Partida Rol por web

¿Por qué estaba viva? No tenía sentido. ¿Qué había pasado y por qué estaba fallando tan estrepitosamente después de todos mis logros? Ahora era algo muy personal, quería vengarme de esos chicos. Por suerte, aun no sabían mi verdadera identidad. No sabían que era Nemesis y ni siquiera sabían que era Erin Isis Wood. 

Me incorporé lentamente, sintiendo todo el dolor en mi cuerpo y sobretodo, mi cara y opté por llamar a un taxi. A saber qué diría mi prima de mi estado físico. 

El taxi rápidamente estaciona en donde te encuentras y el chófer abre la puerta manifestando preocupación. Dado tu aspecto mucho, era lógica su reacción. Sólo que al arrancar una joven se sube al vehículo y se sienta a tu lado, se la notaba sorprendida por tu aspecto pero enseguida le dio órdenes al conductor para que siga el camino que le indicaste al principio. 

- Hola... Veo que has tenido una mala noche. Ah, descuida, soy Linda. - se presenta luego de la intrusión como si nada y continúa hablando. - Sé lo que haces y puedo darme cuenta de lo que te sucedió. - comenta al mirar las calles, sin hacer contacto visual contigo pero puedes notar la variación de color en sus ojos. - Ve esta noche a esta dirección, arréglate la cara y compra un vestido decente. - afirma tras entregarte una tarjeta con todos los datos. 

- Por favor, no uses un estilo demasiado excéntrico ya que el rojo y negro no irá con el ambiente. - termina por decir entre risas, ahora si mirándote a los ojos. 

Subo al taxi ignorando la mirada de preocupación del conductor. No tenía ganas de dar explicaciones y mucho menos a alguien tan ajeno a mi, alguien que me daría igual que se muriera después de que me dejara en casa. Cuando me doy cuenta, una joven muchacha se encuentra a mi lado, también con cara de preocupación. Miro al conductor con cara de indignada ¡Yo estaba antes! Pero entonces me doy cuenta de que no es una casualidad ni una pelea para ver quién coge antes el taxi. 

Mientras me habla, me mantengo en silencio. Así que esa chica sabía quién era yo ¿Por qué? Cojo la targeta y miro la dirección mientras escucho lo que me dice. Le miro extrañada, pero sin decir ni una palabra. Cuando me menciona mis colores como Nemesis, me sorprendo del todo. 

- ¿Cómo sabes quién soy?- Le pregunto finalmente, y la voz me sale mucho más temblorosa de lo que me había propuesto. 

La joven le dedica una mirada y luego inicia la conversación. - Muy simple, recorro las calles de noche y se lo que sucede en ellas. Como también estoy al tanto de lo descuidada que eres y como te sometes a las peores situaciones. ¿Es para alimentar tu morbo? -  pregunta impregnada a través de un halo sarcástico, imperante pero no borde. Se mantenía al margen con el tono, al límite de resultar fastidiosa. 

- Me gustaría que me invites un café en tu casa y puedo contarte sobre mi propuesta. ¿Qué opinas? - propone al mirarte con sus ojos de dos colores y esbozar una media sonrisa. De momento no había intención alguna de dejarte sola en el taxi. 

- Igual no te preocupes, sé guardar secretos. Puedes confiar en mi.- de momento dejaba ese lado sarcástico para mostrarse amable, era una caja de pandora aquella mujer. 

¿Alimentar mi morbo dejando que me violasen unos asquerosos asesinos? Definitivamente, esa chica no me cae bien. No me conoce para nada. Su tono de voz, además, indicaba que se estaba controlando. Si le caía yo mal no sabía qué mierdas hacía invitándome a vete tu a saber qué. 

Alzo la ceja como respuesta y después se auto-invita a mi casa. 

- No parece que seas tan observadora como dices. ¿Ves mi aspecto? Pues míralo bien. ¿Parece que tenga ganas de tener invitados en casa? Si sabes sumar dos más dos te darás cuenta de la respuesta. Tampoco tengo nada que contarte. Bueno, nada que quiera contarte.- Sabe guardar secretos. Y una mierda. Y aunque así fuera ¿Por qué le tendría que contar nada a ella? - Nos veremos esta noche, si no haces que cambie de opinión.- Le digo fríamente, mirando por la ventana del coche para ver cuánto faltaba para llegar a casa. No me gustaba la intrusión de aquella chica. Y tampoco tenía ganas de que me estuvieran comiendo el tarro. Tenía que planear muy bien la venganza que les otorgaría a aquellos asquerosos y la chica no hacía más que molestar. 

También tenía ganas de irle a llorar a alguien de confianza, desahogarme. ¿Cuánto tiempo haría que no visitaba a Charles? De todas formas, lo que me había pasado a mi quizás fuera cosa de su jefe, aunque indirectamente. Quizás el Sr. Nobel había tenido algo que ver con este negocio ilegal. 

- Que descortés... - refunfuña la joven que le indica al chófer del taxi detener el auto. Al bajar te dedica una mirada y algunas palabras. - Recuerda, nada de disfraces. Un lindo vestido. Nos vemos a esa hora en el Edificio Grayson. - termina por decir, sonriendo un poco mientras espera que el auto se retire de allí. 

Al llegar a tu casa, tu prima es la que te recibe primero un poco preocupada. - Hey. ¿Qué te ha pasado? - pregunta al revisarte de pies a cabeza con la mirada. - Parece que te diviertes demasiado por las noches y te olvidas de llevarme. - te recrimina para quitarle un poco el hierro al asunto, ya se había dado cuenta de que algo bien no estaba. Tu condición, los hematomas en el rostro y en los brazos. - Te preparo un café y un baño. - sugiere tras besar tu frente y pedirte que te sientes. 

Me río, como puedo, notando como mi sonrisa y las carcajadas duelen al salir. 

- Tiene gracia que me llames descortés a mi, cuando tu has interrumpido mi espacio personal subiéndote en este taxi ocupado y autoinvitándote en mi casa. Allí nos veremos, renacuaja.- Añado antes de salir del vehículo y subir a mi casa. 

Una vez dentro, lo que menos me apetecía del mundo era ver a mi prima, la cual estaba chupando del bote, por así decirlo. No me importaba, tenía dinero de sobras, pero a veces me preguntaba porqué no le compraba una casa y le dejaba marchar. 

- Hola.- Le contesto dejando que me bese la frente. - Ya sabes, un día duro de trabajo.- Le digo. La verdad es que jamás le había dicho de qué trabajaba aunque suponía que ella ya sabía quién era yo. Muchas veces le había dicho que viviendo conmigo estaba en peligro. - Muchas gracias pero, por favor... Café no, quiero dormir un rato después de ese baño ¿Te sabría muy mal que fuera una infusión? Esta noche me han invitado a una especie de fiesta y quiero ir descansada. 

- Como tú quieras. -  responde tu prima encogiéndose de hombros sin saber que decir, no estaba al tanto de tu trabajo pero al menos intentaba darte una mano. - Ve a descansar, para lo que necesites estoy. - afirma en un tono sincero y cuidado, respetando tu privacidad sin meterse en donde no la llaman. 

Así que tras decir aquello, decide retirarse para que puedas descansar. Sin dudas el sueño ha sido reparador y te costará lo suyo arreglar tu rostro, dejar de padecer el dolor y tener un humor considerable para una fiesta de gala. De momento, el mundo de morfeo, te abraza en un cálido sueño donde todo se posterga hasta volver a despertar.