Sabía que Jesse estaría nerviosa por el tema de la sorpresa, pero la verdad era que hasta que no viese a Noah, no se la llevaría. Pero de golpe mi pequeña dijo algo que me dejó extrañado. ¿Vengarse? Y me contó aquella historia inicial entre ambos. - Será cabrón. - Dije entre dientes. - Y yo poniéndole de santo...
Pero las siguientes palabras de la joven me hicieron ver lo mal que lo había pasado durante todo este tiempo. Mi egoísmo fue tan grande que ni pensé en ella y su salud. De haberme quedado o quizás no haber matado a John Reevers, quizás las cosas hubiesen sido de otra manera. Sí, hubiésemos tenido que irnos de Tombstone, porque denunciar al hijo más poderoso de Tombstone de lo que hizo nos saldría muy caro. Pero ella tendría... hubiese tenido una calidad de vida mejor, sin tener que pensar que podría no despertar antes de irse a dormir, perdiéndose todo lo bueno y bonito de la vida, como enamorarse y ser correspondido.
Con ese pensamiento miré a Emma. ¿Sería posible que entre los dos ocurriese? ¿O ya estaba ocurriendo y yo estaba tan cegado con Jesse que aún no era capáz de verlo? Esperaba que sí, pero temía que todo fuese algo pasajero, un oasis en medio de un desierto. Jesse continuó hablando sobre Will, sobre sus sentimientos y sobre lo que ocurrió tras enterarse de que fue espiada por Noah y entendí su desesperación. Entonces me dijo que clase de venganza quería y tuve que aguantar una carcajada por su idea.
En ese momento se levantó Marvin y salió corriendo hacia el agua. Parecía que se había vuelto loco. Miré a Jesse sorprendido por la actitud del hombre. - Creo que Rata te ha estropeado la venganza... salvo que quieras ver dos desnudos. - La mirada de Jesse me lo dijo todo, le importaba poco Marvin y quería jugar con Noah. Devolvérsela. Así que no dije nada. Me puse en pie y levanté a mi pequeña entre mis brazos. Miré a Emma como dormía como una bendita y esperaba que siguiese durmiendo a mi regreso, porque tenía la intención de abrazarme a ella mientras descansaba... ya quedaba Jesse en buenas manos.
Caminé con ella en busca de Noah. Con el escándalo que estaba montando Marvin, el charlatán ni se daría cuenta de nuestra presencia. Una vez en la orilla, cerca de donde estaba Noah, dejé a Jesse, besé su frente y me marché en silencio. Lo que ocurriese entre ellos, debía quedar entre ellos y yo quería desearle los buenos días a Emma e irme a descansar.
Nadaba tranquilo en las frías aguas. Cubría poco más que la cintura y bueno, no es que fuese un gran nadador no mucho menos pero con esa profundidad Noah se atrevía a intentarlo al menos. El sol subía lentamente y creyó oportuno quedarse un rato largo allí y dejar a Curtis estar con Jesse un poco, pues sentía que la había acaparado para él mismo y bueno, Kane tenía a Emma, pero seguro que querría pasar tiempo con alguien tan importante para él.
Estaba tranquilo en aquel momento y en paz consigo mismo, procurando no pensar en Jesse para no ponerse nervioso ni tener incidentes como el que tuvo esa misma noche. Aunque, bueno, estando tan retirado dudaba que le viese nadie. Kane ya se dio un baño anoche, mejor incluso que el suyo. Rata era alérgico al agua y dudaba que las chicas fuesen a espiarle o a bañarse.
Pero por otro lado el agua estaba demasiado fría como para intentarlo si quiera, asi que esos pensamientos se le pasaron por completo de la cabeza y volvió a relajarse hasta que escuchó gritos. Noah se puso en pie miró hacia el campamento. Estaba a punto de salir del agua cuando vio llegar a Marvin, medio desnudo y como se metió en el agua, bastante alejado de él y, sorprendentemente, se empezaba a lavar.
- ¿Pero que cojo...? - Preguntó en voz alta para luego reír y volver a relajarse en el agua.
Con Marvin en pie sabía que el tiempo se le agotaba, pero prefirió apurar un poco más y disfrutar de aquello. Sabía que si lograban realizar su cometido, podrían llegar, apurando bastante, a la zona donde se separaron del resto del grupo para comer, lavarse y descansar allí. Pero en ese lugar no había tanta intimidad ni unas vistas como en aquella montaña.
Regrsé al campamento procurando no hacer ruído para no despertar a Emma, hasta que recordé que no podía escucharme. De lo contrario se hubiese despertado con los gritos de Marvin. Me senté a su lado y me acurruqué junto a ella, abrazándola como pude para no despertarla y acariciando su cabello mientras mi cuerpo se iba relajando.
