Partida Rol por web

Tras las palabras de María Andrés comprendió un poco mejor lo que había dicho la chica de la libreta. Carolina.

Según parecía, María no podía ver a nadie más allí que a él, pero él podía ver además a sus compañeros que, a su vez, podían ver a un ser querido que sólo podía verlos a ellos por separado. El nexo de unión. La X.

Todo aquello degeneraba a pasos agigantados.

- ¿Mutación? ¿Virus? No. - No entendía a qué se refería María. Aunque después de reflexionar unos segundos, creyó entender. - Bueno, quizá sí. Pero entonces lo he tenido toda la vida, o por lo menos desde hace muchos años. - Pensó entonces que lo mejor era explicarle a María lo sucedido, para encontrar una solución conjuntamente. - María, escucha atentamente. Te voy a contar lo que ha pasado, que es para fliparlo, y yo mismo no lo creería de no haberme visto metido en ello hasta las orejas. Mira. Yo encontré una invitación en casa para asistir a una función del Circo del Sol, pensé que era cosa tuya, pero no pude localizarte. Pedí que me cambiaran el turno en el curro, para poder asistir y vine al Palacio de los Deportes, donde se supone que era la función, a las cinco de la tarde. Pero en lugar de función era una encerrona. Allí me encontré a otros que habían engañado igual que a mí y nos encerraron dentro. Luego nos atacaron dos tipos pero entre todos logramos que huyeran y, buscando una salida entré en una habitación con dos de los compañeros. Esta habitación. - Pensando en que ella no podía ver a nadie más allí, Andrés se dio inmediata cuenta que todo parecía una locura, por mucho que hubiera suavizado la historia que acababa de contar. - No me lo invento. Tú me conoces y sabes que no inventaría estas cosas. Tampoco estoy loco ni veo visiones. Aquí está pasando algo muy raro. - Luego la miró intensamente, con la expresión más seria que pudo encontrar. - Dime cómo has llegado aquí, o dónde crees estar. A ver si podemos atar los cabos sueltos, que son muchos. Y dime que es eso de que sabes cómo ayudarme. ¿Qué solución es esa?

Se giró un momento hacia Robson. - Yo veo a María. Mi... mejor amiga. - Volvió a mirar a María. La cosa no mejoraba. Pensaba que debía tener pinta de loco a ojos de ella. - Haz como si yo estuviese hablando por el móvil con un manos libres. - No se le ocurrió nada mejor, y aquello no era mucho.

Preguntas y más preguntas. El minutero seguía avanzando, incansable, sintiendo que el tiempo se agotaba, diminutos granos de arena que sepultaban la montaña de problemas que arrastraba, succionándola. Sí, era cierto que creía haber dado con algo importante, y quería investigar todo lo que pudiera sobre ello (sobre todo dado que estaba emocionada con la simple idea de las realidades alternativas, algo impensable hace apenas un par de semanas), pero seguía en el mismo punto que hace unos minutos. Seguían en peligro, con los familiares invisibles y, lo que más le preocupaba, sin rastro de los asesinos.

Tengo que ir por partes.- Parecía que la necesitaba, o al menos sentía el peso de la responsabilidad sobre sus hombros. Confiaba en ella y no quería fallarle, y la única manera era buscar una respuesta a todas las incógnitas que rondaban, pero necesitaba datos, muchos más datos.

Se levantó y caminó un par de pasos en círculos con los brazos cruzados. Paró en seco, asintiendo.

- Junto a mí hay alguien más.- Se giró para ver a Robson cuando se encontró con Andrés. Extrañada a la par que preocupada, miró al nuevo integrante y luego a Robson, asegurándose de que no era la única que se había percatado de su llegada (y comprobar que era real) antes de volver a centrarse en la explicación, luego le preguntaría sobre su llegada.- Dos más. Un poli y un chico. – Calló unos segundos, escuchando hablar al joven.- Ellos también ven a alguien invisible, al igual que tú lo eres para ellos.

Las conversaciones empezaron a solaparse, era confuso responder a todo y a todos, y el dolor de cabeza no remitía, lo contrario, las punzadas en la sien cada vez eran más constantes.

