Partida Rol por web

La respuestas del Magos fue tan contundente que hasta llegó a doler - de aquí no se va nadie - fue lo que respondió a los soldados de la inquisición, pero antes de que pudiera volver a hablar, de la puerta por la que acababan de acceder se escuchó un tremendo golpe seguido de un chirrido metálico y adherezado por el tableteo de las armas centinelas que comenzaron a escupir muerte sobre los atacantes - Ya están atacando las puertas, saben que estamos aquí... - le dedicó una larga mirada a la comatosa Isabella - no se mucho de psíquicos... como ya he dicho... pero diría que su grito se ha oído en otras dimensiones... - chasqueó algo en binario y los cientos de servidores lobotomizados se pusieron en marcha hacía las puertas, dispuestos a defender la sala de maquinas - si quieren vivir, no estorben, ¿me han oído? - luego los miró y si hubiera tenido rostro humano, se podría haber visto una chispa de locura en su mirada - voy a sobrecargar el generador y desviar la energía a los almacenes de municiones... estrellaré la nave contra el planeta - sentenció

Genial. Parecía que todo iba a mejor con cada segundo que pasaba. Desde luego, la última frase había sido el remate a todo lo que habían pasado en esa nave. 

-Primero nos sugiere que nos movamos, y ahora dice que de aquí no se va nadie. Y no sólo eso, sino que va a estrellar la nave contra el planeta. ¿Es consciente del daño que hace al Imperio con eso? La Inquisición quiere a Schmidt vivo. ¡Maldita sea, podría haber otros traidores, células durmientes, y él podría conocer su identidad! ¡Nos ahorraríamos algunas situaciones como esta! 

Allí había algo mal. Ese brillo de locura... Y, ¿desde cuando un miembro del Mechanicum estaba dispuesto a inmolarse de ese modo, junto a tanta tecnología? Un pensamiento pasó fugazmente por su cabeza, y no le gustó nada.

-... Dime que sigues siendo el magus. Maldita sea, dime que no tienes a Dorn dentro...

No ose insultarme de esa manera, maldito petulante - le espetó de una manera muy humana, tanto que no parecía real, pero en seguida recobró la compostura y la fría lógica - Les dije que se movieran antes de que todos los accesos estén bloqueados, no llevo más de un milenio de existencia para acabar muerto por unos asquerosos herejes... - quizás, si hubiera podido escupir, lo habría hecho al mentar aquella palabra - aquí estamos seguros... las paredes de la sala de maquinas están doblemente reforzadas, sobreviviríamos... así que dígame Sargento, la nave no se puede liberar, la nave esta contaminada... ¿qué prefiere? ¿morir aquí? o arriesgarse a morir llevándose a todos los traidores de esta nave cadavérica... ni el espíritu maquina sobrevive ya... - dijo con cierta tristeza aunque su tono de voz era más frío que humano.

-La nave no se puede liberar y está contaminada. Pero aún hay individuos útiles para el Emperador en ella, como usted, o tengo entendido que el Mariscal Zakkai, a juzgar por lo que nos contó la señora Kraj. No me verá oponerme a deshacernos de toda esta escoria traidora, pero de este modo podrían escapar. El maldito Dorn podría usar alguna hechicería para sacar a los más valiosos, y el impacto de ello sería mucho menor. 

El sargento hablaba con convicción, sin dejarse amedrentar por aquel sacerdote... Aunque probablemente este pudiera matarlo. Pero la misión estaba por encima de aquellas cosas, como Edgar había demostrado antes.

-¿Nos propone que nos quedemos aquí sentados mientras la nave se estrella? Quiero pensar que se puede hacer algo más. Que los fieles al Emperador, por pocos que seamos, podemos marcar la diferencia en este condenado navío. 

-Si nos estrellamos morimos, si nos quedamos morimos, si no cumplimos la misión morimos -dijo Locken, el cual en esta misión había sufrido más que ningún otro de los presentes, al menos mentalmente- Voto por ver si intentan entrar, y cuando lo hagan, salir nosotros y llevarnos todo lo que podamos por delante -miró a Jonah y no pudo evitar lanzar un escupitajo al suelo- No creo que podamos cumplir la misión, Sargento, así que voto por matarlos a todos.

