- Sigue el camino de frente, pasa el Saloon y la barbería. Empezarás a ver una zona más verde. Casi a la altura de la iglesia, gira a la izquierda. Allí venden caballos.
-No son tan buenos como los de Revees, pero si se los compramos a él sospechará y si no voy contigo, mejor. A fin de cuentas, no te conocen casi aquí y el rumor se quedará en nada.
-Si voy yo contigo, se disparará y llegará a oídos de ese hombre. Además, tampoco me gusta demasiado como ha actuado tampoco. - Besó a Noah antes de que se fuese y le dedicó una sonrisa antes de mirar a Calvin.
- Yo... no sé como hacer esto... sabes lo que has sido para mí desde que murió Kane... o más bien su familia. Era la única que tenía hasta que Reeves te convenció para que me metieras aquí como ayudante tuyo.
- Sí, lo sé. Él pensó que no viviría más de dos meses, pero no fue así y supongo que ha visto la ocasión perfecta para deshacerse de mí. Si hizo esto de buena fe, bienvenido sea...
- Pero me temo que si tomamos el mismo camino que ellos, esperarán darnos alcance, matarnos, robarnos y dejar nuestros cuerpos lejos del camino... para ti nos habremos ido y solo Kane y Emma nos buscarán y no podran venir hasta aquí... no sin destapar la verdad.
- Así que nos iremos por donde vinimos. El rodeo es mayor, pero no nos encontraremos con ellos o eso espero... - Jesse no paraba de hablar, tratando de evitar despedirse de aquien quería como a un padre.
Pero al final no aguantó más y se lanzó a sus brazos. - Calvin, te añoraré cada día de mi vida. Mi familia se queda aquí, unos muertos y tú vivo. - Dijo refieriéndose a la familia de Kane. - Curtis, Emma y Noah cuidarán de mí.
- De hecho ya lo hacen... Will me causó que mi enfermedad cardicaca casi me matase y mira, Kane logró estabilizarme y mi aspecto ya no es tan enfermizo... estaré bien y seré feliz. Creo que después de mi pasado me lo he ganado.
Se separó del abrazo correspondido por Calvin, ambos tenían lágrimas en los ojos. - Has sido el mejor padre que he tenido y me voy con mi hermano y quien espero que pronto sea mi prometido. Pero no se lo digas... - Sonrió.
Calvin no pudo añadir mucho más que una sonrisa y un nuevo abrazo. Deseó toda la suerte del mundo a su hija, es que nunca tuvo realmente y se despidió de ella. Al menos sabía que no la vería morir como a otros ayudantes que había tenido y eso era un alivio para él. Antes de que Jesse se fuese, abrió un cajón y le dio 12 balas para su carabina.
Jesse y Noah, no tardaron en reencontrarse donde habían quedado. Noah había cogido suficientes caballos de tiro como para llevar la diligencia sin problemas y uno para montar para Kane. Le devolvió a Jesse el dinero sobrante y esta le miró sorprendida. - Para algo soy un maldito charlatán. - Bromeó viendo Jesse claramente que Noah prácticamente había estafado al dueño de los caballos con lo que había pagado por ellos.
Salieron cuanto antes, mientras la gente aún se escondía del sol. Así sería más difícil que Reeves les siguiese la pista si ese era su plan. Pararían junto al río, cuando el calor subiese, para que los caballos se tomasen un descanso. Jesse ató su montura al carruaje, junto con los demás caballos y se sentó junto a Noah. Ahora que había algo tan especial entre ellos no quería perderlo.
Despertásteis a la hora de la comida. Kane había logrado controlar su más bajo instinto por no dañar a Emma y esta pudo descansar un poco más. Las tripas os sonaban a ambos y se sentía el calor dentro de la cabaña. Kane se sentó y acarició el pelo de su amada antes de vestirse. Se acabaron las horas de paz.
A partir de ese momento, cualquiera podría llegar desde Tombstone o desde el cruce de caminos hasta la cabaña, aunque lo habitual era que eso ocurriese al anochecer, pues quien conocía bien la zona así lo prefería, no era raro que a mediodía, con el calor, asomasen por allí almas perdidas a descansar.
Si todo había salido bien y así se esperaba que fuera, Jesse y Noah debían haber llegado ya a Tombstone y con suerte, regresando ya de allí. Con mucha suerte.
La tarde vino con el calor y la inquietud de si vendría alguien o no. Si lo hacía, quién sería y cuáles serían sus intenciones. Estaba nervioso y no solo por la presencia de la mujer de la que me había enamorado. Me preocupaban Jesse y Noah y su destino, el cual estaba ligado con fuerza al nuestro y por encima de eso, Emma. Temía que William me hubiese vendido y que su visita de anoche no fuese más que para comprobar que seguía aquí.