- No estoy enferma, te lo aseguro.- Pensó en las numerosas pruebas que se hizo desde el incidente de manera constante, aunque fueran las más simples.- Puede decirse que soy un fantasma, y no puedo añadir más Elena, de verdad. No aquí.- “Fantasma”, sí, eso la definía bien por su habilidad. Miró a todos lados, por el techo y las paredes, buscando algún tipo de dispositivo visual o auditivo que pudiera delatar la conversación.- La tecnología es tu campo, ¿puedes saber si nos están escuchando? Cualquier cosa.

Dejando a Elena a un lado, y esperando una respuesta favorable por su parte, miró a Andrés, quién  debía estar más confuso por toda aquella conversación.

- ¿Qué haces aquí? ¿Los demás están bien? – Por suerte Robson se adelantó, haciendo un breve resumen del lío al que habían estado sumergidos y ahorrando esfuerzo a la joven.

Pero si te refieres a que estamos en varios sitios a la vez […] ¿No las estaremos poniendo en peligro? ¿No las estamos... "trayendo" ... hasta el circo de los horrores?

Se quedó meditando las palabras de Robson, mordiéndose el labio inferior y susurrando su teoría en voz baja.

- Es una variable posible, claro. No lo había contemplado así.- Se colocó un par de mechones tras la oreja.- En ese caso sería como una video llamada, comunicación desde dos lugares distintos. Yo veo una especie de vestuario, ¿y vosotros?

Esperando a ver si se decidía a entrar o no Mattew, Metal Ardiente tomó la puerta de en medio, aquella cuyo dibujo representaba a una familia feliz. En cuanto entró por la puerta pudo ver que alguien estaba ahí sentada. La sala parecía un vestuario, se encontraba sentada sobre uno de los bancos de madera. Era Elena Méndez, su empleada.

La chica le dedicó una sonrisa de oreja a oreja. ¿Y tú qué haces aquí?. Le dijo mientras daba un golpecito al banco para invitarle a acercarse.¡Ven, cuéntame! Quería que se sentara junto a ella. 

Tranquila. Aquí estamos seguras. Nadie puede escucharnos, salvo tus extraños amigos imaginarios. Dijo aquella última frase mirando hacia otro lado.

Pero hijo, dijo con una gran cara de sorpresa, ¿cómo me vas a dejar aquí? No puedes marcharte, no sin mi. Haz el favor de sentarte conmigo y explicarme lo que está pasando. ¡No entiendo nada y no quieres explicármelo! ¡Yo puedo ayudarte! ¡Sé que puedo!

María escuchó atentamente todo lo que le contaba Andrés, esta muy sorprendida por todo lo que había sucedido aquel día. Había pasado muy poco tiempo y el muchacho había vivido una experiencia increíble e inolvidable. Te creo, sé que no estás loco. ¿Y crees que los que os han preparado esta encerrona quieren algo de vosotros? ¿Crees que podrían querer tus poderes? ¿Los demás son gente como tú, gente con extraños poderes? Dijo preocupada. Si es así, creo que podría ayudarte. Al menos a ti, Andrés. Así dejarás de estar en peligro. 

Eso que te está pasando es una desgracia, una auténtica desgracia. Es muy peligroso. Desde el día en que pasó lo del cine supe que podías hacer cosas extrañas, y pensé lo desgraciado que podrías ser. Ahora yo también sé hacer cosas, es un don, o una desgracia, pero puedo ayudarte. Yo puedo librarte de tu defecto, de tus problemas. Si lo haces, entonces podremos irnos.

¿A él también puedes verle? Dijo señalando a un hombre de color rojizo y aspecto ardiente. El coloso conocido como Metal Ardiente acababa de entrar por la puerta y Elena parecía haberlo visto. A él no le saludó, tan solo le preguntó: ¿y tú qué haces aquí? La extraña realidad alternativa que estaba imaginando Carolina empezaba a resultar algo extraña. No comprendía por qué ahora Elena podía ver a Malcolm y al resto de personas que había allí no. ¡Ven, cuéntame! Le dijo invitándole a que se sentara a su lado. 

Tranquila. Aquí estamos seguras. Nadie puede escucharnos, salvo tus extraños amigos imaginarios.