Estaba cansado, tenía muchísimo sueño y quería irme a dormir, pero no quería hacerlo sin darle los buenos días a Emma y menos aún verla sonreir antes de acostarme en la diligencia. Pero tampoco quería despertarla, era demasiado pronto, así que me fui dejando llevar por el cansancio y el dulce olor del jabón que usamos esa misma noche y que compartíamos los dos, para irme quedando dormido junto a la mujer sentía en aquel preciso momento que amaba.
¿Podía ser o era todo un espejismo causado por la fatiga y el cansancio? Miré su rostro y lo acaricié con suavidad y dulzura, pasé mis dedos por sus sinuosos labios que me moría por besar de nuevo y sentí como mi corazón se aceleraba. Suspiré y sonreí a Emma que seguía durmiendo y volví a acomodarme, pero esa vez para quedarme dormido junto a ella. Ya me despertaría cuando ella se levantase y me iría a dormir al interior de la diligencia.
Ahora solo quería estar junto a ella. Despierta o dormida, me daba igual, solo quería compartir un rato más a su lado antes de quedarme dormido.
Marvin se lavaba de manera enfermiza, tal vez se estaba dando el baño más eficiente de su vida.
— Limpiar, limpiar... — en ese momento reparó en Noah, que estaba más allá — ¡Eh Noah, rápido, pásame el jabón! Debo lavarme... por Fringilda... frotar, frotar, frotar... — decía para sí mismo mientras se limpiaba de forma vigorosa la entrepierna y los sobacos con su pañuelo, que al desprenderse la mugre empezaba a verse del color original.
El sueño que había tenido había sido profundamente revelador. Oh, qué ciego había estado todo este tiempo... ciego y anósmico. Pero ahora tenía una meta en la vida, algo muy importante además de hacerse rico con la recompensa. Y empezaría por lavarse para conseguir su sueño.
Noah quiso hacerse el despistado ante la petición de Marvin. Más que nada porque la pastilla de jabón era prácticamente nueva y seguramente después de que Rata la usase, ya no querría tocarla ni con un palo. Pero por otro lado, por una vez que le daba por lavarse al hombre...
Noah se puso en pie, el agua le llegaba hasta la cintura e hizo fuerza con sus manos sobre la pastilla de jabón. Los músculos de su cuerpo se tensaron e hincharon por el esfuerzo, pero logró partir la pastilla más o menos por la mitad y le lanzó un pedazo a Marvin. - ¡Quédatela! - Exclamó. - ¡Con algo tendrás que lavar tu ropa también! ¡Porque por mucho que te laves... tu ropa seguirá apestando, Marvin! - Le dijo al hombre, no con mala intención, pero si una realidad como un puño.
De todas maneras ya se daría cuenta él de que su ropa apestaba en cuanto se la fuese a poner y Noah se volvió a meter en el agua, pero Marvin le había jodido lo suficiente el rollo como para al final optar por lavarse y salir. Ya llevaba demasiado tiempo y tenía frío y hambre. Además, debía encargarse de los caballos antes de desayunar y luego recoger, atarles a la diligencia y marcharse.
Y se moría por ver a Jesse. Así que, después de lavarse las piernas y los pies se puso en pie y continuó lavándose el resto del cuerpo, incluída la entrepierna para terminar con la cabeza y sumerjirse por última vez en el agua para aclararse por completo.
Luego se puso de nuevo en pie y fue caminando hacia la orilla, hasta que la vio, allí sentada mirándole directamente a los ojos y al resto del cuerpo. Noah se quedó serio y se paró en el sitio. El agua aún le tapaba lo sufiente como para no tener que mostrarle sus vergüenzas encogidas por las frías aguas del amanecer.
No sabía que hacer ni decir y en ese momento le vino a la cabeza cuando él mismo espió a Jesse en el río, solo que en este caso, ella no se estaba ocultando. Se puso colorado y agachó la cabeza, pensando en como se sintió ella cuando se enteró de lo que hizo y de la vergüenza que estaba pasando él mismo en aquel momento. Si todo fuese de otra manera entre ambos, no le hubierse importardo enseñarle más de lo que estaba viendo, pero él ya sabía que al menos había visto a Will desnudo, por no pensar en que hubiese mirado a Marvin y que el agua fría le estaba echando a perder por completo.
Así pues, puso ambas manos sobre su entrepierna y con una sonrisa más avergonzada que otra cosa, continuó saliendo del agua. - Veo que te la estás cobrando y sin esconderte... - Le dijo a Jesse mientras caminaba cortado hacia la orilla de nuevo, pensando en como salir de aquella.
Kane dejó a Jesse cerca de la orilla, donde esta le pidió y se despidieron en silencio. Noah ni se había enterado de que habían llegado hasta allí los dos ni de que le estaba viendo. Eso la puso nerviosa.
