Partida Rol por web

El grupo ya había tomado una decisión, ir a la zona peligrosa, las celdas, donde sin duda habría guardias los cuales tendrán comunicación directa con mandos superiores y eso era algo sabido por todos... pero así era el deber, no quedaba otra que encaminarse hacía las puertas del infierno si era necesario.

Locken se puso en movimiento, intentaba ir el segundo en la fila y que Edgar fuera el primero, pues Sally es mucho más efectiva si no tiene aliados delante que estorbaran para escupir su cariño hacia los impuros herejes.

Como siempre, Locken se movía con un sigilo digno de admiración. Poniéndo con cuidado un pie delante del otro, pero sin retrasar la marcha. Esa era una de sus especialidades... esa y reventar tanques y blindados. 

De vez en cuando echaba una mirada hacia atrás, hacia la Sororita que casi le decapita. No le gustaba tener a desconocidos a la espalda en una nave llena de herejes, y más cuando se estaban internando en la boca del lobo para buscar a alguien que ellos no tendrían que estar buscando, pero en este caso las mujeres mandan.

Así que, resignado, seguía caminando con cuidado y rezando para que no se diera ningúna voz de alarma.

la sororita aguardo que todos avanzasen y, tal como le había ordenado su superiora,  se coloco en la retaguardia del grupo para, de alguna manera,  protegerlo.  Sus pasos   eran tan suaves y silenciosos  que no parecía portar una pesada servo armadura. Eva  dibujo una mueca de satisfacción  mientras desenfundaba sus fieles bolters y su mirada aburrida  hacia un repaso a lo que dejaban atrás.

Aquel cruce de caminos lo le mostraba nada mas que lo evidente. Encogió sus hombros sin dar importancia y continuó avanzando hacía los desconocido...

Mientras avanzaba, Edgar no pudo evitar chocar a Sally contra una esquina de la nave al moverse un poco para alejarse, también choco contra una mesa que había cerca, joder, lo suyo no era el sigilo y lo demostraba con creces con tanto ruido, se detuvo y miró a sus compañeros esperando la segura bronca por su falta de sigilo.

Por mucho que se afanara era casi imposible caminar en silencio con una servoarmadura completa de 65 kilos. El zumbido de los actuadores, servos y demás chismes que la movían parecía que, en aquella oscuridad y silencio, fueran un reclamo para los enemigos. Aurelia nunca se había preocupado del ruido de la armadura. Era algo a lo que estaba acostumbrada y en batalla no hacía falta el sigilo.

Jonah se deslizó de manera sigilosa con el grupo... Aunque mucho se temía que, por desgracia, algunos de los presentes no estaban siendo todo lo silenciosos que deberían. Con un poco de suerte, una parte considerable de los ruidos pasarían por ruido normal de la nave, o se ahogarían con el jaleo del combate exterior. Con algo más de suerte, ésa sería la fracción de ruidos que los adversarios podrían oír.

Pero la Inquisición no creía en la suerte, y el tampoco, así que apretó fuertemente la empuñadura del rifle, esperando tener que disparar de un momento a otro...

Aquello no iba a ser un paseo por el campo, no, ni tampoco una excursión... las tropas de la inquisición estaban a bordo de una de las naves más grandes que el Imperio tenía a su servicio y viajar por los tortuosos pasillos, llenos de corredores, escaleras, encrucijadas, puntos muertos lo hacían todavía más difícil.

Ninguno tenía los planos de la nave, no estaban disponibles para nadie que no fuera del mechanicum, y por añadidura parecían que hubieran bloqueado algunos corredores... hacía ya unos diez minutos que cesó el temblor que asolaba a la nave cuando sus macrobaterias abrían fuego eso sin duda era una señal de que la nave ya estaba tranquila, por ende con casi toda seguridad habría servidores activos, soldados patrullando y cuadrillas de mecánicos azotados por algún preboste.

Llevaban ya veinte minutos andando, tratando de no hacer demasiado ruido, pero tanto Eva como Edgar erraron en su intención... empezaban a tener problemas, estaban perdidos y por culpa de Eva, quien aseguró saber encontrar un camino seguro y os ha tenido andando entre cubiertas sin ningún sentido.

Aurelia no podía creer que se hubieran perdido. La explicación de la hermana Irelia de donde se encontraba el mariskal fue clara, pero algunos pasillos habían sido cerrados, posiblemente por haber sido destruidos y expuestos al vacío. 

Aquello no acababa de sorprenderle. Tenían que haber seguido las malditas órdenes del Inquisidor, y Jonah lo sabía demasiado bien. Ahora acabarían perdidos dentro de aquella nave, rodeados de enemigos del Imperio. Todo factor sorpresa por el ataque se había perdido. Los guardianes de aquel lugar volverían a sus puestos, y todos los objetivos estarían muy bien protegidos.