Más que por mi vida, temía por lo que pudiese pasarle a mi amada si nos cogían juntos. Eso me hizo plantearme la idea de coger a aquel frisón negro y huir de su lado, para ponerla a salvo de mí. Pero sabía que su caballo era más rápido y que no me dejaría marchar con facilidad.
Permanecía a la sobra de la diligencia, vigilante con el rifle en mis manos, el odre de agua cerca y con hambre. Pero no quería distracciones como ir en busca de algo de comer y no ver a alguien acercarse con antelación y aunque usaba mi fiel catalejo cada poco y no veía a nadie, no podía dejar de sentir ese nudo en el estómago que a pesar de ser médico, no sabía cómo controlarlo y deshacerlo y pasar a un estado más tranquilo.
Sabía que hasta que Noah y Jesse no llegasen no me calmaría y hasta caída la noche, no bajaría la guardia. Al menos Emma descansaba y no podía verme como el manojo de nervios que era en aquel momento ni podía leerme la mente...
Pues sin duda el haber pensado durante unos instantes en marcharme de allí y dejarla, sin duda la hubiera cabreado y mucho. Volví a otear el horizonte con mi catalejo y seguí sin ver a nadie. Nada. Ni un miserable animal se movía por aquellas secas y calurosas tierras.
Abrí el odre de agua y bebí un poco, refrescandome la cabeza a continuación. El calor era intenso. Pero pronto pasaría esa maldita mala hora y mis nervios tendrían que templarse en algún momento.
Curtis era todo un hombre en muchos sentidos. No solo me hacía sentir placer, sino que me protegía y cuidaba, y se encargaba de todo cuanto fuese necesario. Ver su cuerpo desnudo despertaba en mí el hambre que en el pasado prácticamente había olvidado y que en aquellos instantes, me parecía casi insaciable.
Sabía que tras aquel beso que me dio, de haber estado bien, habríamos continuado juntos, acariciándonos y amándonos hasta caer exhaustos o ser interrumpidos por la llegada de nuestros amigos, pero él mismo se frenaba y también lo hacía conmigo.
Moví la cabeza lateralmente para responder a su preocupación. Me dolían, pero no demasiado. De hecho, bastante menos de lo que esperaba, o bien ya me había acostumbrado a sentirme de aquella manera. También podía ser que el deseo que sentía, fuese más fuerte que el dolor que experimentaba. Pero sabía de su esfuerzo, así que no le defraudaría. Coloqué una mano en su rostro y le miré directamente a los ojos, antes de besarle con pasión una vez más, de manera breve, para evitar que la pasión superara nuestra capacidad de control. Su miembro se movía, erecto y hambriento, y yo misma sentía la humedad entre mis piernas, pero confiaba en poder saciarnos dentro de poco tiempo.
Así que me eché a descansar, de nuevo, lamentando haber sido tan descuidada al montar mi yegua.
Cuando desperté, sentí mi estómago protestando por la falta de alimento. Curtis se puso en pie tras volver a acariciarme, y yo volví a regalarle la mejor sonrisa que tenía
Me puse en pie para hacer mis necesidades, alejándome lo suficiente como para tener algo de intimidad, y también cogí un poco de agua para lavarme un poco. Era una de las cosas que más echaba de menos cuando viajaba, el disponer de agua para poder sentirme limpia. Cuando regresé, Curtis estaba encima de la diligencia y con el rifle en las manos. Toqué entonces su pierna y le indiqué con las manos si quería comer. Quizás no pudiera preparar nada demasiado sabroso, pero sí al menos para calmar nuestra hambre.
Estaba nervioso. Podía verlo en sus ojos. Jesse y Noah quizás ya tendrían que estar aquí o no debían tardar demasiado, así que cada minuto que pasara sin que eso ocurriera, implicaba un pensamiento oscuro más sobre lo que les podía haber ocurrido. Esperaba que volviesen dentro de poco o de lo contrario, tendríamos que hacer algo.
Pero hasta que ese momento llegase, necesitábamos descansar y comer algo. Mi amado tenía que recuperar fuerzas porque quizás lo que nos esperase, requiriese de todas nuestras energías.
Contemplaba con preocupación el horizonte. Temía ver que nos habían vendido. Que ahora que podía, que volvía a ser feliz, me lo robasen todo de golpe. Cuando estaba enjaulado hace tan pocos días, de camino a la horca, sólo me preocupaba encontrarme con Jesse y que viese mi ejecución. Ahora tenía mucho más en juego, mucho más que perder: una familia.
Volvía a mirar hacia el horizonte, consciente de que Emma ya estaba en pie, cuando sentí su tacto en mi pierna.