Aún así se movió con cuidado hacia la ropa de Noah en silencio y la recogió toda, incluído el sombrero y las botas y se los llevó con ella unos metros alejada de la orilla. En ese momentó escuchó la voz de Marvin y pensó que Noah se daría cuenta.
Pero no fue así, vio como el hombre se incorporaba y tras hacer algo con las manos le debió lanzar a Marvin lo que quería. Desde su posición Jesse podía ver a ambos, pero la verdad era que solo tenía ojos para uno. El otro no le interesaba nada.
Pero mientras hacía aquel gesto, que debía ser partir la pastilla de jabón, vio como la musculatura de Noah se endurecía y tensaba, al tiempo que el brillo de los primeros rayos del sol con las gotas de agua de su cuerpo dibujaban ante sus ojos un cuerpo excepcional.
Jesse se quedó literalmente con la boca abierta al verle así. Desde ese momento no le perdió ojo a ninguno de sus movimientos, mientras se lavaba y aclaraba, hasta que comenzó a caminar hacia la orilla, donde ambas miradas se encontraron.
La ayudante del sheriff, se sonrojó al encontrarse con sus ojos y Noah se puso colorado igual. Pero ella no iba a ceder y, a pesar que sentía como su corazón se aceleraba solo de pensar que más ocultarían esas aguas, no apartaba la vista.
Noah se dio cuenta de eso y continuó caminando, tapándose con ambas manos, mirando a Jesse avergonzado y seguramente pensando en coger su toalla y cubrirse con ella antes de acercarse un paso más a Jesse. Y esta sonreía por ello.
- Sí... y tendrás que venir hasta aquí si quieres tus cosas... - Dijo mostrando la ropa al vaquero con una sonrisa de ganadora en el rostro. Ahora solo debía saber si sería capaz de seguir mirándole o cuando se acercase miraría a otro lado.
A fin de cuentas, realmente, Noah iba a ser el primer hombre que vería desnudo en su vida. Will no contaba, primero porque no era ni medio hombre y después porque la noche no le dejó ver demasiado.
Marvin atrapó al vuelo la pastilla de jabón y empezó a utilizarla al momento:
— ¡Gracias, amigo! — se quedó pensando durante un segundo lo de lavar la ropa — Bueno, lo de la ropa ya lo veremos, porque si la lavo ahora luego se tiene que secar, y nos tendremos que ir pronto... ¡no quiero ir empapado por ahí! Además, dicen que la ropa encoge cuando se lava, y yo necesito estar ágil para llevar a mi caballo. No puedo cabalgar con ropa que me quede pequeña...
Se lavó bien el cuerpo haciendo mucha espuma. Luego se enjabonó el bigote y el pelo y se aclaró entero. Para terminar se limpió las uñas. Una vez estuvo limpio como hacía muchos años, salió del agua desnudo, mirando al suelo para ir recogiendo la ropa que había tirado... Cogió sus calzones, sus pantalones, su camisa... Oh, una de sus botas estaba allí... Entonces se dio cuenta de que Jesse estaba allí cerca, parada como una pasmarota mirando a Noah.
— ¡Señorita Jesse! ¡Un poco de intimidad, caray!
Marvin se tapó con la ropa que llevaba entre las manos y recogió lo más rápido que pudo la que quedaba por ahí esparcida. Luego se escabulló en dirección contraria tapándose las posaderas, buscando algún matorral tras el que esconderse y ponerse su mugrienta ropa de nuevo.
Jesse miraba como una tonta a Noah a cada paso que se le acercaba y ni se dio cuenta de que Marvin salió del agua ni de que le dedicase si quiera unas palabras. La piel del charlatan brillaba con la luz del sol y ella era una polilla en ese momento.
Entornó los ojos de golpe y se subió un poco el sombrero para ver mejor a Noah, pero fijando su vista en la cara. - No puede ser... - Dijo la joven con una sonrisa. - No me digas que lo ha hecho... - Murmuró para sí.
La joven se levantó, cogiendo la toalla de Noah y caminó con algo de dificultad hacia él, demostrando así que iba recuperando fuerzas y energía. Le sonreía mientras avanzaba, con gesto de sorpresa e incredulidad reflejada en su rostro.
Cuando llegó a su lado, puso su mano izquierda sobre el hombro derecho de Noah y con la mano derecha, con suavidad le fue secando el rostro. - ¿Te has afeitado? ¿Por mí? - Preguntó Jesse asombrada, para luego comenzar a secarle la cabeza.
- Y tienes el pelo largo... creí que era más corto... - Le susurró a Noah sin dejar de mirarle a los ojos. Observó la piel del hombre y como este empezaba a tiritar. Tenía frío y su piel se estaba poniendo de gallina.
