Partida Rol por web

Estás tranquilo en la comodidad de tu refugio. La sala señorial de tu castillo esta rodeada de gente de la que más aprecias, quizás tus más intimos amigos, tu esposa con sus doncellas, tu consejero, tal vez tu general.

El invierno está en su momento más duro y friolento, pero tú sabes que cuando ocurre esto es porque ya se acerca el fin del mismo; y cuando termina el invierno, comienzan nuevamente las campañas militares.

La guerra no ha llegado al reino de Illiandor desde el año 780, cuando Daegon II combatió con sus tropas frente al reino de Pulkria, por disputas ocurridas en la frontera. La victoria de Daegon II permitió la expansión de nuevos territorios para el reino de Illiandor, y son ciudades que inclusive tú has usado, comerciado, o habitado.

Conoces el reino como la palma de tu mano, y te has aventurado cientos de veces por el reino de Pulkria, por lo que esos lares tampoco te resultan ajenos.

Mientras que disfrutas de una buena fogata, y la compañía de tus más allegados, un mensajero entra a la sala e irrumpe esa tranquilidad con un mensaje que posee el sello real. Todos te observan, con preocupación y bronca.

Al abrir el sello real encuentras la siguiente carta:

Es mi más sincero placer entregarles esta invitación al torneo sagramentado de Illiandor que se disputará en la capital de Kennemer la siguiente semana. Favor de acudir al banquete real que antecede a esta sala, y regocijaros de la cosecha de logros lograda a través del esfuerzo de cada uno de ustedes.

Sinceramente suyo, Rey Harlock.

La carta es breve, escrita a un pulso relajado y con una letra preciosa. Te das cuenta de la importancia real que conlleva esta, ya que recuerdas perfectamente que no se ha disputado un torneo en este reino desde hace más de 40 años, aún con vida Daegon II que es el abuelo del actual rey; Harlock solo lleva un año en el trono desde la muerte de su padre el rey Ismasias, y probablemente quiera afianzar la relación con ustedes a través de dicha celebración.

Esta carta puede provocarte muchos sentimientos, tal vez alegría y esperanza, quizás recelo y enfado, indignación, o simplemente crees que es cosa de reyes y te resultan ajenas. Aun así no eres tonto, sabes que rechazar la invitación generaría sin dudas mucha controversia.

Tratas de hacer tu mejor cara, y simplemente comienzas a hacer los preparativos correspondientes….

Tras un viaje largo que ha durado más de 4 días desde tu castillo donde posees tus tierras, hasta la capital del reino, escoltado por una caravana de guardias, guerreros, y tu familia, llegan a las puertas de la capital y se te abren las puertas con gran sonrisa.

La gente parece muy animada aquí, y sientes en el aire la ansiedad de los campesinos que desean ver a los campeones luchando. Realmente es un acontecimiento que en la vida de la plebe, vale mucho la pena estar vivo.

Ingresas finalmente al castillo y te guían a la sala señorial donde se encuentra el rey y su familia…

El salón es enorme, está totalmente decorado y hay decenas de juglares y bardos haciendo eco de la melodía más agradable que pudieras imaginar.

El rey permanece en su trono, y os invita a que te acerques a saludarle.

Había sido realmente muy repentino cuando el mensajero real había entregado la carta de parte de su majestad. Estaba muy confundido y aturdido, mi abuelo me había contado alguna que otra historia del último torneo que se había disputado en el reino, y le parecía extraño que nunca más volviese a hacerse. Tal vez tras la tragedia de la muerte de Daegon II que ocurrió apenas algunas semanas posteriores al torneo, había quedado alguna impresión de mal augurio de parte de este.

Luego el rey Ismasias tampoco organizó ningún otro torneo, tal vez por respeto a la memoria de su padre, o bien simple cobardía de compartir el mismo destino que este.

Por lo tanto al ver que Harlock haría un torneo, se sintió honestamente muy contento y empezó con los preparativos a rauda velocidad.

El viaje le pareció una tontería, estaba todo tan planeado que no tuvieron problemas para viajar en medio del azote del frío que proviene de esta época de invierno.

