Ya puedes hacer el post final de escena, ya sabes, tienes que narrar de forma somera (y coherente) en qué dedicas el tiempo durante los próximos dos meses. Y además cita también dichas habilidades en las que te enfocas en notas, para yo tenerlo claro. Para cualquier duda pregúntame por el off o por la escena personal.
La invitación al soborno (o al incentivo) era clara, y Horacio la tomó con deportividad. Si Heliodoro era el esclavo de confianza de una dama de tan alta categoría, era razonable pensar que quisiera cobrar por la información y por facilitar una cercanía con la misma o con sus negocios. Ahora bien, había un arte en eso. Dar demasiado era una demostración de estupidez. Dar demasiado poco, un insulto. Así que Horacio valoró mentalmente y entregó al esclavista las monedas adecuadas a la situación*
- Lo comprendo. En fin, espero que este momento me permita conocer más, ahora o en el futuro, tanto de vuestra casa como de vuestros negocios. Y espero, también, tener en algún momento que a ella le convenga e interese, el placer de departir con vuestra señora.
Tras esto, y escuchar la respuesta que llegue, me marcho.
Motivo: Persuasion
Tirada: 1d10
Resultado: 10(+4)=14 [10]
* Supongo que hay tirada aplicable a soborno. Indícamela y la hago o la realizas tú. ¿Qué habilidad se precisa?
DM: sería persuasión.
Tras escuchar lo referente a la verja, el esclavo se mesa el mentón y corrobora el pensamiento del dominus. - También es verdad. - Haciendo el ejercicio mental de cómo construir la verja, comenta risueño. - Bueno, ya me enseñarás con las primeras y del resto me podré encargar yo.
Ladeando la cabeza ante la espectativa de que le "presten" a un aserradero para conseguir la leña, se encoge los hombros. - ¿Hacer ejercicio y conseguir leña gratis? Me parece perfecto. - Miro hacia el árbol más cercano, viéndose capaz de arramplar con uno fácilmente con un hacha. - Procuraré conseguir leña más que de sobras. - Afirma, confiado.
La posterior cuestión de la apuesta, francamente le inquieta, y así se lo hace saber. - Respecto a lo de apostar... lo cierto es que me preocupa, pero bueno. - Hace una breve pausa. - Confío en tu buen criterio, con tiento... todo debería ir bien. - Y vuelve a asentir dándole por enésima vez la razón en el tema en cuestión... antes de pasar el tema de los cerdos. - A ver ansias... ansias... tampoco, pero... ya me entiendes. Seguro que se nos dará bien. - Y le dedica la mejor de sus sonrisas, antes de ponerse con sus labores.
[Siguiente post... el del salto temporal.]
Ante la insinuación del atriense, no dudas en adivinar lo que precisa, sólo que en este caso conseguiste adivinar el punto débil de aquel hombre sin necesidad de recurrir al dinero, empezaste a alabarlo por lo bien que hace su trabajo, por lo orgullosa que debería sentirse su domina y poco a poco, el tipo va bajando la guardia hasta que consigue cierta confianza contigo en virtud a tus alabanzas, por lo que en un tono íntimo te confiesa:
-Mirad, parecéis un hombre honorable señor Horacio, por lo que os diré algo que quizás os interese, la gran Lucrecia tiene predilección por los esclavos griegos, le encanta todo lo relacionado con dicha cultura, por eso hacemos tratos con Septimio, ya que está expandiendo su negocio por oriente, así que si conseguís buenos pensadores griegos mi domina tendrá todo el oro que preciséis -aclaró con cierta complicencia- eso sí, yo no os he dicho nada, ¿de acuerdo? -pregunto a sabiendas de que le guardaríais el secreto- y recordadme cuando consigáis una transacción así... -dijo finalmente dejando claro que aunque ahora no necesitaba de recompensa en un futuro sí la precisaría, lo que te otorgaría varias ventajas a su vez al mismo tiempo.
Motivo: Confirmación de crítico
Tirada: 1d10
Resultado: 9(+4)=13 [9]
Se confirma el crítico.
—Me sorprende tu ingenuidad, prima. ¿Que nadie te reconoció? ¿No has visto la mirada de Vetusto? Él sabe que tú estabas. Oh, por todos los astros, posiblemente...