- Te queda muy bien... aunque si lo hicieste por mis comentarios, no tenías porqué hacerlo... - Le dijo mientras le secaba. Le fue secando la espalda, el pecho, los brazos... y luego pasó la toalla por su cintura y se la amarró en un lateral, cubriéndole así sus partes nobles.
- Pero la verdad es que pareces más joven y... estás muy guapo. - Le sonrió y se sonrojó. Con Noah ahora cubierto, Jesse se separó un poco de él. - Me sentaré ahí delante, son solo dos pasos... y cuando estés listo volvemos...
Jesse miró el sitio y volvió a mirar a Noah. ¿Por qué no aparecería antes en su vida? Volvió a acariciar el rostro de Noah, como si no se creyese que se hubiese afeitado y le sonrió, antes de irse al lugar que le había indicado.
Abrí los ojos cuando ya había amanecido. No sabía por qué, pero hacía tiempo que no dormía tan bien. Siempre me habían dicho que vivir en un mundo de silencio era una maldición, pero por las noches, el silencio era lo que más me aseguraba el descanso.
En ocasiones, mi cabeza no dejaba de darle vueltas a las cosas y en ella se formaban extrañas imágenes, mezcla de recuerdos, esperanzas y pesadillas, que me agitaban en un mundo de sombras silenciosas, pero no aquella noche. Aquella noche, dormí bien y me desperté con ánimos renovados.
Me di cuenta entonces de que alguien me acariciaba el cabello y al girar la cabeza, vi a Kane abrazado a mí y con los ojos cerrados. Lo observé durante unos segundos, analizando su rostro, lleno de emociones y de experiencias, y que reflejaba, ahora que podía relacionarlo con su manera de ser, lo que yo buscaba.
Lentamente, acerqué los labios a los suyos y los presioné con suavidad, y cuando abrió los ojos, le mostré mi mejor sonrisa, antes de volver a besarle y abrazarle. Me sentía bien, cálida, segura, querida, y eso hacía que levantarse y comenzar el día fuera un tormento.
Pero al menos, tenía un dulce cuyo sabor mantendría en mi boca durante el tiempo que necesitara, hasta que pudiésemos estar juntos, porque a partir de entonces, tendría que abandonar mi habitual pragmatismo y empezar a soñar despierta. Quizás la caída fuese terrible, si es que a él le llegaba a suceder algo, pero prefería arriesgarme por primera vez en mi vida, que permanecer fría como un invierno en las montañas.
Volví a besarle, esta vez con fuerza, le di una buena palmada en el trasero y me levanté riéndome.
Cuando me puse en pie, la escena que vi, de Marvin frotándose y limpiando sus ropas, sin saber por qué había decidido hacerlo en aquel preciso momento, con tanto vigor, hizo que me llevara la mano a la boca para ahogar una risa que en cualquier otro, habría podido escucharse al otro lado del valle. Era extraño, cómico y a la vez... conveniente, porque su olor podía delatarnos a varias millas de distancia, así que todos ganábamos.
Pero no era eso lo único que podía ver.
Noah se había afeitado y lavado, y ahora permanecía dentro del agua, cubierto hasta lo mínimo que podía permitirse, ante la atenta mirada de Jesse... que sostenía unos vaqueros en sus manos que sin duda, debían ser suyos. No sabía lo que había ocurrido aquella noche, pero de repente, estábamos todos un poco idos, como si nos hubiéramos olvidado de por qué estábamos allí y nos estuviéramos dedicado a algo tan sencillo como disfrutar de la vida.
La escena continuó durante un rato, pero al ver que Noah terminaba llegando hasta donde estaba Jesse, miré a Kane y decidí darles algo de intimidad. Tenía hambre, así que me fui hacia la hoguera para ver si quedaba café y si no, preparar un poco. Dentro de poco tendríamos que ponernos en marcha y volver a la cruda realidad, pero se estaba tan bien allí, que pensé que ojalá no tuviésemos que despertar de aquel hermoso sueño y pudiésemos quedarnos eternamente.
Me agaché. Quedaba un poco de café, pero no suficiente, así que fui a por mis alforjas, en donde había algo más, y me dispuse a preparar otra cafetera. No quería molestar a los demás, pero cogí la cafetera y fui hasta otra parte de la orilla a llenarla de agua. Después, me acerqué de nuevo a Kane, acaricié su rostro y lo miré como si tuviese quince años y él fuese mi primer amor... porque lo era.
Desperté con un suave sabor en mis labios, para luego sentir la presión sobre ellos si es que me había llegado a quedar dormido junto a Emma. Abrí los ojos lentamente, reaccionando a aquel beso para luego ver la sonrisa más hermosa jamás vista por mí antes. Devolví el gesto a Emma en silencio, compartiendo así su mundo y me entregué de nuevo a ese abrazo y el besó que me regaló a continuación. Estaba realmente cansado y somnoliento, pero si me buscaba me iba a encontrar.
