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Día 14. Noche tras la cena

Niss había intentado pasar desapercibida el resto de la tarde y durante la cena, ya bastante incómodo se hizo el almuerzo tras su nefasto comportamiento escapando del castillo. Así que la joven se dedicó a realizar sus obligaciones de mujer a vista de las visitas que llegarían en un par de días.

Tras retirarse del comedor, mostrando una tranquilidad inusitada y un parcial silencio, Niss, acompañada de su huargo, se dirigió hacia sus aposentos donde estuvo un tiempo prudencial, calculando en qué momento se haría el silencio en los pasillos para poder hacer una escapada extra. Si la pillaban iba a tener problemas de verdad, pero sus acciones venían determinadas por una buena causa, estaba convencida de que su tío, malvado y desagradable, maltrataba a su primo, y su intención era interceder por él.

La muchacha se cambió de ropa y se puso un vestido de color oscuro, el más adecuado para pasar desapercibida durante la noche, colocando una capa sobre su cuerpo, cubriendo sus facciones, con el fin de pasar desapercibida por la zona exterior del castillo, y más aún, en el pueblo.

- Niwl, vas a quedarte aquí, buena chica... - y es que llevar al animal haría que cualquiera supiera quien era.

Cuando no escuchó ruido alguno salió de sus aposentos, había metido almohadones debajo de las pieles para disimular que dormía, y con cautela caminó despacio, intentando que las piedras del suelo no reprodujeran sus pasos. Así se aventuró de nuevo por la puerta secreta que daba acceso directo a la libertad y la joven se dirigió al pueblo, sin hacer paradas o pausas en su caminar, dejando atrás su mascota, la cual cuidaría y calentaría la cama en su ausencia.

Una vez la joven llegase al pueblo se dirigió a casa de su tío e intentó mirar por la ventana para ver si había alguien, y así poder espiar en su interior.

Nissvith se había preparado bien, no era la primera ni sería la última vez que salía del castillo a horas indebidas. Por suerte conocía la distribución de la guardia, que dentro del castillo era meramente ceremonial. Había salido las veces suficientes como para conocer los mejores sitios para salir. 

El viaje hacía el pueblo era conocido por la joven Eoghann, aunque mantenía un buen ritmo le llevaría casi una hora. Una vez llegó al pueblo, avanzó con cierta cautela, evitando sobre todo las zonas más cercanas a la taberna donde más movimiento había, aunque podía escuchar a su hermano mayor celebrando el día con los hombres. 

Con mucho cuidado se colocó cerca de una de las ventanas que daban a la sala principal de la mansión de su tío, aunque quizás decir mansión era exagerado. Desde luego era la casa más grande del pueblo y su construcción era de piedra en vez de madera, pero era un hogar más práctico y funcional que espacioso. 

Pudo observar como Iver increpaba por algo a Hammish y tuvo que acercarse mucho para poder entender algo de lo que decían, pues su tío no era precisamente alguien que diera voces al tratar ciertos temas. Parecía que la cosa estaba complicada, pues su tío portaba una espada en la mano aunque enfundada. 

- Como me vuelva a enterar que conspiras contra tus primos o contra mi hermano - decía Iver con una furia visible mientras la mano que empuñaba la espada se volvía roja por la presión que hacía sobre ella y el joven Hammish se encogía temeroso ante su padre - Y como descubra que has tenido algo que ver con lo de hoy... compartirás el destino de tu madre y ni los mismos dioses te podrán proteger de mi ira - Esta vez el tono de voz era algo más elevado, estaba claro que el hermano del Lord estaba perdiendo los papeles y quitó la funda de la espada mientras amenazaba a su propio hijo con ella, él cual respondió cubriendo su rostro con los brazos en actitud temerosa y pegándose contra la pared - Ni siquiera que seas mi hijo te librará si levantas la mano contra tu familia, serán unos irresponsables, pero son los hijos de mi hermano. Ojalá fuera más paciente contigo y ojalá fueras mejor hijo, pero si me obligas, te mataré con mis propias manos si es necesario - después de tan duras palabras arrojó lejos de si el arma posiblemente para evitar tentaciones y le propinó varios bofetones a su hijo mientras le obligaba a ir hacia uno de los dormitorios... Estaba claro que no era la primera vez que ocurría algo similar, y el joven optó por mantener silencio en lugar de tratar de defender su postura. 

