Partida Rol por web

Nissvith se había sentado en la cama, cerca de su padre, mientras observaba como su progenitor giraba la silla con sumo esfuerzo, para poder tenerles de frente durante el tiempo que durase la reunión. Hubiera querido ayudarle, pero Lord Benjamin, orgulloso como era, no les permitió el poder hacerlo.

Tras la exposición de la joven pudo encontrar en su padre sorpresa y tristeza al mirarla, no le hacían falta muchas explicaciones para saber que le había decepcionado. Nissvith parecía romperse por dentro.

- Padre yo pensé que en vuestra benevolencia no ibais a pensar nada malo de vuestro hermano.... Creí que no seríais objetivo.... - dijo ella intentando justificarse, sintiéndose cada vez peor por el disgusto que estaba dándole -....Oh no, padre, yo creo que sois un buen Lord..., no lo hice con la intención de... dudar de vuestro criterio... Yo..., yo... - al final llegaban a su mente unas palabras que al fin y al cabo representaban sus acciones -... Me temo que no tengo excusa para mi desobediencia.... Pensé que hacía un bien, padre... No dudaba de vos... Siquiera pensé que mis acciones iban a ofenderos..., os ruego que me disculpéis....

La joven pelirroja miró al suelo, se sentía avergonzada por haber cuestionado la capacidad de su padre en cuanto a la dirección de la Casa, sintiendo que quizás, sería buen momento para comenzar a cambiar de verdad y ser más obediente, al menos así no suscitaría dolor en las personas que quería. Nissvith podía enfrentarse a los enfados, pero no al hecho de hacer daño.

Su padre aprovechó la ocasión para hablar con Aidan, el heredero sobre que los problemas de Casa, en familia debían quedar, y la joven Niss comprendía por su vivo ingenio que si otras casas sabían de sus problemas, aprovecharían para hacerles daño. Pero su hermano aquellas dedicadas frases de aprendizaje parecieron impactarle en demasía, provocando que el estupor le inundase por dentro, cayendo sobre la cama como si le hubiera dado un mareo, tapando su rostro y escondiendo la cabeza entre las manos.

Lo peor estaba por venir, las palabras de Aidan, el segundo hijo, el hombre agradable y responsable que era la mejor opción como heredero, rechazaba a su padre, criticando la confianza que había en la familia, rompiendo a llorar con el rostro marcado por la pena, y provocando algo, que Nissvith sintiera que aquella escena no estaba sucediendo, pensando en la irrealidad del momento.

- Aidan, no puedes hablarle así a padre, es el Lord de los Eoghann.... - dijo la joven claramente alterada, nerviosa, intuyendo que el conflicto podía ir a mayores en breve, algo que desde luego, no erró -...Seguro que padre no deseaba decirnos el problema que había por.... - sus palabras fueron interrumpidas cuando Aidan dijo una frase hiriente, que no solo iba a destrozar a su padre por dentro, sino también a ella, renunciar a su padre como parte de la familia, considerando que solo tenía hermanos.

La joven Eoghann comenzó a llorar, impactada por aquellas duras palabras y más sabiendo que a su padre pudiera no quedarle mucho de vida, mirando horrorizada a su hermano como si no entendiera qué le había pasado. Hasta la fecha se querían, ¿había cambiado aquello?... Nissvith se sintió insegura, ella misma ocultaba secretos a sus hermanos y padre, ¿dejarían de quererla por ello?... Era inevitable extrapolar.

Un añadido, quizás lo peor de aquella pelea, era el hecho de que Aidan renunciaba como heredero de la casa, dejando a su padre callado, seguramente estupefacto, y a su hermana con la palabra en la boca, no permitiendo que le dijera nada, pero sus ojos permanecieron muy abiertos, asombrados y horrorizados. Finalmente el ex heredero decidió salir tras disculparse con la joven por el trato que le dio en sus aposentos, y la pequeña de los Eoghann se quedó allí sentada en la cama, callada por unos instantes sin dejar de llorar, quebrada y desarmada.

El silencio se hacía denso, desagradable e interminable, hasta que finalmente la joven lo rompió, sin atreverse a mirar a su padre siquiera, sentía vergüenza y culpa por todo lo acontecido.