La abracé con fuerza, pegando su cuerpo contra el mío y hundí mi cabeza sobre su cuello. - Eres más de lo que podía desear. - Susurré en su oído, aún a sabiendas de que no me oiría pues la verdad era que no sabía si estaba preparado para que ella lo supiese o pudiera ser que me diese miedo su reacción. Fuese como fuese, no quería que se separase de mi lado y me separé de ella para mirarla a los ojos, con los míos cansados y ojerosos.
En ese momento recibí otro beso que no rechacé. No rechazaría ninguno de ellos nunca y de golpe sentí una palmada en mi trasero y vi como se levantaba riéndose. Me quedé recostado sobre la hierba de lado, con el codo apoyado sobre ella y la mano descansando en mi cabeza mientras la miraba como trasteaba por la zona. Me alegré de haber dejado la cafetera limpia al ver que la cogía y cuando la vi caminar hacia el río me estiré como un gato.
Luego miré hacia atrás y vi la cabeza de Marvin entre unos arbustos cercanos, más allá a Noah y a Jesse demasiado juntos. Si fuese el padre de ella o si me quisiera comportar como lo que sentía que era, su hermano mayor, iría a separarles, sobre todo porque Noah no llevaba ropa. Pero verla tan suelta y cogiendo confianza en sí misma y en aquel hombre, era lo verdaderamente importante. Además, ahora se vería de que palo estaba hecho Noah.
Escuché a Emma regresar y seguí sus movimientos en silencio. Sabía que no me oía, que estando con aquellas cosas no me leería los labios, aún así no pude evitar preguntarla. - ¿Quién eres? ¿De dónde vienes? ¿Eres soltera, casada y huída? ¿Viuda quizás? ¿Cuántos hombres han estado en tu vida? Porque se que yo no he sido el único... ¿Qué buscas en mí? ¿Debo temer porque esto solo sea pasajero y me dejes cuando todo esto acabe? - En ese momento la vi que me miraba y la sonreí.
Caminó hacia mí y mis ojos no se apartaron de los suyos. Sentí su cálida caricia en mi rostro y creí deshacerme con ella. Agarré su mano y besé sus dedos con ternura. - Ni te imaginas lo especial que eres para mí. - Le dije, esta vez para que me entendiese bien. Las demás preguntas podían esperar, pero ese sentimiento no. Y tiré de su mano y la hice caer sobre mi cuerpo, mientras me colocaba bocarriba y la sonreí.
- Espero que sigas a mi lado cuando esto acabe. Porque me encantaría tenerte a mi lado, disfrutarte más y aprender a hablar contigo en tu idioma. - Tal y como hice con Nasha en su día. Y volví a besarla antes de que me diese su respuesta. ¿La amaba? Aún no. Pero sabía que tarde o temprano lo haría y estaba deseando que llegase ese momento y que ella me acompañase en ese largo y solitario viaje de la vida, si no la perdíamos antes.
Noah miraba a Jesse nervioso y desvió su atención, quizás para calmarse hacia Marvin, pero de reojo vio que Jesse solo le miraba a él. Volvió entonces a mirar a la joven y la vio murmurar algo, pero no se enteró bien de lo que decía. Sintió que hablaba más para sí y no quiso entrometerse. Era como cuando veía a una mujer que le gustaba y susurraba eso típico de "que pedazo de mujer". Supuso que había algo de eso o al menos eso esperaba.
El hombre se sorprendió al ver a Jesse levantarse y caminar hacia él. Ni se fijó en que llevaba la toalla en sus manos. Solo miraba que no se cayera y si lo hacía, debía dejar libres sus genitales para sostenerla y... mejor eso que ver como se caía al suelo y se hacía más daño. Pero Jesse llegó y se apoyó en su hombro, lo que hizo que Noah sonriese nervioso. Sus manos continuaban cubriendo sus partes íntimas y observó como la chica le miraba.
En ese momento sintió como la mujer le secaba con la toalla el rostro con delicadeza, secándole la barba o lo que quedaba de ella, pero sus ojos no se apartaban de los de la mujer a quien dejó hacer en silencio. No tuvo que responder a su pregunta. Su rostro se ruborizó cuando Jesse indicó que se había afeitado por ella. Ya no tenía barba que le protegiese de aquello y sonrió tontamente cuando sintió como comenzó a secarle la cabeza. - Un poco... solo... la barba me la puedo afeitar solo... pero el pelo... - Respondió nervioso.