La joven había sido muy habilidosa para escapar del castillo sin ser vista, una vez más, por la guardia de la Casa Eoghann, y en su largo caminar hacia el pueblo había tenido suerte, no encontrándose con nadie que pudiera saber quien era, y plantear qué hacía la joven muchacha sola a aquellas horas de la noche.

Pasó cerca de la taberna y supo por los vozarrones que de allí salían, que su hermano se lo estaba pasando divinamente. A veces le resultaba molesto que Crag tuviera tanta libertad de movimientos y ella tuviera que ser comedida a la hora de salir y sentir la libertad de sus acciones, pero estaba claro que una dama no debía comportarse como un varón y según Sifrid, ellos sabían defenderse, algo que la joven e impetuosa Niss, no sabía. Suspiró pensando en su tío y las marcas de la piel de su primo, algo que hacía que su sangre hirviese.

La casa de su tío era amplia, más grande que la de cualquier aldeano, remarcando que era hermano del señor y que por tanto, tenía privilegios. Nissvith se asomó por la ventana y asistió a unos hechos que desde luego, eran inimaginables por ninguno de sus familiares, o eso pensaba ella, viendo a su tío con una espada en la mano y que, aunque estuviera enfundada, constituía una clara amenaza para el pobre Hammish.

Estuvo a punto de chillar para que la situación no fuera a más cuando una aseveración le hizo quedarse helada. Su tío, su maldito, desagradable y traicionero tío estaba teniendo unas palabras muy duras con su primogénito, defendiendo por primera vez en la vida a los tres hijos de su hermano, como si de una alineación astral se tratara, haciendo que la pelirroja abriese mucho los ojos, sorprendiéndose y tragando saliva casi con dificultad.

Además de ello Iver casi acusaba literalmente a Hammish de estar detrás del problema que habían tenido en ese día, y si Niss hacía memoria, solo había acontecido la cuestión de los bandidos.

Pero aquello no era todo, se llevó la mano a la boca para ahogar un grito al enterarse que la esposa de Iver había tenido un destino guiado por la mano de él mismo. No había muerto por accidente, sino por asesinato... ¿Sabría su padre de todo esto?... Lo normal era pensar de que sí, de lo contrario no estaría siempre cerca y de su parte. Si su tío era alguien en quien confiar, lo normal era tenerle siempre presente. Nissvith comprendía muchas cosas en ese preciso instante, y más porque compartía con su progenitor su vivo ingenio.

Quitó la funda de la espada Iver para acercarse a su hijo de manera peligrosa, la muchacha estaba petrificada por el miedo, aunque el arma fuera desplazada en último lugar por las manos de su curtido tío, propinándole una paliza a Hammish de la que serían testigos sus hermanos.

- Debo avisar de esto... - susurró a sí mismo mientras miraba a sus espaldas, estaba la opción de ir a la taberna, pero si irrumpía allí y Crag se enfurecía, quizás le dejase el trasero como morado iba a estar el cuerpo de su primo al día siguiente, desobediencia y alcohol no era buena combinación.

Entrar en el hogar de su tío fue algo a descartar de inmediato, a pesar de que lo hubiera pensado, Iver estaba furioso y si la veía allí, quizás pagara su furia con ella, así que su única opción era regresar al castillo y despertar a Aidan para explicarle lo que había hecho, y ya de paso llorarle un poco para que le perdonara por su segunda desobediencia, al menos él era mucho más reflexivo, se pondría de su parte.

La joven pelirroja con sumo cuidado se separó del alfeizar de la ventana, intentando no hacer ruido y comenzó a caminar deprisa de vuelta al castillo, le faltaba una hora de recorrido, y tras eso iría a despertar a Aidan, lo tenía claro. Su forma de caminar era acelerado, tenso, intentaba seguir un ritmo de avance muy superior al que solía llevar en el bosque, si Bill la viese pensaría que estaba preocupada o le pasaba algo.

Fue salir del pueblo y aventurarse por el oscuro camino a campo abierto cuando le pareció vislumbrar la silueta de un hombre, posiblemente un soldado por la forma que tenía de moverse, segura de sí misma, esperaba de alguna forma que el tipo no quisiera saber quién era o qué estaba haciendo allí. Pero fue acercarse más a él cuando se percató de quien era, Benjamin, el segundo al mando de los soldados, el hijo de Eimris. Suspiró, él desde luego no diría nada y le acompañaría, o eso esperaba, aunque su semblante no parecía demasiado contento de verla, ¿acaso habrían dado orden de ir a buscarla?... Tembló ante la posibilidad.