Al llegar a la sala se maravilló por la cantidad de comida y cerveza a su disposición, pero como corresponde primero se acercó a su excelencia para saludarle, junto a Lady Michela que es su esposa.

Su majestad - dijo mientras se arrodillaba frente a este para mostrar respeto - estoy muy complicado de que se me haya invitado a participar en el torneo y de este maravilloso banquete.

Espero poder mostrar mi espada a vuestro servicio, hoy, mañana, y en todas nuestras batallas.

Haceros de pie, Lord Lacratos de la casa Mylenas.

El rey se denotaba muy conforme frente a tanta señal de respeto.

El placer es mio por contar con vuestra presencia, y la fuerza de combate que seguro tendrás en la justa de mañana. My lady, está usted muy bella el día de hoy. - saludando así a la esposa de Lacratos -.

Por favor, son mis invitados, pasen y disfruten. Hoy es para festejar esta reunión, mañana para luchar - dijo a grandes carcajadas.

En mi herreria terminando de moldear las últimas corazas de la mañana, veo pasar a un mozo real bien vestido varias veces por la puerta, incunfundible por su vestimenta, va preguntando a la gente por alguien, al principio no le doy importancia alguna y sigo mi tarea, al rato lo veo entrar...

Perdone señor herrero, ¿le importaría que me sentase?, le señalo un taburete sin decir nada, ni si quiera le dirijo la mirada y sigo trabajando... estoy todo el dia buscando a alguien... vengo de muy lejos y no puedo entregarle esta misiva a otra persona... ¿conoce al señor de estas tierras?... su nombre... Umberto... Umberto Ottoli...
Al escucharle dejo el martillo y con voz ronca y de pocos amigos le contesto...  ¿a que se debe esa misiva?... el hombre con una sonrisa me contesta en tono despectivo... ¿no me ha oido herrero?, esto se lo tengo que entregar a...
En ese momento entra uno de mis hombres de confianza, podríamos decir casi mi hermano... continuo con la fragua... perdone mi señor... ¿está arreglado lo mio?... con una mueca y apuntandole con la cabeza le señalo la trastienda... colocandose el casco le comento... te he dicho mas de una vez que no me llames asi, tu no...
Mirando de reojo a mi compañero... me pregunta... deacuerdo Umberto... esto encaja perfectamente... como siempre... ahh... ¿y quien es ese tipo?... no parece de por aqui...
Al oir Umberto el muchacho se levanta de un respingo del asiento... ¿Usted... usted es Umberto?... mi compañero se dirije a el... si, el es Umberto Ottoli, ¿que se te ofrece?... le comenta lo de la misiva y se la arrebata de las manos... el muchacho lo mira y sale disparado diciendo atropelladamente... no... no... sabia... que usted... era herrero... perdone... perdone...
Dejo lo que estaba haciendo y le cojo la misiva a mi compañero y empiezo a leerla... Por los dioses habra que ponerse en marcha... hay mucho trabajo antes de presentarnos... Mike... llama a todos los hombres que puedas, se les pagará bien... tenemos que aparecer impecables... mi hermano me mira y con la mirada que le pongo sale diciendo... con veinte tendras suficiente, ¿no?... sin esperar contestación se aleja calle abajo...
Por la tarde aparecen un grupo numeroso de hombres con mi hermano... creo que tendras suficiente... con la mano indico que entren y les pongo a trabajar...
Dos dias después ya estabamos preparados para partir, con un grupo de mis mejores hombres partimos hacia el castillo del Rey en formación militar, con varios cofres y carros...
Al llegar a la ciudadela del rey, viendo los festejos en sus calles, la moral de los hombres, después de un viaje bastante tortuoso pareciera que cambiaba... ordeno a mis hombres que cojieran uno de los cofres y me acompañasen mientras otros de ellos fueran buscando alojamiento en la ciudadela...
Al entrar en el castillo, el cual no habia entrado de por años me abruma, al llegar a la sala del trono me paro en la puerta... me acordaba que antes de dar ningún paso, tenían que anunciarme, me quito el casco y al oir mi nombre se abren las puertas y con paso firme sin prestar atención de lo que habia al mi alrededor, me acerco al trono, a pocos metros de el me detengo e inco la rodilla en el suelo, seguido de mis hombres...
En voz baja pero suficientemente audible para el Rey digo... Señor... aqui me tiene... creo que le agradará el presente que traigo...

