Marvin entrecerró los ojos cuando escuchó el apellido del patrón que les había encargado el trabajo.
— ¿El... el hijo de Reeves hizo eso? Caramba... — fue lo único que alcanzó a decir en ese momento. La historia era terriblemente terrible. Ese John Reeves debía estar enfermo para hacer algo así, con ese odio tan visceral hacia Curtis Kane y los indios. ¿Cómo hay que tener la cabeza para matar a unos chicos? Y por otro lado, para odiar a los indios bien que se quería zumbar a la india... Además, menudo idiota debía haber sido. Por no asegurarse de matar a Curtis, éste pudo volver para vengarse y ajustarle las cuentas. Pero optó por no decir nada de eso.
Durante un momento fugaz dudó en que esa historia fuera real. Tal vez era todo una treta extraña que escapaba a su capacidad. Pero al ver a Jesse tan afectada desechó la idea de que le estuviera mintiendo. Jesse le parecía demasiado tonta como para inventarse una historia tan retorcida. Era más, sabiendo lo que había visto no le extrañaba que Jesse tuviese ese ánimo tan voluble y tan poco espíritu, la criatura. Presenciar una violación y como mataban a un zagal conocido en tus narices, y ni siquiera ser capaz de defenderlos debía dejar tocado a cualquiera. Eso lo sabía hasta él.
— Claro, claro, siéntese Jesse... ¿Le traigo un poco de whisky? — se acuclilló junto a Jesse y empezó a retorcerse el bigote, pensativo — Ya entiendo entonces qué está pasando aquí... Pero, ¿cómo es que no dijo nada de lo que vio al sheriff del condado? ¿Era el sheriff Calvin entonces? Vaya, debe haber sido difícil haber tenido que salir en busca de Curtis con la misión de llevarlo a la horca. Y, Jesse, ¿cuál era su plan? El sheriff Calvin la buscará a usted también... Me parece que está usted metida en un lío... — lo cual le llevó a pensar... por todos los demonios, ¡él también lo estaba! Inocente o no, era un tipo buscado por la ley. Y Marvin lo estaba ayudando. Y ahora iban a meterse en el fuerte del ejército. Maldita sea. Había que esconder a Curtis hasta que... bueno, ya se vería hasta cuando.
Miró a Marvin cuando le ofreció de beber. - No, solo el contenido de mi cantimplora. El alcohol podría matarme ahora mismo... y no me gustaría darle esa alegría a Reeves. Creo que voy a contarte lo que pasó.
- Sí, Calvin ya era el sheriff cuando Reeves me metió de ayudante con él. Cuando Curtis mató a John, me asusté y creí que iría a por mí por no hacer nada por ayudarles... y acudí al señor Reeves.
- Le conté lo ocurrido y que Kane me daba miedo ahora, puesto que pensé que había perdido la cabeza en aquel momento. Fue él quien me dijo que me tomase un tiempo de reflexión, que saliese de Tombstone...
- No me alejé demasiado. - Dijo mientras acababa sentándose. - Hasta el cruce de caminos donde paramos tanto a comer. Viví un tiempo en el bosque cercano y visité a los navajo más de una vez. Sobre todo al padre de Nasha.
- Le conté lo que pasó y bueno... acabé con este tatuaje y me regalaron a Lucas. Entonces supe que estaba lista para volver a Tombstone. Reeves me colocó como ayudante del sheriff. Dijo que era donde mejor protegida estaría.
- En anterior sheriff había muerto días antes en un tiroteo y ahora Calvin era el nuevo sheriff, necesitaba ayudantes y nadie quería el puesto. Con el tiempo nos cubrimos las espaldas el uno al otro y le conté lo que vi cuando tuve confianza con él. - Miró hacia el cielo.
- No me permití quererle como lo hice con Kane y su familia. No me permití querer a nadie. Pero nos protegíamos mutuamente y la verdad era que nos complementamos muy bien.
- No sabes la cantidad de veces que le habré apuntado con mi arma, uniéndome al bando enemigo, para luego poder pillarles por sorpresa entre los dos y salir vivos de esa... - Dijo con amargura recordando lo ocurrido con Will.
- Y él mismo me dijo que Reeves me había metido allí, porque sabía que era el trabajo más peligroso y que no se vivía mucho en él. Era más limpio que mandarme matar por sus hombres... y él queda mejor ante el pueblo.
- Le tiene que estar consumiendo que siga viva y más aún que haya salido en busca de Kane. - Sonrió victoriosa. - Calvin sabe que Kane no volverá a Tombstone. Por eso me permitió ir, para que le dejase huir.