Aunque habia relajado su cuerpo para escuchar las opciones tanto del adeptus como de los troopers, estaba claro que Eva no podía quedarse quieta sin hacer nada.

Aunque desesperadas, las opciones que se proponian le resultaban las mas acertadas. Asi pues, Eva desenfundo sus fieles bolters y anunció:

- Sin ofender, yo no pienso darle el gusto  a nuestros enemigos de que piensen que los fieles al Emperador son unos cobardes que se ocultan  aguardando su final.-

Acercandose lentamente a la puerta que le mantenia a salvo,continuó:

- Quien quiera acompañarme a  ajusticiar a los enemigos de  nuestro santo Emperador, puede seguirme. Aquel que dude, que reze por nosotros.  Magus Johano; ¿ puede darnos algo de tiempo ?. - la joven sororita suspiró mientras su mirada aburrida se clavaba en la puerta:-... si no volvemos,  haga lo que tenga que hacer.-

Y sus deseos se hicieron realidad.

Las fuerzas traidoras superaron con extrema facilidad las defensas que había puesto el Magus, de nada sirvieron ya que ni un solo disparo llegaron a efectuar; ¿por qué? nunca lo sabrían, pero si intuían que pasaría...

Al otro lado de la puerta, fuera de la vista de las tropas al servicio de la inquisición, un grupo de marines del caos se acercaba a buen paso. Sus armaduras de colores violaceos brillaban bajo la caprichosa luz de los fuegos que eran resultado de las armas centinelas destruidas. Cuatro marines, dos con sus bolters en ristre y dos portando una enorme caja cuya tapadera no paraba de palpitar como si fuera un corazón latiendo a un ritmo que se aceleraba conforme se daba cuenta de lo que iba a pasar a continuación, excitado y deseoso de cumplir el motivo por el que existía.

Los marines armados se quedaron atrás, cubriendo el avance de sus impíos hermanos que dejaron la enorme caja al pie de la puerta blindada. La caja emitió un sonido gomoso cuando la dejaron caer sobre el suelo metálico y un siseo empezó a ser audible. Los marines que la portaban se empezaron a replegar junto a sus hermanos y cruzaron la mirada con quien lideraba aquella unidad de castigo, un hombre calvo, de piel macilenta y mirada corrupta como la propia disformidad, un hombre que no iba solo, un hombre a cuya espalda esperaban cientos de tripulantes que habían decidido dar el paso y cambiar de bando al aceptar el caos y sus deidades como culto.

La caja siseaba con más fuerza, un palpitar como de cien corazones que pudieron escuchar Jonah y los demás, un palpitar que empezó a ser audible después de la intervención de Demetrius, un palpitar que cuando llegó a su máximo paró sin previo aviso para desatar toda su carga mortal.

Se han presenciado detonaciones de todo tipo, munición perforante, de humo, de fósforo blanco, nucleares, de baterías de macrocañones láser, de fragmentación, de combustibles extremadamente volátiles... pero nada como aquello. Se hizo el vacío más completo y total en la zona, las palabras quedaron perdidas por un ambiente sin aire... sin oxigeno que respirar, después sobrevino una detonación psíquica de proporciones gigantescas. Un fuego multicolor asoló la puerta y asomó por los pocos huecos que logró abrir por las junturas de la pesada puerta blindada, parecía que el fuego tuviera vida propia pues dio la sensación de que tomaba formas de manos y con la violencia digna de un titan arrancó de cuajo la puerta y la lanzó sobre el ejercito de servidores... después, todo, estalló en llamas.

Los servidores, incapaces de sentir miedo o pánico, se prepararon para el combate, pues no tardaron en aparecer docenas de tripulantes, que iba disparando sus armas, pistolas navales, rifles láser de media potencia... los dos ejércitos chocaron en mitad de la sala de maquinas... pero eso no era de interés de Jonah y Aurelia, no, lo que les llamó poderosamente la atención fue como de la oscuridad surgieron demasiados tentáculos que empezaron a despejar el camino...

