Partida Rol por web

Resurgir o morir

La ultima batalla: acorralados

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17/10/2013, 18:41
(GI) Pia Worth

Los astartes se reunieron alrededor de Eivander y Pía pudo contemplarles de cerca con curiosidad no disimulada. Hombres. hombres gigantescos cubiertos de armadura, soldados perfectamente marciales...pero que también llegaban a sangrar. Aquello la tranquilizaba de una manera inquietante.

Pero Emil hizo un llamamiento y como obediencia al sargento de su regimiento Pía tuvo que apartarse y acercarse a sus tropas. Astartes y humanos. Tan iguales...y tan distintos. Nadie se atrevería a juntarlos ni compararlos.

- Completa y sirviendo, Señor. Respondió Pía a su sargento con rostro inalterable. 

Notas de juego

Master: Desmarcad a los marines

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20/10/2013, 11:47
(DW) Laocastus Ardite Signatum

Mientras Jaden trabajaba en limpiar las comunicaciones, Laocastus siguió con sus tareas.- Hermano Ariarkus, ayúdeme a asegurar el perímetro.- dijo, mientras se ubicaba en posiciones de defensa en el flanco norte de los Puños Imperiales.

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20/10/2013, 11:52
(DW-UM) - Ariarkus

Ariarkus asiente al Salamandra y se posiciona en el flanco sur dispuesto a dar aviso y abrir fuego sobre cualquier amenaza que se presentase.

Aun había muchas cosas que hacer pero sin poder establecer comunicaciones, no iban a durar mucho mas. Tenían que saber como evolucionaba todo el enfrentamiento.

Notas de juego

los destinatarios por dios! que no paro de editar! 

PD: Perdón Malar, es que no vi que los GI se mantenían al margen.

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21/10/2013, 16:21
(GI) Norragh "Arrasador Tronchahuesos"

Norragh, siguiendo al Sargento Emil, se agachó de tal forma que su cabeza aún y todo estaba por encima de las cabezas de los humanos que lo rodeaban. Al preguntar el Sargento, Norragh contestó, frunciendo el ceño con voz retumbante y profunda...."Emil Sargento-Señor....Yo hambre....yo ganas dormir...o matar más pequeños caos-hombres" señaló su hombro, por donde su brazo, con su amarillenta y parduzca piel ligeramente colgando sobresalía abierta en algunos lugares, mostrando unas feas heridas, donde le habían impactado algunos proyectiles de los cultistas, mirando a Emil con su único y negro ojo..."Norragh herido, pero no duele, yo poder luchar o comer, si tú dejar, Jefe-Señor". 

Giró un poco el rostro hacia Pía y le preguntó con voz algo menos profunda...e incluso Pía pudo detectar algo de timidez en ella...."¿Tú....tú bien? Yo proteger pequeño-tú...." se podía ver algo parecido a la confusión y el afecto en su mirada....en la de su único ojo....

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21/10/2013, 22:44
(GI) Pia Worth

- Si, estoy bien. Se pronunció Pía en un hilo de voz amable, intentado no sonar cortante. No hace falta que te preocupes. Norragh no dejaba de ser un niño pequeño en un cuerpo gigantesco: bonachón y amable...pero peligroso en sus rabietas. En realidad no le tenía miedo, pero incluso la fría doctora sentía algo de temor a herir sus sentimientos, en el fondo tan inocentes en medio de tanta guerra. Los médicos siempre estamos al final. Los soldados del frente siempre nos protegeís.- decidió al final, con una sonrisa tenue, un gesto muy poco habitual en el rostro de la doctora.

Sus ojos habían visto la herida mientras hablaba con el sargento, y ahora su mano se extendía hacia la herida del ogrete, su pequeñez y palidez resaltando en el cuerpo del mutante.

- Pero yo puedo curarte la herida si quieres. le dijo, tirando de su brazo para indicar que se agachase hasta la pequeña altura de la médico, mientras sacaba del medikit material básico de desinfección y costura.

