Ante tanta riqueza a todos les invade el silencio y los pensamientos, sólo se oyen los pasos de los piratas retumbado en aquella cueva del tesoro.
Vargo se dirije hacia el mismo, atento y admirando aquella belleza a la vez.
Rodigo se sorprendió al ver todo aquel oro y piedras preciosas, aunque no se entusiasmó, él no estaba en la piratería para encontrar un tesoro y hacerse rico, lo único que quería era poder hacer lo que le diera la gana todos los días durante el resto de su vida y estar vinculado con el mar, a ser posible en un barco. Ahora mismo no disponían del barco, pero hasta entonces lo habían tenido y con eso le bastaba. Cómo sus compañeros, el oficial no abrió la boca al ver el brillante montón.
El oro que hay en esa cueva es todo lo real que podáis imaginar. Todo es real. El oro, las armas, las perlas, los collares... todo.
Hasta el esqueleto es real.
Os acercáis a el y podéis ver como de su cuello cuelga un collar de oro con un rubí engarzado. Entre sus huesudos dedos, se puede leer una nota extraña, pero todavía legible.
Si estás aquí, es por que has descubierto el paradero del Tesoro. Sólo te pido, como favor, de Pirata a Pirata, que devuelvas el collar a mi amada. Disfruta bien de lo que yo no he podido disfrutar en vida. Firmado: Muerte horrenda.
Pero en ese momento, justo cuando todos parecían felices y contentos de haber conseguido el tesoro de vuestras vidas... una cabeza se asoma por la puerta...
Dragones. Muchos. Sobre un dragón aún más grande acercándose por el vasto oceano. Deberiáis venir a verlo... es tan hermoso. Un dragón completamente negro... con más dragones encima. Es... estupendo.
Le doy una calada a la pipa mientras sonrio y expulso el aire lentamente hacia el interior de la cueva.
¡Muchos dragones!
¿Dragones? ¿De qué demonios está hablando Doctor? ¿Has dicho dragones? ¿Qué has fumado? Pregunto al buen doctor que se asoma por la puerta, aunque la pregunta de "qué ha fumado" está más que respondida desde el principio.
Veamos de qué estás hablando, Spade. Digo saliendo de la cueva. Seguidme todos.
Cuando salís de la cueva, en lo alto de la montaña, miráis hacia el mar...
Allí podéis ver un gran barco, un enorme barco negro con la bandera pirata ondeando en lo más alto de su mástil. Todos conocéis ese barco, sobre todo la capitana, la cual ya ha estado muy cerca de él hace algún tiempo.
No queda duda alguna. Es el barco del Pirata Supremo que se acerca a la playa.
Miráis a unos metros más tierra dentro y podéis ver a la Reina de los enanos, al frente de un grupo de guerreros, por lo menos unos cien, que esperan armados con palos y rocas para ver que sucede... es hora de luchar...
¡La batalla final comienza!
La descripción e interpretación en cuanto al "gran tesoro" ha sido más bien escasa... ¿He encontrado algún arma similar a la anterior y adorada espada bastarda Tizona?
Dame los nuevos daños y/o críticos de mi nueva adquisición en el caso de que fueran diferentes a la que antes tenía, porfaplis.
Hay armas a cascoporro... sólo es pillar una y decir: "Mira, igual que mi anterior espada" y ya.
Los daños son los mismos que la anterior.
Es más, si quieres puedes pillar una Tizona idéntica, pero además, completamente de oro.
:)
Una noble normal y corriente habría empezado a temblar al reconocer la bandera ondeante del barco que se acerca. Aunque una noble normal no guardaría cuchillos en los lugares más reconditos de su indumentaria ni viajaría con una panda de piratas como aquellos. Al menos no sin ponerse a chillar y llorar a la mínima.
Llegados a la conclusión de que Elisabeth Williams de Hampshire no es una noble normal y corriente, su reacción no es tan sorprendente como cabría esperar. La rubia sonríe de medio lado y en su mirada puede verse el brillo de lo que realmente anhelaba. Su objetivo estaba ahora más cerca que nunca... Y estaba deseosa de enfrentarse a ese saco de huesos humanos que se hacía llamar pirata. Y recuperar lo que es suyo, por supuesto.
De un par de pasos, se coloca junto a la capitana, un poco por detrás, con una sonrisa radiante en sus finos labios color carmesí.
¿A qué esperamos?
Pregunta mientras saca un par de sus cuchillos de las mangas de su vestido, olvidando por completo el dolor de su brazo.