La miré con la mejor sonrisa que pude, una que la tranquilizase al menos, aunque sabía que no colaría puesto que ella sabía leer mucho más allá y asentí con la cabeza cuando me dijo que si quería comer. - A ti. - Respondí con claridad y seguridad, para esta vez, lograr dibujar en mi rostro una sonrisa más sincera.
Era lo que realmente deseaba con todas mis ganas.
- Pero dado que estamos a dieta... me conformaré con lo que puedas encontrar en la diligencia. - A parte de las raciones de comida, sabía que había comida en lata y algunas cosas más, puesto que a pesar de que a mí en esos días me daban el pan rancio y comida casi podrida para comer, veía a mis captores alimentarse en condiciones. - Enciende un pequeño fuego si hace falta calentar algo y si puedes haz café... me hará falta, mi amor. - Le pedí en un tono que hacía años que no empleaba y solo lamentaba que no pudiese escucharme y sentirlo.
Eso fue lo que me hizo bajar de la diligencia casi de un salto cuando la vi ir hacia la parte trasera de la misma y abrazarla por la espalda cuando la alcancé. Mis labios besaron su mejilla, luego su oreja y descendí por su cuello, para darla la vuelta y mirarla a los ojos.
- Te amo. No me cansaré de repetírtelo. Quiero que lo sepas y que no lo olvides nunca... porque si algo me pasase de aquí a que seamos libres... no quiero que te quedes con la duda de lo que siento por ti. De que eres lo mejor y lo más inesperado que me ha pasado en mi vida, al menos en estos últimos diez años de mi vida y... - La sonreí y miré su collar. - Juro que te desposaré en la primera iglesia donde no tengan mi cartel de se busca en la ciudad. Y creo que debo volver a subir a la diligencia o tendré en breve algo más duro que este catalejo y no se si podré contenerme otra vez... - Volví a besarla, pero esta vez en sus dulces labios, para soltarla y dejarla hacer algo de comer mientras que yo seguía con la interminable y pesada guardia.
Al menos ese rato, me hizo relajarme un poco por una parte, aunque mi tensión estuviese a punto de aumentar por otro lado. Por eso me di prisa en volver a mi puesto. Si venía alguien, no quería que me pillase con los pantalones bajados y la escopeta erronea cargada.
Las horas fueron pasando. Emma logró encontrar unas latas con legumbres y con algo de carne seca consiguió hacer una especie de estofado que cuanto menos era comestible y no sabía del todo mal. El café ayudó a que Kane no se durmiese durante la tarde y aguantó el calor como un héroe, dejando a su amada al cargo de los dos caballos, que necesitaban estar hidratados y bien.
A los dos les costó no sucumbir al deseo de sus cuerpos y su mente, siempre uno de los dos tenía la cabeza lo suficientemente fría como para decir basta y parar al otro. Era mejor esperar a que las costillas de Emma estuviesen mejor y lo más importante, estar alerta por si venía alguien. En plena faena estarían indefensos. Y así pasó la tarde, silenciosa como el mundo de Emma, donde Kane procuraba no bajar de la diligencia para no tentar a la suerte.
Eso sí, durante ese tiempo, le estuvo enseñando a Emma a preparar la infusión para el dolor en general, en este caso la que debía tomar ella, la que debía tomar Jesse de por vida por su dolencia y el ungüento que le aplicaría esa misma noche en las costillas a ella misma, con la finalidad de alivarla. De paso, la enseñó que hierbas y cantidades usó para la infusión que usó con Noah y que evitó que este se convirtiese en una de esas cosas tras el mordisco de Vincent.
Al tener conocimientos previos del uso y conocimiento de plantas a Emma no le resultó difícil aprenderlo al igual que identificarlas aún machacadas por el olor y la textura e incluso el sabor. Era lo que tenía estar carente de dos sentidos, que los demás se disparaban.
Y el sol comenzó a bajar y ambos pudisteis ver una silueta acercarse a caballo. Unos metros más atrás, asomaba el carruaje de Noah, con varios caballos atados en la parte trasera. Lo habían conseguido. Minutos más tarde estábais los cuatro juntos de nuevo. Noah y Jesse estaban bien, felices sería la palabra correcta.
Emma, ganas 1D en herbología quedando en 2D. Iba a darte un +2 de bonificador, pero la receta para "curar" el mordisco del zombi, me ha decantado por el dado completo.
Jesse llegó antes que Noah. Quería contarles todo ella a Curtis y a Emma. Desmotó de Lucas y abrazó a su hermano y a quien empezaba a considerar su cuñada a continuación. El collar le llamó la atención y miró a Kane.