- Pero no contaba con todo esto... y visto lo de Will, tampoco podré volver porque Calvin tendrá que perseguirme aunque no quiera y me deje escapar, tendrá que hacer el número igualmente.
Sonreí y abracé con cuidado a Emma cuando esta vino a mí y tuve que controlar mis emociones y mis ganas de ella tras aquel beso. Dentro de lo malo yo estaba bien, pero ella era otra historia. Ahora solo podía pensar en que descansase y fuese mejorando poco a poco. No sabía lo que nos depararía aquel destino, pero no iba a separarme de su lado hasta mi último aliento. Eso lo tenía tan claro como lo tuve con Nasha y mis hijos en su momento.
Pero aquel tiempo había pasado y mis años de soledad se estaban viendo compensados con creces por aquella misteriosa mujer que me demostraba tanto cariño y afecto y a la cual me resultaba, no solo imposible negárselo, sino devolvérselo con creces. Quizás algún día pudiésemos sentarnos y hablar y comenzar a desvelar sus secretos... pero eso tendría que esperar, al igual que yo a que se recuperase para poder volver a poseerla.
- No puedo decirte si Jesse estará a tu lado como deseas, Noah. Pero ten seguro que a tu lado la tienes ahora. - Le dije con sinceridad antes de ir en busca de la planta. Por fortuna Noah la conocía, pero no dábamos con ella. Quien si la encontró fue Emma, algo que me sorprendió bastante y me hizo sonreírla de nuevo.
Me acerqué a la mujer y la besé. - Necesitamos su raiz, no la planta. - Dije divertido al ver que había cogido los tallos. Pero viendo el suelo y las marcas del lugar donde la había arrancado, se notaba donde estaban aquellos bulbos. - ¡Noah! ¡Trae una pala! - Exclamé. La tierra era demasiado dura para cavar en ella con las manos.
Volví a mirar a Emma. Aquella mujer me volvía loco. Puse mis manos sobre su cintura y me acerqué a ella. - En cuanto prepare el ungüento, te quitaré la venda y te lo aplicaré. - Mi voz sonaba seductora, pero ella no la oía, solo podía ver los rasgos de mi cara y no sabía si estos acompañaban bien a mis palabras. - Pero esta vez no quiero que muestres tu cuerpo a los demás hombres... he visto como te mira Marvin, vi su erección... y no me gustaría tener que pegarle un tiro porque acabe tomándose demasiadas confianzas contigo... se que no eres mía... - Acaricié su rostro con mi mano. - Pero me gustaría que lo fueses al igual que yo fuese tuyo para siempre... - Volví a besar a Emma con dulzura.
No quería generar un calentón en ninguno de los dos, solo demostrar el cariño que sentía por ella y todas aquellas emociones que estaban despertando en mi cuerpo poco a poco. Hacía años que no sentía algo así, tantos, que pensé que jamás volvería a sentir lo que era el amor hacia otra mujer. Algo que deseaba sentir desde hacía mucho tiempo y que tenía miedo a tenerlo y perderlo, como ocurrió años atras.
Y ahora temía que todo aquello se nos fuese de las manos y acabase perdiendo a Emma como ocurrió con Nasha y mis hijos. No estaba seguro de poder soportar aquello de nuevo. Sobre todo si lo estropeaba todo de nuevo y dejaba a mi hermana pequeña lejos de mí, como hice la otra vez.
Noah asintió a las palabras de Kane. Sabía que tenía de Jesse como amiga, que se había convertido en un fuerte apoyo para ella, pero precisamente temía lo demás. Inició la búsqueda de la planta y por sorpresa fue Emma quien dio con ella. Ni se había fijado que la mujer había comenzado a buscar también. Pensó que estaría haciendo el fuego.
Kane se acercó a ella y Noah mantuvo la distancia. Se imaginaba lo que ocurriría entre ambos y así fue. Poco después escuchó a Curtis pedirle una pala y se acercó a la diligencia. Allí la cogió y se acercó a la pareja que se estaba tratando con demasiado mimo. Entonces miró de nuevo hacia Marvin y Jesse y vio a la joven sentada. Eso le hizo preocuparse por su estado. No sabía si había hecho un esfuerzo muy grande o bien si Marvin le había dicho algo que no debiera.
- Ejem. - Dijo al llegar a la altura de Kane y Emma. - ¿Dónde tengo que cavar? - Preguntó al ver que Emma tenía un montón de matojos en las manos y ninguna raíz. - Porque está claro que ninguno de vosotros puede hacerlo. - Los ojos de Noah se desviaron de nuevo con preocupación hacia Jesse.
