Partida Rol por web

Al recibir la llamada, en un principio se escuchó un agudo silencio que luego pasó a un estruendoso llanto, muy conocido para ti. -¡PAPÁ! ¡AUXILIO! ¡PAPAAAAAAAAAAAAA! - era la voz desgarradora de tu hija, que al parecer se movía de forma desesperada, como tratando de soltarse. 

A continuación, escuchas como es silenciada a través de algo tan sutil y menos agresivo, dado que la pequeña no ofreció resistencia. Ahora una voz, más fuerte e incluso firme, es quien toma la palabra. - Te lo he advertido, que dejes de vigilar y adueñarte de las calles. Ahora tu hija pagará el precio si no entregas la máscara y nos dejas trabajar en paz. ¿Acaso no comprendes que el mundo está demasiado podrido? No entiendes nada y ella será mi muestra. - termina por decir, en un tono claramente amenazante. - Calle 32 y 50. En una hora. 

Las cosas volvían a complicarse, ahora quien más te necesitaba era tu hija y si no comenzabas a hacer algo pronto, la perderías. Al menos, tenías una dirección y una esperanza de hacer algo para salvarla. 

Los dientes de John rechinaron al apretarse tan fuerte que su encias protestaron de dolor. Su mano apreto tan fuerte el movil que por un segundo pensó que lo partiria.

Ese cabron se había atrevido a tocar a su hija, fuera quien fuera lo pagaria.- Si le haces daño te reviento.- gruñio John antes de colgar. No iba a esperar una hora, le habían citado y su cabeza no estaba para pensar demasiado.

Aun asi un pinchazo en el corazón le recordo que su madre y su padrastro estaban al cargo de la niña. Ellos nunca dejarian que se la llevara nadie por las buenas. Paro un segundo su carrera para teclear el jodido número de casa de su madre, le era mas facil recordar los digitos que pelearse en los malditos menus del movil, guias y demas mierdas.

Se coloco el aparato al oido y continuo corriendo en dirección a donde había aparcado su coche con intención de llegar cuanto antes al lugar de la cita.

Rápidamente escuchas una voz familiar al atender la llamada, era tu madre y al parecer estaba todo bien. - Hola Hijo, no entiendo lo que me preguntas. Me fijaré pero hasta donde sé, Judith estaba durmiendo en su habitación como siempre. Tu padre le leyó un cuento. - responde la mujer mientras sube las escaleras, ya que posee un teléfono inalámbrico y continúa la conversación contigo un tanto preocupada. 

De por si, rara vez la llamas preguntando por tu hija y cuando lo haces es porque algo no está bien. Tanta razón tenía tu madre al padecer aquel estado, puesto que la escena que encuentra no es nada bonita porque un grito desgarrador se escucha a través del teléfono. 

-¡Por dios! ¡Ben! ¡Ben! ¡Reacciona! ¡No está Judith y a tu padre le han golpeado la cabeza! ¡Hijo ven por favor! - grita con fuerza en un tono completamente desesperado, ya que su esposo yacía en el suelo tras haber caído por un martillazo en su cabeza. No quieras imaginar el estado de tu padre y el charco de sangre que habría, fue un ataque directo a tu moral todo esto. Se habían metido con tu familia y ahora tenían a Judith en tus manos. 

¿Que hacer? ¿Ir por tu hija? ¿Ayudar a tus padres? Es tu decisión... Una difícil sin dudas. 

- Mama, manten la calma.- dijo John obligandose a hacer lo mismo. Por lo que decia su madre Ben podria estar herido o muerto, de todas formas no era medico para poder hacer nada.- Eres una mujer fuerte, puedes controlar la situación.- aseguro esperando de todo corazón que asi fuera.- Quiero que cuelgues y marques el número de emergencias. Yo volvere enseguida ¿De acuerdo?

Adoraba a Ben, había sido su padre y el causante de que fuera como era pero su hijita era lo más importante del mundo. Piso el acelerador dispuesto ha hacer cualquier cosa para recuperarla.

¿Como habían sido tan rapidos? ¿Como supieron que ese día saldria? Debian estar vigilandole....