- Tiradas (1)

Motivo: Medicae

Tirada: 1d100

Dificultad: 89-

Resultado: 38 (Exito)

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22/10/2013, 14:21
(GI)- Ava Butcher

-Sanos y salvos, Señor!- La batalla había concluido. No habíamos sufrido bajas considerables... una gran victoria...

 

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22/10/2013, 15:37
(GI) Norragh "Arrasador Tronchahuesos"

Norragh se dejó caer y se sentó en un escombro, al lado de la pequeña doctora. Su sonrisa bobalicona mientras la doctora se ocupaba de sus heridas lo decía todo. La pequeña humana lo tenía fascinado. Hablaba tan bien, lo trataba con amabilidad...olía tan bien......

El ogrete no dejaba de asentir mientras ella le daba instrucciones de cómo mover el brazo, ora arriba, ora abajo, para poner mejor las vendas...."Tí pequeño-tú Señora, yo hacer lo que tú decir....". Los movimientos del Ogro eran lentos y cuidadosos...casi tiernos. Su cara, pura felicidad. Una sonrisa de oreja a oreja le recorría la faz, mientras unas babillas le caían por la comisura entreabierta de los labios...justo donde uno de sus colmillos sobresalía. 

Cualquiera que estuviera viendo la escena, diría que era como un hermano mayor con miedo de hacer daño a una flor.....

Notas de juego

PD: Por cierto....¿me cura Pia algún punto de vida? 

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29/10/2013, 21:57
(GI)Cissna Cayce

Aquello habia sido una carniceria, y me alegraba mucho de no haber sido pastode las balas, en concreto las dirigidas contra mi o las perdidas que matan igual de bien, pero nunca puedes evitar o esperar, solo muerden la carne hasta dejarte bien frito. Aquella locura llamada Gloriosa guardia imperial, y en concreto aquella batalla me habia dejado cierto estigma no ve uno todos los dias criaturas mecanicas que supuren maldad y la verdad que ya comenzaba a cansarme. De momento seguia vivo y entero, con la municion practicamente entera y parecia que habiamos salvado a unos marines que no se habian valido por si mismo quien lo diria.

Palmee a algunos companeros cerca de mi, y asenti con la cabeza buen trabajo.

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04/11/2013, 10:25
Director

Música

Jaden, con absoluta y total maestría consiguió enlazar con las comunicaciones, pronto todos pudieron escuchar las alertas que se iban mandando por la radio… pero Deuteros, que escuchaba el canal de mando se quedó sorprendido y tan pronto como lo escuchó autorizó al resto de hermanos a que pudieran escuchar ese canal.

El operario de radio miró a su sargento Emil con una cara de absoluto miedo, una cara que pudieron ver ya que se quitó la máscara con gesto dramático – señor… tiene que escuchar esto – conectó el altavoz del vox de largo alcance y todos escucharon con congoja.

No era necesario transcribir las comunicaciones, voces nerviosas de guardias imperiales de la Imperator Custos y de las otras compañías que habían acudido en auxilio. Las fuerzas Imperiales habían encajado golpes descoordinados de orkos, tiranidos y caos, habían aguantado los primeros asaltos a pesar de haber tenido que ceder posiciones. Ahora, habían recibido un derecho en pleno rostro y se había desajustado todo en la defensa.

Los tiranidos, a pesar de haber sido frenados por la compañía de ángeles sangrientos habían surgido del subsuelo en el interior del anillo defensivo central. Los orkos habían rebasado las posiciones imperiales por su ingente número. Los guerreros del caos con sus huestes de herejes se colaron gracias a las ardides de la impía magia oscura al servicio de los dioses y… ¿los necrones?
Los muertos de metal, que solo habían enviado fuerzas aéreas a la zona se habían centrado en destrozar el muro de contención que hicieron los puños en la barcaza destruida.

El sargento de los puños os miró con los ojos abiertos de par en par - ¡RÁPIDO! ¡HAY QUE IR HACÍA LA ESFERA! – bramó con potencia, tal que los guardias imperiales al mando de Emil pudieron escuchar el grito y asintieron poniéndose en movimiento. Todas las escuadras iniciaron una marcha de combate a buen ritmo aunque a duras penas podrían seguir el ritmo de los marines espaciales.