- ¿Te lo ha regalado él? - Preguntó a Emma, señalando a Curtis. - ¿Cuándo os habéis ido de compras? - Bromeó sabiendo que no se habían movido de allí. Noah llegó en ese momento.
En la parte de atrás de su pequeño carruaje de vendedor de productos milagrosos, llevaba tres caballos de tiro atados. - Teníais razón, entre mis honorarios como ayudante del sheriff y la recompensa por Tormenta... los compramos.
Jesse miró a Kane. - Casi, oficialmente estás muerto. De hecho han ordenado retirar los carteles de todas las oficinas y hacer correr la voz de que Curtis Kane ha muerto. - Dijo la mujer feliz al hombre.
- Eso sí, Reeves va hacia el lugar donde te encontramos, para ver "tu cuerpo". Así que tiene varios para elegir. Partió esta tarde, tendremos que andar con cuidado porque podemos cruzarnos con él por el camino.
- Pero... me dio 2000$ por Tormenta. Creo que eso de que dejase Tombstone junto con Noah hizo que aumentase el dinero a darme solamente por perderme de vista y no manchar el nombre de su familia.
- Nos queda dinero para poder asentarnos en algún sitio y empezar de cero todos. - Dijo con una sonrisa. - Nos hemos asegurado de que no nos siguiesen, pero aún así, creo que no deberíamos bajar la guardia. No me fio de Reeves.
No me resultaba difícil darme cuenta de lo que pasaba por la cabeza de Curtis, además de la preocupación. No es que fuese una novedad que los hombres solo pensaran en una cosa, pero en él, era todavía más sencillo... porque yo me sentía igual. Pero no podíamos dejarnos llevar por lo que sentíamos, pues estábamos a la espera de la llegada de Jesse y Noah, en cualquier momento, y además, debíamos permanecer alerta.
Aprender a realizar la infusión resultó de mucha utilidad para conseguir mantenerme ocupada, además de ser algo verdaderamente útil. Curtis sabía mucho más de lo que cualquiera pensaría, aunque yo sabía que en él la sabiduría era una forma de ser, no solo una habilidad que había adquirido con el tiempo. Eld estino era quien le había quitado la oportunidad de ser feliz y ahora, esperaba que se lo devolviera... a mi lado, y para siempre.
Al aproximarse el anochecer, vimos una nube de polvo y las siluetas de un caballo y una carreta. Jesse y Noah estaban de vuelta.
Jesse desmontó con rapidez y su abrazo se sintió cálido y sincero, pero sobre todo, lleno de cariño. Se lo devolví con una sonrisa y acto seguido, presté atención al movimiento de sus labios.
Leer en ellos que Curtis había sido dado por muerto, era una magnífica noticia que me hizo abrazarme a él casi con locura. Estaba feliz de que las cosas parecieran salir bien de una vez por todas. Pero Reeves era persistente. Le odiaba tanto, que deseaba ver su cuerpo.
Rápidamente, fui a buscar la pizarra para comunicarme con ellos.
Entendía que Jesse y Noah estarían cansados, pero un rato para que comieran algo y salir después, era mejor que descansar y enfrentarse al peligro de encontrarse con él durante el día.
Noah se acercó a Kane y estrechó su mano. - ¿Ves? Sana y salva. - Le dijo guiñándole un ojo para luego saludar a Emma, con una amplia sonrisa. Agarró a Jesse por la cintura mientras esta contaba lo ocurrido a groso modo y se mantuvo pegado a ella todo el tiempo. Cuando esta terminó con las explicaciones, la besó en la mejilla.
- Y ahora que estamos más o menos al día, ¿qué tal si nos encargamos de los caballos y terminamos de darnos los detalles en la cena? Tengo hambre y cazamos un par de conejos antes de venir aquí. No sabía que Jesse fuese tan buena usando un arco y flechas... cuando la vi comprarlo en Tombstone me quedé de piedra, pero al usarlo de camino aquí... Hay que limpiarlos y demás, pero sin duda estarán mejor que cualquier cosa que tengamos en la diligencia. - Dijo orgulloso del acto de Jesse.
Volvió a besar la mejilla de la mujer y se fue a soltar a Caspar, quien había llevado toda la carga. - Los de atrás llevarán la diligencia junto con el frisón, así Lucas y el caballo de Emma, con ese nombre tan raro, irán descansados por si hace falta montarlos. - Dijo mientras se alejaba.
- Necesitan comer, beber, un cepillado y ver si tienen algo en las herraduras. Así estarán casi listos para partir mañana... vamos, que seguro que estáis descansados lo dos... - Dijo mirando a Emma y a Curtis. - O quizás estéis rendidos depués de tantas horas solos y aburridos. - Añadió el pequeño puyazo a la pareja, dejando claro por donde iba y haciendo que Jesse se ruborizase con esas palabras.