En ese momentó comenzó a tiritar de frío. Ya lo tenía de antes pero ahora sentía más. Aunque los halagos de Jesse le hacían entrar en calor por el nuevo rubor en su rostro, su cuerpo se estaba quedando frío por el frescor de la mañana. Ella se dio cuenta y comenzó a secarle con la toalla. La proximidad del cuerpo de Jesse al suyo hacía que el de Noah entrase en calor, sobre todo cuando esta comenzó a secarle la espalda.
Noah era incapaz de dejar de mirar a Jesse y sus labios y comenzó a sentir como la sangre se acumulaba donde no debía y como su miembro palpitaba a la vez. Noah trataba de controlarse y observó como secaba su pecho con la toalla, algo que le fue relajando, hasta que comenzó con los brazos, aunque se detuvo antes de llegar a sus muñecas. - Gracias. - Respondió a Jesse en un susurro mientras que ella cubría su cintura con la toalla y dejaba las manos de Noah libres. - Pero es algo que ya sabía. - Bromeó nervioso.
Noah miró hacia donde indicaba Jesse. Dos pasos. Dos pasos era demasiada distancia para él en aquel momento. En ese instante sintió como Jesse acarició su rostro y Noah cerró los ojos y ladeó la cabeza para sentirla con mayor intensidad y cuando sintió que la mano se despegaba y supo que se iba, la sustuvo por la cintura y la atrajo hacia sí. Sus ojos se clavaron en los de ella y su corazón se aceleró tanto, que creyó que se le saldría del pecho. La pastilla de jabón cayó al suelo y Noah acarició el rostro de Jesse sin dejar de mirar sus labios. - Dos pasos es demasiado... además yo vi más... tienes derecho a verlo todo.
El hombre tuvo que controlarse para no besar a Jesse en aquel momento y la ayudó a sentarse junto a su ropa, de frente a él. Se separó un par de pasos de ella y se soltó la toalla y la lanzó a las manos de Jesse. - ¿Qué te parece si me vas pasando la ropa? - Preguntó con una innata seguridad que hace unos segundos no tenía. Pero algo debió ver en la mirada de Jesse que le hizo sentirse así. - Tú decides que me pongo primero... - Sonrió a la mujer con picardía.
Quizás no llegasen a nada, pero ese momento, estaba seguro que sería único para los dos.
Jesse sonrió a Noah con cierta vergüenza, sobre todo cuando dijo que dos pasos eran demasiado lejanos y la ayudó a sentarse junto a su propia ropa y se liberó de la toalla. El rubor se disparó en el rostro de Jesse, quien apartó la mirada.
Se notaba que Noah si estaba acostumbrado a que otras mujeres le viesen desnudo, pero ella no era cualquier mujer y al final si resultaba que iba a ver a Noah por primera vez como vino al mundo, sobre todo tras escuchar sus palabras.
La joven no tardó en entender el juego de Noah o quizás en pillar lo que buscaba y era esa confianza mutua. Una vez perdida esa vergüenza inicial, el camino sería menos pesado y Jesse sonrió y miró las botas. - ¿Lo que yo quiera?
Sacó los calcetines de ellas y se los lanzó y le observó como se vestía, como su cuerpo se movía y observó con curiosidad sus partes íntimas, cuando este no miraba. Por su mente pasó la pregunta más evidente ¿ese era su tamaño real?
De ser así, Will la tenía más grande... claro que ella no relacionó que cuando el músculo se endurecía este crecía, así que esa fue la primera impresión que sacó de todo aquello. Para cuando se dio cuenta, Noah le pilló mirándole se cosa y ella le lanzó el sombrero a la cara.
Depués le lanzó la camisa. - Pero no te la abroches... aún no... - Dijo la joven y cuando se la puso le lanzó por fin los calzones, detrás los pantalones y las botas.
Entonces Jesse se puso en pie y se acercó a Noah y le abrochó uno a uno los botones de la camisa. - Anoche, me di cuenta de que me arropaste... no se que será lo que pase entre tu y yo, pero en cuanto me recupere, yo también cuidaré de ti.
Tras esto, Jesse recogió la chaqueta del vaquero y le ayudó a ponérsela, quedando completamente vestido. - Me quedé con un cinturón y un revólver de más cuando encontramos a Kane. Creo que te quedarán bien.
Luego miró hacia donde estaban Kane y Emma, ella sobre él. - Deberíamos volver, pero... no quiero interrumpirles... - Y en ese momento sintió que las fuerzas le fallaban y se agarró con ambas manos en Noah.
- Pero tenemos que volver. Debo beberme esa infusión, desayunar y descansar un poco más... quiero ayudaros a disparar y aquí de pie, gasto energía... - Miró a Noah a los ojos. - ... no la desperdicio, solo la gasto.
¿Me llevas? - Pregunto sabiendo que ella no lograría caminar aquel trecho con ayuda y que él no se negaría a ello.