María sintió una serie de vibraciones en la sala. Algo había hecho Hugo que había creado una especie de sexto sentido en su interior. Por raro que parecía sentía como si pudiera oír más alto, como si al hacer chirriar sus dientes pudiera ver las ondas del sonido. Era una extraña visión, Hugo decía poder ver las auras, y ella parecía ver el sonido, el ruido. Las ondas rebotaban por igual por todas partes, hasta que llegaban a ellos que entonces volvían a rebotar en diferentes ángulos. No comprendía lo que significaba, tan solo podía saber que aquella habitación estaba completamente vacía, y que tan solo existía la puerta por la que acababan de entrar. Al menos podía distinguir el pomo de la misma. Si había otra puerta en la sala, no poseería pomo o cerradura, porque las ondas no se lo indicaban.

Matthew salio de la incomoda sala con sus nervios a punta. La oscuridad le había afectado a fondo y aun tenía secuelas en su mente. Trato de calmarse, respirar un poco y concentrarse en la situación actual, que tampoco aliviaba el momento.-¿Talvez pensaron que nos encontraríamos más adelan... - Se paro por un momento.-¿Porque esperarían por nosotros? Lo creería del policía, pero los demás no tienen intención alguna de esperar a un par de desconocidos.

Le dolió por un momento sus palabras, pero cada una era cierta a su pesar. Entro en estado alicaído. Ya no se sentía capaz de tomar una desicion o de siquiera opinar sobre el momento, ya había visto que había ocurrido al tomar una desicion por su cuenta. 

-Dirige tu el camino, yo no tengo valía como líder. Te sigo ¿O tu tomarías en cuenta la opinión de quien nos encerró en ese horrible cuarto? Iré donde tu digas.-Hablaba bajo y sin ánimos, aun cuando veía que el titan fundido no era tan malo como parecía, - Dudo que sea otra artimaña de ilusión mental, esto se siente demasiado real como para serlo. 

- ¿¡Qué!? – Sorprendida por lo que acababa de decir Elena, buscaba con la mirada al nuevo integrante sin resultados. Se giró a Robson y Andrés, para ponerles en situación.- Dice que ve al hombre de Fuego. Supuestamente está con ella.

¿Cómo había pasado al otro lado? ¿No se suponía que era un plano distinto? Su teoría se estaba yendo a la mierda.

- Pregúntale.- Bufó, confusa, buscando en los ojos de Robson alguna respuesta válida.-. Pregúntale qué ha hecho desde que nos separamos.

Andrés no salía de su asombro. No tanto porque María confesase que sabía que algo raro había en Andrés, incluso que sabía que él tenía algún tipo de poder, pero sí por todo lo demás. Asintió a sus tres primeras preguntas. Un asentimiento nervioso que trataba de hacerse hueco en su cabeza junto con la idea que María estuviera asimilando tan bien lo explicado por Andrés. De haber mantenido la cabeza fría, habría sospechado de tan fácil aceptación, pero no pudo pues en aquel momento era lo que más deseaba en el mundo: que ella no lo tomase por loco y creyese en él.

- U-un momento, María. - Balbució confuso. - ¿Tú también tienes poderes? - Luego Andrés negó enérgicamente con la cabeza - Yo sería un chaval completamente normal de no ser por mis poderes. Y la verdad, el chaval normal que hay en mí no me gusta demasiado, la verdad. Quiero decir que soy un puto camarero sin otras expectativas de futuro y las pequeñas ventajas que tengo, aunque prefiera mantenerlo en secreto, es de las pocas cosas que le dan sentido a mi vida. No quiero dejar de ser como soy, sólo quiero salir de aquí, saber porqué nos están persiguiendo y encontrar un lugar para estar a salvo. Contigo. - La última palabra se le trabó en la garganta. Andrés no podía aspirar a que María fuera para él algo más que una buena amiga. Ya eso era mucho. Pero María se merecía algo más que Andrés. Sin embargo, al suponerla en peligro, las emociones se le desbordaban. Tragó saliva y reordenó sus pensamientos. - Pero dime, María, necesito saber el cómo y el porqué.

Las voces de los demás que compartían aquella habitación con Andrés se fundían como en una amalgama de ruido de la que él trataba de aislarse para prestarle atención a María. De momento no parecía que hubieran amenazas, así que era más importante dilucidar el significado de las palabras de su amiga que cualquier otra cosa en el mundo.

