Sesión 23 (3/10/2020)
Después de llegar a la conclusión de que las mejores opciones que tenéis por delante son: investigar más sobre la inesperada irrupción de los Señores Demonio, hallar la mítica Hondonada de las tumbas y acceder al recién recuperado reino enano de Gauntlgrym, decidís emplear los preciados mapas svirfneblin para escapar de la temible infraoscuridad. El camino es largo, arduo y peligroso. Los interminables túneles, las grietas insondables y los constantes rodeos se erigen en el pan nuestro de cada día. Sin embargo, los detallados planos de los gnomos de las profundidades os conducen diligentemente hasta las capas superiores por rutas aparentemente solitarias y seguras.
Cuando apenas os queda un par de jornadas para volver a respirar aire puro, la insistente comitiva drow que os lleva persiguiendo desde que escapasteis de Velkynvelve termina por daros caza y os tiende una emboscada. Ilvara, la pérfida comandante del puesto fronterizo, encabeza una patrulla de elfos oscuros que pretende capturaros para llevaros como esclavos a Menzoberranzan. Lo que no esperaban los siervos de la Reina Araña era encontrarse con el poderoso despliegue del que hacéis gala para defenderos, fruto de la inestimable experiencia acumulada durante vuestra larga odisea.
Acabáis con la amenaza drow sin bajas, aunque una joven sacerdotisa drow consigue escapar. Y por fin emergéis a la superficie, donde un gélido páramo cenagoso lleno de brumas os da la bienvenida. Tratando de ubicaros, deambuláis unos minutos hasta que os cruzáis con dos jinetes humanos. Se trata dos aguerridos iluskanos que os indican vuestra ubicación actual, los Páramos Eternos, y os conducen a la seguridad del pequeño asentamiento de Nesmé, en la Frontera Salvaje.