La carrera de los mil metros, la carrera agónica y de pesadilla en la que mientras avanzaban terreno la batalla se seguía desarrollando…

Cazas enemigos estrellándose formando bolas de fuego, otros componentes de fuerzas leales avanzando a la carrera hacía la esfera, fuerzas que eran acosadas por los ejércitos enemigos, disparos de bolter volaban sobre las cabezas, y los que lograban “morder” carne hacían estallar a los alcanzados. Blindados levantando cortinas de polvo y ceniza, el olor a cordita y fecyleno, a promethium… rugidos por cañones y susurros de armas menores, gritos de agonía y desesperación, bramidos retadores y guturales, explosiones, sangre, cuerpos desmembrados y restos orgánicos esparcidos por el suelo… la guerra.

Los pieles verdes se les veía en la distancia como una marea verde de musculo y gritos feroces que asolaban todo el lugar con su ensordecedor rugido… tiranidos saltando y avanzando en grupos enormes dirigidos por  tiranos de gran tamaño… y aquel tirano de enjambre que Loacastus pudo ver otra vez con el cuerpo de Benahia en su enorme torso, ya no quedaba duda, todos lo habían visto gracias a las ayudas ópticas de los cascos de la servo armadura; pero aquello no era lo único, en el otro flanco pudieron ver con odio y resentimiento como Estelios surgía por un portal, el marine traidor vomitaba humo y fuego por toda su armadura dando la impresión de estar en muy mal estado, pero daba igual, otros marines del caos lo recogieron y le ayudaron a avanzar.

Si pudieran tener una vista desde la órbita se podría ver como una marabunta de gente, marines, xenos, seres humanoides y seres de gran tamaño avanzaban todos corriendo hacía un centro común… una carrera de muerte en la que se intercambiaban esporádicos disparos entre columnas sin cesar su avance… una carrera hacía la codiciada esfera de energía propia de una era antigua, antes de la gran era de la oscuridad, antes de la gran pesadilla que disgregó a toda la humanidad.

Cada vez estaban más cerca de su ansiado objetivo, pero a la vez que los Imperiales, sus enemigos más mortales también lo estaban, era una carrera demasiado igualada y aquello no daba lugar a ser optimistas.
La esfera ya se podía vislumbrar, y al hacerlo se redobló el esfuerzo de cada grupo para llegar lo antes posible mientras se seguían intercambiando algún que otro disparo.

En cierto momento, el suelo se resquebrajó por otro lado y el grupo pudo ver con total claridad como emergía del sub suelo un enjambre de tiranidos reforzando su posición, pero lo peor sin duda era el enorme carnifex que abrió la brecha, de un tamaño muy superior a lo que podría ser considerado un carnifex estándar. Sobre su quitinoso caparazón en aquel xeno que avanzaba completamente chepado había figuras negras con cruces rojas… los ángeles sangrientos salieron a tropel luchando por sus vidas dentro de aquel maremágnum de extremidades musculadas y quitinosas, brillantes, de color negro como el carbón con las glándulas que asomaban de un tono anaranjado. El capitán que encabezaba aquel grupo trataba de inflamar a sus hombres mientras la compañía de la muerte luchaba tratando de frenar el poderoso avance del carnifex.
Los marines espaciales consagrados a la santa y gloriosa visión de la muerte del amado Sanguinius a manos del architraidor Horus luchaban de una manera frenética, impulsados por un odio visceral desde lo más hondo de su alma; muchos presentaban heridas dantescas, heridas lo suficientemente mortales como para acabar con la vida de un marine, pero espoleados por una furia interna les hacía ignorar esos daños y seguir luchando hasta que les alcanzara su ominoso final.

Su capellán surgió desde la parte trasera del enorme tiranido y accionando sus retros dejando tras de sí una estela de llamas, aterrizó sobre el enorme cuello, vacío la célula de energía de su pistola de plasma horadando el poderoso y grueso caparazón que cubría su pequeña cabeza… nada más lograrlo, golpeó repetidas veces por el orificio hecho con el cruzius arcanum hasta que el monstruo profirió un rugido gutural y lastimero cayendo muerto, pero impulsado por sus cerebros secundarios y más básicos siguió avanzando unos cuantos metros más antes de desplomarse, momento en que el varios de los ángeles sangrientos murieron en ese instante de paz que relajó sus cuerpos… pero daba igual, la carrera seguía sin pausa alguna.