Ah, Umberto Ottoli, realmente me da bastante placer que hayas podido presentarte. Cuento con una formidable actuación de tu parte en el torneo.

¿Qué has dicho, un presente dijiste? No era necesario Umberto, fiel amigo – apoyaba su mano el hombro de este, se siente muy complacido – realmente es algo fantástico.

En serio, me da mucho placer contar contigo en estos tiempos de festividades. Ve a saciar tu garganta con el mejor licor de estos reinos.

Me encontraba discutiendo asuntos militares con mi mariscal, quien me traía noticias sobre movimientos extraños en la frontera. Mis tierras hace cuarenta años pertenecían al Reino de Pulkria, pero cuando ganamos la guerra fueron tomadas como un pago por la paz. ¿Estás seguro de lo que viste, Aethelwulf? le pregunté, pues me traía noticias inquietantes sobre soldados Pulkrianos patrullando la frontera de una manera irregular, con un número de jinetes elevado. -No hay ninguna equivocación, Mi Señor. He recibido reportes de-. Aethelwulf se vio abruptamente interrumpido cuando la puerta que daba a la sala principal del Castillo se abría. Tras de ella se podría ver a un hombre el cual asumí era un emisario, por sus investiduras y la carta que llevaba en sus manos. El hombre se acercó lentamente, mientras yo realizaba la misma acción. Pude notar a mi Mariscal subir la guardia, debido a que asumía que me estaba descuidando al acercarme tan familiarmente a un desconocido.

El hombre se inclina levemente ante mi haciendo una reverencia formal, a lo cual sonrío con humildad. El hombre se mostraba bastante calmado con mi presencia, a pesar de los rumores que circulaban sobre mi, lo cual me trajo un poco de tranquilidad. -Mi señor, soy un emisario del Rey Harlock. He venido a traeros una invitación formal del Rey al Palacio Real, en la Capital, en la brevedad posible. Miré al hombre un tanto extrañado, pues hacía años que no veía al Principe Harlock, ahora Rey. Pensé que se trataba de una emergencia así que tomé la carta del emisario, comprobé el sello real de la misma y la abrí.

No me puse a divagar sobre las razones por las que el Rey quería realizar una celebración, así que simplemente le di las gracias al emisario y ordené a Aethelwulf que prepara una hueste de diez hombres para que me acompañaran al encuentro con el Rey y los demás invitados. Thorsteinn, quién se encontraba en el salón principal al escuchar esto se acercó a mi, preguntando con impaciencia ¿Qué ocurre, Padre? ¿Son malas noticias? A lo que simplemente contesté. No son buenas, ni malas, solo extrañas. Realicé una leve pausa para analizar lo que había dicho anteriormente, sacudí mi cabeza para intentar despejarme de divagaciones y continué -Hijo, te dejaré a cargo de Brunstrack y Pramia por unos días. Aethelwulf te asistirá y te mantendrá al tanto de toda situación extraordinaria que sucedan en los alrededores. Dile a tus hermanos que estaré fuera unos días en los aposentos del Rey.

Mi despedida fue normal, como si a mi recamara me dirijiese y no a un viaje de cuatros dias y cinco noches. Pero no tenía tiempo para formalidades. Llevé lo que consideré necesario, y con una pequeña hueste me dirigí hacia la Capital.

Al arribar a la Capital, me dirigí con el carruaje hacia las inmediaciones del Palacio. Los guardias se acercaron a mi para saber los motivos por los cuales me acercaba a un lugar tan restrigido. Supongo que será mi vejez y el parche en el ojo, además del carruaje y la hueste que venía conmigo, pero me reconocieron casi de inmediato. Como una formalidad, mostre la carta con el sello real para que confirmaran que había sido invitado.