Lucrecia se llevó las manos teatralmente a la cara.
—¿Acaso quieres un hijo de Vetusto? ¿Estás loca? ¿O de algún otro miserable? Son tantas las cosas que no pareces haber pensado... ¿Crees que una máscara te oculta? Oh, por favor. Deja de pensar con la entrepierna, jovencita, y empieza a pensar con la cabeza.
Lucrecia suspiró resignada. Pero pareció una buena idea darle la responsabilidad de ir al Aventino. Aquella muchacha necesitaba responsabilidades que la sacaran de su mundo juvenil y despreocupado.
*****
Durante los dos siguientes meses, además de dedicar algo de tiempo a preparar la fiesta (que se retrasó por ciertos imprevistos), Lucrecia dedicó buena parte de su abundante tiempo a actividades que sirvieran para mejorar algunas de sus habilidades.
Tras la higiene matutina y el desayuno, convocaba todos los días a Andrónico, de forma que este siguiera enseñándole la lectura del griego. Ya se había familiarizado ligeramente con las letras, pero todavía no era capaz de leer con fluidez. Durante ese tiempo, puso especial empeño en su capacidad lectora, compaginando las enseñanzas del paedagogus con las lecturas de los poetas y filósofos griegos que él recitaba en voz alta. Pocas mujeres en Roma ponían tanto empeño en su propia educación, menos aún en educarse en las letras griegas. Lucrecia era, sin duda, toda una excepcionalidad.
Además, parte de esos dos meses los pasó en Villa Lucretia. Durante la temporada invernal, era un lugar frío, pero ella se encargaba de que los esclavos calentaran las zonas más usadas durante ese tiempo. En Villa Lucretia estaba Curio Festivo, quien se había marchado allí con el propósito de empezar la composición de su Ariadna. También se llevó con ella a Andrónico, para no perder el hilo de sus clases matutinas de griego.
Sin embargo, por las tardes, trataba de compartir al menos un par de horas con Curio. Este había estado trabajando durante toda la mañana en su obra y Lucrecia disfrutaba escuchando los avances del dramaturgo. Incluso, ella misma leía algunas de las partes declamando en voz alta. Estas ocasiones le servían de forma muy adecuada para entrenarse en una habilidad de expresión corporal y para ello pedía consejos a Curio, experimentado en la dirección de actores. Ejercitaba el control de su expresión facial, de sus tonos de voz, para interpretar su papel o cualquier papel que fuera, algo que le sería muy útil para mentir con la mayor naturalidad.
Además de esto, cuando terminaba las sesiones teatrales con Curio, dedicaba tiempo para aprender también a detectar las intenciones o las mentiras de quienes la rodeaban. Sabía que para ello era necesario estudiar atentamente los gestos y los rostros, así que alternaba la lectura de libros de retórica (en los cuales se hablaba de la expresión del orador) con algunas conversaciones con Cleón, que estaba experimentado en el arte de averiguar las intenciones de las personas que se le acercaban.
Qué duda cabe que, en los altos ambientes de Roma, la mentira es el pan de cada día: un pan que hay que saber cocinar correctamente, pero también hay que saber detectar cuando viene podrido para no comerlo. En esto quería Lucrecia volverse una experta.
Antes de que los dos meses terminaran, Lucrecia volvió a Roma para ponerse al día con los últimos preparativos de la fiesta que, por fin, daría en su domus del Palatino. Esperaba que la convocatoria fuera todo un éxito, con la presencia de los cónsules incluida, y que ojalá los personajillos como Vetusto no estropearan esa velada. Sería también un buen momento para echar un ojo a Flaminina y tomar nota de su desenvoltura en la fiesta; seguramente, también debería aprender algo en esa área... sobre todo en el autocontrol que toda buena domina debería tener.
Bueno, ahí van las tres habilidades: Idioma (griego), Mentir/Interpretar, Averiguar intenciones.
Editado. He puesto que la habilidad de Averiguar intenciones la practico con la lectura de libros de retórica y con conversaciones con Cleón, quien como guardaespaldas probablemente esté más experimentado en esta habilidad.
