Partida Rol por web

Aurelia estaba entrenada para soportar los rigores de la maldad y el caos pero aquello sobrepasa la tolerancia humana. Poco a poco aquel horrible fragmento de maldad desapareció e Isabella se incorporó volviendo a tener su control. Aurelia observó a Eva y su estado. Era de esperar que se encontrara mejor al desaparecer la influencia del psíquico. 

-Es cierto. Hemos entrado en tu mente para liberarte del psíquico Dorn. Isabella eres la única que puede ayudarnos a acabar con los traidores, debes despertar. Pero primero debemos salir de tu mente.-   

Locken cada vez entendía menos, ahora el psíquico había desaparecido gracias a un tiro certero de Edgar. No es que no creyera en las habilidades de ese mundo, es que no se fiaba de nada de lo que pasara. Había hecho una ligera apuesta fiándose de lo que veían sus ojos y había matado a dos "Isabellas".

Ya fuera porque no se fiara un pelo o porque no quería reconocer que había matado dos partes de la vida de la persona a la que iban a salvar, el stormtrooper mantuvo alzado el rifle de fusión y se acercó un poco a la Isabella que parecía adulta. No dijo ninguna palabra, pero no iba a fiarse de nada de ese mundo. Ya no, nunca. Que pensara lo que quiera, si hacía un movimiento violento, sería evaporada como las otras dos partes suyas.

Confusa os miraba alternativamente - ¿Despertar? ¿qué pasó? - se llevó la mano a la cabeza y un rictus de dolor apareció en su bello rostro - ¿Qué ha pasado? - repitió esa pregunta afectada por el dolor que le atenazaba el cráneo - no recuerdo muchas cosas... - dijo tras unos segundos en silencio - es... es como si me hubieran borrado la memoria... - comentó con voz lastimosa 

Al momento que el extraño personaje desaparecía de escena y se presentaba  la mujer que los trooper habían venido a buscar, Eva iba sintiendose mejor. El extraño sabor de su boca habia desaparecido  al igual que sus extraños sudores. Tan solo un debil eco  de migraña parecia resistirse a desaparecer de su cabeza. Al oir las palabras de aquella mujer, Eva respondió con su ya tipico aburrido tono de voz:

- Mi Señora, han asaltado su mente y, seguramente  gran parte de sus recuerdos y conocimiento hayan sido  destrozados o enturbiados  por las habilidades del ese maldito psiquico.-

Giró sobre sus talones y,mirando a su suepriora habló: - Hermana, desconozco los pormenores de los poderes psiquicos,pero quizas debamos ayudar a "arreglar" la mente de Isabella... El cometido de estos soldados aún no ha terminado...-

-Si, supongo que si.-La respuesta a las palabras de Eva. Aurelia era demasiado estricta y tal vez Isabella necesitara un tiempo para reagrupar sus pensamientos y recuerdos antes de actuar. Pero eso también la recordó una cosa.-¿Qué tal estás?-le preguntó a Eva.-No quería golpearte pues sabía que estabas siendo inducida a pelear por el brujo.- 

Jonah seguía alerta después de acercarse a la astrópata. Se fiaba muy poco de que todo hubiera acabado, o que no hubiera más refuerzos esperando por aquella zona, o alguna otra treta del brujo. Cualquier cosa era posible, y él desde luego pensaba anticiparse a todo ello, y cumplir la misión que se les había asignado. No tenían tiempo para el estado de la mujer, pero sabía que no iban a lograr nada sin aclararle antes qué era lo que ocurría.

-Lo que ha pasado es una traición al Imperio y al Dios Emperador. Una herejía. Aunque ahora estemos en su sueño, estamos en una de las naves de la flota, capturada por el Enemigo. Jacob Dorn es un traidor y un brujo, y fue el que le hizo caer en coma y la acosaba dentro de su mente, buscando destruirla. Schmidt es otro traidor. Las sororitas han estado protegiendo su cuerpo. Mis hombres y yo, junto a otros que no han conseguido llegar, fuimos enviados por el Gran Inquisidor Demeticus. Nuestra misión es localizarla, despertarla del coma expulsando a ese maldito hereje, y con su ayuda, matar a Dorn y capturar a Schmidt vivo, para que sea juzgado y ejecutado.

Edgar se mantuvo atento a todo lo que ocurría a su alrededor, pendiente en todo momento de que  no volviera ese maldito de Dorn o que ocurriera cualquier otra cosa que podía suceder en ese lugar. No se fiaba de nada, pues ya casi se le había derrumbado una habitación encima. 

Solo sabía que quería salir de allí cuanto antes.