Camine pacientemente por los pasillos del Castillo hasta llegar al salón del festín. Donde salude a los conocidos que me encontraba por el camino mientras me dirigía hacia el Rey. Le hice una reverencia leve, pero lenta, esbozando una sonrisa de agrado. Que Dios lo acompañe, Mi Rey. Muchas gracias por la invitación a tan asombroso banquete. Aunque admito una sorpresa me he llevado al leer vuestra carta. 

El rey se pone de pie, cuestión que todos los presentes realmente quedaron asombrados puesto que no es algo normal que un rey sea quien se levante de su trono al ser saludo por otro.

Este observa unos cuantos segundos a Harald con mucho aprecio y curiosidad.

Realmente han pasado muchos años Harald. Siempre fuiste una figura muy importante tanto para mi abuelo como mi padre. No hemos compartido demasiado en esas épocas porque era un simple príncipe, pero recuerdo muchas enseñanzas tuyas.

He de admitir que ahora que soy el rey de Illiandor, y ya con poco más de un año en este trono, he querido verlos a todos y cada uno para volver a reorganizarnos. Estoy más que seguro que has de estar al tanto de los movimientos peculiares que están dándose en la frontera con Pulkria, puesto que bueno, tus tierras son las más cercanas a Pulkria que tenemos en el reino.

Aun así, antes de hablar de política viejo amigo, quiero presentarme a mis hijos… ¡Eugian! ¡Ven y trae a tu hermano!

Aquí estoy padre, ¿qué ha pasado?

Este observa detenidamente a Harald. Es un hombre viejo y le falta un ojo, realmente Eugian no es el sujeto más brillante de los 6 reinos, pero no necesita precisamente ser un erudito para saber que quien se encuentra frente a él, es el mismisimo vikingo de leyenda inmortal.

Harald hijo de Bjorn, señor de Brunstrack y de Pramia. Es un honor conocer a semejante guerrero de enorme envergadura como usted. Padre me ha contado decenas de historias suyas junto a mi abuelo y mi bisabuelo.

¿Es verdad que usted ha logrado llegar al estado de Berserker?

Lameliok es más chico que su hermano Eugian. Tiene un espíritu inquieto e indomable, y es enormemente abatido por la curiosidad que lo rodea. Lejos de quedarse en la presentación con Harald, simplemente se le queda observando y atina a decir...

Harald, ¿usted cree que Woden existe realmente?

Tanto el rey como Eugian se le quedan viendo unos instantes, tanto por la verguenza producida por dicha pregunta, y luego también por una genuina curiosidad a la respuesta de esto.

Observaba a ambos un tanto abrumado, pero animado. Animado de ver que su nombre aún existe y que la 'maldición' de seguir vivo no era del todo mala. Un placer conocerlos a ambos, jovenes principes. Una pregunta a la vez contestaré. Lo que llaman los Illianos como estado Berserkr no es más que locura absoluta. Algunos la atribuyen a una maldición. En mi tierra, me comparaban al nivel de un Berserkr pero jamás llegué a ser uno, nunca quise serlo. Afortunadamente, es imposible serlo a mi edad. Al terminar esta pequeña correción, dirijí la mirada hacia el hermano más joven, miré su rostro por varios segundos mientras pensaba una respuesta concreta que darle al mismo. A decir verdad, Principe, no lo sé. Mis años en vida, y mis viajes, me han enseñado infinidades de Dioses. A pesar de que ahora soy un fiel creyente de nuestro Señor Jesucristo, mi único pesar y creer, es que la verdad solo se sabe al momento de tu muerte. Solo cuando la espada te atraviese, la vejez te consuma, o la enfemedad te asote es que encontrarás esa respuesta. Solté una carcajada amistosa mientras observaba a este, para luego dirigir una un poco más seria hacia el Rey, pero sin dejar de lado una sonrisa que aliviara cualquier tipo de tensión que se pudiera crear tanto por el argumento, como por la conversación que sabía que vendría a continuación. Pero antes de eso, añadí Es una lástima que no pudiera traer a mis hijos conmigo, para que vos y vuestros hijos los conocieran. Pero ambos están muy ocupados con las labores del condado. Entre el invierno y estos supuestos con los Pulkrianos, no hay mucho tiempo para el agasajo.