Pronto se dio cuenta de que si Emma tenía los pedazos de las plantas en sus manos, debían quedar marcas de donde estuvieron, así pues, sin esperar respuesta, buscó en el suelo y cabó, sacando el primer bulbo, luego otro y un tercero. Miró buscando más, pero parecía que no quedaban más en esa zona. - Tendran que ser tres, Curtis. ¿Por qué no encendéis el fuego y voy a ver que tal está Jesse mientras?
No, no quería dejarla sola sin saber si estaba bien o no. Y seguramente aún sabiendo que estaba bien, tampoco querría estar lejos de ella. Los caballos podían esperar un poco más, pero Noah no. Así pues aguardó unos instantes en silencio, por si querían decirle algo más, antes de ir hacia Jesse y ver si estaba bien y calmar así su preocupación por ella.
— Vaya... — dijo Marvin rascándose la coronilla — Qué lío, ¿eh? Y vaya un tipo, el señor Reeves... Aunque, si fue Kane quien mató a su hijo, no tú, no se por qué quería verte muerta a ti, Jesse — dijo, pasando a tutearla sin darse cuenta — En todo caso todavía tendrá ganas de ver a Kane colgado de un pino... ¿Pero tú qué culpa tienes para que Reeves quiera matarte? — suspiró — Bueno, aunque ahora que lo pienso, ahora que has ayudado a escapar a Kane, desde luego que tendrá ganas de colgarte a ti también... — y mientras estés con ellos, a ti también, mi querido Marvin, no lo olvides, le susurró dijo la vocecilla en su cabeza, burlona.
El pensamiento le hizo tragar saliva y pasarse la mano por el pescuezo:
— No entiendo al sheriff Calvin. Si él sabe la verdad, ¿es que no puede hacer nada? ¡Es el endemoniado sheriff, caray! — se dejó caer sentándose sobre una roca — Ah, maldita sea. Supongo que el señor Reeves tiene dinero y poder suficientes como para hacer lo que le de la gana.
Se pasó la mano por la cara. Se estaba agobiando. Cada segundo que pasaba acompañado de esos dos, sentía cómo se iba claveteando su ataúd. Si alguien los pillaba, ¿cómo explicaría a los hombres de la ley que estuviera con ellos, ayudándoles en lugar de entregándolos a la justicia? ¡No le creerían en nada! Tal vez ni siquiera Calvin pudiera salvar el miserable culo de 'Rata'. Estaba claro que tenía que largarlos cuanto antes si quería salvar el pellejo.
— Demonios Jesse... Creo que lo mejor que podéis hacer es salir pitando de este condado cuanto antes, ¿sabes? Dejad toda esta mierda atrás y largaos... Bien lejos. Tal vez a Alaska...
- Me quiere muerta porque se la verdad de lo que pasó. Su hijo murió asesinado por manos de un loco que mató a su familia anteriormente y eso le convierte en víctima, no en agresor y culpable.
- Y mandar a sus hombres a por mí hubiese cantado mucho. A veces los planes más sutiles son los que funcionan mejor. - Respondió Jesse a Marvin. - Aunque este le saliese mal.
- En cuanto al sheriff, no puede hacer nada. Reeves puso precio a su cabeza. Como bien dices, el dinero es el que manda, así que toca jugar con... ¿cómo lo llamaba Calvin? ¡Ah! ¡Sí! Un perfil bajo. Sin llamar la atención.
- A lo que se refiere a Reeves, no sabe si dejaré ir o no a Curtis. Para él, es mi protector y quien me dio la estrella detrás de la que Kane no podrá hacerme nada. Así que espero que siga pensando que estoy en deuda con él.
- Quienes me preocupan ahora son el mexicano y ... - Se le hizo un nudo en la garganta cuando quiso pronunciar su nombre. Solo pensar un segundo en él y le resultaba verdaderamente doloroso. - Lo que hayan hecho o dicho.
Jesse miró a Curtis cuando Marvin dijo lo de huir a Alaska. - No querrá. Dio su palabra a un hombre muerto de que encontraría a la joven y lo hará. Además, si nos vamos, se quedará solo... Emma no le dejará y Noah...
La joven miró al hombre que hablaba con Emma y Curtis y sonrió levemente. - No se va a rendir ni dejarme huir tan fácilmente. Además, parte de esa recompensa les corresponde a ellos también... eso si los militares no la han cobrado ya.
