Partida Rol por web

-Pues entonces tendremos que masacrar a esa media nave si quieren evitar la sagrada misión de la Inquisición -dijo Demetrius al escuchar las palabras de la astrópata- lo que es seguro es que quietos no vamos a conseguir nada, ¿nos ponemos en marcha?

Demetrius se había adelantado, y el stormtrooper no tenía nada que añadir a esas palabras. Las órdenes de avance estaban dadas, sólo faltaba esperar a que la mujer les guiase por los corredores de aquella nave traidora. 

Music

Con la actitud del sargento Jonah Gunter el grupo se puso en marcha. Isabella no habría la marcha, lo hacía un frío e insensible Demeticus con el rifle de fusión listo para escupir muerte al primero que se le cruzara, no sería un disparo difícil, ni había civiles que proteger, la nave se había considerado perdida desde el primer momento que el motín triunfó, para las tropas inquisitoriales allí solo había traidores para ellos, y un traidor solo merece un destino, la muerte.

La nave era gargantuesca, de proporciones ciclopeas y aunque Isabella se la conociera, debían sortear patrullas enemigas cada dos por tres. Los pasillos y corredores estaban infectados por una especie de secreción fungica de origen disforme. Eran enormes micelios que iban recubriendo las paredes metálicas dando un aspecto vivo a la nave y conforme avanzaban y se internaban, aquel aspecto iba "in crescendo". Los magos y los eruditos del Imperio habían estipulado que el tiempo máximo a una exposición a un ambiente tan contaminado por el caos sería de escasos días, los soldados, quisieran o no, estaban respirando esporas provenientes de la disformidad y aquello no era bueno... cuanto antes cumplieran su misión, antes saldrían de ahí y menos exposición recibirían, quizás, así, no serían quemados vivos por los fuegos purificadores de la inquisición sagrada.

Conforme iba avanzando el grupo de leales el avance se fue haciendo más lento, se estaba llegando ya al corazón de la nave, a una intersección crucial donde se daba acceso al corredor que llevaría a los leales a los barracones de aislamiento cercanos a la sala de maquinas, en la sección de popa. Era imposible cruzar sin ser vistos, Isabella detectaba demasiadas mentes en las proximidades, y con una frente sudorosa negó con la cabeza. 

Escondidos en un macilento almacén, Edgar, se levantó asiendo con fuerza su lanzallamas tan preciado y salió de la sala aprovechando que todos estaban pensando en un plan, lo cierto es que el storm trooper no tenía escapatoria, era el único herido, no había recibido tratamiento y las esporas disformes habían anidado en su carne y piel... sabedor de su inevitable muerte, prefirió entregar su vida antes que caer bajo el influjo del caos.

La distracción fue efectiva, Edgar se puso a rugir insultos, letanías de odio y demás exabruptos que haría enrojecer hasta a la mismísima disformidad mientras escupía fuego sin parar. Los pasillos estallaron en violentas explosiones de llamas cuando los chorros de promethium sobrecalentado iban abrasando y carbonizando a los traidores, que, pillados por sorpresa solo supieron aullar de dolor y morir rápidamente. 

Aprovechando aquello, el grupo, esta vez liderado por Isabella cruzó la intersección sin ser vistos y viendo como Edgar disfrutaba de su última barbacoa. Al ir avanzando los gritos de Edgar se fueron apagando hasta que por radio, emitido en todos los canales se escuchó su voz, jadeante, apunto de morir y dijo sus ultimas palabras... - El Emperador protege... - y se acabó la transmisión.

Ahora ya estaban en popa, aparentemente a salvo, esa zona parecía algo olvidada, los corredores principales estaban vacíos y la sorpresa fue mayúscula cuando vieron un reguero de cadáveres traidores por los amplios pasillos. La pregunta fue lanzada al a vez, pero la respuesta hallada en seguida, decenas de armas centinelas apuntaban al grupo, con una luz roja encendida en el centro del control del servidor lobotomizado que la controlaba. Un mar de punteros láser apuntó a todo el grupo, pero en seguida esa luz se tornó verde.