Yo veo una especie de vestuario, ¿y vosotros?

De entre el bullicio, en un momento de silencio en su conversación con María, escuchó esa pregunta por parte de Carolina y miró en derredor para poder responder con seguridad. Giró su mirada a Carolina y asintió.

Oh, genial! Esto mejora por momentos!

Robson miró a los ojos de Carolina mientras negaba con la cabeza. Aquello era como el camarote de los hermanos Marx! Cada vez había mas gente. Y ahora al parecer con ellos también estaba el tío metálico rojo.

-Tenemos que salir de aquí... la susurró sabiendo que Andrés también estaba escuchando y, posiblemente, el sueco. -Puede que los demás estén en peligro y nosotros haciendo... teorías sobre pliegues dimensionales, supongo.

Luego se giro hacia su madre y sonrió como pudo. La situación era bastante complicada. Solo quería salir de allí y que nadie mas sufriera.

- ¿Puede traerme de vuelta a Valeria y Charlotte? No puede, ¿verdad?- Suspiró- ¿Puede hacer que la fabrica no explotara por los aires? Tampoco. Entonces me temo que lo que mejor puede hacer para ayudarme es quedarse aquí y... - Robson cayó en la cuenta de una cosa.

Sobre toco cuando oyó a Carolina y vió el gesto de Andrés. El nexo!! Estaban en el nexo de todo. ¿Pero como habían llegado hasta alli? Era un vestidos para todos. Como un pequeño camerino para los tres. Pero... ¿y para sus visitantes?

- ¿Como ha llegado hasta aquí madre? ¿Donde cree estar?

Sin quitar ojo de su madre, de reojo miró a Carolina y rezó porque ella encontrara alguna solución también.

- Preguntarles lo mismo a los vuestros. Este vestidor es lo único real y común entre nosotros. Dudo que tu hermana y mi madre .. o tu amiga, Andres, hayan llegado aquí porque si. Si son los reales, ellos verán otra habitación. Si describen lo mismo que nosotros vemos, no lo son.

Primero la sensación de su estómago dando una vuelta cuando sintio las manos suaves de Hugo en su cabeza, y acontinuación sus siguientes palabras, sonaron bastante mas altas de lo normal...bastante mas altas como si estuviera hablando por un megáfono, se llevó las manos instintivamente a los oidos mientras musitaba sorprendida -Que caraj.- pero se detuvo, pues al escuchar sus palabras, observó entre sorprendida y asustada como unas vibrantes ondas de colores, que le recordaron a su propio poder, brotaban de sus labios, viajaban por el aire rapidamente, rebotaban en el cuerpo de huego, haciendolo brillar en un extraño tono azulado y luego regresando hacia ella....La habia convertido en una ballena...levantó una ceja molesta, si, hacia mucho que no se ponia a dieta, pero de eso a que Hugo la considerara una pelota, era indignante, entonces recapacitó...más bien la habia convertido en una...murciélaga.

Comprendió lo que debia hacer, abrio sus labios y emitió un sonido bajo, que en cualquier otra situación hubiese sonado gracioso un -woooouuuwoooo- mitad Dory hablando en cetáceo, mitad la maestra de Charly Brown, Maria miró asombrada como las ondas sonoras salian viajando, rebotando por toda la habitación, mirando a un lado y al otro, Maria continuó lanzando sus sonidos cetaceanos para todas direcciones, divertida, mirando los colores sonicos impactar, y devolverle las formas de lo que tenia ante si.

Cuando termino, y pese a que se habia soltado de Hugo, no se sentía asustada de no verlo, aquel sonido le devolvia la imagen alta del muchacho, mas altoque ella.-Que maravilla...podría hacer esto por horas...puedo ver el sonido...puedo v erlo mientras estoy hablando contigo jajajaja- Cortó de golpe la risa, porque le parecía que no era lo mejor, pero la verdad aquel don de aquel chico le habia sorprendido en absoluto.