Música

La carrera estaba llegando a su fin, todos los ejércitos estaban a la misma distancia, todos eran igual de letales, pero una última sorpresa estaba a punto de acontecer… Una nave sobrevoló el campo de batalla, de aspecto antiguo y habiendo surgido desde la nada gracias a una tecnología de camuflaje óptico que la había mantenido oculta. De corte Imperial pero de la era de las cruzadas para aquellos conocedores de esa época, aceleró su vuelo rasante por encima de la columna Imperial.
De su enorme vientre se abrieron cinco agujeros exhalando humos de refrigerante y vapores a altas temperaturas. Unos pequeños cuerpos metálicos y negros asomaron con timidez hasta que una detonación los expulsó con violencia.

Cápsulas de desembarco uni personales, un modelo tan antiguo como el imperio mismo que se dejaron de usar o que como mucho eran destinadas a pequeños asaltos de grupos de élite que necesitaran pasar desapercibidos tras un asalto a gran escala. Nada más salir se abrieron gracias a explosiones secundarias que hicieron que los cuatro pétalos que lo conformaban salieran despedidas con violencia liberando lo que transportaban, cinco marines espaciales.

Cayeron sobre el suelo con fuerza levantando restos por todas partes debido a la fuerza de la caída. Pero… ¿qué marines eran? Resultó fácil identificar al ángel sangriento, que alzó un cáliz con gesto triunfal y comenzó a correr. El otro era un ultramarine con una armadura artesanal, una armadura como las que apenas se veían entre las filas de los hijos de ultramar y que tanto Deuteros como Ariarkus se quedaron boquiabiertos al identificar esa armadura tan ornamentada… sin duda aquello no tenía sentido para ellos, solo eran escritos y algunas pictografías donde se mencionaba a la vieja guardia personal de Ruboute Guilliman. Otro de los marines llevaba una armadura de exterminador, de color blanco y empezó a disparar su cañón de asalto a los enemigos avanzando a ritmo ligero mientras que el ultramarine corría con presteza desenfundando los gladios de energía gemelos. El exterminador era un miembro del ala de cuervo.
El cuarto de ellos llevaba el símbolo de las salamandras, su armadura también era artesanal y portaba un martillo a dos manos del que un fuego eterno manaba de la roma y dura cabeza del arma.

Y el último de ellos sí que resultaba un extraño para todos, una armadura extraña, de color rojo carmesí y con los detalles dorados, mientras los otros corrían o andaba como el exterminador, él levitaba sobre el suelo, como si fuera algo natural para él… pareció citar unas extrañas palabras en un idioma ya olvidado mientras miraba un grimorio que llevaba atado con una cadena que colgaba del cinto, al terminar aquella especie de salmo una esfera dorada rodeó al grupo de cinco extraños marines espaciales, pero por si fuera poco, comenzó a lanzar rayos a los enemigos del imperio conforme iba aumentando la velocidad de su vuelo.

Lo que vino después, ya resultó ser un sinsentido descomunal.

Todos los ejércitos llegaron a la vez a la esfera con sus líderes a la cabeza… por el bando piel verde dos orkos, uno de un tamaño descomunal y otro más pequeño pero listo; por parte de los tiranidos era aquella aberración que llevaba consigo el cadáver muerto del ilustre capitán. Los traidores, en cambio, eran dirigidos por un marine del caos, de los traidores hijos del emperador, alguien que resultaba una incógnita para los leales. Y luego estaban los necrones, encabezados por aquel c’tan de aspecto terrorífico. Por parte del Imperio estaban aquellos cinco extraños marines espaciales que nadie conocía ni había visto antes.

Todos llegaron a la vez y todos tocaron a la vez la esfera…
Un destello blanco, una detonación descomunal y el vacío más absoluto, las servoarmaduras se desactivaron por la explosión mientras que los cuerpos sufrieron un colapso nervioso y entraron en un coma, incluso los marines.