¡JA! Excelente respuesta, viejo perro, no has perdido realmente el filo de tus respuestas, y siempre han sido verdaderamente muy acertadas en cada momento.

Personalmente creo en nuestro señor, como así el cielo que nos ampara y al que iremos, así como el infierno donde hemos de evitar. Así fui educado, y así he educado a estos pequeños demonios.

Chicos, sigan en lo suyo, seguiré charlando con Harald más tarde. De momento Harald, dejaremos la política para más adelante, debo seguir recibiendo a los demás nobles de la corte, y este banquete ha de comenzar cuanto antes para así no perder la paciencia en empezar a comer y beber. Además, estoy seguro que estás de momento agotado por el extenso viaje, y es mejor ya charlar esto con comida en el estómago y la sed saciada.

Ríe de manera demasiado llamativa, y seguro te le quedas viendo unos instantes de manera extraña pero al mismo tiempo piensas que es muy jocoso.

El marical ingresa a la ciudad acompañado de varias huestes pertenecientes al ejercito real.

Cuando Katarn irrumpe en la sala, son varios los que se quedan perplejos observándoles. Quizás hasta con el mismo peso que tiene Harald, el mariscal y por lo tanto líder del ejercito de Illiandor, es un genuino estratega y guerrero único de una fama que se extiende hasta los pagos de los eslavos.

Su alteza – se arrodilla frente al rey -.

Su divina excelencia, he viajado desde las tierras lejanas de Roland para observar cómo marcha nuestro último tratado de paz con sus señores.

Me siento gratificado de decirle que todo marcha según lo esperado, y podremos esperar años pacíficos venideros con ellos. 

Aunque bueno, estoy al tanto de las noticias que tenemos en la frontera con Pulkria. Supongo igual que será de mayor conveniencia discutirlo más tarde.

Sonrie por unos breves instantes observando a todos, y luego vuelve a este.

Me siento complacido de que finalmente decidirá dar paso adelante con el tema del torneo. Estaré muy honrado por poder participar de este y brindar mi victoriosa espada a su servicio, como lo he hecho siempre para su padre y ahora para usted.

Casi me olvidaba, he traído esta bella daga desde Roland. Puede observar el acabado en la empuñadura, es realmente una joya invaluable que le perteneció al templo de Oylvion. Traigo hoy esta, como presente para usted.

Katarn, me complace mucho verte aquí. Temía que tus obligaciones pudiesen privarte de este festejo, y ciertamente quería que fueses parte.

Complacido observa la daga que le es entregada, y la empuña de forma lenta y cuidadosa.

Es una preciosa daga, créeme que valoro mucho este presente, y lo llevaré todo el tiempo conmigo para honrar nuestra amistad.

De momento, y como bien dices, prefiero dejar los asuntos de política para más tarde. Disfruta, únete a los demás y aliméntate. Mañana será el gran torneo y te has de encontrar con tus fuerzas recuperadas a pesar de sus labores, porque ya no habrá excusas cuando estés frente a frente a los demás y con espada en mano.

El rey observa a Katarn con una gran sonrisa. Es reconocido el mariscal como quizás el guerrero más fuerte y astuto en combate, han sido muy pocas las veces que ha sido derrotado, así que en realidad decirle algo como que no valen excusas, es únicamente para tomarle el pelo un rato

Al notar que el trato afable del Rey que no habia cambiado de por años, me levanto indicandole al mismo tiempo a los demás hombres que hicieran lo mismo... al estar todos de pie, indico a los dos que trasportaban el cofre, que se acercasen a la altura nuestra... mi Rey es poco para una persona como usted, pero como sabe soy un humilde herrero... estos hombres con otros tantos han modelado esto que tiene a sus pies... ordeno a los hombres que trasportaban el cofre que lo abrieran y sacasen lo del interior...
Montan en pocos minutos una estructura de madera en la cual van colocando piezas hasta montar toda la armadura... la señalo con la mano extendida, una armadura completa para usted... mi señor, con su permiso hay varias mas que hemos diseñado especialmente para el torneo, con su permiso quisiera que mis hombres aqui presentes se retiraran para poder descansar despues de tan largo viaje... yo por el contrario me quedaré aqui disfrutando del festín que ha preparado...