Tu madre acepta aquellos consejos y se pone manos a la obra para intentar salvar a tu padre, ella era una mujer fuerte y claramente podía con esta situación por más que la superase al máximo. 

Ahora con el eco punzante de saber que tu padre está gravemente herido, aceleras el auto con intenciones de ir hacia la dirección indicada. Las cosas comenzaban a complicarse raudamente y era inevitable sentir un poco de todo ante los sucesos. Tu hija Judith estaba en manos de personas muy crueles, por una razón muy importante y lo que te pedían era demasiado. Dejar tu lado de vigilante a cambio de la luz que te da la vida, para ellos el negocio perfecto y para ti, matar una parte vital de tu ser. 

Una vez llegas, esperas en tu auto durante una media hora aproximadamente, hasta que en medio del callejón aparece un camión negro. Se detiene y bajan del mismo cinco hombres armados, que rápidamente se organizan escudando a una persona que sale del auto. Era un hombre que rozaba los 40 años, de traje y delgado, por su porte se notaba lo acaudalado que era, aunque su mirada escondía una oscuridad avasalladora. 

Allí de pie, revisa su reloj y habla entre susurros con sus guardaespaldas. De momento es todo lo que puedes ver desde tu auto. 

La mente de John se lleno de ideas, ninguna pacifica. Se le ocurrio lanzarse con su auto y causar un accidente que se llevara alguno por delante, entrar a tiros y otras salvajadas similares. Solo la idea que de su hijita pudiera recibir el minimo daño por ello fue suficiente para que bajara del coche sacudiendo un portazo mientras se prometia que algun dia se vengaria de ese cabron.

Era una cuestion de prioridades.

La niña iba justo delante de patear culos. A grandes zancadas y directo se dirigio acia el punto de encuentro. Ser un vengador lo llevaba en la sangre y renunciar era una opcion que jamas se habia planteado antes.

No se negocia con terroristas.- recordo que su padre le habia dicho mil veces, el mismo hombre que podria no estar vivo ya.- Nunca des un paso atras. Mantente firme.- eran consejos que toda su vida le habian servido pero en ese momento nada estaba por encima de su pequeña.

Aquel sujeto de traje te observa con cierto aire reticente, sus guardias se encontraban dispersados revisando los alrededores por si habías asistido a la reunión acompañado y tras verificar lo pensado, regresan a su lado mientras él avanza a paso tranquilo. 

- Buenas noches, Sr Callahan. Cómo verá soy un hombre de palabra, he venido aquí para que ud se deshaga del vigilante que lleva adentro y yo finalmente pueda darle su hija. Su obrar irrumpe en nuestros negocios, por lo tanto, he tenido que tomar ciertas medidas para detener sus acciones. Sepa disculpar la intromisión, es mucho el dinero que se maneja y ud entrometiéndose, no ha hecho más que generar pérdidas. - expresa en un tono claro, se notaba que era un hombre de negocios pero desconocía lo impulsivo que podías ser cuando tocaban a Judith. 

-¿Ud quiere a su preciosa hija? Pues ríndase o ella morirá. De momento, no tuve problema alguno de darle un somnífero para que dejara de llorar como marrana. Ahora comprendo porqué nunca he sido padre, sería imposible soportar a los niños. - afirma en un tono despectivo sin bajar la mirada, en parte provocando y demostrándote que el control él lo tenía. 

El gilipollas tenia diarrea verbal. Odiaba a los tios que le contaban su vida antes de que les partiera la cara. Se quito el casco y lo tiro al suelo, justo a sus pies, con rabia, solo para que pudiera verle la cara.

Nadie le habia puesto nunca tan furioso y todo lo que queria eran cinco putos minutos con ese hijo de puta en una habitacion a solas para expresarle su punto de vista al respecto. Se prometio que tendria su pequeña venganza algun dia para aguantar las ganas de pegarle un tiro.