— Comprendo... Entonces, cuando se entere que ya no llevas la estrella... Vaya, sí, creo que estás en un buen lío. ¿Crees que Santana y Will...? Si han contado lo que pasó... ah, maldita sea, si han contado lo que pasó seguramente ya hayan puesto precio a tu cabeza también, por ayudar a un forajido. Demonios...
¡Maldición! ¡Se había metido en la boca del endemoniado lobo él solito! Si esos estúpidos del negro y la gitana no se hubieran vuelto imbéciles, ahora no estaría en esa situación. Malditos fueran cien veces. Ya se lo decía su abuelo, que no se fiara de nadie, especialmente si no era blanco...
Blanco, como él se quedo cuando Jesse sugirió que tal vez los soldados habían cobrado la recompensa.
— ¿Crees que han podido llevarla a Tombstone? Tal vez no supieran nada de la recompensa... — y eso esperaba. Necesitaba la recompensa. Necesitaba llevar a la chica de vuelta. No podía volver con las manos vacías después de haber estado ayudando al injustamente acusado Curtis Kane Pero injustamente o no, Marvin ya estaba pringado... ¡Y no era asunto suyo, joder! Pero hasta cierto punto su destino había quedado enredado con el de ellos, pensó con amargura.
Mierda, mierda y doble mierda.
Noah dejó a los tortolitos apañárselas solos y caminó en silencio hasta donde se encontraban Marvin y Jesse. Solo tenía ojos para ella, pero habló a los dos. - Ejem... espero no molestar. - Dijo al irrumpir en la conversación. - He visto a Jesse sentada y... - Se puso de cuclillas a su lado y la cogió de la mano con ternura. En sus ojos había preocupación. - ¿Estás bien? ¿Necesitas que te lleve de vuelta al campamento? Te dejaré en la diligencia descansando si te hace falta...
Su mano temblaba nerviosa, ya no solo por la presencia y cercanía de Jesse, sino por el temor a su respuesta.
Miró el tronco que había estado cortando Marvin, no quería dejarle de lado tras la interrupción. - Vaya, Rata. Parece que estás más en forma de lo que creía. - Dijo al ver la cantidad de leña que había cortado con aquel hacha. - Yo creo que con eso tendremos para toda la noche... Si Jesse está bien, os ayudaré a llevarla al campamento... ya va siendo hora de descansar.
- Aún la llevo. Emma me la devolvió. Ella tiene razón, estoy más segura con ella puesta o lo estaba... - Respondió la mujer a Marvin mirándole con curiosidad. Le hacía más despreocupado y egoísta de lo que estaba viendo en aquel momento.
- A la mía, a la tuya, a la de Emma, Dan... cualquiera que no volviese con ellos. Y no lo sé... creí que conocía a William y que él me conocía a mí o al menos que confiaba en mí...
- Pero está claro que me equivoqué con todo con él, así que... prefiero no hablar de él. No me hace sentir bien hacerlo. - Respondió dolida por lo que sentía por aquel hombre y que veía que tardaría en olvidar.
En cuanto a la pregunta sobre los soldados y la mujer, Jesse se encogió de hombros. - Curtis dice que es insoportable, así que se la habrán querido quitar de encima cuanto antes...
- O lo mismo está feliz con tanto uniforme y no se quiere ir... quien sabe. - Se decía que a las mujeres les gustaban los hombres con uniforme, algo que Jesse no entendió nunca y dudaba que lo llegase a entender jamás.
En ese momento la mujer escuchó unos pasos y se giró. Al ver a Noah sonrió de manera natural. - No, tranquilo. Estoy bien. - Le respondió apretando la mano con la suya. - Solo un poco... cansada.
No quería preocuparle más ni hacerle sentir mal recordándole a William y lo que ella sentía por él. Bastante duro debía ser para Noah estar cuidando de ella y sabiendo que esta amaba a otro. La joven suspiró con esos pensamientos.
- Sí. Lo hizo todo él solo. - Le respondió a Noah. - Creo que esta noche dormirá de un tirón por el esfuerzo. - Bromeó más tranquila al sentirse segura con el charlatán a su lado. - Vamos, os ayudaré a llevar la madera. ¿Me ayudas?
Tras esa pregunta le tendió ambas manos a Noah para que la ayudase a levantarse y le sonrió, antes de comenzar a recoger leña para juntarse con los demás.
Bueno, necesitábamos la raíz y no la planta entera, de acuerdo, pero al menos la había encontrado. Disfruté del beso de Kane y le miré como si estuviese enfadada, pero divertida por la metedura de pata, así que no pude contener la risa mucho más. Me agaché y comencé a coger raíces hasta que Kane me dijo que teníamos suficiente.