Durante los siguientes dos meses, Aegidis se concentró en ayudar a su domus a sacar adelante la explotación familiar. Aunque físicamente los esfuerzos que la joven esclava gala pudiera realizar no fueran demasiado a tener en cuenta, en especial si se comparaban con los del duro ex-centurión, la cabeza de Aegidis estaba puesta en cómo optimizar las cosas. Sabía, por ejemplo, que no todos los romanos cobraban los mismo por sus herramientas, animales o semillas y esto podía ser crucial. También los había que eran de fiar y otros que no tanto, mientras que otros directamente serían denunciables a las autoridades por intento de fraude.
De esta manera, acompañando siempre que podía a su señor, la gala fue fijándose en todos los precios, calidades y rumores que podía, de manera que Ignacio pudiera optimizar sus compras. Y en lo que ella veía claro que se podía mejorar, o se podía intentar algo nuevo, Aegidis intervenía. Lo hacía, claro está, a través de su señor, persuadiéndole discretamente del asunto que ella quería, haciendo sugerencias o procurando que hablara con alguien que fuera afín con la idea a implantar. A los romanos no se les podía obligar a hacer algo, mucho menos sus esposas o esclavas, pero otra cosa era convencerlos o manipularlos...
Pero no sólo hacía esto la joven esclava, Aegidis prestaba mucha atención: los dioses y diosas, los rituales, su imbricación con cada asunto romano, grande o pequeño. Las deidades romanas se inmiscuían mucho más en la vida diaria que las galas, que eran más naturales. Claro que los dioses hacían y deshacían a su parecer, como en cualquier sociedad, pero en la romana parecían omnipresentes, mientras que en la gala sólo había unos pocos sacerdotes. En Roma, a cada paso había un edificio consagrado a algún dios o aspecto del mismo que podía influir en la vida normal de sus ciudadanos. En la Galia... la gente imploraba a los dioses o los maldecía sólo en momentos capitales. Cuanto antes pudiera absorber toda la información al respecto del panteón romano, antes sería Aegidis consciente de cómo pensaban los dioses romanos y sus adoradores, que seguían sus dictados tan estrictamente. O no.
Me gustaría que aprendiera Comerciar.
Para cuando el sol comienza a aparecer por el horizonte, el esclavo ya ha terminado sus quéhaceres en la casa. De normal no ensucian demasiado, por lo que siempre está todo relativamente ordenado y limpio. Se toma el pequeño tiempo muerto para estirar un poco y hacer algo de ejercicio suave para calentar el cuerpo, de normal apenas tiene 15 o 20 minutos que podría invertir directamente en el campo, pero se niega a abandonar el hogar hasta que la oscuridad escampe. Se le pone mal cuerpo solo con pensar en que el bueno de Publio se despierte cuando aún está oscuro, y que no pueda estar ahí con él. Es consciente de su condición de esclavo, pero realmente aprecia al Romano y sabe que su mera presencia le resulta reconfortante cuando las tinieblas lo cubren todo fuera del hogar.
Ya con algo de luz en el exterior, el ibero procede a trabajar el campo. Según las fechas no requiere demasiado mantenimiento, aunque si es momento de siembra o de cosecha puede resultar demoledor. Sea como sea, acostumbra a echar vistazos de soslayo al pequeño recinto verjado que ha hecho junto a su dominus. No hay puercos, al menos por el momento, pero tarde o temprano los habrá.
Todavía fresco, pues no se esloma en el campo como hacía antes; lo que no se haga de una vez se hace en dos, y lo que se hacía en dos en tres o cuatro salvo necesidad, procede a tomar un pequeño almuerzo para coger fuerzas, charlar un poco con Publio, y partir hacia el aserradero.
Sin ser un trecho excesivo, lo cierto es que aún hay distancia entre el bosque y el hogar de Publio. Se lo toma como un paseo donde aprovecha para descansar, pensar en sus cosas, en el sabor del cielo, en cuán lejos están las nubes, en qué pasaría si los puercos se hicieran realmente grandes; básicamente que acabaría usando uno como montura, etcétera.