Si... recuerdo la traición... yo misma la vi llegar y la sufrí... - dijo con voz apagada apoyándose contra una pared, el Sol ahora estaba en su cenit y empezaba a hacer calor... poco a poco, heridas y fatigas fueron desapareciendo - pero... ese cabrón de Dorn... esta vivo, aquí solo dejó un parásito psíquico, una impronta de su voluntad... - os miró con cierta calma - gracias por haberme salvado... me habría destruido la mente de no ser por vosotros... el maldito bastardo a logrado borrar mis recuerdos de la infancia y niñez... - la pobre mujer no supo que realmente habían sido sus salvadores los que habían acabado con sus recuerdos - se como volver al mundo real - era increíble ver como su mente se recuperaba a un ritmo pasmoso - ¿tenéis algo más que hacer o decir? 

la ororita cruzó sus brazos sobre su pecho mientras lanzaba una mirada aburrida al resto del grupo. Con un hastiado bufido se quitó de la cara un rebelde mechon de su oscuro cabello y con desgana, masculló:

- Supongo que estos  soldados sabrán que ordenes debeis cumplir, Mi señora- miró  con afabilidad a su compañera y continuó:- La hermana superiora y yo  hemos venido en su ayuda,pero tenemos otras ordenes que cumplir, cuanto antes volvamos a nuestro puesto....-

El gesto de la sororita se volvió serio durante unos segundos, mientras con su mirada  preguntaba en silencio a Aurelia si debían  escoltar a la psiquica o no.

Locken se removió incómodo cuando la astrópata dijo lo de que había perdido sus recuerdos, y eso por culpa de su belicosidad, pero en ese mundo eran todo engaños y el no era un psíquico, ¿cómo lo iba a saber?

-Cuanto antes salgamos de aquí mejor -fue lo único que añadió el soldado inquisitorial.

Dirigió la mirada  hacia el grupo con aire impersonal, como si todo aquél asunto realmente no fuera con él pues el parloteo le resultaba innecesario. Cuando terminaran con el cometido las mujeres podrían hablar largo y tendido de lo que quisieran, de las consecuencias de la traición, lo ganado, lo perdido y de las motas de polvo que tenía el Trono Dorado si así les placía... pero fuera de aquél plano, donde la realidad no cambiara cada poco y se sintiera no seguro, pero sí dueño de sí mismo, no se le olvidaría tan fácilmente como su compañero había sido desprovisto de todo su armamento, de toda protección.

-Movámonos. Si Dorn no ha muerto, aún tenemos trabajo por hacer-dijo simplemente el stormtrooper, deseando salir de aquel sitio. Cuanto antes, mejor, y algo le decía que ahora el maldito brujo estaría sobre aviso. Sin duda, fuera las cosas se iban a poner peor antes de mejorar...

Aurelia miró a Eva.-La inquisidora Kathrine ha muerto pero su sagrado deber no. Aunque no pudo contarme todo lo que había averiguado, las fluctuaciones detectadas en los campos Gellar seguramente eran una intromisión provocada con el fin de traer el Caos a la flota y a los siervos del emperador como ha ocurrido. Sabemos quienes son los traidores y quienes sus líderes. No se que demonios sucede en el planeta pero si tengo claro lo que ocurre en su órbita y debemos acabar con esta herejía sea como fuere y unidos lo conseguiremos.-  

Música

La mujer rescatada asintió con fuerza, se la veía cabreada, había tenido que sufrir lo indecible, forzada a ocultar toda su psique en la fortaleza mental que construyó el momento antes de que Dorn le lanzara su letal ataque psíquico. Había perdido recuerdos que la hacían la mujer que era y eso le puso furiosa y le dio la resolución y determinación que necesitaba para ayudar al Imperio a saldar la deuda que había contraído con esos traidores.

La transición al mundo real fue como el de entrar en la mente de Isabella... algo nauseabundo, horrible y peligrosamente cercano a la disformidad. El frío que ahora atenazó el cuerpo de todos fue algo brutal, desalentador... las ganas de vivir se le quitaron a más de uno y esa sensación de ser vomitados no ayudó demasiado a que los estómagos aguantaran.

Pero ahí estaban, en el mundo real, en aquel almacén roñoso... pero algo iba mal, algo iba realmente mal y todos lo vieron. En el mundo real el tiempo solo había corrido unos agónicos cinco segundos mientras en el onírico habían pasado días angustiosos y fatigosos. Las armas estaban ahí, las armaduras puestas, todo estaba como se dejó... de cada uno de los miembros de aquella especial unidad de rescate tenían una hemorragia nasal bastante profusa, pero aquello no era lo que iba mal, lo que iba endiabladamente mal era que las dos novicias, Irelia y Sennya estaban de pie... la primera estaba abrazando por la espalda a la segunda, que le daba la espalda a Irelia... pero había algo malo, una mala sensación recorrió los fatigados cuerpos de los recién despertados y se confirmó cuando Irelia echó hacía atrás el brazo derecho y una cuchilla de unos cuarenta centímetros abandonó el cráneo abierto de Sennya.