Noah no creyó que Jesse quisiera jugar a aquello, pero se veía que tenía tanta curiosidad como él la tuvo en su momento. Y cuando recibió los calcetines como respuesta inical, rió. - ¿Así empezamos? Creí que me darías primero los calzones. - Bromeó sonrojándose y poniéndose el primer calcetín con torpeza, seguido del segundo. Luego pilló a Jesse mirándole la entrepierna y se quedó un poco cortado. Estaba seguro de que si le decía que podía tocarlo lo haría por como le miraba. Pero optó por no cruzar esa línea. Era demasiado pronto y sin duda estaría pensando en Will.
Bastante satisfecho estaba en aquel momento en el cual su miembro ya no estaba encogido por el frío y se dejaba ver mejor.
En ese momento Noah recibió un sombrerazo en la cara y rió divertido. - Veo que te gusta los que ves.- Bromeó mientras se ponía el sombrero y miró a Jesse, quien lograba mantener la mirada fija en él. Luego fue llegando el resto de la ropa y le sorprendió que le pidiese que no se abrochase la camisa, la cual llegó incluso antes que los calzones, lo que le resultó curioso y le tentó pensar en ella y él juntos y tener una erección allí mismo, ante sus ojos... pero sería pasarse.
A fin de cuentas el juego no era ese, bueno, en parte sí... pero mientras que Will estuviese cerca y con cerca se refería a su cabeza, mal iba a ir la cosa. - No fuerces Noah, todo ha de ir con calma. - Se dijo a sí mismo, evitando así que aquel juego se desvirtuase por completo. Cuando recibió los calzones, Noah sonrió y dio la espalda a Jesse, permitiéndola ver sus posaderas mientras se los ponía. - Es justo que veas lo mismo que yo vi, Jess. - Dijo en ese momento y se vistió, recibiendo los pantalones y viendo como la mujer se acercaba a él se puso nervioso.
No se esperaba eso.
Miró como Jesse le abrochaba los botones de la camisa lentamente y su mente se volvió a perder por el camino que no debía. Por fortuna el pantalón no dejaría que se notase demasiado la reacción de su cuerpo y no pudo evitar morderse los labios conteniéndose para no besar a Jesse. Aquello iba a ser más difícil de lo que pensaba. - Estabas destapada y fría... no hice nada que no hubiese hecho cualquier otro, Jess... ¿Puedo llamarte Jess?
No pudo evitar mirar el trasero de la mujer cuando esta se inclinó a coger la chaqueta del vaquero y su taza, dándole la espalda y se dejó ayudar a ponérsela. - Salvo mi madre, creo que eres la primera mujer en mi vida que me ayuda a vestirme. - Sonrió a Jesse, pensando en que normalmente le ayudaban a desnudarse. - Si crees que me quedarían bien, me lo pondré. Con la barba acertaste. - Dijo acariciándose el rostro.
Jesse miró hacia el campamento pero Noah no dejó de mirarla ni aún cuando hablo de Emma y de Kane y sus reflejos ayudaron a que Jesse no acabase en el suelo cuando esta perdió las fuerzas y se agarró a él con fuerza. - Tranquila, si estás a mi lado, procuraré que nunca te pase nada, ni te hagas daño. - Volvió a sonreírle y mirarla completamente atontando por ella escuchando sus siguientes palabras. - Me alegra saber que no sientes que estás perdiendo el tiempo a mi lado. Es importante para mí saberlo... - Acarició el rostro de Jesse con una sonrisa.
Y según preguntó si la llevaba, Noah la cogió en sus brazos. - Siempre. - Respondió a Jesse y comenzó a caminar hacia el campamento, viendo a los dos tortolitos tirados en el suelo y entendiendo lo que ella quiso decir con no querer interrumpirles. Pero no era tiempo para eso. Ya habían jugado esa noche y debían irse. Cuanto antes acabasen con todo aquello, cuanto antes olvidase a Will...
- Con permiso. - Dijo a Kane y a Emma, aunque sabía que ella no le escucharía por estar sobre Curtis. - Vamos a desayunar un poco y luego ella irá a descansar. Ya nota la fatiga. - Dijo mientras dejaba en el suelo a Jesse sintiendo el olor a café recién hecho. - Ya tomé uno antes, pero creo que me tomaré otro mientras desayunamos un poco y Curtis, creo que debería descansar un poco... ya no tiene veinte años. - Bromeó Noah sentándose junto a Jesse y asegurándose de que le daba la cantimplora correcta antes de ponerse a comer algo.
Tras un desayuno "en familia", los cinco estábais listos para partir. Kane llevó a Jesse al interior de la diligencia, no sin que esta se despidiese antes de todos, especialmente de Noah, con una caricia en su rostro. Después de dejarla recostada en el asiento, él se acomodó en el otro, dejando sitio a Emma para cuando estuviese lista y se caló el sombrero para dormir un poco. Por supuesto que Curtis no se olvidó de besar a aquella mujer que le volvía loco antes de retirarse y dejó que los demás recogiesen y preparasen todo para irse.