La actitud de Benjamin era claramente de enfado, caminó hacia Niss con un paso apresurado y directo. Al acercarse, la joven pudo comprobar que su piel tenía un leve tono rojizo, de ira, enfado o vergüenza. Aunque su rostro no parecía de alguien avergonzado. 

Benjamin la sujetó del brazo con cierta agresividad, aunque sin intención de hacerle daño y la apartó del camino para poder hablar alejados de posibles miradas indiscretas. Niss desde luego estaba sorprendida, aunque tuviera mucha confianza con el joven, nunca la había tratado así, sabía que nunca le haría daño pero desde luego algo grave había pasado.

- Niss - Dijo el soldado, intentando encontrar en su mente las palabras que quería decir y esperando que al decir el nombre de la muchacha ella esperara a que hablará él. Cogiendo aire empezó a hablar - Tienes que dejar de portarte así - Estaba claro que no tenía ni idea de como decir lo que quería exponer - Sa... sabes lo que siento por ti... y ahora todos hablan... - pareciera que estaba a punto de acometer una empresa imposible por el esfuerzo que se notaba en él a la hora de hablar - Todos dicen, que Bill y tu estáis juntos y que estabais en el bosque... ... ... ya sabes - Ni siquiera se atrevía a decirlo, pero su rostro empezaba a mostrar de nuevo la ira anterior sólo de pensar en lo que hablaba la gente del pueblo. 

- Y ahora esto ¿donde estabas? - Benjamin con una confusión de emociones en su interior intentaba encontrar coherencia en lo que decía - Tu... y ... bueno... tu y yo ya sabes, siempre nos hemos llevado... ¡Bien! sabes - Pareciera que de pronto sus propias manos fueran lo más importante del mundo y les prestaba gran atención, pudiéndose ver que tenía los nudillos dañados por alguna pelea reciente. - Creo que puedo convencer a mi padre de que hable con el señor... - El joven consiguió apartar la mirada de sus manos para fijar sus ojos en los de la noble - Todos dicen que seguís soltera porque la Casa no tiene dinero para una dote apropiada... - Benjamin se daba ánimos a si mismo para lo que debía hacer - Eso no sería un problema si te casaras conmigo, y dejaras a mi hermano hablaré con tu padre para pedirle tu mano mañana - Pronunció a toda prisa, para justo después lanzarse a darle un beso a la dulce pelirroja... 

A Nissvith no le pasó desapercibido que Benjamin tenía un claro gesto de enfado en su rostro, algo que remarcó cuando la sujetó del brazo con agresividad, como si le costase contener su ira bajo capas de auto control y decoro.

- Pero, ¿qué hacéis?... - fue lo único que pudo comentar la joven antes de ser apartada del camino -...Explicadme de qué va todo esto..., ¿ha pasado algo grave?... - comenzaron a llegar las palabras del soldado, sorprendiéndose la pelirroja por aquella inapropiada declaración de amor, que justo llegaba en un momento para nada oportuno y que, aún así, no removió en ella los sentimientos que debían emerger para dar un paso más allá a sus actitudes habituales.

- ¿Todos hablan? ¿Todos dicen?.... - estaba confundida hasta que cayó en la cuenta de que hacía referencia a las gentes del pueblo -...¿Bill y yo juntos?.... - rió durante unos instantes, quizás hasta darse cuenta de que la mirada de Benjamin no era divertida, ni mucho menos -...Bill es solo mi amigo, yo salí al bosque sola y fue una suerte de que tu hermano me encontrara, vi un par de ladrones y no fui muy rápida con las flechas, pero sí él, si no llega a encontrarme quizás ahora no estaría hablando contigo... - le explicó con tranquilidad, siendo razonable.

- ¿Yo?... ¿Cómo que dónde estaba?.... - tragó saliva -... ¿Aidan ha mandado buscarme? ¿Por eso estás aquí?... - pero supo que ese no era el motivo cuando el joven soldado hizo varias declaraciones -...¿Para qué querría tu padre hablar con el mío?.... - estaba confundida y miró sus nudillos -...¿Qué te ha pasado en las manos?....¿Has peleado?... 