Sennya cayó muerta en el acto con un golpe seco y metálico por la armadura mientras su cabeza se iba vaciando de sesos y sangre coagulada que solo fluía por el efecto de la gravedad artificial de la nave... otra hermana muerta, otra hermana perdida para Aurelia y Eva y encima, a manos de una de los suyos, aunque es arma, jamás se la habían visto a Irelia.

Irelia se giró con el rostro desfigurado por una expresión de extremo placer... os vio despiertos, con las narices sangrando y sin pensarlo dos veces empezó a correr huyendo, lejos de vosotros y saliendo del sucio almacén.

El stormtrooper se despertó sobresaltado, y notó la humedad en su cara, proveniente de su nariz. Cuando aquello llegó a su boca, supo perfectamente que se trataba de sangre. Sin embargo, parecía capaz de moverse y pensar, así que decidió no preocuparse. Sin embargo, parecía que las cosas se habían puesto muy complicadas en el mundo real. Notó como el pulso se le aceleraba mientras observaba a una de las hermanas caer al suelo muerta, y a la otra totalmente perdida. 

Con un movimiento fluido, se puso en pie a la vez que echaba mano de su rifle hotshot, poniéndolo en posición de disparo.

-¡¡Aberración!!-gritó, presa de la furia, para después empezar a avanzar tras la traidora, aún no muy rápido debido al hecho de tener que levantarse-¡Atrapadla o nos descubrirá! ¡Matadla!

Con el sabor metálico de la sangre en sus labios, Eva levantó la vista para ver la dantesca secuencia que se representaba ante los recien llegados. Chasqueando sus labios en una mueca de fastidio, se llevó inconscientemente sus manos a las caderas, en busca de sus pistolas blasters. Con cierto alivio al encontrarlas, las desenfundó con pasmosa velocidad y apuntó a la que antaño fue su compañera. Sin dudar un segundo, presionó sin miedo los sendos gatillos de sus fieles bolters.

- ¡IRELIAAA!-

Quizás inconscientemente,  intentó dejarla con vida para interrogarla. Aunque por la mente de la sororita se cruzaban ideas relacionadas con el sacrilego poder psiquico de su enemigo....

Frio y espasmos. Vómito y sangre, calor, desesperación y de pronto...nada. Había vuelto a la realidad. Con un par de parpadeos se hizo a la luz ambiente intentando asimilar lo que sus ojos veían. Una de sus hermanas, Irelia, había asesinado a sangre fría a Sennya.
Imposible, impensable, horrendo, caótico, abismal, herejía.... las palabras se le amontonaban en la cabeza sin saber muy bien que pensar de ello y por una vez, solo por una vez en la vida Aurelia no sabía como actuar. Solo una cosa se le escapó de los labios, casi como una plegaria.

-Por el Trono dorado....-

Demetrius se sorprendió con todo lo que había ocurrido y se alegró de estar en el "mundo material", pero no le gustó ni la sensación de ser vomitado ni que, al abrir los ojos y con la mirada borrosa, lo primero que viera fuera a una sororita matando a otra. ¿Es que las traiciones no paraban ni dentro de la misma Inquisición? Él sabía cual era su trabajo, así pues, con un ligero tambaleo, se puso en pie mientras alzaba el rifle de fusión que se había dejado colgando. 

Disparó, pero puede que fuera demasiado precipitado y falló por poco. Entonces le corroyó una duda, ¿cuantos disparos le quedarían? ¿habría disparado "de verdad" cuando lo hizo en la mente de Isabella? Miró el indicador de la energía para comprobarlo antes de salir corriendo tras la traidora.

Edgar parpadeó y notó el sabor metálico de la sangre que le salía por la nariz y le caía en los labios. Estaba algo aturdido, pero alegre de haber salido de esa locura de mundo que era la cabeza de un psíquico. Los gritos y todo el caos que sucedió de golpe a su alrededor le espabilaron de golpe y pudo ver como una sororita salía corriendo.

Sus compañeros dispararon, pero Sally era mejor a distancias cortas y pasillos cerrados, como por el que se acababa de introducir la hermana de batalla. Así pues, Edgar se puso en pie, cogió a Sally con firmeza y se dispuso a perseguir a la sororita y purificarla como el Emperador desea.