Partida Rol por web

La sala de juegos tenía puertas vidriadas que daban al ala sur de la planta alta y un vitral por el que se podía ver el hall. Había mesas con juegos de ajedrez, damas, dominó y barajas españolas y francesas y una mesa de billar. Unos sillones junto a un cenicero parecía el rincón para fumar. Y junto a él una barra con variedad de vinos de la bodega Zúñiga con copas y destapador a disposición y algunos destilados importados: pisco de Chile, ron cubano y whisky escocés.

También se encontraban allí dos exhibidores, uno con trofeos y medallas y otro con armas antiguas.

Al entrar en la sala te encuentras con la mucama que estaba limpiando los exhibidores. La mujer se sobresalta levemente al verte ingresar, y mirando con gesto desconfiado pregunta

—Buenas noches. ¿Es usted amigo de la señora?

La sala tenía el mismo estilo elegante que el resto de la casa.
Me llamó la atención enseguida la mesa de billar, por encima de los demás juegos de mesa y cartas que veía en esa habitación.
Unas butacas y, como no podía faltar, una barra con licores. Me apetecía bastante probar una de esas botellas de ron.

Incluso tenían expuestas las armas, junto a los trofeos y medallas.
Por algún motivo me recordó más a un casino que a una finca.
Limpiando ese expositor estaba la mucama limpiándola, y enseguida me preguntó.

-Podrías decirlo así… Sí. -Le contesté después de meditarlo unos segundos. Aunque no estaba tan seguro de que nuestra relación fuera realmente de amigos…  -Aunque en realidad estoy aquí como huésped. Acabo de subir del comedor. -le expliqué a la chica.

—Ah, claro.— Se quedó callada unos instantes. Parecía estar midiendo sus palabras.  —¿Y ella le contó algo de la muerte del señor Carlos? Porque... ¿Y qué van a hacer con el cocinero? Que antes de lo que pasó lo iban a echar. Y ahora... Es mejor que siga aquí. Pero tantas cosas cambiaron en tan poco tiempo. Una no sabe qué pensar.

-No realmente, sé lo mismo que todos. -Le comenté a la chica. Sin mencionarle lo del periódico que había visto, aunque tampoco creía que fuera muy relevante mencionarlo en ese momento. -Pues no lo sabía eso. Justo hace un momento, al acabar de cenar, le ha llamado para felicitarle por la comida… -le expliqué, sorprendido de que hubiera querido despedirle. Nadie lo hubiera dicho. -¿Por qué quería despedirlo? ¿Tuvieron algún problema? ¿O con el Sr. Zúñiga?  -le pregunté, curioso. Aunque conociendo a la señora esa no me extrañaba.

Clara y John llegaron a la sala charlando animadamente. En el lugar se encontraban Soren Bergua y la mucama. Estaban conversando, pero al ver entrar a la pareja, la empleada se calló repentinamente, terminó de limpiar el trofeo  que tenía en la mano y se retiró con un escueto "buenas noches"

Y ahí me quedé, sin saber la respuesta.
Al menos tendría compañeros de juego. Aunque dudaba que la niña quisiera también beber con nosotros.
-Buenas noches. Monsieur. Madam. -les saludé a los dos desde donde estaba, girándome para recibirles. -¿Una partidita al billar?

Era una lástima quedarse sin saber el final de la historia, pero al final había sido casualidad encontrar a la mucama allí, así que mejor no agobiarse y echar una partidita.
Mientras esperaba su respuesta me acerqué a la barra para servirse una copita de ron. -¿Queréis? -les pregunté a ambos, aunque no estaba ni siquiera seguro de que la niña fuera mayor de edad para tomar esos licores tan fuertes. -¿Tal vez la señorita prefiera algo más suave? .

El Sr.Doe acompañado de Clara entro en la sala, con la intencion de tomar una copa o dos mientras disfrutaba de la compañía tras la agradable cena momentos antes. Aprovecharon que el resto estaban adulando el trabajo de alguien que es pagado para demostrar semejante calidad, pero al parecer no fueron los únicos que tuvieron la misma idea.

-Vaya, es usted rápido señor... Bergua, creo recordar. -Devolvió el saludo mientras dio un par de pasos hacia la barra. -Después de una buena cena lo suyo es un buen coñac. -Comento jocoso buscando una copa. -Pero un brandy también es igual de útil para la ocasión. Si me permite. -Tenia intencion de servirse él mismo.