Maria añadió. -La habitación está vacía.. no hay otra puerta en la estancia, mas que aquella por la que entramos, pude ver el pomo de la puerta y la puerta, no hay nadie en este cuarto salvo nosotros la oscuridad y los wowowowowowow.- Dijo María olvidandose nuevamente por un segundo de la situación tan tensa, pues al decir wowowo, las ondas sonoras habian salido como burbujas de colores violetas y amarillos que rebotaban en la cara de Hugo y regresaban hacia ella. -Perdon.- musitó apenada, viendo como el sonido cobraba ahora un tono morado oscuro.

Encontrar aquel vestuario fue toda una sorpresa, pero más sorprendente aún era la presencia de su compañera Elena Mendez.

Su cuerpo entero se tensó ¿cómo era posible aquello?

Boqueó para decir algo, alguna excusa, miles de preguntas en su cabeza pero... al ver su reacción tranquila y sus palabras, su mente analítica pronto empezó a entrever que allí había otro embuste como el encontrado en la puerta de la interrogación. Era imposible que Elena supiera su secreto. Estar ahí era una cosa, pero que reaccionara de forma tan amigable ante su presencia blindada no tenía sentido ninguno. Cuanto menos se habría sorprendido, no tratarle como si se hubieran cruzado después de tomar un café en el trabajo.

[color=#FF0000]¿Qué amigos imaginarios?[/color] -fue lo primero que se le pasó por la cabeza.

Entonces empezó a oir de forma amortiguada otras voces, se quedó muy atento escuchando:

[color=#008000]- ¿¡Qué!? [/color]

[color=#008000]- Dice que ve al hombre de Fuego. Supuestamente está con ella.[/color]

[color=#008000]- ¿Cómo había pasado al otro lado? ¿No se suponía que era un plano distinto? [/color]

[color=#008000]- Pregúntale. Pregúntale qué ha hecho desde que nos separamos.[/color]

[color=#A04000]U-un momento, María. ¿Tú también tienes poderes? Yo sería un chaval completamente normal de no ser por mis poderes. Y la verdad, el chaval normal que hay en mí no me gusta demasiado, la verdad. Quiero decir que soy un puto camarero sin otras expectativas de futuro y las pequeñas ventajas que tengo, aunque prefiera mantenerlo en secreto, es de las pocas cosas que le dan sentido a mi vida. No quiero dejar de ser como soy, sólo quiero salir de aquí, saber porqué nos están persiguiendo y encontrar un lugar para estar a salvo. Contigo. Pero dime, María, necesito saber el cómo y el porqué.[/color]

[color=#0000BF]-Puede que los demás estén en peligro y nosotros haciendo... teorías sobre pliegues dimensionales, supongo.[/color]

[color=#0000BF]- ¿Puede traerme de vuelta a Valeria y Charlotte? No puede, ¿verdad? ¿Puede hacer que la fabrica no explotara por los aires? Tampoco. Entonces me temo que lo que mejor puede hacer para ayudarme es quedarse aquí y... [/color]

[color=#0000BF]- ¿Como ha llegado hasta aquí madre? ¿Donde cree estar?[/color]

[color=#0000BF]- Preguntarles lo mismo a los vuestros. Este vestidor es lo único real y común entre nosotros. Dudo que tu hermana y mi madre .. o tu amiga, Andres, hayan llegado aquí porque si. Si son los reales, ellos verán otra habitación. Si describen lo mismo que nosotros vemos, no lo son.[/color]

Pudo distinguir las tres voces, una mujer, dos hombres... La chica que atravesaba paredes... El agente de policía y... ¿el chico que se proyectaba?

Todos tenían en común una cosa: Habían ido a explorar la misma puerta. De nuevo estaban ante otra prueba o tortura de sus captores. Aquello empezaba a enfadarle. ¿Qué objetivo buscaban? A su mente absolutamente racional no se le ocurría ninguna causa, pero esa misma mente matemática le decía que lo que estaba viendo era completamente incongruente. No obstante había detalles... Si todos veían un vestidor es que todos estaban atrapados en el mismo sitio... además ¿Dónde estaba Matthew? ¿No se supone que estaba detrás de él? Infierno de chico... 

Carraspeó para aclararse la garganta y usó un elevado tono de voz.