- En nombre de la humanidad le agradezco que no se reproducca, ya tenemos demasiados prepotentes hijos de puta por aqui.  Me importan una mierda sus intereses,  devuelvame a mi hija, ahora.- ordeno

El sujeto de traje sonríe a modo de burla, reflejando en parte tu absoluto comportamiento animal ante esta situación. Sin embargo, su actitud no cambia y tampoco se preocupa demasiado por tus modales. Al fin de cuentas, él tenía la ventaja sobre ti por tener a Judith en sus manos. Por lo tanto cada berrinche de tu parte, sólo generaba en él la gracia de disfrutar con ansias su triunfo. 

- No amenace, aquí el que tiene los derechos soy yo. Cuide su lenguaje que su niña lo está escuchando y dudo que le agrade ver a su "Papi" tan enojado, hablando mal. - inquiere reflejando sarcasmo. No pensaba achicarse ante tu prepotencia, aunque si dejaba en claro sus condiciones. 

- Ahora todas sus armas, vamos... - te ordena mientras observa el reloj, sólo que antes de decir algo más, una flecha golpea aquel objeto de forma repentina. Y como era de esperar tras ella, una mujer vestida de negro se entromete en la escena disparando a uno de los guardias en el hombro.

Parecía una sombra por lo sigilosa y letal que era en sus movimientos, semejante a un ninja. Mucho tiempo no tenías para pensar, atacabas junto a ella para salvar a tu hija o frenabas a la joven. Difícil elección, pocas alternativas. 

Pensar no era el mayor fuerte de Callahan, al oir la orden su mano se habia movido en busca de su pistola con intencion de tirarla al suelo pero entonces las cosas se complicaron.

Ese cabron tenia mas de un enemigo y como se solia decir, el enemigo de mi enemigo es mi amigo. Soperas la cuestion le llevo un segundo, no era el tipico hombre que atesorase 14 carreras universitarias, habia usado la cabeza mas veces para aplastar latas de cerveza que para resolver problemas matematicos pero aun asi, podia atacar a la unica persona que le estaba ayudando o meterle dos tiros al cabron que habia atacado a su padre.

Callahan sostuvo la empuñadura con fuerza y apunto al estomago de ese cabron. Las heridas en el vientre era tremendamente dolorosas, con suerte perforaria un intestino y la mierda de su estomago le causaria una infeccion atroz mientras se desangraba lentamente. Eso sin contar con el dolor de ser atrevesado por un pedazo de metal al rojo vivo.

Cabia la posibilidad de que llevara chaleco asi que le meteria otra bala en la rodilla. Por si acaso. Le queria vivo para recuperar a su hija y para hacerle pagar por cada segundo de su cautiverio.

Aquel lugar se convirtió en un verdadero campo de guerra, las flechas de la misteriosa joven se dirigían directamente a sus objetivos, mientras que tu hacías lo propio con tu pistola hiriendo en primera instancia al captor de tu hija, quién resguardado por algunos de sus hombres, lo ingresan a la camioneta rápidamente con intenciones de escapar. Llevaba un chaleco pero el disparo en la pierna resultó ser muy certero, al punto de notar en su rostro el reflejo del dolor. 

Lamentablemente, eran 10 hombres armados alrededor de aquel sujeto y por más que la joven hizo lo suyo denotando un excelente desempeño con el arco, estos hombres estaban entrenados y pese a que ofrecieron un excelente ataque, ellos alzaron sus armas, disparando a quemarropa. Intentando facilitar el ingreso a la camioneta de su jefe y soltar una niña de cabellos rubios en el medio del fuego cruzado. 

Única manera de que bajen las armas y él pueda escapar, a pesar de todo era buen estratega. Había heridos entre los guardias y algún muerto, salvo que todos tus pensamientos se centraron en tu hija, al verla llorar en el suelo mientras se disparaba a destajo. Una bala que desvíe su curso y ella moría, por lo tanto, hiciste lo propio y la joven también, permitiendo que aquel sujeto de traje se retire del lugar con un buen recuerdo en su pierna. 

-¡Papá! - grita la nena desesperada, al parecer no podía incorporarse del suelo por la sustancia que le habían inyectado luego de la llamada que te hicieron.

Los ojos de John solo veian a su hija. Su necesidad de protegerla le llevo a correr a su lado, apartarla de aquello y abrazarla anteponiendo su cuerpo a cualquier mal que pudiera acercarsele.

