Partida Rol por web

Out of the Abyss

14. El Laberinto

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13/02/2021, 19:22
Director

Sesión 35 (13/2/2021) - continuación -

Después de emplear su magia para arreglar al modron, Vizeran os explica que este tipo de criaturas vaga por los planos periódicamente en lo que se ha dado en llamar La gran marcha. El viejo arcanista drow se muestra ciertamente satisfecho cuando le entregáis los dos primeros componentes para crear el corazón negro. Además, os indica que conoce la leyenda del Dédalo (una especie de artefacto que proporcionaría orden al caos en el plano material), pero afirma no tener ni idea de su paradero actual. Y, por último, os anima a dirigir los pasos hacia el Laberinto, una maraña de enrevesados túneles y antiguas minas abandonadas donde cree haber localizado la galería de los ángeles, pues necesita seis plumas de estos seres celestiales. En dicha galería perdida se encuentran desde hace milenios varios ángeles caídos que han sido petrificados para la eternidad por alguna deidad mancillada.

Así pues, empleando un poderoso conjuro de teleportación, viajáis hacia el Laberinto en busca de otro estrafalario componente para el ritual. En una húmeda caverna dais con una gigantesca criatura eléctrica, a medio camino entre un lagarto y un dragón, que no tiene tiempo para replicaros siquiera antes de que deis buena cuenta de ella. Luego encontráis a otro modron errante. Esta vez se trata de un monodron que no parece comulgar con las leyes de Primus, la deidad que gobierna su plano de origen. Después de intentar razonar con aquella mente rota, lo convencéis para que supuestamente os marque el camino hacia la galería de los ángeles.

Seguís avanzado por aquel galimatías de corredores, túneles y cavernas sin orden ni sentido hasta que sorprendéis a cuatro enormes demonios que se estaban comiendo una oxidada vagoneta de hierro. El inevitable combate es más duro de lo esperado, sobre todo para el guardián escudo, pero al final conseguís acabar con ellos.

Por último, después de cruzar una incómoda cueva plagada de estalactitas y estalagmitas, accedéis a una caverna iluminada por hongos fosforescentes donde vislumbráis una misteriosa torre de adamantita colgada al borde de un oscuro precipicio. Sobre las almenas de la recia estructura cuatro gárgolas descansan en pétreo silencio.

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20/02/2021, 00:25
Director

Sesión 36 (19/2/2021)

Impelidos por una curiosidad innata, os acercáis a examinar la pequeña torre de adamantina. Thoth y Jiang convienen que se trata de un artefacto mágico conocido como fortaleza instantánea de Daern, una especie de inexpugnable refugio arcano. Como no encontráis la manera de acceder al interior, Dak decide trepar hacia las almenas para explorar la parte superior. Y, como esperabais, en ese momento cobran vida las cuatro gárgolas para abalanzarse sobre vosotros. No obstante, las pétreas criaturas apenas llegan a inquietaros lo más mínimo. Lo malo es que no termináis de averiguar el modo de penetrar las defensas de la torre y al final abandonáis el lugar.

Algo más adelante llegáis a una vasta hendidura en las cavernas rodeada por símbolos y glifos junto a la que hay dos pilas de cabezas cercenadas, en su mayoría de gnoll. Mientras estudiáis las ominosas maldiciones e invocaciones a Bafomet, Señor Demonio de los minotauros, un asustadizo gnoll se desliza de entre la grieta hacia vosotros. La atormentada criatura sólo tiene un ojo, se arrastra sollozante y extiende los brazos hacia el grupo en claro gesto de sumisión. Jiang es capaz de comunicarse con Brecha telepáticamente. Y éste promete ayudaros a navegar el laberinto sin problemas. 

Sin terminar de fiaros de aquel harapiento guía, os internáis con precaución por la hendidura. Allí dentro Thoth comienza a sentir que todo le recuerda a la oscura pesadilla que ha estado sufriendo últimamente. Mientras tanto, el gnoll tullido os guía por una interminable red de pasillos hasta conduciros a una estancia en la que sois emboscados por varios minotauros. De nuevo, el guardián escudo se lleva la peor parte, pero el acierto de vuestras diferentes habilidades combinadas os ayuda a soportar otra jornada más en la infraoscuridad.

Concluido el fiero combate y con vuestro traicionero guía huido, Murgo y Dak navegan el laberinto como mejor pueden hasta que por fin salís de nuevo a la zona de cuevas. Finalmente, al cabo de unas horas alcanzáis una especie de asentamiento en el que improvisadas tiendas y chabolas cochambrosas se alinean a los lados de una gigantesca caverna. Arrodillado en el centro de la misma hay un humano orando frente a la cabeza putrefacta de un minotauro. El hombre, que tiene las manos y la cara ensangrentadas, se levanta y os saluda alabando a su Gran Señor, Yeenoghu. Y dos figuras harapientas se mantienen agazapadas en la distancia junto a una puerta de zurkh en uno de los muros.