Una vez llega al lugar de trabajo, como de costumbre se presenta ante el capataz. "¿Qué me toca tumbar hoy?" Suele ser la frase siguiente al saludo, acompañada por un gesto del capataz y un número concreto de árboles. Podrían haberlo puesto a cortar y partir leña, pero cualquiera sirve para dejar caer un hacha sobre un leño. El cuerpo de Arbiskar es voluminoso, bastante en comparación con el resto de los allí presentes salvo un par de gemelos mastodontes... incluso comparados con el ibero. Germanos ellos, al parecer.
Sea como sea, a base de cuerpo, rasmia y fuerza va haciendo su función. Para su suerte, el primer día un hombrecillo, uno de los esclavos por allí presentes, vio como embestía una y otra vez un árbol con el hacha, se le acercó y le corrigió absolutamente todo, salvo el como respirar. ¿Cómo era posible que golpear un triste árbol pudiera requerir de técnica? Pues sorprendentemente la requería. Suspicaz con los cambios propuestos, el ibero hizo por cooperar y, para su asombro, lo cierto es que ciertamente funcionaba. El impacto en diagonal, el ir haciendo uves, el cambio de mano para que no se agotase rápidamente y durase más tiempo trabajando que, teóricamente era complicado y le costaría con el tiempo, salió a la primera, el posicionamiento correcto de las piernas, el no arquear la espalda... etcétera. Mil matices que al principio se antojaban extraños pero que poco a poco se le empezaron a ser familiares y al final han hecho que Arbiskar sea bastante eficiente, por lo que el capataz realmente se alegra de verlo cada vez que aparece por el campamento (todos los días, prácticamente).
Sus manos deberían estar cubiertas de ampollas, pero de tanto trabajar el campo ya trabaja el callo sobre callo, y las sencillas vendas que se prepara antes de ponerse en materia aún alivian más sus maltrechos palmas y dedos. Al terminar la jornada, normalmente con los árboles designados tumbados y, alguno más, el ibero se queda para prepararse su leña. El patrón no es especialmente generoso con la entrega, pero tampoco tacaño, aunque alguna vez le ha "reprendido" amablemente por trabajar de más, no le interesa que se lesione y perder esas valiosas manos que le salen gratis. Aun así, de vez en cuando tiene a bien ponerle algo más de leña que la pactada. A él no le supone un esfuerzo, y tanto el dominus como el esclavo parecen estar felices con el trato. Esta relación le resulta fructífera resulta beneficiosa a ambas partes, por lo que todos desean que sea duradera.
El ibero tiene demasiada energía dentro, el campo le cansa, pero trabajar como leñador le resulta realmente liberador. Le relaja, aunque los primeros días acababa casi para el arrastre... a base de observar al resto, no tardó en darse cuenta de que tenía que ir cambiando la intensidad. Si lo daba todo desde el principio, se desfondaba y al final de la jornada no rendía apenas. Lo importante era coger un nivel y ser capaz de mantenerlo durante la jornada. Con sus pausas, estiramientos, pero mantenerlo durante la jornada... y aun así, en su afán por el buen hacer, suele acabar prácticamente agotado. Pero el día no terminaba ahí.
Volviendo al hogar algo entrada la tarde, con la leña a cuestas y el cuerpo más endeble de lo que le gustaría admitir, le esperaba el entrenamiento con Publio. Maldita la hora en la que se le ocurrió comentarlo, pero lo cierto era que le gustaba. Antes si quiera de comer en condiciones; cenar en verdad, pues comían en el aserradero para recobrar fuerzas, Publio lo esperaba ejercitándose en la parte de atrás de la casa. Dejaba las cosas, cogía el escudo y el hacha de los bandidos vencidos, y se iba con él.
"¿Qué mejor momento para entrenar que este? Las Parcas son caprichosas, no todos los problemas aparecerán cuando estés en plena forma, chico." Fue lo que le dijo la primera vez que lo recibió por sorpresa, escudo y hacha en mano, y salieron a la parte trasera del hogar. Gracias a todos los dioses, el acondicionamiento físico no era parte del entrenamiento, de eso Arbiskar ya iba servido, muy servido, pero la técnica y el uso correcto del escudo, y su adaptación con el hacha, era otro cantar. Así como el quitarse del medio, el escudo no es necesario si no estás ahí cuando el arma pase.