Era difícil decir cuánto tiempo pasó, horas, días…. Daba igual, el resultado era el mismo y todos, segundos más o menos se fueron levantando con dificultad; mirando a un lado y a otro constatando que estaban bien y de una pieza hasta que los ojos buscaron la gran esfera que tanta sangre había costado defender.

No estaba, en su lugar había una de mucho menor tamaño y rodeada por aquellos misteriosos marines espaciales, de los enemigos del imperio no había rastro alguno, solo una enorme confusión y una explanada de acero vacía e infinita debida a una extraña niebla que se había alzado.

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06/11/2013, 15:44
(GI) Norragh "Arrasador Tronchahuesos"

Norragh se levantó tocándose la cabeza y sacudiéndola de izquierda a derecha, con aspecto mareado, mientras bizqueaba varias veces con su único ojo, dando un par de tumbos mientras andaba y trataba de recuperar la verticalidad.... "¿Dón....Dónde estar? ¿Tú saber, pequeño-yo? Norragh mareado.....Norragh no saber qué pasar......yo ver gran bum-bum y ahora todo no estar.....y suelo ser raro......¿antes no ser tierra?...Urggh.....cabeza doler...

El ogrete se acercó y ayudó uno a uno a sus compañeros a ponerse en pié, mientras mantenía una actitud vigilante a su alrededor, por si era una trampa......se acercó finalmente a Emil y le tendió la enorme manaza para que se levantara...."Arriba jefe.....todo bien....no enemigos....todos irse....¿poder comer ya?

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06/11/2013, 20:02
(DW) Laocastus Ardite Signatum

Las runas de la interfaz visual terminaron de parpadear, el diagnóstico de sistemas de la servoarmadura completo. Los sistemas parecían operativos. Un chequeo del estatus de su arma indicó que ésta también estaba en condiciones de combate. Arma en ristre, esgrimiendo el cañón de fusión con la naturalidad que daba la práctica, Laocastus abrió el canal vocal de su altavoz para dirigirse a los supuestos Marines Espaciales que habían surgido del pasado para defender la reducida esfera.- Aquí el Devastador de la Deathwatch Signatum. Identifíquense. - Dijo en un tono de voz neutro, ajustando el arma de manera que apuntase secuencialmente de un desconocido misterioso a otro, esperando el primer signo de agresión.

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06/11/2013, 20:51
(GI) Pia Worth

Pía pensó que estaba muerta.

Un estallido blanco, la luz al final del túnel. Tenía que ser eso.

Alguien debía haberla disparado en el fragor de la carrera, o quizás la esfera había explotado llevándoselo todo por delante. Al fin estaba liberada, muerta, en un páramo infinito de acero y niebla, fuera del ataúd de tierra y barro en el que había nacido. Solo estaban ellos, los imperiales, aquellos dignos de aparecer ante el Trono. Los xenos estarían pudriéndose en lo que quiera que esperase a aquellos que solo merecen el castigo eterno, los adoradores del caos alimentando los terribles delirios de los asquerosos dioses a los que servían.

Solo faltaba que apareciese el Emperador para sonreirles y darles una palmadita en la espalda por una miseria de vida entregada a una causa mayor, por una existencia demacrada llena de carreras desesperadas, sangre, balazos y muerte sin sentido.

Luego se dio cuenta de que la esfera seguía allí. No parecía la misma: más pequeña, pero de unas características muy similares, guardada por cinco individuos extraños y peculiares.

Fue entonces cuando recordó la carrera y como las figuras de aquellos astartes habían aparecido de golpe, ganando en su puro poder y salvajismo una carrera contrarreloj por algo...por algo que ni siquiera sabía aún que era. Suponía que la élite de recién llegados tendría las respuestas, porque difícilmente se entrega uno con tanto vigor a una tarea desconocida...salvo con una fe infinita de la que Pía carecía. Era una esfera, si. Vital para la misión, si. Como soldado la había importado poco: otra misión más. Sin embargo y ahora que estaba muerta (probablemente) sentía una curiosidad malsana por saber que había propiciado su final.