 - Paso autorizado - una voz femenina y metálica resonó por todo el lugar - Identificación positiva, tropas leales entrando - y una puerta se abrió al final del largo pasillo que medía más de doscientos metros.

El desaparecido Magus Johano, alto representante del Adeptus Mechanicus, un erudito sin parangón, embajador de Marte en Terra apareció por la puerta. Soltó un chorro en su lengua binaría, algo que a muchos les pareció una expresión de sorpresa y en seguida varío su modulador de voz para hablar en gótico - Por todo lo sagrado de Marte... - expresó de una manera muy humana para ser un hombre tan modificado que distaba mucho de ser merecedor de catalogarlo como humano - Rápido, muevanse al interior de la sala de maquinas, deprisa - los urgió 

La sororita habia avanzado por aquellos parajes atestados de disformidad y herejia, siempre protegiendo a la psiquica de los posibles ataques. Aunque su mirada continuaba monstrando una mueca de aburrimiento, Eva se habia mantenido alerta y dispuesta a todo. Cunado el trooper se atrevió a enfrentarse con la disformidad y asi conseguirles una via de escape, Eva intento tragarse sus sentimientos,mas una lagrima surcó su mejilla mientras avanzaba como los demás.

Cuando las luces se tornaron verdes, la sororita solto las empuñaduras de susl pistolas bolter, las cuales habian sido agarradas con fuerza por la joven servidora del emperador desde que la incursión se habia puesto en marcha. respiró algo aliviada cuando la figura  del adeptus  se presentó ante ellos.

Al terminó de la sugerencia del Adeptus para que entrasen en un lugar algo mas seguro, Eva no dudó en audar a Isabella a entrar  y permanecer alerta y dispuesta mientras el resto se refugiaba en la sala donde el adeptus mecanicus ofrecia el asilo.

- Mi señor magus Johano...- consiguió murmurar mientras protegia la entrada...

Habían avanzado por aquella condenada nave lo mejor que habían podido, pero parecía que la maldita disformidad aún iba a ponerles más a prueba. Todo estaba lleno de aquellas malditas cosas, acompañadas de un buen puñado de herejes que fueron evitando. Pero era inevitable que, en algún momento, tuvieran que abrirse paso luchando. Jonah estaba preparado para ello, pero Edgar decidió sacrificarse para que todos pudieran llegar a buen puerto. Estaba herido, pero aún era útil, como el stormtrooper había asegurado. Ahora, simplemente, estaba muerto.

Al menos, tuvo una buena muerte. Mando a unos cuantos traidores ardiendo al infierno, y si salían de allí, su valor sería reseñado en su informe. Sentimientos como la pena o la duda por la pérdida estaban más allá de la educación que había recibido, así que simplemente siguió con el resto, aprovechando la oportunidad que su compañero les había brindado. 

Todo aquello no le había sorprendido, pero la presencia de un espacio aparentemente seguro en aquella nave si logró hacerlo. Cuando aquellas armas bajaron, y el magus Johano apareció, el hombre bajó el rifle, avanzando obedientemente dentro de aquella puerta. No era tiempo para formalidades, cuando estuvieran allí dentro podrían hablar lo que quisieran. 

Demetrius apretó los dientes y soltó un gruñido mientras avanzaba y Edgar hacía de distracción- Tu muerte no será en vano -dijo por lo bajo mientras continuaba avanzando por el pasillo de esa maldita nave que parecía pasar de una nave imperial a una puta nave botánica o un xeno gigantesco.

Cuando apareció el adepto del mechanicum, Demetrius alzó el rifle y estuvo a una milésima de segundo de vaporizarlo- Joder -dijo antes de entrar en la sala que les indicaba el Magos- he estado apunto de vaporizarle, señor -dijo Demetrius mientras miraba a su alrededor.