- Ha sido por mi culpa padre..., jamás debí haberos desobedecido...., permitidme hablar con Aidan y solucionarlo...  Seguro que lo ha dicho sin pensar... Quizás pueda convencerle.... - por la cara que puso su padre, entendía que quizás aquello no fuera posible, así que cambió de idea a otra mucha más peregrina -...Si mis hermanos no se hacen cargo de la casa.... ¿Quién la llevará?.... Dadme la potestad para poder hacerlo.... Permitidme la posibilidad... - imploró la joven, aún sabiendo que aquello sería imposible, pero se sentía tan mal por dentro que ansiaba encontrar una solución al problema que ella misma había causado, aunque eso fuera actuar muy en contra de las tradiciones.

Se notaba a Lord Benjamin agotado y cansado, los años le pesaban en demasía y la educación laxa que había aplicado a sus hijos parecía pesarle los últimos días en como una losa. 

Las palabras de Niss, se notaba que agotaban el ánimo del jefe de la Casa - ¿No pudisteis acudir a mi con esas dudas? - La mirada de su padre, se posaba en la joven pelirroja. - Creo que siempre os escuché y os traté con justicia, merecía algo más - 

La reacción de Aidan, por el contrario enardeció de ira al padre de ambos, su airada reacción, cargada de acusaciones enrojecía el rostro del noble. - ¡Como te atreves! - la respiración se le aceleraba al ritmo que el color se agolpaba en las mejillas, se levantó con un ímpetu que no había tenido en años - ¿¡Como puedes decir que nunca te he dicho la verdad!? - Su tono de voz había aumentado de volumen. - Te he dado toda mi confianza, eso no quiere decir que tenga la obligación de contarte algo que no tienes por que saber. ¡Quien te crees que eres para juzgar las decisiones de nadie sin tener la menor idea! ¿Que errores? ¿Ni siquiera sabes de lo que hablas y te atreves a juzgarme? - El ritmo de su corazón se aceleraba por momentos al tiempo que su boca tambaleaba por el esfuerzo continuado de gritar. 

Estaba claro que la ira dominaba a Lord Benjamin en ese momento. - ¡De acuerdo! ¡Huye, así como huyes de la verdad! ¡Huye como un maldito cobarde! ni siquiera quieres saber la verdad y la juzgas. Desde luego, te he perdido como hijo, y si no eres mi hijo tampoco mi heredero. ¡En cinco días serás libre para seguir tu voluntad, ignorando las necesidades de tu familia y de tu pueblo pues es lo único para lo que pareces estar preparado. Para poner tu estrechez de miras, por delante del bien de los demás! - Las últimas voces parecieron agotar el aire de los pulmones del anciano, parecía que se ahogaba y le costaba respirar. La joven pelirroja trataba de acercarse a él para ayudarle, pero fue detenida por la mano de su padre que usaba los resquicios de sus fuerzas para detenerla mientras la miraba con un dolor indescriptible, un dolor más allá de cualquier dolor físico. Su familia por la que tanto había luchado y se había esforzado le había traicionado de más formas de las que creía posible. El brazo en el que se apoyaba en la silla empezó a temblar, hasta que le fallaron las fuerzas y cayó al suelo inconsciente recibiendo un fuerte golpe al caer al suelo con un sonido seco. 

En ese momento Niss en la habitación ve a su padre inconsciente y pálido, con un aspecto débil y demacrado, lejos de toda la fuerza y la férrea voluntad del pasado. Un hombre empequeñecido y debilitado por el paso de los años y el peso de las responsabilidades. En estos momentos es sólo un hombre entre la vida y la muerte cuya respiración se vuelve cada vez más débil.

El reproche en el rostro del Lord dolía, tanto que la muchacha no hubiera podido enfrentar por más de cinco segundos su seria mirada, casi sintiendo alivio cuando las recriminaciones cambiaron de cauce hacia su hermano, el cual había dicho unas palabras sumamente desagradables y que Niss ansiaba, fueran mentira.

- Padre lo sien.... - iba a disculparse para evitar que los conflictos fueran a mayores cuando su progenitor, presa de algún tipo de fuerte ira comenzó a elevar la voz contra Aidan, su heredero, rompiendo por su parte también el vínculo que les unía, invitándole a salir de su vida, mientras su hermano, evidentemente dolido, se marchaba de la estancia, dejando a la pelirroja con el rostro surcado de lágrimas, deseando salvar una situación que parecía no tener remedio.