Ah, querido Umberto, esta armadura si que se puede ver. Es digna de un rey.

Harlock estaba sorprendido por el acabado de las piezas de hierro de esta armadura, y las placas que forjadas sobre el pecho. No dejaba de tocarla para poder apreciar la calidad de la misma.

Me has honrado de manera muy grande el día de hoy Umberto. Por favor, deja que tus hombres descansen entonces, y tú mientras disfruta del banquete.

Cuento con tu participación mañana en el torneo, mi estimado amigo.

Cuando le mensajero entregó la carta a Jemel Terrel, señor de la casa Terrel, éste estaba en los aposentos junto a su hermana. Su hermana, Zoe Terrel, se había torcido el pie mientras caminaba por una foresta cercana. Una rama mal colocada por el destino hizo su jugada y Zoe tropeció doblándose el tobillo. El maestre había recetado algunas hierbas y ungüentos para rebajar la inflamación.

La carta estaba escrita con mimo, pocas palabras pero cada una de ellas escrita a conciencia, con personalidad. Aun así el mensaje era claro aun estando cubierto por una gama infinita de amabilidad, respeto y honor. Debía ir, y si su presencia no se dejaba ver en la reunión sería mal visto. Tuvo una corta discusión con Zoe, y es corta por que esa mujer podía ser un verdadero demonio con tal de llevar la razón. A pesar de su aspecto joven y delicado, cuando se discutía con ella podías estar seguro de tu derrota. 

Jamel no tuvo más remedio que acudir.

El camino hasta el rey Harlock fue tranquilo, aburrido de hecho. Compartió algunas historias con Olympia, la mayoría ya contadas pero recordadas para el disfrute de ambos. 

Antes de entrar en la sala donde se encontraba el rey sugirió a Olympia que se quedase rezagada, no sería necesario incitar a la incomodidad tan pronto. Ella asintió y aunque respetaba sus palabras, nunca estaba de acuerdo en ese aspecto con Jamel. Entró y se acercó al rey bajo la atenta mirada de Olympia, su fiel guardaespaldas. Hincó la rodilla y agachó la cabeza saludando a su rey. 

-Su excelencia, rey Harlock, le agradezco su invitación. Es todo un honor para mi y mi casa. 

Lord Varion se encontraba frente a la fogata, lo que normalmente hacía durante esta época del año, el frío era algo que no le agradaba demasiado, pasar frío era algo (como muchas otras cosas) que lo ponía de mal humor, afortunadamente el invierno estaba en su momento mas duro, por lo que se preveía que estaba por terminar.

En esos momentos estaba junto a su esposa, relajándose, mientras leía algo de su extensa biblioteca, cuando alguien llamó a la puerta. Varion levantó la vista de su libro y miró a su esposa, que a su vez lo miraba extrañado, no era normal que en sus horas "libres" alguien lo molestara, a menos que sea algo que no pueda esperar.

-Adelante- Dijo el Lord. Acto seguido la puerta se abrió y entró un hombre escoltado por dos guardias del castillo, parecía un mensajero.

-Saludos, Lord Varion de la casa Stiler, traigo un mensaje del Rey Harlock- Dijo el hombre. Que luego de una seña de agradecimiento del Lord se retiró por donde había ingresado dejando a Varion la carta.

"Mierda ¿Qué significará esto?" Pensó el Lord mientras abría con rapidez el sobre, tenía el sello real. Varion lanzo un gruñido mientras leía el contenido de la carta en voz alta, para que su esposa pudiera escucharlo, y luego mandó un sirviente para que llamara a su tío Saryl. Mientras lo esperó mantuvo el silencio, su esposa no se animó a hablarle y por lo tanto hasta que Saryl abrió la puerta y dijo -¿Mandó usted a llamarme, Lord?- El silencio fue absoluto.

-Si, gracias Saryl, dime ¿hace cuánto que no se celebra un torneo en Illiandor?- dijo Varion mientras le extendía la carta con el sello real.