- Kane, ¿crees que podrás hacer la primera guardia? Jesse y yo venimos agotados del viaje y necesitamos un descanso. Y por cierto... como ves, veo de maravilla. La verdad es que esta mañana veía un poco mal, pero siguiendo tus indicaciones, ya no tengo problemas en la vista. - Sonrió al doctor. - Ya te debo algo más que la vida... mucho más... - Y miró a Jesse y la sonrió embobado mientras tiraba de Shire para terminar de quitarle los arreos y darle de beber y algo de comer.
- Por cierto, dentro de mi carro, hay algo de forraje para los caballos y un poco de avena también. Pero esa es solo para los que se han movido hoy... los demás no la necesitan o acabarán como vacas. - Bromeó pero no mentía. La avena tenía un gran aporte calórico y les daba energía a los caballos. - Mañana les daremos un poco a todos cuando desayunen. - Sus ojos se clavaron en Jesse. - ¿Creíste que iba a comprar a los caballos y no conseguirles comida para los tramos de desierto? No podremos usar mi carruaje de dormitorio en un tiempo, pero al menos los tramos de desierto los animales no lo pasarán tan mal... y te aseguro que nosotros tampoco.
Y al pasar junto a ella la besó en los labios antes de ocuparse por completo de Caspar.
Entonces leyó la pizarra de Emma. Con la alegría de la vuelta, la nueva vida, que Jesse se aferrase a él y que le hubiese dicho a Calvin aquellas palabras que le llenaron de orgullo y de esperanza y su rostro cambió a uno más serio. - Emma, Caspar y Lucas tienen que descansar. Llevan un buen tirón. Entiendo la urgencia y el miedo, pero les hemos apretado para llegar cuanto antes a Tombstone y los otros caballos, sí, pueden tirar un poco más... pero no puedo forzar más a los nuestros... Espera un momento...
Noah corrió hacia su carromato y volvió con un mapa en sus manos. - Espero que Calvin no lo eche mucho de menos. - Le dijo a Jesse y lo extendió en el suelo.
- Mira Emma, nosotros estamos aquí. - Dijo señalando un punto cerca del cruce con Ironscream y Tombstone. - Más o menos... y ellos, les calculo que estarán a esta altura. - Dijo señalando el lugar donde parásteis a comer el primer día de viaje. - Mañana por la mañana, corremos el riesgo de cruzarnos con ellos al medio día justamente en el cruce de caminos que tenemos más adelante. Aunque ellos irán más ligeros por no llevar carruaje y nosotros más lentos por ser caballos de tiro. Es cierto que los caballos de tiro tienen más resistencia... pero movernos de noche...
Noah miró a Kane. - Ocupémonos de ellos, démoles un descanso... Caspar se cansará menos tirando con los otros tres de la diligencia al trote, pero nada de correr y pondré a otro de los nuevos en mi carro. En cuanto lleguemos a la zona boscosa, descansaremos. Los animales lo necesitan... luego haremos una pausa antes de salir de la zona del río... el grupo de Reeves no habrá tenido tiempo de llegar al cruce, para luego adentrarnos en el desierto e ir a Goldstone a comprar dinamita. De eso no pude conseguir en Tombstone... hubiese llamado demasiado la atención.
Esperaba que su idea conveciese a todos, porque no iba a poner en riesgo la salud de los caballos por huir de quien no sabían si les seguía o no. Y miró a Emma, para ver si esa idea la servía.
Recibí el abrazo de mi amada con la misma ilusión de saber que había muerto a ojos de Reeves y besé a Emma en los labios. - Sí, ese hombre siempre fue un cabezota desconfiado. - Aseguré a todos. - Pero si se lo ha creído, no os seguirá... y si no os encuentra por el camino al ir, seguramente espere hacerlo a la vuelta. Para entonces será muy tarde para que descubra el engaño y si el sheriff ya ha dado la orden, esos jinetes ya habrán salido a cancelarlo todo... y con los cuerpos putrefactos y en el estado en el que se encontrarán, dudo que pueda demostrar que no soy uno de ellos. - Dije tratando de calmar el ambiente, sobre todo tras leer lo que Emma puso en la pizarra.
- Estoy con Noah en que los caballos necesitan un descanso o los mataremos... y Lucas es buen caballo y sin duda Caspar también lo es. ¿Qué te parece, mi vida, si vas limpiando esos conejos que ha traído Noah mientras los demás nos encargamos de los caballos? Si viene alguien, lo hará en estas horas. Y como dice Noah, quizás podamos alejarnos de aquí lo suficiente durante la noche como para llegar a la zona boscosa y descansar todos allí. Los caballos tendrán pasto y agua y el calor... será distinto. - Acaricié el rostro de Emma. Entendía su preocupación, pero tampoco podíamos forzar a los animales así.