En parte se preocupaba por él, pero las últimas palabras de Benjamin dejaron a Niss con la boca abierta.

- Espera, espera, espera.... - toma aire -...Mi familia podría pagar una dote, estoy segura de eso... - no quizás muy amplia pero daba por hecho de que podría -....Y, ¿cómo vamos a casarnos si no nos conocemos?.... No sabes nada de mi, qué me gusta hacer, o cómo me siento cuando hago algunas cosas.... Y... - ese "y" quedó en el aire porque el hombre, muy seguro de sí mismo se lanzó a darle un beso, provocando que la joven tuviera que ser habilidosa en su esquive, poniéndose a un lado, para evitar que aquel acto tuviera lugar.

- Sois muy atrevido, no permitiré que mi primer beso sea robado... ¡Deberías avergonzarte Benjamin!... - le chilló antes de salir corriendo en dirección hacia el castillo, solo esperaba que el hombre no la persiguiera, de lo contrario, poco frente podría hacerle.

El joven no persiguió a la noble, quizás se dio cuenta de que había cometido un error, o pensó que seguirla empeoraría las cosas, el caso es que regreso con gesto cabizbajo al pueblo, mientras la pelirroja regresaba a su hogar.

Desde luego había sido una noche intensa, además de cierto descubrimiento sobre su familia, ahora esto, el saber que la gente del pueblo hablaba sobre la dama Eoghann, quizás fuera verdad que su familia no podía pagar una dote acertada... 

La luna iluminaba débilmente el camino hacia el castillo, pues mantener aquel ritmo apresurado hubiera sido agotador. Una suave brisa hacía ondular la capa de le bella muchacha mientras cavilaba a solas en la oscuridad... 

Quedaba aún media hora de camino para llegar al castillo, el camino fue sencillo, quizás lo peor era el clima, pues se notaba que los días se iban volviendo más fríos y cuando llegaba al castillo ni siquiera arrebujada en la capa evitaba sentir ese frío. 

Consiguió entrar al castillo sin muchas dificultades, no en vano era su hogar, le costo unos minutos entrar en calor mientras llegaba a la zona de los dormitorios... Ahora era cuestión de elegir que puerta abrir... 

Día 15 de la sexta luna del año 332 dC

A media mañana Niss se encuentra en la habitación de su padre, sujetando su mano mientras Tarah ha ido a por agua. El Lord de la Casa ha estado toda la noche en un estado somnoliento por las hierbas con las que le trató la amiga de Niss que le salvó la vida in extremis, aún así la recuperación es lenta. 

En ese momento se oyen unos suaves golpes en la puerta que al poco se abre después de que Niss indiqué a quien sea que entre pensando que sería posiblemente Tarah, sólo para comprobar que es su tío con un rostro de preocupación que no le había visto anteriormente, quizás con la nueva información pudiera entender que no era el hombre que pensaba... 

Iver se acercó con urgencia a su hermano, colocándose al otro lado de la cama de aquel en el que está la joven y sujetando su mano mientras sus ojos muestran una profunda tristeza y contienen las lagrimas... 

Con la voz entrecortada acierta a decir - Que... ¿Que ha pasado? - Después de los últimos acontecimientos, la pelirroja puede ver claramente el amor que une a su padre y su tío, igual que el amor que siempre unió a si misma con sus propios hermanos. Como si un velo hubiera caído de sus ojos puede darse cuenta de que quizás el hermano de su padre no era quien había pensado que era hasta hace poco... en ese momento incluso cuando hablaba con ella, había abandonado cualquier tono de reproche o rencor que tantas otras veces había mostrado, sólo había preocupación en el fondo de su corazón... 

Niss tenía muy mal aspecto, estaba claro de que la joven no había apenas descansado, entre cuidar a su padre y dar las indicaciones pertinentes a las criadas para la gestión de los recursos de la casa en previsión a las visitas, la carga de horas dedicada al trabajo era excesivo y extenuante para una sola persona.

La joven miró la puerta cuando ésta fue golpeada, y tras dar acceso a quien estuviera tras ella, deseando en su fuero interno que fuese Aidan, observó a su tío con una expresión de tremenda tristeza, sintiendo cómo el corazón se le encogía al ver a Iver mostrar unos sentimientos de amor hacia su padre como jamás pensó que podía tenerlos.