Fue entonces cuando su padre comenzó a respirar de forma ahogada, y la muchacha intuyó que ese podía ser su fin si no hacía algo, así que se acercó a Lord Benjamin, pero el hombre, dolido en su orgullo le puso una mano impidiendo que se acercara, mostrando lo decepcionado que estaba con ella, y haciendo que algo, en el fondo de su alma, se quebrase.

Lo siguiente que sucedió Nissvith lo vivió a cámara lenta, cómo su padre intentaba cogerse a la silla pero las fuerzas le fallaban, y como consecuencia terminó golpeando el suelo, haciendo un ruido sordo que en la mente de la muchacha jamás desaparecería. A esto había que añadir el aspecto insano de su padre, extremadamente lívido, demacrado, enfermo. La peor de las pesadillas de la pelirroja no habían hecho más que comenzar.

- ¡¡¡PADREEEE!!!!!.....¡¡¡¡PADREEEE!!!!!....¡¡¡¡¡NOOOOOOO!!!!!!..... ¡¡¡AYUDAAAA!!!!!.... - chilló la joven al notar cómo Lord Benjamin no volvía en sí, decidida a no perder ni un segundo más de tiempo en buscar a la única persona que podía ayudarle.

Fue así cómo Nissvith corrió hacia el pasillo, chillando de manera histérica, despertando a cuantas criadas estuvieran en aquel ala de la edificación -....TARAHHHHHH, TARAHHHH..... - Sus gritos fueron tan desgarradores y profundos que cuando llegó a los aposentos de su doncella y amiga, ésta ya estaba poniéndose una capa por encima para no dejarse ver en camisón, estimando que esos gritos solo podían implicar que el Lord se encontraba muy desmejorado.

- Tarah por favor..., es mi padre.... - dijo nada más abrir la puerta de los aposentos de la curandera, sorprendiéndose de que la joven ya estuviera preparada y corriera hacia el dormitorio de Lord Benjamin, haciendo una de las carreras más ágiles y fugaces de toda su vida.

La doncella se arrodilló en el suelo justo al lado de su señor y al notar su débil respirar sacó de su bolsa un jarabe hecho con extracto de hierbas, dándole a beber pequeños sorbos que el hombre apenas podía tragar, tosiendo en el proceso, y haciendo que Tarah incluso frunciera el ceño, la cosa no pintaba bien, y Niss, inteligente como era, no pudo evitar seguir llorando, cogiendo la mano de su padre, acariciándola con un amor inmenso.

- Perdóname..... perdóname.... No volveré a hacer nada igual..., no volverá a pasar... juro ante los Antiguos Dioses que nunca más te guardaré secretos, nunca más.... - le decía a su padre mientras las lágrimas caían sobre su regazo, diciendo unas palabras que debía cumplir como un verdadero acto de fe -... Ponte bien por favor, solucionaremos esto...., no puedes dejarme... querría morir si lo hicieras.... Te quiero..., te quiero muchísimo....

A Tarah le costaba concentrarse, quería a Nissvith y aquel dolor descargado hacía que, emocionalmente, ella misma quedara devastada, debía mover a la pelirroja antes de que a ella también le pasara algo, y es que estaba al límite con su propia ansiedad -... Niss ve a buscar a dos guardias para que levanten a tu padre y le tumben en la cama.... Mírame, Niss... - le dijo muy seria -... ¡Hazlo ya!....

Mientras la señora obedecía, Tarah pudo encontrar tranquilidad suficiente como para seguir dándole el brebaje a su señor, permitiendo cuando llegaran los soldados, que recostaran a Lord Benjamin en su cama, para poder comenzar a recuperarse de la manera más digna posible.

Pasan los días, Crag nota a su padre mucho más maltrecho, de hecho el día 15 ni siquiera se pudo levantar de la cama hasta la noche y aún así se mantuvo todo el día en su habitación descansando. 

Niss no se separa de su habitación ni Tarah tampoco. Aidan pasa a actuar amargado y distante sobre todo con el padre. Incluso hay rumores de que ha sido desheredado.