Partida Rol por web

Numaios se acercó a castor justo cuando este estaba terminado su ráfaga contra los hormigantes. El fuego combinado con las tarántulas había terminado con la horda y, por fin, pudo dedicar tiempo a tratar las heridas de su hermano de batalla.

Las estadísticas que le mostraba su casco indicaban que Numaios sufría daños críticos en el brazo y algunas heridas más por el cuerpo por lo que se centró en lo más urgente, luego habría tiempo para tratar el resto de rasguños.

Mientras recitaba las oraciones pertinentes para hacer funcionar el nacthecium de la mejor manera vio como su compañero desenfundaba la pistola de plasmas y trataba de impactar a algún tiránido. Esta es la pasta de la que estamos hechos, por eso no hay enemigo en el universo que pueda con nosotros.

Ariarkus sabia que su arma se estaba quedando rápidamente sin munición, tenía un par de descargas más antes de cambiar a su último bastidor de armamento. Por lo que tenían que ser certeras si o si. Camino para afianzarse una nueva posición y teniendo el campo libre fijo como blanco a una de esas Bestias Tiranidas que aun se mantenían en pie. Sonriendo para si clamando venganza por la perdida de todos sus hermanos, disparo una ráfaga al enemigo y vio como su mira había granjeado una buena zona de impacto. La cabeza del ser.

Tanto Jaden como Ariarkus derrotaron con facilidad a dos guerreros tiranidos más quedando solo uno en pie, que lejos de huí amenazó, mal herido, con un rugido gutural a los guardias Imperiales que había encarado, listo para cargar contra ellos si que podía hacerlo.

Goldrino estaba en su pequeño mundo azul, lleno de adas y duendes, este chico nunca aprendera -Goldrino en torno a mi avancemos a la par- digo con voz seca, queria avanzar pero el sargento chusquero andaba aun dandose palmadas en la espalda por el buen acer de otros, en este caso de los aviones de la guardia imperial.

-¡Ordenes señor! digo con impaciencia mirando a Emil, queria avanzar hasta el punto de reunión pero no queria ir solo con bichos por la zona. Aunque era evidente que los marines espaciales habian hecho un trabajo excelente, y nos habian ahorrado un montón de malos ratos contra aquellas bestias, seria un buen momento de agradecerlo si no fuera porque aquello era una zona en guerra, y al trabajo le quedaban coletazos que quitar.

A lo lejos los dos guerreros que aún se enfrentaban a los marines tocaron el suelo, su cuerpo destrozado manchando la tierra. Pero la médico tenía la mirada ahora en otra parte, en un peligro que amenzaba con devorarlos a todos si no se daban prisa en hacer su trabajo.

Y su trabajo era destruir el guerrero tiránido.

Pia mantuvo el fuego, concentrándolo aquel alienígena que se negaba aún a morir. Viendo la resistencia de aquel maldito bicharraco puso el arma a máxima potencia, consciente del gasto que suponía...pero también de que podría ser su única opción. Mordiéndose el labio, pegó un grito a Franz, del que prácticamente se había olvidado con el subidón de adrenalina del discurso del sargento.

- ¡A por el maldito xeno, Franz!

¿Órdenes? ¡Seguid disparando!

El sargento sacó su arma sierra y avanzó, esquivando a sus hombres y apartándose de su línea de tiro, hacia el guerrero tiránido.

¡Tronchahuesos, Wolfgang, conmigo! -ordenó- ¡Vamos a ese punto de reunión!

Deuteros aguardó a sus compañeros para seguir en formación y mientras disparó al guerrero tiránido que quedaba en pie con su bolter acoplado a su brazo izquierdo.