-Si la memoria no me falla hace más de 40 años, señor- Dijo mientras leía la carta -Creo que el rey debe querer acercarse a sus vasallos, y evitar posibles conflictos posteriores, no creo que sea mala idea llevarse bien con tus vasallos  y que convivan entre ellos, aunque sea en un banquete-

-Es la única explicación que le encuentro, muchas gracias, Saryl, reúne a mi primo y a mi guardia, y partiremos de inmediato hacia la capital, ah, por cierto, quedas a cargo del pueblo mientras no estoy- Dicho esto Saryl se retiró con un gesto y Varion, refunfuñando, comenzó con sus preparativos "Viajar con este frío, que locura..." 

El viaje fue tranquilo, Varion no habló mucho durante el viaje, estaba de malas por el frío, pero por suerte llegaron rápidamente. 

Esto no era para nada parecido a Castillo de Hoz, el Lord había estado pocas veces en la capital, y su normal ajetreo y movimiento de gente tampoco era muy de su agrado. Cuando entró en el salón acompañado por su esposa, se dirijió hacia el Rey Harlock y tras una reverencia, le dijo -Saludos desde Castillo de Hoz, su majestad, es un placer que me haya invitado a tan honorario banquete-  Aunque sus palabras suenen bruscas, Varion siempre es muy educado al presentarse ante sus pares o superiores.

Ah Jamel Terrel de la casa Terrel, me complace que hayas podido unírtenos. Cuento con su participación en el torneo también.

El rey observaba a este de forma curiosa y luego a sus seguidores.

¿Dónde está la chica esa? ¿Son reales los rumores que tienen en tus huestes a una vikinga? Jamel, sabes que no repruebo a la cultura paganica mientras que hayan jurado lealtad al reino.

El rey se sobaba su barba tupida, y le miraba atentamente.

Sin embargo, supongo que ya conoces a Lord Lacratos que ya se encuentra allí en la mesa. Ha sido su padre quien realizo las incursiones a las tierras nórdicas y destruyo tantas aldeas, una de ellas de donde justamente proviene tu mujer.

El tono del rey al hablar era sumamente arrogante, pero denotaba bastante conocimiento al respecto. Pudiste haberte sentido ofendido cuando el rey trató a tu guardaespaldas como tu mujer, dando a entender alguna relación amorosa entre vosotros.

De cualquier forma, yo intentaría evitar mencionar eso con él, es conocido ya su temperamento.

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(AL FINALIZAR LA CONVERSACIÓN CON JAMEL, Y CUALQUIER RESPUESTA QUE ESTE LE DIESE, SALUDA DESPUÉS A VARION QUE LLEGA UNOS TANTOS MINUTOS LUEGO)

Lord Varion Stiles, señor del castillo de Hoz. Temía no poder contar con tu presencia, ya que bueno, es bien sabido tu natural rechazo y desprecio al invierno – ríe a carcajadas.

Lady Mary Mawlow, también la saludo. Usted se ve bellísima.

Varion, honestamente creí que el frío te impediría hacer este viaje. Pero aquí estas, has cumplido con tu palabra y has mantenido tu código.

-Majestad, los rumores son ciertos, pero esa... mujer está bajo mi protección y la de mi casa. Ella ha jurado lealtad a mi, y yo a vos. Creo que eso debería suavizar sus inquietudes, majestad. Respecto a Lord Lacratos, aunque no era mi intención sacar el tema, yo solo encontré a la joven vagando por los bosques cercanos a mi familia. Con heridas, contusiones y claros signos de cansancio. Pequé de ser hospitalario quizás con una pagana... pero era una niña. Desde ese momento la mujer me pertenece a mi, majestad. Puedo asegurarles que no causará ningún problema a vos, ni a nadie... 

Tras su respuesta para tranquilizar al rey Harlock se inclinó de nuevo para mostrar su despedida temporal hasta nuevo encuentro, y mencionó: -Por supuesto majestad, participaré en el torneo.

Tras eso se retiró de nuevo a Olympia y le susurró disimuladamente que no hiciese nada que puediese levantar sospechas o enfurecer al rey. De nuevo esperó a los acontecimientos que estaban por venir. Evaluando la sala, examinándola, estudiándola.