Partida Rol por web

El Joltik restante, al ver a su compañero caer a manos de Blake, decide lanzar un ataque desesperado contra Maxwell.

La Baronesa de Maxwell ve toda su vida pasar delante de sus ojos, desde cuando era niña y ahogó a su hermana menor en la tarta de cumpleaños por atreveserse a soplar las velas antes que ella, hasta en su luna de miel cuando enterró en chocolate fundido a su viudo y recién esposo.

-Hohohoder... -Dijo mientras veía como no podía esquivar ese ataque.

Pero milagrosamente, una fuerza sobrehumana empuja a la Baronesa lejos de la zona donde el ataque estaba yendo, quizás fuera su propia y férrea voluntad por permanecer con vida, o quizás fuera su instinto de superviviencia, o porque tropezó con aquella baya que había rebotado en la pared. Sea como sea, lo había esquivado.

El Joltik, al haber atacado con todas sus fuerzas y aun así no lograr ni si quiera rozar al Larvitar, el que consideraba el más débil del grupo, además de verse rodeado tras perder a su compañero, decidió iniciar una huida.

Heroicamente la Baronesa de Maxwell saltó sobre aquella araña eléctrica, quien, esta vez sí, vió toda su vida pasar por delante de sus ojos arácnidos. Mientras las feroces fauces de aquel Larvitar desgarraban y arrancaban las patas de la indefensa araña; una a una, dejando un charco de sangre y chispas que no afectaban en absoluto a aquel pokemon con ansias de devorarlo todo.

Entre cada pata brutalmente arrancada, se podía escuchar la sonora risa gutural de la Baronesa mientras continuaba con su macabro festín de Joltik; que estuviera crudo no le hacía ni el más mínimo asco a su paladar. Y mucho menos iba a permitir que aquella inmunda criatura huyera o fuera lanzada por una ventana. ¡No se juega con la comida!.

Aún con sangre en sus fauces y relamiendo sus manitas; la Baronesa de Maxwell se gira hacia los otros dos Pokemon que aún estaban en la estancia y les dijo: ¡Hohoho!. ¡Qué maleducada soy! ¿Queréis un poco? -Dijo ofreciendo una pata cercenada a cada uno- ¡Está de rechupete!

De nuevo un escalofrío le recorre la piel, en la vida salvaje había visto muchas veces escenas como estas, pero por alguna razón era algo un tanto espeluznante - n-no gracias, creo que no es lo mío, o por lo menos lo cocinaria un poco - basto ver como la sangre chorreaba para que dejara de imaginarse como doña mona se abalanzaba a sus brazos, en cambio ahora se sentía afortunado de no ser el segundo olato... oh te de estar en forma - en fin, salgamos de aquí... - 

-¡Hohoho! -Dice llevándose la pata del difunto pokemon a la boca- Tú te lo pierdes...

A todas luces la Baronesa de Maxwell no parecía estar dispuesta a mover un solo dedo por el bien del equipo, a fin de cuentas ya había hecho demasiado. Desde recibir absolutamente todos los ataques de esas criaturas, como el de debilitar a la araña eléctrica que voló por la ventana con un simple overkill del compañero, como el literalmente Overkill que tenía entre sus dientes.

¡Iugh! - exclamó tras ver como te devorabas al pobre Joltik. - Que mal gusto... - decía mientras cabeceaba de un lado a otro. - Muy bien, pues sacad todos los trastos de por aquí y os podéis ir a casa. - sin tardar demasiado, Maxwell se empezó a rascar la nariz mientras Blake sacaba todas las cajas y trastos que allí habían afuera, aunque Maxwell le tuvo que ayudar a sacar la mesa que Blake había descubierto y le parecía importante.

Doña Moña os da el dinero que habíais acordado, después de todo no ha hecho nada de nada y cumplió su palabra. La dejáis allí, preparándose para reformar su nueva casa, mientras os reunís con vuestros compañeros.