-Hace tiempo que no practico el billar si no es muy rudo con los novatos, acepto esa partida. -Respondió, esperando a saber si seria una partida a dos o tres manos.

Mientras organizaban el juego podían ver a través del vitral que la señora María Mercedes estaba bebiendo vino acompañada por Guillermo Vásquez en el hall, y que un poco más tarde bajó el señor que se hacía pasar por chino.

-No había mucho más que ver en el comedor. -bromeé, respondiendo al Sr.Doe. -Así es. Me alegra que se acuerde. -El hombre se acercó también a la barra y me aparté para dejarle ponerse él mismo su copa.

-Antes solía jugar más. Ya he perdido práctica -reí, contestándole. -¿Jurá también su acompañante Sr. Doe?  -le pregunté, mirando a la chica.
Pero cuando me giré para mirarla vi al fondo la vidriera y me pareció distinguir a través de ella a la señora de la casa con otro de los hombres con los que habíamos comido.
Parece que cada uno había encontrado algo con lo que entretenerse antes de irse a dormir.

Tenía pensada una contestación rápida y en tono de comedia ante la falta de "juego" de aquel hombre, cuando se fijo que su mirada se fue lejos de la sala, concretamente a la señora Zuñiga y otros dos invitados, los cuales como ellos parecían iniciar una conversación.

-El Señor... no recuerdo su apellido pero creo recordar que se llamaba Guillermo, un nombre aburrido no como el suyo. -Agitó la copa de Pisco antes de probarla con un ligero sorbo. -Le he notado ligeramente complaciente, no se si me entiende.

Dio un par de pasos en la dirección al billar aun mirando por la ventana, como si fuera un punto de interés a observar.
-Y dígame, ¿Conoce alguien de los presentes?

-Ah…! El Sr. Vázquez, sí. -Recordaba a aquel hombre, habíamos intercambiado algunas palabras durante la cena. -¿Usted cree? -le pregunté a John, preguntándome si insinuaba aquellas palabras de verdad. Tampoco les había prestado demasiado atención.

Al que me sorprendía también ver por allí fue a Vino. Me preguntaba si había acabado de cenar al final.
-Pues no, la verdad. -Le contesté tranquilamente al Sr. Doe, acercándome también a la mesa de billar para coger uno de los palos. -Es la primera vez que les veo. -reí. - ¿Y usted?

Mientras preparaban la mesa para el juego y fisgoneaban lo que ocurría en el hall pudieron ver que el gordo Won abría la puerta de la oficina y entraba a pesar de que la señora Zúñiga intentaba detenerlo.

—Pero ese señor está mal de la cabeza. ¿Qué se cree que está haciendo?—dijo Clara apoyada contra los vidrios mirando lo que sucedía abajo.

Estaba poniendo tiza al taco mientras devolvió la sonrisa a aquel compañero de juego.

-Ninguno de los invitados, en ese aspecto estoy igual que us... -Pero su conversación fue cortada repentinamente por la voz de Clara.

-¿Quien? De que hablas. -Claramente molesto se acerco a la vidriera para ver a quien se estaba refiriendo la hija de los Zuñiga. -¿Es ese viejo otra vez? Sabia que iba a ser una persona problemática, nadie es tan errático por naturaleza. A saber que trama. -Comento molesto antes de coger la mano de Clara. -Vamos, hay que detener a ese loco antes de que haga algo físico contra tu madre, ¿Quien se cree que es? Disculpe Bergua, pero creo que esto es mas importante, que no crea la señora Zuñiga que todos somos iguales a ese personaje de allí. -Marcho entonces hacia el encuentro con el impresentable de Vino, con el taco en la mano derecha sin haberse percatado que aun lo sujetaba.

Sonreí al escuchar al Sr. Doe admitir que estábamos en la misma situación.

-¿Hm? -me giré de golpe en dirección a la chica. La ví apoyada contra el cristal. ¿Había pasado algo? -¿Qué ha pasado?¿Qué señor? -Pregunté, confuso.
Pero el Sr. Doe se me adelantó y claramente molesto cogió a la chica de la mano y tras disculparse, salió al encuentro de aquel hombre.

Solté el palo de billar y me acerqué rápidamente hasta el cristal yo también, para averiguar lo que estaba sucediendo.
Estaba claro que se iba a liar y cuando le escuché decir aquello del “personaje” no pude evitar pensar en quien todos sabíamos. ¿Qué diablos se le había ocurrido esta vez hacer a Vino?
Salí a la carrera detrás de ellos.