Siempre pensó que sería la septicemia, pero esto parecía mucho más interesante. 

- Y ya terminó el deber. Declaró, casi con el alivio de un estudiante al final una lectura especialmente aburrida. ¿Que era? preguntó, alzando la voz a los desconocidos. Sonaba muy calmada, con la flemática tranquilidad del que sabe que ya no hay nada que hacer para evitar algo...y la liberación que es saber que tampoco queda nada que perder. Al fin y al cabo, en cualquier otra situación hubiese sido una temeridad dirigirse a un astarte de alto rango como a un igual ¿Por qué extraña curiosidad entregamos nuestras vidas futilmente, umh? inquirió con curiosidad, enarcando una ceja.

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10/11/2013, 12:45
(DW-UM) - Ariarkus

Ariarkus había quedado sin habla desde el momento en que vio aparecer a un Ultramarine de la vieja guardia, si ya estaba pasmado de horror, sorpresa y otras muchas emociones por lo que iba sucediendo alrededor de la esfera, la aparición de aquellos 5 y encima uno de ellos, de su capitulo y con aquella armadura… se giro hacia su hermano Deuteros y no pudo hacer nada mas que encogerse de hombros hasta que llego el destello.

El silencio se propago después, el caos producido por la llegada de aquellos 5 Ángeles vengadores, de diferentes capítulos, había dejado una paz absoluta en aquellos momentos.

Ariarkus se encontraba enfrentado a diferentes emociones, respeto, pavor, primaban sobre las demás al aproximarse hacia aquellos 5 y sin poder remediarlo, arrodillarse ante el Ultramarine allí presente.

- Maestro...  - susurraba su voz...

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11/11/2013, 17:49
Maestro de la forja Lorfig

Imponente con su armadura artesanal y su gran tamaño, el que era un salamandra alzó su mano derecha dejando que la cabeza del gran martillo reposara sobre el suelo - Baja el arma Hermano Salamandra - dijo con un tono de voz autoritario que no dejaba lugar a dudas de carisma y sus dotes de mando - Somos leales al Imperio... - dijo nuevamente avanzando unos metros hacía vosotros... los marines de la Deathwatch, los ultramarines y los guardias imperiales - Soy el Mestro de la forja Lorfig - se presentó ceremonialmente haciendo el saludo característico de los moradores de Nocturne 

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11/11/2013, 17:52
Borael, 1º Guardia de Honor

El ultramarine envainó los dos Gladius y miró a Ariarkus, el cual había hincado la rodilla sobre el acero de la barcaza que una vez lo transportó hacía aquella campaña de pesadilla - No soy el Emperador ni nuestro amado padre, levántate hermano - le dijo con voz solemne, carga de comprensión y empatía - Soy Borael, primer guardia de Honor de Ultramar - dijo con una voz henchida por el orgullo... era irremediable pensar que aquellos marines que habían hablado destilaban sabiduría y una antigüedad envidiable- 

Los otros tres marines se mantuvieron en sus posiciones, protegiendo aquel fragmento de la esfera... no se movieron ni un ápice ni dijeron nada, solo observaban.

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12/11/2013, 09:34
(UM) - Deuteros Voared

Deuteros se acercó a aquellos marines que le inspiraban tanto respeto, porque ya no solo era el Ultramarine el que le impresionaba, los que lo acompañaban también destilaban un aura que parecía inspirar a cualquier que estuviese alrededor, como si siguiendo a aquellos marines, pudiesen ganar cualquier batalla.

Una vez volvió de su ensimismamiento habló con Borael: - Soy Deuteros, táctico de la patrulla que se encargaba de custodiar la esfera, ¿pueden explicarme que es lo que ha sucedido con la misma? ¿y qué ha pasado con todas las fuerzas Xenos y traidoras que estaban aquí? - el mismo Deuteros pensaba que algunas de esas preguntas resultarían absurdas para otros, pero odiaba no saber el como de las cosas, si su misión dependía del poder de la propia esfera, al menos trataría de comprender en mayor o menor medida como funciona y que fue lo que sucedió durante aquellos instantes que estuvieron fuera de combate.