Noah se encargó de los cuatro caballos de tiro, comprobó su estado y fue colocando a todos en su sitio. Lucas y Manchitas ya se iban acostumbrando a aquello. Caspar lo tenía resabido. El frisón de Dan era el que más complicaciones le daba, pero se acostumbraría a aquello como los demás.
Para cuando terminó de recoger, se encontró con el campamento levantado. Su saco de dormir estaba en lo alto de la diligencia, todo había sido recogido y limpiado y el fuego apagado por completo. Ahora solo quedaba subirse a la diligencia y seguir el camino indicado por Kane.
Marvin se terminó de vestir con su ropa maloliente y salió tras los arbustos. Antes emanaba un desagradable y nauseabundo olor a sobaco macerado durante meses. Ahora el olor que emanaba de su ropa solo era desagradable. Bah, es lo que hay, se decía el pistolero. Ya lavaré mi ropa en una de esas tintorerías chinas de la capital... O mejor, ¡me compraré ropa nueva!
Luego se acercó a desayunar en silencio con los otros cuatro plastas. Los miraba de reojo. No se cortaban ni un pelo con el besuqueo... Y él allí solo, demonios. Claro que, bien pensado, si estuviera allí con él su amada Fringilda, se la hubiera desayunado a ella sin importarle un carajo los demás.
Je je je, ya lo creo...
Recogió sus cosas, cargó sus armas, llenó su cantimplora, comprobó a Ojomuerto y sus correas y se preparó a montar.
— ¡Bueno, usted dirá, señor Kane!
A pesar de ser un sujetavelas por partida doble, se sentía bastante animado. Tanto que no pensaba demasiado en la estúpida decisión que había tomado anoche.
— Harás que nos coman, idiota... — le increpó el Marvin Malo.
— No le escuches, ¡harás una buena acción! Seguro que Fringilda pensaría que eres un valiente — respondió el Marvin Bueno desde su otro hombro.
— ¡Shh! ¡Callaos de una vez! — se chistó a sí mismo.
El desayuno fue extraño, una mezcla de un momento feliz y también, el final de algo, porque en mi interior sentía que dentro de poco, tendríamos que enfrentarnos con nuestro destino, lo quisiéramos o no. Lo peor estaba aún delante de nosotros, no detrás. Tras tomar el café y algo sólido, me levanté para encargarme de Hantaywee. Estaba bien, como esperaba, pero quería recordarle que seguía por allí y que me acordaba de ella.
La acaricié y cepillé unos minutos, le di unas hierbas que sabía le gustarían, en la mano, en lugar de dejar que las comiese por sí sola, le coloqué la silla y después, la até a la parte trasera de la diligencia, en donde ya tenía un sitio esperándome. Lo de Noah y Jesse había cuajado a la perfección, pero si Will regresaba... no sabía aún qué decidiría Jesse. Yo tenía ya mi sendero trazado e intentaría seguirlo hasta el final, aunque fuese abruptamente interrumpido.
Miré a Kane sabedora de que quizás estaba poniendo demasiadas esperanzas, pero era lo único que me había devuelto algo de vida. Me acerqué a él, le di un nuevo beso en los labios, le dediqué una sonrisa y me retiré con mi rifle a la diligencia, en donde se encontraba Jesse.
Estaba lista para lo que fuera y haría lo que hiciese falta para que nadie cayese, porque todos teníamos ahora más motivos para vivir que antes.. incluso Marvin, dado que ahora casi toda la recompensa sería para él.
- Kane duerme, Marvin. Nos vamos al poblado. Me indicó el camino. En unas tres horas deberíamos llegar. - Respondió Noah a Rata subiéndose a la diligencia tras asegurar a los caballos. - Así que no pararemos hasta llegar, salvo que ocurra algo raro. - Le dijo al hombre antes de empezar a mover la diligencia.
- Es lo que dormirán él y Jesse, así que... no les molestes mucho. Les necesitamos. - Sobre todo él a Jesse, pero no iba a decir lo evidente. Con una sacudida a las riendas hizo que Caspar iniciase la marcha y los demás les siguieran. No entendía porqué Emma se empeñaba en ponerle la silla de montar a su yegua y dejarla atada atrás, cuando podía subirla sobre la diligencia y dejar el lomo del animal descansar. Pero no se iba a meter en aquel asunto...
Así pues, siguió el camino que le indicó Kane para salir de aquel lugar tan increíble y volver al desierto. Una vez allí, seguiría la ruta que Kane le indicó y si en tres horas no veían el poblado, es que se habían perdido.