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Nunca sigas a las Hadas... 2: El Sendero Rojo

Capítulo I - Empieza el verano

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21/03/2013, 12:20
Jess

No me gustó nada escuchar lo que dijo el bicho (cada vez me costaba identificar las hadas con eso que nos ponía en peligro, aunque les llamase "hadas", para mí eran bichos.

¿El Sendero Rojo? En el cole, en una lectura, salía esa palabra, dijo la profe que era lo mismo que un camino. Y el bicho dijo que estaba abierto. Daba mal rollo pensarlo..

-¿Os vais a casa? Siobhan, Zaina y yo estábamos yendo al campamento de Zaina, para pasar un rato. Allí seguro que nos dejan estar un rato a gusto, sin que nos mojemos. ¿No queréis venir?

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22/03/2013, 22:58
Zaina

Zaina se subió a la bici de Jessica, con el miedo reflejado en sus ojos. A pesar de ser un torbellino que no pensaba las cosas antes de hacerlas y estar riendose continuamente, Zaina tenía muchas ganas de llorar, algo poco propio de ella y quería llegar cuanto antes al campamento.

—Dejalo Jess, si viene en pijama se resfriará—comentó la niña poco convencida. Lo que en realidad quería era alejarse cuanto antes de aquel lugar e ir a algún sitio seguro. Además tenía la impresión de que si se juntaban con aquellos niños podrían meterlos en problema. Además, Robert ya se estaba alejando a todo correr.

Eh...Ahhhh si, y me llamo Zaina—comentó con un hilo de voz mientras trataba de alejar de su mente aquel ser de pesadilla—supongo que nos veamos este verano...tened cuidado....

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22/03/2013, 23:09
Director

Aquellas palabras de Zaina fueron las últimas que intercambió el grupo antes de separarse. La mañana transcurrió sin más incidentes, salvo la copiosa lluvia, y cada uno volvió a sus respectivos hogares. Zaina, Jess y Siobhan habían estado un rato en el campamento de los gitanos, pero se separaron cuando fue la hora de comer, prometiendo verse más tarde.

Ander, Kate y Robert no se habían resfriado, pero habían estado cerca... De hecho, la madre del más pequeño de ellos le dijo que si no paraba de llover, no saliera fuera. Lo último que quería era que se perdiera en mitad de una tormenta de verano, con el aguacero que caía y los truenos que iluminaban el cielo.

Y efectivamente, no paró de llover. Durante toda la tarde, y hasta que la luz del sol se ocultó en el oeste, la lluvia torrencial y los relámpagos no cesaron de castigar el pueblo. Finalmente, aburridos y aún nerviosos por el encuentro con la siniestra Hada, todos ellos se fueron a la cama temprano. Quizá al día siguiente hiciera buen tiempo y pudieran pasar el día completo juntos...

Notas de juego

- Fin del capítulo -