Me preguntaba si permitiría que su yegua se diese semejante paliza, sobre todo tras cruzar parte, gran parte del camino por un desierto y tener que continuar con él. No sería la primera vez que veía a un caballo caer muerto por forzarle demasiado.
«Aunque te aseguro que cuando estemos a salvo y asentados, me encargaré de que no puedas salir de la cama en dos días debido al cansancio y el esfuerzo.» - Le dije a Emma sin pronunciar palabra alguna. Me gustaba aquello. Podía insinuarme delante de todos sin que supieran lo que había dicho y solo mi mirada delataría que era algo cuanto menos picante.
- Vamos gente, esos caballos no se van a cuidar y asear solos. - Dije al fin. Durante la cena veríamos que ocurría y si la idea de marcharnos en medio de la oscuridad era buena.
Los dados no son 1D y 1D, son 2D en herbología, en supervivencia como tal no tienes nada, ya está corregido.
Noah se sentía feliz por haber regresado, por tener a Jesse a su lado y porque el futuro que se abría delante de él, fuese esperanzador, al igual que el mío y de Curtis. Pero en cuanto a los planes, se mostró reticente a mi idea. Entendía lo que me decía, que los caballos necesitaban descansar, y Curtis parecía que también opinaba igual. Desde luego, esperar era un error. Significaba dar tiempo a Reeves a que pudiese cruzarse con nosotros, pero sonaba lógico descansar dos o tres horas, antes de seguir adelante, en lugar de detenernos a descansar y salir al amanecer.
Curtis pareció zanjar la discusión sugiriéndome que fuese a preparar la comida, como si fuese una especie de incordio en aquel lugar. De no ser por lo que me dijo a continuación, mi irritación me habría hecho reaccionar de una manera diferente a la que lo hice. Pero sabía que me quería y que lo decía por el bien de todos.
Así que miré a todos y finalmente a Curtis, asentí con la cabeza, y me giré para limpiar los animales. Cuanto antes nos alejásemos de aquel lugar, mejor para todos.
A pesar del cansancio del viaje, Jesse y Noah cumplieron con su parte junto a Curtis. Para cuando terminaron, Emma había terminado la cena. Había algo de arroz en la diligencia y el combinado con el conejo fue todo un éxito.
Kane les hizo acostarse a todos, incluida Emma. Una hora de sueño les vendría bien a todos y Curtis aún podía aguantar un poco más. Ya descansaría en la diligencia a ser posible bajo los cuidados de su amada hasta que se durmiese.
Tal y como Kane dijo, os despertó a todos una hora después. Todo estaba en calma y solo quedaban por recoger los sacos de dormir, la cazuela con las sobras de la cena, la cual se conservaría bien esa noche y preparar los caballos en los carruajes para salir de allí.
Media hora después, estabais en ruta. Noah llevaba la diligencia, tirada por el frisón y los caballos nuevos. Jesse llevaba a Casar en el carro de Noah, más sencillo de llevar, no solo por tener a un caballo acostumbrado a tirar, sino por ser más pequeño. Iba siguiendo la ruta que Noah marcaba.
Kane estaba muerto de sueño y sabía que tendría que ser él quien montarse guardia primero al detenerse, así que optó por dormir en la diligencia. Lucas iba atado tras la diligencia y Emma optó por el lugar donde resultaría caer más útil en el viaje...
Salvo su yegua, pues Kane dejó bien claro que aún no estaba para montarla.
No me había dado cuenta de lo cansada que estaba. No era solo la herida, sino también un viaje que estaba resultando agotador. Pero al menos, esperaba poder aguantar el resto de la noche sin caerme. Cuando me despertó Curtis, me puse en pie, me arreglé la ropa y me dirigí hacia la diligencia.
Curtis estaba exhausto, así que me coloqué a su lado y acaricié su rostro mientras lo abrazaba y dejaba que el sueño lo envolviese. Debía aprovechar cada momento que pudiera para recuperarse porque aún no estábamos completamente a salvo y cualquier error, podía significar el fin de todos.
Me sentía extraña cuidando de un hombre cuando no lo había hecho nunca. También era extraño para mí ser amada y protegida, en lugar de utilizada. Aquel momento, en el cual Curtis permanecía con los ojos cerrados, durmiendo, me transmitió una sensación de calma y sosiego que no había conocido nunca antes. Desde luego, había experimentado momentos, muy pocos y muy breves, en los cuales todo estaba tranquilo, pero aquella paz en la que me encontraba en ese momento... nunca.