Aurelia no podía disimular el asco y la repugnancia que le producían ver las secreciones, la materia enfermiza y disforme que se propagaba por la nave. Mas de una vez tuvo que reprimirse de no usar la espada sobre esa materia.

El dolor vino cuando el soldado Edgar dio su vida valientemente por ellos. Aurelia rezó una plegaria al emperador para que le diera fuerzas al soldado, todas las que pudiera y matara cuantos herejes fuera capaz antes de caer.

Pero la sorpresa fue ver al magus vivo. Al parecer los adeptus del dios máquina tienen sus propios sistemas de defensa, y no son nada desdeñables. -Magus Johano nos alegra verlo con vida. 

¿Qué hacen aquí? - fue lo primero que preguntó mientras los cientos de servidores allí reunidos seguían con sus tareas de mantenimiento, el generador de la nave seguía a pleno rendimiento, el corazón de la nave sentenciada a muerte se resistía a la contaminación del caos seguramente, gracias a la actuación del Magus, quien al parecer se había recluido en aquella sección de la nave - ¿y quienes son ustedes? - dijo mirando a los storm troopers, Johano había visto a la escolta de la difunta inquisidora en muchas ocasiones, pero no a aquellos dos hombres

El hombre rápidamente se adelantó un paso y saludó marcialmente, para después responder a las preguntas del adepto.

-Sargento Jonah Gutnar, stormtrooper inquisitorial, al servicio del Inquisidor Demeticus. El hombre que me acompaña es lo que queda de mi grupo, el soldado Locken. Hemos realizado una infiltración en la nave con el objetivo de cumplir las órdenes de la Inquisición: matar al traidor Dorn, y capturar al traidor Schmidt para que sea interrogado y ejecutado. 

Locken chasqueó la lengua mientras el Magus preguntaba. Todo el mundo quería saber lo que hacían allí, pero ya ni el mismo stormtrooper lo sabría decir. Todo había sido una mierda, las misiones se torcían, pero lo de esta... catástrofe total se quedaba corto.

Cuando lo mencionó su sargento, Locken saludó muy vagamente, y se puso a observar y prepararse por si alguno de los presentes se le ocurría hacer algo.

Todo ello era un caos, un caos total, y no se fiaba de nada ni de nadie, salvo de su sargento... por el momento.

Magus le dedicó una mirada a cada soldado Inquisitorial, pero por desgracia, de humano no tenía nada en cuanto a su envoltura de carne, solo era un rostro mecánico con unos implantes oculares que zumbaban al ir enfocando de uno a otro, sin emoción alguna mientras analizaba la poca información que le habían facilitado - entiendo... solo la sala de maquinas esta bajo mi control - se paseó por la sala, comprobó unos diales y activó diferentes runas con su mano que tenía demasiados dedos para ser contados con un simple vistazo - ¿Cual es su plan? Aquí ellos no pueden entrar... y lo han intentado, pero no tengo a mi disposición fuerza de ataque - Isabella estaba mortalmente callada, mirando a ninguna parte...

Locken miró al Magos antes de mirar a Jonah. Desde siempre le habían enseñado que no se hablaba con ajenos y no sabía si ese miembro del mechanicum era parte de un sséquito inquisitorial, aunque parecía tener contacto con las sororitas, pero una deéstas ya había demostrado ser una traidora.

A lo mejor si hubieras caído tú también hubieras traicionado a tus hermanos.

Ese pensamiento le hizo sentir un escalofrío brutal- No tenemos mucha información sobre la nave como para tener un plan, ¿tiene planos, esquemas o sabe donde están los traidores?

-Realmente, la artífice del plan es la astrópata Kraj, que nos acompaña. Según nos ha comunicado, hay otros presos de interés en un bloque de celdas cerca de la sala de máquinas. Pero, una vez los liberemos, estamos en blanco. Debemos acabar con Dorn, y capturar a Schmidt. ¿Conoce su localización? ¿Puede ayudarnos en esta tarea? Y, finalmente, ¿tiene algún modo de salir de este lugar? Se va a convertir en un avispero en cuanto empecemos a movernos-dijo el sargento, con aspecto de no estar nada nervioso. Pero lo cierto es que iban casi a ciegas. 