- Ha sido mi culpa..., le he fallado... - dijo la muchacha rompiendo a llorar, sin soltar la mano de su padre en ningún momento -...lo siento, tío..., lo siento de veras...yo... - sus mejillas enrojecieron por la vergüenza de lo que iba a decir, casi necesitaba que Iver descargara su furia contra ella, sentir dolor físico quizás pudiera relajar lo rota que estaba por dentro -...Ayer por la noche fui al pueblo, y te....espié en tu casa... y..., escuché la pelea que tenías con Hammish.... Yo..., pensaba que deseabas mal para la casa, que... traicionabas a los de tu sangre y... mis hermanos también lo creían.... Sniffff.... Y anoche vinimos Aidan y yo a hablar con padre para informarle de lo que había averiguado.... Y él se enfado muchísimo conmigo.... Y Aidan y él discutieron..., y.... - tomó aire mientras lloraba de manera desgarradora por unos minutos, no teniendo apenas fuerzas para continuar el relato, precisando más tiempo de lo inicialmente estimado -...Y...Aidan renegó de él como padre..., y del título de heredero... Padre..., oh..., jamás le vi así..., chilló y... y luego... se.... cayó.... Yo....lo siento tanto.... - agachó la cabeza hasta la mano de su padre, sollozando de nuevo -...Teníais razón tío..., soy una vergüenza para la casa...., todo lo que hago está mal.... y he llevado nuestro apellido a la ruina....sniiiifffffff..... y no sé cómo saldrán mañana las cosas con los invitados... apenas sé si olvido detalles de los preparativos..., vamos a ser lo peor del norte, yo no estoy preparada para gestionar todo esto..., no puedo hacerlo sola..., pero tampoco quiero darlo todo por perdido.... y no me quedan fuerzas.... - y es que no había peor cansancio que el psicológico, siendo el físico secundario en esos momentos.

La situación se hacia extraña, Iver parecía preocupado por su sobrina algo que hacia años que no mostraba. Cuando escuchó sobre que le habían espiado su rostro pareció llenarse de furia, una furia que se disipó rápidamente al darse cuenta de la situación de su hermano. Iver se acercó a su sobrina, quizás verla sufrir tanto o el amor que compartían hacia Lord Benjamin, les acercaba en esos momentos, posó la mano sobre la espalda de la joven con intención de confortar a la pelirroja. 

Trataba de producir un sonido de calma como susurrando - Vamos, debes animarte. Tu sonrisa siempre le ha dado fuerzas, que no te vea llorar - El hermano del señor contenía las lagrimas con esfuerzo evidente - Saldrá de esta ya verás - La situación parecía de lo más extraña para cualquiera que supiera la relación que hasta hace poco había entre las dos personas que allí se encontraban. 

Los comentarios sobre la discusión de Aidan y Benjamin, trastocaron el rostro de Iver, aunque se mantuvo calmado a pesar de todo, si se alargaba la situación, él debería ser la fuerza para el apellido hasta que hubiera un heredero. 

- No eres una vergüenza, no voy a ocultar que considero que ninguno de los tres estáis capacitados para soportar la carga que supone dirigir una Casa en este mundo... Pero no quiere decir que seas una vergüenza. Tienes buen corazón. Ahora debemos suplirle hasta que se recuperé - El tono transmitía que se iba a recuperar, que eso no estaba en duda. No tanto porque no tuviera la duda, si no por un deseo desde lo más hondo de su corazón. 

- Sé que no es fácil, pero... confía en mi. Saldremos adelante y nos ocuparemos de todo... - Mantenía la mano sobre la espalda de la benjamina de la familia tratando de calmarla - Ahora, deberías descansar un poco. No ayudaras a nadie si estás sin fuerzas. Yo me quedaré con él mientras descansas, necesitas estar fuerte para transmitirle esas fuerzas a él - 

¿Como podía el mundo haber cambiado tanto en tan poco tiempo? 

A Nissvith no le pasó desapercibida la reacción de su tío, siempre serio y malhumorado cuando veía a los hijos de su hermano, variando la actitud en aquel preciso instante, poniéndole la mano sobre la espalda para hacerle sentir mejor, algo que realmente consiguió, pues tras la pelea entre sus familiares más queridos, la bonita pelirroja se sentía realmente sola. Crag pasaba su tiempo bebiendo, Aidan ni se acercaba por allí y ella, no podía más, intentaba sacar adelante el tema de las visitas, pero a la par, ansiaba pasar cada minuto de su tiempo al lado de padre, el hombre al que había decepcionado.