[color=#FF0000]ES OTRO TRUCO. MATTHEW Y YO ENTRAMOS EN LA PUERTA DE LA INTERROGASIÓN Y NOS SOMETIERON A UNA ILUSIÓN MENTAL PARA ENFRENTARNOS CON NUESTROS MIEDOS MÁS PROFUNDOS.[/color]

[color=#FF0000]AHORA MISMO INTENTAN CONFUNDIRNOS HASIENDO QUE VEAMOS GENTE QUE CONOSEMOS, PERO AL MENOS PARA MÍ, NO TIENE SENTIDO. EL RESTO DEBE HABERSE IDO POR LA TERSERA PUERTA.[/color]

Miró fijamente a aquella "Elena", que dudaba bastante que fuera real y le dijo:

[color=#FF0000]Estas pruebas empiesan a ser molestas. Ya habéis dejado claro que podéis evocar en nuestra mente ilusiones. ¿Qué perseguís? Elena jamás estaría aqui hablándome como si nada. Jamás me ha visto así y si lo hisiera, es absurdo pensar que reacsionaría con normalidad.[/color]

[color=#FF0000]Además ¿Dónde habéis dejado a Matthew, hell?[/color]

La voz del ser metálico había empezado a denotar ciertos tonos de enfado. Aquello empezaba a ser irritante. Su temperatura corporal empezó a elevarse...

Las palabras del hombre de Metal fueron las que hicieron desvanecer aquellas ilusiones, las desconfianzas de Carolina y Robson también, pero lo que terminó de hacer desaparecer a la ilusión que cada uno de los presentes estaba viendo fue precisamente las palabras de Andrés. Aquello de que estuviera contento con sus poderes fue algo que no esperaba oír aquella imagen proyectadas por sus subsconscientes.

Ahora se hallaban todos juntos, todos podían verse a la perfección, se miraban los unos a los otros y entonces se escuchó el sonido de la puerta por donde habían entrado. De pronto apareció Matthew, que tan solo pudo ver ante ellos un vestuario y a los compañeros de esa ardua aventura que estaban viviendo.

Hugo y María debían de haber entrado por la puerta de la luz, pues ninguno sabía nada sobre ellos. En aquella sala solo se podía vislumbrar una segunda puerta que conducía hacia la derecha, pero Metal Ardiente les paró antes de avanzar por ella. Allí estaba la habitación del espejo, ambas estaban comunicadas y si seguían por allí es posible que fueran fruto de una nueva ilusión o tal vez de nada, ya que el espejo había sido roto.

De pronto se dieron cuenta de un detalle, en la sala olía a azufre y había una ligera neblina pestilente. Le recordaba a algo que habían vivido recientemente, probablemente el hombre-demonio había estado allí, pero se había desvanecido antes de que pudieran haberle visto.

Estaban libres de ilusiones y con un único camino por el que dirigirse, la única posible salida debía hallarse en la habitación de la lámpara, por donde Hugo y María se habían ido.

Hugo se quedó un tanto sorprendido ante la actitud de María y no pudo evitar reirse, parecía que estuviera oyendo a una niña jugar, lo que le ayudaba a no tener tanta tensión y olvidarse de donde se encontraban - Que graciosa eres. Pareces una niña con un juguete nuevo, pero me agrada que te guste ser Batgirl, o si lo prefieres... ¿"delfiwoman"? - dijo, en voz baja al intentar buscar un superheroe que fuera como un delfin bajo el agua, pero no se le ocurría nada mejor - Si tanto te gusta mejor incluso, pues a lo mejor estamos un buen rato buscando la salida.

Pero fue entonces cuando María le comentó a su compañero que estaba viendo y entonces pensó un poco - Entonces ¿solo es una habitación vacía? Es extraño, pero si supongo que tendremos que volver, y no te preocupes, disfruta de tu visión de sonar - dijo sonriendo aunque no se le notada mucho. - Vamos, volvamos entonces. - Entonces fue cuando Hugo siguió la estela aurea de María para ir hacia la puerta y volver a la trifurcación donde empezó la separación. Ahora restaban dos caminos donde solo uno seguiría hacia adelante...

Las palabras del hombre ardiente fueron como un despertar de un shock par Andrés. - Ilusiones en nuestra mente. Sí, eso explica más que cualquier otra cosa. - Después la cara de esa ilusión que había sido María y que se desdibujaba con una mueca de incomprensión que era tan ajena a María como la actitud mostrada.

