, se colocó su sombrero y salió de su habitación para despedirse del resto de visitantes allí presentes.

- Señores, ha sido un placer. - les dijo a todos, levantando ligeramente su sombrero en un gesto de despedida. - Si volvemos a encontrarnos, espero que sea en una situación un tanto menos conflictiva que esta.

Y así fue cómo Nicolás abandonó la finca, llevando consigo el maletín donde portaba sus documentos de la aseguradora. Al final, con la muerte de la beneficiaria del seguro, su empresa no tendría que pagar esa enorme cantidad de dinero que desde luego no querían abonar. Cierto era que la muerte del dueño de la finca iba a quedar en el aire (Nicolás veía las teorías del cocinero como demasiado burdas), pero aquel no era su problema. Él iba a cobrar una cantidad considerable como comisión. Menos de la que podría haber cobrado, pero no había salido mal parado precisamente.

Echando un último vistazo a la finca, Nicolás se subió al tren de vuelta. Tenía otros asuntos que investigar.

 No habían pasado muchos días desde que se había cerrado el caso definitivamente cuando Guillermo Vázquez se presentó en la hacienda con la intención de verse con la señora Clara y el señor Doe.

 La reunión fue breve. Guillermo les reveló que era hijo de Carlos Zúñiga; un hijo que había permanecido en el anonimato toda la vida y del que nadie sabía nada. Un hijo que Don Carlos había tenido en su juventud con una antigua novia, a la que luego abandonó. Un hijo que actualmente no era más que un actor de segunda fila al que rara vez ofrecían trabajo, y cuya economía empezaba a irse a pique. Un hijo que venía a exigir la parte de la herencia que le correspondía, al igual que la señora Clara había tenido la suya. Pero desde luego un hijo con todas las de ley, pues portaba un acta de nacimiento indudablemente auténtica. 

 Una vez puestas las cartas sobre la mesa Guillermo trató de mostrarse duro en la negociación. Estaba dispuesto a evitar escándalos manteniendo todo aquello en silencio, pero a cambio quería una jugosa compensación económica. Estimando el valor de la finca en un millón de pesos*, exigió medio millón. Ni más ni menos lo que le podría corresponder como legítimo heredero. Con eso se quitaría de enmedio y firmaría lo que hubiera que firmar comprometiéndose a guardar silencio y a no inmiscuirse en los negocios de la familia. 

Todo salía bien para el Doctor Vino Won, o quizás hubiera sido mejor decir "El Barón Von Wein", realmente mantener una fachada de un honorable doctor chino había servido para colarse sin levantar sospecha alguna... más o menos... Este hombre se encontraba bastante feliz con el desenlace final, y aunque no confiaba del todo en el que el cocinero fuera el culpable y su sospecha recayera en uno de los invitados, este lo dejó pasar, a fin de cuentas, no era su lucha.

-¿Para cuándo es la boda?. Supongo que venderás esto y os pegaréis un buen viaje alrededor del Goblo, he escuchado que el Orient Express es un destino particularmente hermoso para las lunas de miel. -Le preguntó con tranquilidad a John Doe y a la Hija huérfana que heredaría todo esto- Esta finca es realmente hermosa, pero ciertamente está empañado con asesinatos, el precio de venta seguro que se desplomará... ¿Quién querría vivir en un lugar plagado de crímenes y violencia?. Realmente ni para hotel sirve ahora...

El hombre sacó de su chaqueta una pequeña carta que se la entregó directamente a John Doe y a su novia, la heredera de todo aquello. A fin de cuentas, el viaje hasta allá había sido largo y realmente no le interesaba perder demasiado tiempo en idas y venidas desde el viejo continente y si podía tenerlo todo ya solucionado de un viaje, pues mejor.

-Esta era la oferta que le hice al Difunto. Al original. La notaréis excesivamente lucrativa. -Añadió este apunte- Mi interés no es tocar la casa, sino simplemente aprovechar esta tierra de cultivos para un nuevo producto vinícola. Y porque sé que no hemos empezado con buen pie, y porque la casa con o sin "fantasmas vengativos" no me interesa en absoluto. No haré ningún tipo de intento de abaratar mi oferta. Tenlo como señal de buena fe y unas disculpas por el inteligente engaño.

Quedarse con aquella gran casa y su mujer no parecía ser tan fácil como dejarse vivir en ella, realmente aquellos que se acercaron aquel día y confabularon para matar y robar a su difunta cuñada, ahora tenían la desfachatez de venir a provecharse del dolor de la familia. Algo Que John Doe no estaba dispuesto a tolerar.

-Tendrá que demostrar que esos papeles no son falsificados o robados en alguna tumba de un soldado desconocido, seguramente unos tramites que llevaran varios años sino décadas, después de todo mancillar el buen nombres de mi mujer no sera algo rápido y menos limpio de lo que que espera. Le recomiendo que empiece por abajo, conociendo de buena fe a su supuesta hermana y a su amante marido y después tras una relación de amistad y confianza entonces, pedir con la amabilidad que sea menester esa parte de la herencia que supuestamente le corresponde, de buitres esta lleno el mundo pero de palomas blancas muy pocas, aprenda a ser una paloma y hablaremos.

Esa fue la primera de las visitas, pero no tardarían en llegar mas carroñeros a picotear los huesos de su familia política.

-A pesar de que me alegro de que ya no intente tomarnos por estúpidos, con su falso acento y sus equivocadas referencias a una tierra que seguramente ni conozca. Aun me debe un traje manchado, amen de unas cuantas disculpas a la familia al completo por intentar hacerse el gracioso. Así que mas le vale que piense en ellos y empiece por hay y después tal vez y solo tal vez, podamos hablar de negocios, de como pueda contratarlo a media jornada para que trabaje en mi finca y en mis viñedos. Ya que, tal y como dice usted, los fantasmas están en la casa, nada le pasa a sus generosas hectáreas circundantes. Buenos días tenga usted, señor chino. -La puerta fue cerrada con gusto tras la despedida al supuesto Barón.

Esperando con su mujer, Clara Zuñiga, al siguiente buitre que quiera arrebartarle lo que ahora es suyo por derecho.

Von Wein no se conformaría con una negativa, pero Doe se encargaría de que las negativas fueran miles. Poniendo más trabajo del que hubiera deseado logró que la finca empiece a estabilizarse económicamente.

Vásquez, por su parte, para obtener lo que le correspondía de la finca debería recurrir a un largo y penoso juicio que se extendería por años y que eventualmente ganaría, siempre y cuando nadie sobornar a un juez (cosa para nada imposible, sabiendo que en un homicidio había dos autopsias contradictorias)

El cocinero estuvo quince años en la cárcel por un crimen del que todos creían que era inocente, el otro juicio, el de al muerte de Carlos, fue archivado tres años antes de que él saliera con libertad condicional, ojalá nadie lo mueva pues podría volver a la celda.