Las palabras de Iver hicieron que Niss se secara las lágrimas y forzara una débil sonrisa, intentando mostrar su mejor rostro delante de su moribundo progenitor -... Eso espero, tío.... Eso espero... - respondió ante el comentario de que saldría de aquel problema de salud que tenía postrado a Lord Benjamin

- Soy consciente de que no estoy capacitada para llevar las riendas de la Casa... - dijo la joven con humildad, y era irónico, quizás de todos los descendientes, hubiera sido la más apta si hubiera nacido varón -...Y me gustaría poder hacer las cosas mejor, tío... Tengo miedo y mucho por nuestro futuro... - le confía, mostrando por primera vez que quizás a pesar de su irresponsabilidad, había algo dentro de ella que le movía a mejorar -...El bandidaje aumenta, los recursos son escasos, mis hermanos no ven que la mejor opción para seguir adelante es casarnos... Sé que desean que yo lo haga con un Karstark, y si eso solucionara los problemas de los Eoghann de buena gana lo haría..., pero no creo que esa sea la solución a todos los conflictos que tenemos abiertos... Y ahora menos que no hay un heredero... - miró a Iver muy seria -... Quedáis vos, tío... y mi primo... - apretó los dientes, sabiendo que aquella era la realidad que le quedaba a los Eoghann -...Nuestro futuro es desolador.... Y yo..., no he ayudado en nada, si no hubiera salido mi hermano seguiría realizando sus funciones... No podéis ni imaginar cuánto lo siento....

En las palabras de la joven solo había sinceridad, y es que Iver lo había dicho, la pequeña pelirroja tenía buen corazón y siempre deseaba ayudar, mirando por la familia, desde luego la casa que se la llevara iba a ser afortunada, porque remaba en la dirección que debía, sin duda ni miedo, sin traicionar como lo harían otras Señoras de Poniente.

- ¿Descansar?... ¿Y si despierta?... No quiero que abra los ojos y no me vea a su lado... - y quizás hubiera un intercambio lingüístico entre ambos, lo suficientemente largo como para convencer a la joven pelirroja de que debía descansar para que su rendimiento fuera mejor cuando abriera los ojos. Y así lo haría ella, dormiría, se asearía, iría a ver a su padre y seguiría vigilando que los preparativos para los invitados fueran óptimos. Apenas descansaría, pero esta vez no lo haría por su naturaleza impulsiva y rebelde, sino por el hecho de construir firmes cimientos para su casa y que los extranjeros honraran el nombre Eoghann tras la visita.

Niss podía sentir porque su padre siempre había defendido a Iver, es como si la persona que tuviera ante ella no fuera para nada a quien ella había conocido a partir de su adolescencia. Se mostraba comprensivo - No tengas miedo. Lo solucionaremos y saldremos adelante - Su tío se mostraba convencido y firme en sus palabras. Las palabras sobre el matrimonio de Niss hicieron que reflexionara... - Ayer te hubiera dicho que era lo mejor, ahora mismo lo dudo... mi hijo no puede heredar, lo mandaré al muro cuando pasen las visitas - Ahora que había descubierto esa parte de la verdad, parecía que no temía compartir eso con Niss, era una pena que su unión se hubiera forjado sobre el padecimiento del Señor de la Casa a quien ambos amaban. - No te culpes, pensar en el pasado es peligroso y poco útil... debemos vivir el presente y pensar en el futuro, sólo hay que pensar en los problemas para solucionarlos no para buscar culpables - Iver permanecía junto a su sobrina, apoyando su mano sobre la que Niss tenía sujetando la mano de Lord Benjamin. 

La otra mano la posó sobre los hombros de la pelirroja - Si despierta mandaré a buscarte al momento y estoy seguro que sabe que has estado aquí en todo momento. De todos modos se lo haré saber - En ese momento la mirada de Iver cambiaba de su sobrina a su hermano haciendo que un gran peso cargado de responsabilidad cayera sobre sus hombros en ese momento... Debía sacar adelante a la familia en nombre de su hermano hasta el momento en el que este se recuperara.