Y por supuesto, al terminar, volvió a demostrarme cuánto le importaba. Además, se le notaba impaciente, lleno de ardor pero también mostrándose precavido y, además, añadiendo un pequeño toque de celos que debía reconocer me satisfizo. No lo sentí como un signo de posesión, sino de inseguridad, así que le acaricié el rostro, le di otro beso y miré hacia abajo, divertida. Él tampoco podía esconder lo que quería.
Sabía que despertar aquella hambre era relativamente fácil en un hombre; en cualquier hombre. Pero en su caso, para mí tenía mucho más valor. Después de todo, yo no era una mujer cualquiera. Era una puta, lo que significaba que más allá de una cama, y en ocasiones, también sin ella, nadie toleraba mi presencia. Kane había superado con creces aquel límite porque para él, significaba mucho más, al igual que él también lo era para mí.
Tuve la tentación de pasar mi mano descuidadamente por donde se notaba ya la inflamación, pero preferí dejarlo para otro momento y asentí con la cabeza. Si yo a él le volvía loco, él a mí tampoco me pasaba inadvertido, pero esperaría a otro momento que fuese más propicio... y no tuviese a nadie más cerca de nosotros.
Después, regresé junto a Jesse, que estaba hablando con Marvin y con Noah. El pobre de Noah seguía sin recibir lo que él hacía tiempo ya había entregado y eso era duro de ver. No era la primera vez que contemplaba a un corazón rompiéndose, ni sería la última.
Buf, pues menos mal que se la devolvió. Perder esa estrella habría sido perder lo único que la protege, o que nos protege... — ¡Caray, con los impulsos! Afortunadamente Emma estuvo fina ahí. Bien. Especialmente bien si al final resultaba que efectivamente su cabeza sí tenía precio. Ese jodido William, lameculos de la ley y tocapelotas integral. Le caía gordo desde que lo vio por primera vez. Seguro que les había hecho la jugada. Esperó que el mejicano al menos intercediera por él, aunque lo dudaba mucho y muy fuerte.
— Bueno, como sea, supongo que en el fuerte todavía no sabrán nada de nosotros. — suspiró — Tengo la esperanza que conseguir a la niñata sana y salva nos debería salvar el cuello cuando volvamos a Tombstone... Tal vez incluso a Curtis, de alguna manera, no lo se... Porque cuando la ley busca a algún tipo y sale tu cara en los "Se busca", no suelen dejarlo correr tan alegremente... — se encogió de hombros. — Supongo que ya veremos... Pero ya verás que lo solucionamos, ¿eh? — sonrió dejando al aire sus sucios dientes. Claro que tenían que solucionarlo. Acababa de pagar por sus crímenes, como para volver a ser buscado por la ley tan pronto.
En ese momento se acercó Noah.
— ¿Eh? Ah, Noah. ¡Pues claro que estoy en forma!— se dio un fuerte tortazo en la barriga — El whisky te fortalece y te hace hombre, ¿sabes? Y porque nos hemos distraído hablando, que si no habría hecho trizas este tronco enterito... Claro, que para una noche tampoco hacía falta tanta leña... Bah, bueno. Me ha venido bien sudar un poco.
Cuando Jesse se levantó y se dispuso a ayudar, levantó la palma de la mano en su dirección.
— Eh, eh. Ni se te ocurra hacer esfuerzo, Jesse. — de repente sentía la necesidad imperiosa de proteger a Jesse de todo mal. Su salud era tan frágil... Demonios, si casi le dio un patatús pensando en el idiota de William. No, no. Había que protegerla a toda costa. Esa chica y su estrella parecían haberse convertido en la garantía de su supervivencia de momento. Además, aunque no lo reconocería, su infancia traumatizada le había tocado la fibra sensible y ahora la muchacha le daba mucha pena. Maldita sea, con lo duro que él era, durante estos jodidos días se estaba poniendo de un blando... — Ten, si quieres ayudar lleva el hacha. — le dijo tendiéndole el hacha.
Cuando llegó Emma se puso tenso. La mujer esa todavía le daba un poco de miedo, pero por otro lado le había visto las tetas y le atraía. Esos sentimientos encontrados abrumaban a Marvin, de modo que se limitó a echar un vistazo fugaz a su pechera antes de agacharse a coger unos buenos troncos ya cortados. Intentó llevar todos los que pudo, a pesar de hacerlo con bastante esfuerzo, para que las hembras vieran lo fuerte que era.
— ¡Bueno! Hagamos un buen fuego y comamos algo, ¿eh? — dijo resoplando, encaminándose al campamento.