 Con una sonrisa cargada de suficiencia entró el traidor Dorn, el psíquico con todo su poder desatado. Iba flanqueado por cuatro marines de los Hijos del Emperador los cuales os apuntaban con sus bolters... se reían, se jactaban y disfrutaban con ese momento con una actitud que resultaba insultante para el orgullo.

- ¿Me buscaban? - dijo Dorn sin perder su aspecto ni sus aires de superioridad mientras invocaba más tentáculos. Sus ojos negros como la noche se posaron sobre el cuerpo de Isabella que estaba ahí tirado - por fin te encontré - Isabella, probablemente no fuera importante, aquello tenía más pinta de ser un deseo personal de Dorn ¿y si el Inquisidor había dicho de salvarla con el fin de usarla de cebo para atraer a Dorn? la pregunta surgió por si sola en la mente de Demetrius y de Jonah, pero en ese momento daba exactamente lo mismo, ante ellos se alzaba un psíquico de gran potencial, quizás, demasiado e iba escoltado por cuatro marines espaciales del caos... el combate ya era desigual desde el inicio ¿tendrían posibilidades de ganar?

Las fuerzas traidoras les superaban en número a los servidores, pero aquella batalla estaba en segundo plano. Los servidores se prestaban al combate cuerpo a cuerpo mientras las filas traidoras disparaban practicamente desesperados al saber que un servidor de carga, con sus abultados biceps y espaldas anchas eran capaces de levantar enormes contenedores de toneladas de peso... un golpe de un servidor de ese tipo costaría la vida a más de uno... y así fue. Un grupo de servidores de carga pesada, avanzando con sus cortas patas hicieron un movimiento de flanqueo y entraron propinando puñetazos. Sus golpes partieron cabezas, atravesaron torsos e hicieron volar a los traidores... es posible que fueran menos los servidores, pero estos, carentes de emociones no se frenaban al recibir un disparo... la batalla por el "Imperator" acababa de comenzar.

No había miedo. No podía haberlo. No había lugar para ello dentro de Jonah, nunca lo hubo y nunca lo habrá. Sólo había furia y determinación. Ahora mismo, lo único que importaba era cobrarse la cabeza de aquel traidor, sólo de ese modo podrían seguir adelante. Sólo eso importaba, pues eran órdenes de la Inquisición, y, por tanto, órdenes del propio Emperador. Con un tono de voz en el que asomaba la furia, mientras el rifle hotshot aparecía en sus manos casi por arte de magia, el stormtrooper dijo.

-¡Jacob Dorn, por la orden inquisitorial de San Jorge y San Anselmo has sido declarado traidor! ¡Entrégate a la justicia del Emperador!

Tras pronunciar el nombre del Emperador, el stormtrooper terminó de apuntar y disparó una ráfaga semiautomática contra el psíquico. Por desgracia, ya sea por que la furia le hizo pecar de ambicioso en el disparo, o por algún capricho del destino o la Disformidad, falló los disparos. 

Locken estaba preocupado cuando todo eso ocurrió, temía romperse de nuevo y desaparecer en un agujero oscuro, pero algo le decía que eso no iba a ocurrir, que ahora estaban en el mundo material y no en un mundo psíquico o lo que fuera, ahí tenían poder pero no tanto como para hacer eso.

Así pues, en cuanto empezó la batalla, alzó el rifle de fusión que llevaba consigo perpetuamente y estuvo tentado de disparar a uno de esos malditos astartes traidores, pues su arma era una de las pocas capaces de hacerles daño, pero tenía una cuenta pendiente con Dorn. Mientras Jonah lo acusaba y juraba acabar con él, Locken apuntó su arma de fusión sin preocuparle que hubiera servidores delante de él. Tenía un disparo y podía vaporizarlo.

