Al anochecer Bilberg y Josef son convidados a cenar con el Anfitrion. A poco de empezar la reunion la mala actitud de la religiosa ante la "fiesta" hace que el Anfitrion salga un momento con Josef y la dejen sola con los musculosos musicos con el torso descubierto...
Bilberg estas sola. Marca solo para el director.
Josef estas solo con el Anfitrion. Marca solo para el Director.
El Anfitrion te habla a solas.
-Estimado. No hay ningun misterio. Solo compartile una cuestion. Mi abuelo y mi padre eran caballeros Escarlatas. No es poca cosa. A ellos les debo mi fortuna y titulos de nobleza que nos otorgaron por nuestros servicios al Rey. Es un honor tener a un Escarlara entre nosotros. Y por eso le voy a dar un pequeño beneficio entre nosotros. Yo mismo una ves y sola una ves le voy a ofrecer proteccion a usted si llegara a necesitarla. Pero espero que un Caballero no busque problemas. Bueno. Espero sea muy bien recibido entre nosotros. Incluso lo invito a mi hogar en Castronegro si necesitar donde vivir. Sera un honor tener un Escarlata en mi hogar. De mas esta decirle, que todo esto es secreto y queda entre nosotros. No confio en nadie, ni siquiera en la Señora Religiosa. Bueno eso seria todo.-
Estais sentados frente al fuego. El Anfitrion contempla las estrellas. Y dos "musicos" tocan musica para el anfitrion. En realidad son sus guardaespaldas disimuladamente cuidandolo.
Entiendo y se lo agradezco, no creo meterme en problemas, pero seré cuidadoso. Otros Escarlatas, he. Josef por lo visto se sentía como una marea mental, que solo podría ser capaz de intentar digerir la desconfianza que le había expresado el Anfitrión, hacia el resto de viajeros. Josef intentaba encajar, tal vez enamorarse de alguien en el camino, más siempre tenía tropiezos y anti-bajos con las damas. Jamás le contaré a nadie de mi fantasía prohibida. Lo que Josef se refería era una fantasía que produjo el mismo por las experiencias que había tomado en su vida. Concretamente iba de imaginar que en una torre había un Harem lesbico entre princesas, sirvientas y cortesanas. Es algo muy inmoral para un caballero. Pero la frialdad y lo reservado que era Josef, no iba a permitir que nadie se diera cuenta de esto jamás. Me lo llevaré a la tumba.
Al final solo se paró, para volverse a sentar en una pequeña banca alejada a comer algo de pan, con vino. ¡Como le estará yendo a la anciana?.