"Bravo, sí señor... De momento, ésto está siendo "de manual". En concreto, del manual de errores garrafales..."

Aunque el suboficial intentaba vislumbrar algo útil, no conocía aquella maldita nave. Maldita sea, casi no conocía la nave de la que venían, y habría sido capaz de perderse en ella. 

Odiaba las naves. A Locken todos los pasillos le parecían iguales y eso de tener que subir una planta para poder descender dos y luego subir otras dos para poder descender tres le mareaba. No sabía por donde iban ni hacia donde, y para colmo parecía que iban de procesión con el ruido que estaban montando los demás.

Un vistazo a las estructuras le hizo fijarse de nuevo en el arma que portaba, un flash de lo que había pasado con el resto de su unidad le apareció en la mente y decidió cambiar de arma de nuevo. Si un rifle láser estaba prohibido por poder causar despresurizaciones y daños en el casco, no quería saber que pasaría si disparaba su rifle de fusión.

Esta sería la misión de ejemplo de "cuando todas y cada una de las cosas que pueden salir mal salen peor"

Creía haber estado en el infierno; pero esta era una nueva versión del mismo.

Humedeciendo sus labios cuarteados Eva se maldijo  en silencio cuando  se percató de que su orientación había sido pésima. Notaba el malhumor contenido en el aire y la intranquilidad en las miradas acusadoras que llegaban de los integrantes de dicha escuadra. Dejando resbalar sobre sus rostro aquel sudor frío que le mantenía alerta, Eva  lanzó miradas a las cuatro esquinas intentando encontrar una vía de escape sin suerte alguna.

Dejando  que su poco animo se  derrumbase en un suspiro, Eva giro sobre sus talones para  informar a su superiora:

- Hermana  Aurelia, he errado en mi interpretación de las  pautas que nos habían indicado.- Su voz contenía todavía ese tono de aburrimiento tan característico de la sororita. - Deberíamos  retirarnos a un punto anterior para  cotejar las indicaciones y asegurarnos de  que la ruta sea la acertada.-

La situación se complicaba cada vez mas. En el tiempo invertido en perdernos la batalla había terminado y por lo tanto no gozaban de tan buena cobertura como antes y pasar desapercibidos era, como mínimo, muy difícil.-Ya no podemos ejecutar ese ataque relámpago que hubiera deseado para liberar al mariscal.-Aurelia estaba concentrada eliminando opciones posibles y evaluando las mas aceptables y prácticas.-No tenemos opción, abandonamos al mariscal Zakkai a su suerte y seguiremos el plan original de la guardia imperial designado por el inquisidor. Volveremos junto a nuestras hermanas y despertaremos a la psíquica. Mientras eso sucede quiero guardias de dos hombres en los pasillos de entrada. No quiero que nos cojan con el culo al aire. ¿Está de acuerdo sargento?.-  

-Creo que todos los stormtroopers seremos necesarios en la operación para "despertar" a la astrópata, así que no puedo garantizar que sean mis hombres los que monten guardia-dijo Jonah, sin añadir nada más.

"Ésto dice mucho de la perseverancia de las sororitas aquí presentes... Hemos tirado a la basura la oportunidad de deslizarnos en sigilo por la nave, perdiéndonos en el proceso, para ahora abandonar lo que estábamos buscando... Dios Emperador bendito. Si Demetrius y Edgar me hubieran apoyado como debían, ya podríamos estar con Isabella, sacándola de su trance... Y claro, ahora nadie nos asegura que podamos volver, o que vayamos a morir de hambre en las entrañas de la nave." pensó el stormtrooper, aunque no dejó que nada se reflejara en su rostro. 

Locken seguía el rumbo y escuchó las nuevas órdenes. Chasqueó la lengua dentro del casco mientras escuchaba. No le gustaba nada dejar misiones a medias; pero ahora todas las tropas volverían a recorrer los pasillos. 

Alzaba el rifle Hot Shot mientras miraba cubriendo el pasillo, no quería que le pillaran despistado mientras seguían hablando- Como digáis; pero que sea ya, no me gusta quedarme quieto en medio de una nave rival.

Aurelia le hizo una seña a Eva para que abriera la marcha, llevándonos hasta donde estaban Irelia y Sennya. De esa forma demostraría a la guardia imperial que era buena en su trabajo. Y que cualquiera puede equivocarse. 

Mientras ninguno era capaz de encontrara nada de utilidad entre aquellos tortuosos corredores, Edgar, el más callado y ausente de todo el grupo pateó por pura desesperación un grupo de cajas vacías que al separarlas descubrió un pequeño plano de aquellas secciones de la nave. Estaba bastante maltrecho, seguramente tendría varios siglos de vida y se notaba, aún así se podía ver el camino hacía las celdas de retención y el camino de vuelta donde Aurelia y Eva dejaron atrás a sus dos novicias y a su protegida.