El silencio de la mujer finalmente le hizo volverse, y aquel gesto no le hizo ninguna gracia. La habían liberado, no podía ser que estuviera poseída de nuevo por aquel maldito hereje... ¿No? Malditos fueran los psíquicos y todas sus peculiaridades, no podía estar seguro de nada. Pero necesitaban a la mujer, y la necesitaban funcionando, no como una especie de servidor. 

-Astrópata, ¿se encuentra bien?-preguntó, acercándose un poco a la mujer, y pasando la mano por delante de sus ojos ausentes. 

La sororita se habia apoyado en una de las paredes metálicas cercanas a al puerta por donde habian entrado,intentando descansar sin perder la compostura. Habia dejado que los soldados se presentasen ante el adeptus mechanicus, hasta que uno de ellos se percató del silencio por parte de la astropata.

Inconscientemente, Eva se llevó las manos a sus fieles bolters, aguardando que la mujer respondiese algo que no alimentase aun mas las sospechas que la sororita guardaba en su mente....

Isabella, de repente y sin previo aviso se llevó las manos a las sienes y empezó a gritar presa de una angustia y un dolor que alcanzaba unas cotas inimaginables. La mujer empezó a sollozar y sangrar por los lagrimales, oídos y nariz con cierta intensidad sin dejar de gritar. Algo le estaba pasando, era obvio, pero el alcance de la agresión estaba lejos del control de todos los allí presentes.

El magos no supo que decir ni que hacer, le dedicó una larga mirada de indiferencia y soltó un chorro en binario, cientos de servidores empezaron a prepararse. Había de todo tipo, médicos, de servicio, de mantenimiento, técnicos y armados, todos asieron con fuerza sus armas improvisadas mientras los que si que estaban preparados para el combate cargaron las células de energía con un zumbido característico. Entonces, Isabella logró barbotar algo antes de caer en un profundo coma - ¡YA VIENEN! - fue lo que gritó antes de desfallecer.

El magos asintió con cierta solemnidad - así es... detectó movimiento al final del pasillo, una concentración muy grande de tropas se acerca... pero algo hay... - chasqueó el sistema de comunicación y se escuchó un siseo - los sensores de la nave han detectado un pico de energía que se salía de escala desde el planeta... no se si tendrá que ver, escapa a mi comprensión... - pero lejos de preocuparse, con su aspecto frío y distante, cargó un rifle de plasma anterior a las cruzadas y se preparó para el combate - Soldados de la Inquisición... no se que hacen aquí, pero les sugiero que se muevan si tenían otros planes...

El stormtrooper asistió a todo aquello sin poder hacer nada, con la sensación de impotencia entremezclándose con la ira al ver el desarrollo de los acontecimientos. Parecía que cualquier cosa que intentaran estaba destinada a fracasar estrepitosamente. Joder, necesitaban a la astrópata, y probablemente también al magos. Y parecía que no iban a tener a uno ni a otro.

-Señor Magus Johano, le pido que nos acompañe. Creo que le necesitaremos para abrirnos camino por la nave, rescatar a los prisioneros de importancia y conseguir matar a Dorn y capturar a Shmidt. Incluso podría volver a alguna nave imperial con nosotros. Además, quizás alguno de sus servidores médicos pueda reanimar a Isabella... A la que también necesitamos. La Inquisición y el sagrado Emperador requieren de cada ayuda con la que puedan contar en esta nave, señor. 

Locken estaba muy pero que muy nervioso, y cuando Isabella gritó que venían y se desmayó, fue el culmen- tenemos que irnos ya, a donde sea y con quien sea, pero esta parada se ha terminado. Tenemos que movernos si queremos cumplir con la misión, ya no me importa vivir o morir, solo quiero acabar con esos malditos traidores.