Todo desapareció y volvieron a estar reunidos los del principio. Una parte al menos. 

- ¿Qué mierda es esto? - Reaccionó Andrés con vehemencia. - ¿Una especie de prueba o tortura psicológica de serie B?

Las caras de los demás lo dejaban claro, estaban todos tan contrariados como él mismo.

- Larguémonos de aquí. - Y comenzó a andar hacia la única salida posible con la clara intención de abrir la puerta, si nada ni nadie se lo impedía.

El ser metálico pareció aliviado, en parte, al ver que todo aquello volvía a ser una ilusión. Casi hasta se permitió un leve suspiro, más todavía cuando vio aparecer a Matthew de nuevo.

Contestando a Andrés, dijo con su extraña voz: [color=#FF0000]Parece ser que intentan jugar con nosotros. Como os he dicho, en la sala de la interrogasión, Matthew y yo fuimos sometidos a otra prueba mental. Yo, por lo menos, fui confrontado contra mis peores miedos... y les puedo asegurar que no fue agradable.[/color]

[color=#FF0000]Tenemos que salir de aqui si, pero también tenemos que detenernos a pensar. Casi se diría que el que nos ha traído aqui está jugando con nosotros. ¿Por qué exponernos a nuestros peores miedos? ¿O a gente que conocemos?[/color]

[color=#FF0000]¿Qué sentido tiene todo esto para ustedes? Yo desde luego, lo primero que pienso es que estamos bajo las manos de unos perturbados... Con el poder de meterse en nuestras mentes... ¿Por qué no nos han matado ya? Yo por lo menos no puedo hacer nada contra eso.[/color] -terminó diciendo algo frustrado.

Al terminarse la ilusión respiró tranquilo, aunque solo fuera por unos momentos.

- Y nosotros haciendo teorías sobre pliegues dimensionales, ¿Eh. Carolina?- Rió Robson mirando a la chica.- Oh, vamos... el enfoque era bueno, no te desanimes. ¿Estas bien?- Dijo mirándola de cerca.

Robson sabía realmente cual era el problema. No era que hubiera sido una ilusión. Tampoco que les estuvieran sacando información sobre sus poderes. Era que habían jugado con las personas mas cercanas a ellas. Habían descubierto el punto débil de ella. Y de Robson también. Pese a su agrio carácter, su madre era, a fin de cuentas, su madre.

- Tranquila, estará bien. Tu amiga, me refiero- Dijo poniendo una mano en su hombro. Después miró a Andrés.- Las de todos. Solo era un sucio juego mental. Maldito elfo azul...

Por último miró al gigante rojo. Era el mas estable emocionalmente de ellos. Así que le dedico una mirada de agradecimiento.

Se acerco a al puerta por donde tenían que irse y le dio una patada para derribarla de golpe mientras volvía a sacar la pistola de su funda.

-Nos vamos. Puede que los demás nos necesiten, y no me gustaría perderme la fiesta ahora que acaba de empezar..

Donde antes había estado su hermana ahora no quedaba nada, un vacío absoluto que para algunos podía ser liberador pero, para Carolina, sólo aumentaba el cansancio que sentía. Aunque delante suya estuvieran el hombre metálico y el joven, buscaba con la mirada a Elena, susurrando su nombre.

Y nosotros haciendo teorías sobre pliegues dimensionales, ¿Eh. Carolina? Oh, vamos... el enfoque era bueno, no te desanimes. ¿Estas bien?

 - Una ilusión no puede mantener contacto físico, mucho menos empujarte.- Estaba enfadada, puede que desesperada con la situación. Sabía que la teoría que había planteado podía fallar, al fin y al cabo sólo era eso, una simpleteoría, pero estaba convencida de que había tocado a su hermana, la había abrazado, y había sentido el agarre cuando la pistola. ¿Todo eso también era una ilusión? Me niego a creerlo. La universidad no creyó en su trabajo, pero sabía que estaba en lo correcto, por lo que no necesitaba la aceptación de los demás.- Sé lo que he visto.- Miró duramente a Robson antes de apartarse, dolida por sus palabras, y caminar hacia la salida junto al resto.