Y lo había conseguido él. Sabía que superar la muerte de su familia y volver a enamorarse, había sido una dura prueba para su corazón, pero lo había logrado; había vuelvo a latir de nuevo y lo que era igual de difícil: había hecho lo mismo con el mío. Así que mientras la diligencia se balanceaba y los asientos parecían querer incrustarse en mi piel, yo no me imaginaba queriendo estar en un lugar diferente a aquel, con mi amado en mis brazos y su rostro dulce y sereno como el de un recién nacido que acabase de comer.
Finalmente, no tardé demasiado en cerrar yo también los ojos y unirme a él, esperando compartir los mismos sueños y también, la misma paz que observaba en su rostro.
El frescor de la noche de dió otro brío a los caballos. Trotaban animados a pesar del viaje realizado. Curtis no resistió mucho tiempo despierto y mes aún bajo las atenciones de su amada, sintiendo como le acariciaba la piel con ternura.
Fuera, quienes peor llevaban todo aquello, eran Noah y Jesse, separados por moverse en hilera. Tan lejos y tan cerca a la vez que su viaje se hizo pesado y eterno. No como para los ocupantes de la diligencia, quienes al final sucumbieron ambos al encantamiento de Morfeo.
Lo que para ellos fue un suspiro, para la otra pareja se convirtió en varias vidas, dándose cuenta Jesse en aquel momento, hasta que punto podía añorar a Noah y como este había logrado apartar a Will casi por completo de su vida.
Los caballos relincharon felices al sentir en su olfato el olor a vida vegetal. Noah comenzó a distinguir los primeros árboles en el horizonte y sonrió sabiendo que estaban llegando a su destino.
Minutos más tarde la diligencia se detenía y Jesse no tardaba en alcanzar a Noah. El sitio, a pesar de la poca luz que había, no parecía malo. Habían árboles y plantas frescas. El sonido del río se podía oír bajo el canto de los grillos. No estaban cerca del agua, pero la tierra si lo notaba y así su vegetación.
La pareja se miró y optaron por hacer noche allí. Los caballos necesitaban ese descanso y ellos también. El amanecer pronto anunciaría la llegada de un nuevo día y tendrían que volver a apurar el tiempo si no querían cruzarse con Revés y sus hombres de camino a Goldstone.
Noah se asomó a la diligencia y vio a Emma y Curtis dormidos. Con gestos le indicó a Jesse que aún dormían y que ambos se encargarían de los caballos antes de despertarles, salvo que estos lo hiciesen antes.
Noah aprovechó aquel momento de paz inicial para abrazar y besar a Jesse con dulzura. Todo lentamente, fijándose en cada gesto y detalle que la mujer realizaba con sus acciones. No quería agobiarla ni perderla por correr demasiado y después de tantas horas de viaje separados sin poder hablar, necesitaba ese contacto.
Jesse no se lo negó y se ruborizó un poco, algo que al charlatán le agradó.
- Montemos el campamento, demos descanso a los caballos y despertemos a Kane. - Dijo el hombre a su amada acariciando su rostro. - Van a ser un par de días duros, pero podremos con ellos... Ya lo verás.
Noah estaba feliz y animado, los caballos tenían un lugar fresco donde descansar y alimentarse y al día siguiente llegarían a la orilla del río, donde podrían llenar los odres y dejar a los caballos un rato de calma antes de seguir con el viaje. - Hay una lámpara de aceite en la diligencia, que tal si la enciendes y preparas un fuego mientras voy poniendo cómodos a los caballos. Cuando acabes, ven a alumbrar me y terminaré antes.
Y la besó y se separó de ella con desgana. A fin de cuentas era un hombre y su cuerpo le pedía más de lo que estaba recibiendo. Pero tenía que tener paciencia y demostrar a Jesse que verdaderamente la amaba y quería estar con ella y que no viese en él a otro Will, quién dijo que la quería, se acostó con ella y la dió aquella brutal patada que casi la mata.
El jamás le haría eso y estaba dispuesto a demostrárselo esperando hasta que ella decidiese el momento.
Y con estos pensamientos, Noah comenzó a soltar a los caballos que sabía más cansados, como era el caso de Lucas, al cual dio de beber y ató cerca de una zona bastante verdosa y tranquila. Luego fue a por Caspar, otro que llevaba un buen trajín pero que sabía que su residencia era mayor que la de Lucas. Y así fue soltando uno a uno, hasta que Jesse encendió la hoguera y se unió va él a atender a los caballos.
Jesse no se esperaba la muestra de afecto de Noah. No en aquel momento, pero la recibió con ganas igual que aquel beso.