- Tranquila cielo, papa esta aqui.- dijo queriendo que se calmara. El estres no era bueno para nadie pero una niña como la suya podia sentirlo de un modo mucho mas traumatico aun. Necesitaba protegerla y hacerla sentir tranquila. Sacarla de esa maldita locura.

Judith se aferra a tus brazos llorando y poco a poco va logrando tener movilidad en su cuerpo, denotando que el efecto de la droga inyectada ya no influía en su organismo. Ahora en tus brazos se acurrucaba lo suficientemente cansada como para decir algo, padeciendo aún el miedo por la situación en si. 

Ningún registro había quedado del incidente y salvo la joven que allí estaba observando, nadie más había. - Tienes una preciosa niña, te felicito. -expresa la joven esbozando una media sonrisa. - Menos mal que ya todo pasó, espero que la pequeña esté bien. Nos vemos. - termina diciendo a modo de despedida, mientras guarda su arco y se prepara para la retirada. 

De una forma u de otra, aquella mujer había salvado tu vida y la de tu hija pero desconocías los motivos por los cuales se había presenciado. Aún estás a tiempo por si querías hablarle.

John no se despego de su hija pero necesitaba decir algo. Abrazando a su pequeña contra su pecho miro a aquella mujer directamente y le dijo.

- Estoy en deuda contigo y aun asi tengo que pedirte algo. Necesito saber quien era ese cabron porque conozco a los de su calaña y no dejara que esto quede asi. Cualquier cosa que puedes decirme para ayudarme a proteger a los mios me servira.

La joven se estaba retirando hasta que te escucha hablar, da un giro y detiene la mirada en tus ojos. - Pertenece a una organización llamada La Rosa. Se lo conoce como el Dr. Lennon, experto en secuestrar niños para vender los órganos al mercado negro o crear vídeos pedófilos para venderlos. - explica mientras se quita la capucha, dejando al descubierto su rostro. 

- A su vez, es quien se encarga de exterminar a los Vigilantes. No sé si te has dado cuenta, pero últimamente se oye hablar de edificios incendiados, gente envenenada, casas embrujadas. Ya te puedes imaginar de donde proviene todo esto. - va comentando en un tono serio, al parecer le fastidiaba de sobremanera lo que sucedía. - No sé si te interesa, estoy reclutando vigilantes para organizarnos y darles lo que se merecen esos malnacidos. Hoy te roban a tu hija, mañana te la venden o algo peor. - propone al ponerte en situación, sin dudas vendrían por más. Esto recién comenzaba. 

John lo penso alrededor de medio segundo. Solo la idea de que alguien hubiera puesto sus manos en su pequeña ya hacia que la sangre le ardiera.- Cuenta conmigo.- dijo pasando todo el peso de la niña a un brazo para tender el otro. John era de aquellos tipos que si daba su palabra la cumplia hasta el final y podia cerrar un trato con un aprenton de manos. Esa mujer le habia enseñado su cara, una cara casi infantil y le podia joder que una mujer le "reclutara" pero era la unica que tenia informacion, le habia ayudado, le sobraban motivos para confiar en ella.

- Me llamo John, John Callahan.- dijo y como habia tirado su casco al comienzo de la pelea no fue necesario descubrirse, ya que su fea cara ya estaba a la vista.- Tengo que asegurarme de dejar a mi hija en un lugar seguro y poner a mi familia a salvo... Dime un lugar y una hora... o un sitio donde pueda reunirme contigo despues.

- Tómate tu tiempo, mañana nos vemos en esta dirección.-  te entrega un papel con el nombre de dos calles y el horario (medianoche). - De momento es mejor que cuides de ella, el susto debe haber sido grande. - responde la joven tras dedicarle una mirada a Judith, que temerosa por la situación, esconde su rostro para evitar el contacto visual con desconocidos. 

Y luego de despedirse a través de un gesto amable, desaparece como una sombra del lugar. Claramente sin dejar rastro. Ahora ya respirando un poco más tranquilo, puedes llevar a Judith a la casa, sólo que en tu mente recuerdas el caos que allí aconteció por el ataque hacia tu padre. Probablemente tu madre lo ha llevado al hospital pero no has recibido ningún mensaje de ella. 