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12/11/2013, 17:12
(DW) - Castor Machen

Castor no dejaba de mirar a los recién llegados con suspicacia, pasando de uno a otro, buscando algún movimiento, algún gesto... No es que no se alegrase de su llegada pero su desembarco había logrado exterminar a sus mayores enemigos de la zona. Lo habían hecho parecer tan fácil que, en cierta manera, habia malogrado el trabajo realizado por la guardia imperial y los pocos marines espaciales supervivientes. Se alegraba de la muerte de los enemigos del Emperador pero prefería haber ajustado cuentas personalmente con ellos. Todavía no sabía el destino del renegado hereje pero él si pagaría por sus pecados y traiciones.

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13/11/2013, 21:15
(GI)Cissna Cayce

Aquello era una locura, de una batalla pasamos a correr por las vidas de nuestros companeros que perecian sin poder aguantar al enemigo comun, de una u otra manera estabamos superados en caso de una alianza ocasional.

Mientras corria no podia dejar de pensar en los entrenamientos fisicos en la Gloriosa, a los cuales al terminar a mi me tocaba los entrenamientos psiquicos infinitamente mas duros y dolorosos, y es que cuando uno pasa de recordar que tiene cuerpo aunque lo necesite, descubre que hay dolores en la mente humana que son inperceptibles hasta que los padeces.

De un momento al otro, el mas absoluto silencio llego y todo aquel mar de locura y odio desaparecio quedando solo la duda y la pregunta: que ha pasado?

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13/11/2013, 22:10
Beset, el último de Prospero

Esta vez fue el marine que levitó, ahora avanzó con pasos seguros y cortos hasta adelantarse a su variopinto grupo. Cruzo los brazos formando el antiguo gesto del águila e hizo una ligera reverencia con el casco, que más bien pareció un asentimiento. 

Se paró un instante para observar a su al rededor y de manera instintiva hicisteis lo mismo, las fuerzas imperiales iban recobrando poco a poco la consciencia, levantándose por grupos y todos parecían hacerse preguntas a la vez que los más despiertos señalaban la pequeña esfera e iniciaron una caminata hacía la zona. 

Beset, el último de Prospero - lo dijo tal cual, semejante afirmación os dejo anodadados por completo. Era irremediable conocer algo de la gran traición de Horus, era imposible no conocer el nombre de Prospero, de los Mil Hijos y de su padre, el tuerto y mejor hechicero disforme, Magnus el rojo. Su armadura roja y llena de adornos dorados, la representación de un escarabajo en la placa frontal del pecho, los símbolos rúnicos y antiguos por toda su armadura, el báculo que portaba y la curiosa pistola bolter con una decoración exquisita y extraña - Las fuerzas enemigas siguen vivas, no alcanzo a conocer muy bien lo que ha pasado aquí, pero estoy casi seguro - el pesado y gran libro que llevaba colgado de una fina cadena de oro se alzó hasta su mano y se abrió por una pagina - de que los deseos de cada bando, de cada ser, de cada xeno, por codiciar la esfera han sido tan fuertes que esta se ha dividido... lo cual... - carraspeó con solemnidad - nos lleva a una ineludible realidad... la esfera, su energía, proviene del gran océano... presupongo que la archeotecnología fue una manera de condensar y estabilizar dicha fuerza primigenia... pero debe tener su propia consciencia... tengo una pregunta ¿Alguna vez cambio de color la esfera?

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14/11/2013, 19:25
(GI)Cissna Cayce

Si la pregunta iba conmigo no hice el menor gesto para intentar contestarla, aquel era un ser de tremendo poder un poder tan tremendo que empece a tener celos, yo queria ser como ese ser un ser que habia estado miles de generaciones vivo pudiendo refinar su arte, hasta tal punto que levitaba sin ningun tipo de esfuerzo, un ser al que valia la pena seguir.

Anodadado y curioso no puede bajar la mirada de aquel ser, su pregunta me bailaba en la cabeza pero no tenia tino para poder responderla, aunque tampoco me atrevia. Era un momento extrano, todo aquello parecia un sueno o una broma macabra.