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27/02/2021, 00:11
Director

Sesión 37 (26/2/2021)

Al escuchar a aquel impío mentando a uno de los Señores Demonio como deidad, Dak decide cortar de raíz cualquier conversación fútil y se adelanta a atacarle sin más. El resto hacéis lo propio. Y entre todos finiquitáis con facilidad tanto al líder del culto a Yeenoghu como a sus fieles acólitos y putrefactos necrófagos.

Algo más adelante escucháis el rítmico sonido de una marcha marcial. Murgo va a investigar y descubre a una patrulla de monodrones liderada por un tridón. Sin embargo, como vuestro guía mecánico no parece muy interesado, decidís continuar la búsqueda de la galería de los ángeles.

Al cabo de un rato comenzáis a oir los inconfundibles aullidos de varios gnolls entrando en combate. Con cautela, os asomáis a una cornisa desde la que contempláis un dantesco espectáculo. Un poderoso demonio con cuernos está siendo acosado por una manada de hienas y el mismísimo Yeenoghu, que no tiene problemas en despacharlo de manera salvaje. Acto seguido las hienas comienzan a alimentarse del goristro para transformarse en gnolls. La macabra escena hace mella en vosotros: Dak cae inconsciente, Murgo comienza a ver el canibalismo desde un prisma menos desagradable, Thoth queda aletargado y Jiang se vuelve contra todo lo que rodea. La cainita refriega resulta mucho más complicada que la mayoría de los combates a los que os habéis enfrentado hasta ahora. No obstante, entre Murgo y Thoth conseguís reducir al enajenado Jiang.

En ese momento os percatáis de que el monodrón ha seguido su camino y al buscarlo veis que unos cuantos gnolls están terminando de alimentarse del cadáver del demonio mientras juegan con los restos de la infeliz criatura metálica. Por suerte no hay ni rastro de Yeenoghu.

Con la idea de conseguir el corazón del goristro, otro de los exóticos componentes que necesita Vizeran, bajáis de la cornisa para enfrentaros a los gnolls a pesar de vuestro lamentable estado. Con Jiang inconsciente y maniatado, no tenéis muchos problemas en deshaceros de las pérfidas criaturas del abismo. Luego arrancáis el corazón al demonio y aprovecháis la sangre que este tenía en los cuernos para obtener un cuarto componente del ritual arcano: el líquido vital de un Señor Demonio.

Finalmente buscáis refugio en los túneles para descansar y recuperaros. 

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06/03/2021, 00:46
Director

Sesión 38 (5/3/2021)

Seguís deambulando por el Laberinto hasta alcanzar un ardiente río de lava. El burbujeante magma recorre el fondo de una fisura en la roca. Y algo más adelante, encajado entre las dos paredes opuestas que sirven de cuenca a la lengua de fuego, vislumbráis el famoso Dédalo. Se trata de una esfera de unos veinte pies de diámetro cuyo interior alberga toda una suerte de complicados mecanismos y engranajes. No obstante, custodiando el legendario artefacto halláis a un nalfeshnee, un tipo de demonio, que os ataca con aire de prepotencia. En cualquier caso, no tardáis mucho en hacerlo huir.

Luego, y a pesar de las reticencias expresadas por varios componentes del grupo, Jiang termina bajando al Dédalo para trastearlo un poco mientras toma notas en la libreta que no pierde de vista Murgo. Tocando aquí y allá, el brujo logra activar el aparato, desencadenando el más absoluto caos. Entre efectos mágicos dañinos, súbitos cambios de plano y repetidas apariciones de mefits, termináis optando por salir corriendo de la zona. Eso sí, antes aportáis vuestro granito de arena para que la estructura caiga sobre la lava, lo que a su vez provoca una pequeña erupción.

Más tarde, ya a salvo, accedéis por fin a la galería de los ángeles. En efecto, dais con un gran número de seres alados petrificados como castigo por alguna deidad olvidada en el tiempo. Recogéis las seis plumas que os pidió Vizeran y regresáis a la Torre de Araj gracias al pergamino de teletransporte de Thoth.

Sin embargo, antes de que podáis cruzar la puerta secreta que conduce al hogar del exiliado mago drow tenéis una cálida visión en la que Basidia y otros micónicos conocidos os muestran la belleza de Araumycos, el ser más grande de Faerun, una especie de gigantesco coral de vegetación subterránea.