De momento, sólo queda subir al auto y darle un poco de tranquilidad a tu pequeña ya que era la persona que más te necesitaba en este momento. Pudiendo apreciar que su silencio, en verdad reclamaba contención porque el miedo aún se encontraba en su interior.

No habia mas que hablar. Leyo el papel y lo guardo con cuidado de que no se cayera en lo mas interno de su bolsillo. Con ambos brazos rodeo a su niña para llevarla al coche. -Ha sido un gran susto, papa tambien se asusto mucho pero todo a pasado ya. Papa esta aqui y todo va a ir bien.- le prometio.

De camino se agacho para recoger su casco del suelo. Subio a su coche y se aseguro de poner el cinturon a la niña.

- Se me olvido tu sillita.- dijo con calma.- Por esta vez vas a ir como los mayores. Eso te gusta, lo se, pero recuerda que es solo es por esta vez ¿Vale?

Solo que no tengo ni zorra idea de donde llevarte.- penso John, quien a esas alturas estaba viendo peligro en todas partes.

John resoplo y arranco alejandose de aquel lugar al que llegaria la policia en algun momento. Hablo todo el tiempo mientras conducia para hacer sentir a la niña que esta con ella, de temas alegres, intentando que aquella experiencia no le hiciera un daño mayor.

- Me he acordado del patito que vimos en el lago, ese pequeñito que se comio el trocito de pan que le tiraste. Mañana deberiamos ir a verlo, seguro que a crecido un monton... y ya que estamos en el parque podiamos ir a los columpios...

Cuando estuvo lo bastante alejado saco el movil e intento ponerse en contacto con su madre.- Papa va a llamar a la abuelita y a decirle que estamos bien.- explico a la niña.- Solo sera un momentito pequeño.
 

La pequeña Judith mantiene la mirada fija en ti, asintiendo por momentos pero aún un poco confundida con todo lo sucedido. Sin embargo, confía en ti y sabe que la única persona que puede brindarle toda la seguridad que necesita, eres tú. Por ello, toma asiento adelante esbozando una media sonrisa, mientras que al encender el auto continúa prestándote atención hasta que poco a poco se va durmiendo. Estaba muy agotada y la situación cargada de tensión, sólo generó el cansancio de la niña. 

Una vez que tu hija es abrazada por Morfeo, luego de asentir por última vez a la mención de llamar a tu madre, quedas solo bajo el tono de un teléfono que tarda en recibir la llamada del otro lado. - Hola... ¿Hijo? - pregunta Martha un tanto nerviosa, hasta que luego de tu saludo se da cuenta que finalmente eras quien esperaba y no un psicópata que había matado a su hijo. 

- Hijo, perdona... No puedo hablar mucho, tu padre está estable pero una ONG de la Empresa Keheller Enterprises, ha venido al Hospital y nos ha ofrecido una gran ayuda. Debido a que se necesita una prótesis craneal y el costo es muy alto, no podemos pagar dicha suma y el seguro médico no se quiere hacer responsable. Por lo tanto, esta ONG se ha ofrecido a trasladar a tu Padre, es una clínica privada que realizan este tipo de tratamiento y podrán salvarlo. Ya he firmado los papeles y estoy allí con él. -tu madre te comenta sobre la situación actual de Ben, el politraumatismo que recibió es severo y sin la intervención de esta ONG con todo el equipamiento necesario, no hubiera sobrevivido. 

Estaba claro que podía llamarte mucho la atención recibir la ayuda de una Empresa que ni siquiera conoces, de momento tu Madre parecía estar tranquila porque existía una solución y ese gesto por parte de Keheller Enterprises, ha sido un milagro para todos uds. Podías respirar un poco luego de la agitada noche, tu pequeña dormía y tu Padre estaba fuera de peligro. 

Por esa razón, ahora ya un poco más liberado de las preocupaciones, regresas a tu casa pensando en como esconder a Judith para que esté a salvo. Esa gente no se iba a quedar quieta y lo sabías muy bien.