Cada vez sentía que Noah era aquel hombre al que debía amar y haber amado desde un principio, pero Will llegó antes.
Asintió a las palabras del hombre. La hoguera era imprescindible para no pasar frío en el lugar, poder ver y hacer café, algo que les haría falta a todos.
Tras coger la lámpara de aceite y reunir unos cuantos palos, encendió una hoguera y se unió en silencio a Noah.
Quería hablar con él de muchas cosas, pero no era el momento de hacerlo. Minutos más tarde, los caballos estaban listos.
Noah fue a por los sacos de dormir y Jesse a despertar a Curtis con cuidado. No quería irrumpir el sueño de Emma.
- Kane, arriba. Ya hemos llegado. Solo falta sacar las cosas para el café y tener las sobras de la cena cerca por si te da hambre.
Jesse susurraba, como si su voz pudiese despertar a Emma.
- Noah y yo no podemos más y hemos pensado en que no es mala idea partir al amanecer y ganarle más terreno a Reeves.
- Será duro para los caballos y para nosotros, pero en Goldstone podremos descansar y desde allí pues... espero recordar donde estaba la cueva.
Desperté con el zarandeo de Jesse y sus susurros, algo que me hizo sonreír, pues sabía que Emma no la oiría. Escuché lo que tenía que contarme sin moverme para no despertar a mi joven amor.
- Puedes hablar en voz alta. No te va a oír. - Fue lo primero que dije al abrir la boca. La verdad era que a mí me costaba creer que estuviese sorda pues no perdía detalle alguno.
- No te preocupes. Yo cogeré los trastos para el café y buscaré más ramas mientras vigilo. Me ayudará a estar despierto. Tu descansa con Noah. Aunque no lo creas te está sanando y tú a él también. Os necesitáis más de lo que creéis y yo más de lo que pensaba.
Con un gesto hizo que Jesse le dejase sitio y con cuidado se levantó, esperando no despertar a Emma con sus movimientos. Pero ahí sí era todo más complicado.
- Así que, vete a dormir con él, lo está deseando. Lo sé porque yo siento lo mismo con ella. - Dije mirando a mi prometida. - Y mañana nos organizamos para movernos y descansar... Tengo toda la noche para pensar.
Dicho esto, ambos salimos de la diligencia con cuidado y saludé a Noah con la mano. Había puesto los dos sacos de dormir juntos cerca del fuego.
- Me encargaré de que no paséis mucho frío y de que el café este caliente al despertar. - Dije a la pareja. - Y procuraré no hacer mucho ruido... - Les sonreí y me fui a vaciar la vejiga antes de coger todo lo que necesitaba para hacer el café y las sobras del delicioso conejo con arroz que hizo Emma.
Luego salí en busca de más leña y a mí vuelta la pareja estaba dormida, abrazados el uno al otro y sonreí feliz npir ellos. Estaba deseando llegar a un lugar donde asentarnos y poder llevar una vida normal los cuatro. Sin más viajes, solo nuestra casa y nuestro negocio. Uno familiar con cabida para los cuatro, hasta que llegasen los niños y aumentase la alegría de la casa.
Pero sabía que eso solo podía conseguirlo regresando al este, donde mi otro pasado me podía estar esperando aún.
Y así es como acamparon aquella noche, la cual sería corta para todos. Tras ser despertado por Jesse, Kane logró salir del abrazo que su amor mantenía sobre él, casi impidiendo que se escapase.
La recostó con cuidado, con ayuda de Jesse, pues su hombro no estaba para muchos más golpes y se unió a la pareja tras tapar y desear dulces sueños va su amada.
Tras conversar uno minutos con ellos, aprovecho que aún estaban despiertos para ir en busca de más leña. No tardó demasiado, pero Jesse y Noah dormían abrazados en lo que le pareció a Curtis una hermosa escena.
Como no, la lechuza blanca hizo su aparición de nuevo y Kane volvió a centrarse en ella durante unos minutos. Trató de preguntarle por la cueva que buscaban, pero esta vez no obtuvo respuesta alguna.
Al empezar a abrirse el sol, tras una tranquila noche con la compañía de aquel ave al cual Kane optó por intentar preguntar su nombre y este le vino a la cabeza de golpe, decidió preparar café y despertar a los tortolitos cuando hubiese atendido a los caballos.
El día iba a ser largo y ellos eran los que más lo iban a sufrir.
Tirada oculta
Motivo: Ocultismo
Tirada: 2d6
Dificultad: 10+
Resultado: 4 (Fracaso) [1, 3]
Tirada oculta
Motivo: Ocultismo
Tirada: 2d6
Dificultad: 5+
Resultado: 10 (Exito) [6, 4]