-Emperador, guía mi disparo -suplicó cuando apretó el gatillo y el disparo parecía ir bien encaminado.

Entre tanta confusión, la sororita  mantenia su aburrida mirada en su enemigo.Con sus fieles bolters en sus manos,cogió aire y se encomendo en silencio al Emperador.

Mientras zizagueaba para intentar esquivar los mortiferos disparos de aquellos que  suponian una blasfemia para su orden, Eva disparó a los guardaespaldas mas cercanos del psiquico que estaban buscando. Ambos disparos surcaron el espeso aire cargado de humo, gritos y particulas de sangre; en busca de sus objetivos.

Lo cierto era que el propio brujo al servicio del caos no se esperaba aquella reacción... puede que Dorn fuera un hechicero de gran poder, pero lo cierto es que le gustaba el drama, le gustaban los giros dramáticos como en un buen libro o en una obra... era lo único que le gustaba del Imperio, su arte, su retorica... por ello, le hubiera gustado formular su discurso, pero no, aquellos perros Imperiales habían demostrado su total falta de respeto por un enemigo de su talla.

Gruñó de dolor cuando recibió aquella violenta descarga de promethium a alta presión y temperatura, el dolor fue muy real, pero Dorn no llegó a sangrar, su cuerpo se recompuso gracias a la acción de miles de millones de tentáculos de tamaño microoscopico. Demetrius había logrado un disparo claro y certero, pero no lo suficientemente potente como para tumbarlo de un único disparo... maldita sea la disformidad.

Eva, por su lado abrió fuego contra uno de los marines del caos, el marine se rió cuando fue herido pero había sobrevivido a los impactos de las pistolas gemelas de Eva, pero la risa se le acabó cuando el rifle de plasma de tecnología anterior a la era de la oscuridad envolvió con una bola de energía reconcentrada al marine traidor... fue, literalmente, vaporizado.

Los marines del caos restantes abrieron fuego contra la madre superiora, Aurelia pero erraron todos sus disparos. Aurelia devolvió el fuego pero con la misma puntería que los enemigos...

La batalla se seguía desarrollando y parecía estar en tablas aunque la muerte de uno de los marines del caos acababa de hacer flaquear las fuerzas de los traidores aunque mantenían la linea en gran medida.

El stormtrooper siguió disparando en semiautomático, a pesar del gasto de munición que ello suponía. Sinceramente, no le importaba. Aquel podía ser perfectamente el último combate de su vida, y quemaría toda la munición que llevaba encima con tal de acabar con aquel maldito canalla. 

-¡Muerte a los traidores! ¡Por el Emperador!-gritó lo más alto que pudo, mientras más rayos láser salían de su arma en dirección al traidor Dorn. Sólo que, en esta ocasión, sí consiguió acertar con uno de ellos. Había visto el poco efecto que el disparo del rifle de fusión había causado, pero le daba igual. Si era necesario, derribarían a aquel espantajo por saturación de fuego. Pero el psíquico no iba a irse de allí sin antes haber sufrido. 

Demetrius Locken vio como el maldito psíquico seguía vivo cuando debería de haber sido vaporizado por completo, pero se regeneraba. Entonces optó por aprovechar más aún su potencia y, al ver como un rifle de plasma explotaba y vaporizaba un astartes traidor, disparar a uno de ellos. Si el plasma les había hecho eso, un disparo de su rifle de fusión le reventaría. 

O eso esperaba.

Balanceó el rifle para apuntar a uno de esos que portaba el cofre de mal agüera y disparó al que tenía más cerca, con la esperanza de que esa arcaica servoarmadura no le sirviera de nada ante un disparo de Fusión.

Mientras los troopers descargaban sus proyectiles sobre el psíquico, la sororita continuaba intentando mermar la fuerza enemiga. Apuntando su fieles pistolas bolters sobre un nuevo aberración del Caos, descargó sin piedad sus mortíferos proyectiles...

El bolter de su mano diestra ,escupió metralla sin problema,mas el de su mano izquierda tuvo problemas para impactar a su objetivo...