Durante varios meses la vida de Arbiskar resulta bastante, bastante ajetreada, preocupándose por el campo, por conseguir leña, entrenar con Publio… cenar bien, bien, y tirarse en la cama un rato después de que su dominus hiciera lo propio. Una vez este se dormía, el ibero podía descansar tranquilo, y en cuanto tenía ese margen para descansar, se lanzaba sin remedio a los brazos de Somnus sin mayores miramientos… y lo cierto es que no ha dormido mejor en toda su vida.
Una vez delegaste la tarea de buscar a las "mujeres de vida alegre" pudiste comprobar que el entusiasmo de tu prima era excesivo, a menudo podías comprobar que invitaba a alguna de las meretrices de lujo a la domus para entrevistarse con ella, y Glafira te comentaba que había escuchado que Flaminina estaba entusiasmada con la vida de esas mujeres, algo que resultaba preocupante...
Por otro lado, tú por tu parte continuabas con los demás preparativos, Curio encontró al actor de pantomimas que buscaba, Heliodoro consiguió tus esclavos y te entregó el mensaje de que el vendedor al que se los había comprado estaba muy interesado en reunirse contigo, pero como no estabas en casa sólo pudo despacharlo, y aunque verse con alguien de una profesión tan mal vista como la de ese hombre estaba muy mal visto, nunca se sabe qué beneficios puede sacarse de dichos hombres...
Al mismo tiempo, tú empleabas tu tiempo en tu aprendizaje, la Villa Lucrecia era el refugio perfecto para ello y gracias a tus valiosos esclavos no tardabas en hacer bastantes progresos y sobretodo tenieno en cuenta tu habilidad innata para ello, tienes claro que dentro de poco podrás sentirte mucho más culta.
Por último, Nicómaco no tuvo buen tino a la hora de elegir cuánto dinero debe destinarse a la fiesta, por lo que tu economía sufrió ligeramente, pero por fortuna, la habilidad del administrador sirvió en el último mes, para compensar medianamente las pérdidas.
Motivo: tirada comercio Nicómaco
Tirada: 1d10
Resultado: 1(+5)=6 [1]
Motivo: confirmacion pifia
Tirada: 1d10
Dificultad: 8-
Resultado: 4(+5)=9 (Fracaso) [4]
Motivo: tirada comercio 2º mes
Tirada: 1d10
Resultado: 8(+5)=13 [8]
Nicómaco la ha liado con las finanzas estos meses xD, pero bueno, al menos no ha pifiado, por lo que como en el segundo mes ha conseguido un éxito, no empeoras tu situación, pero tampoco la has mejorado.
En cuanto al aprendizaje, para el griego, tardarías un total de 8 meses, pero como tienes al pedagogus se reduce a 4, así que para la próxima escena si sigue todo así lo habrás aprendido ^^.
El aprendizaje de averiguar intenciones y mentir, también tardas 8 meses, pero en este caso ni Curio ni Cleon tienen ningún rasgo que te reduzca el tiempo, aunque al menos te permiten aprender dichos niveles dado los conocimientos de ambos, por lo que consigues 2 meses de esos 8.
Para reflejar el aprendizaje te aconsejo poner otra columna en lo de las habilidades y vayas poniendo ahí el tiempo empleado (medido en meses), en este caso griego tendrás 2/4, y los otros 2/8.
EDITO: he visto que tienes un punto en voluntad por lo que reduces en 1 mes el aprendizaje, por lo que queda en 2/3, y 2/7 las otras dos habilidades.
Durante los siguientes meses, te esforzaste con ahínco en ser una esclava más habilidosa, es por ello que prestaste especial atención en las transacciones comerciales para memorizar los precios de los diversos productos, así como aprovechar tu encanto natural para hacer que las personas con las que te encuentras accedan de buena gana a ayudarte. Aún no eres una experta ni mucho menos en estos asuntos, pero no te cabe duda de que vas haciendo progresos...
Por otro lado, tras tu relación "íntima" con Aulo tenías dudas de si podías quedar embarazada, y sobretodo, ¿qué pasaría si así fuera? algo que te mantenía bastante intranquila, pero finalmente los dioses decidieron que no debías preocuparte por ello, por lo que la concepción no llegó a ningún lado.
Por último, aprovechabas tus charlas con tu domine para preguntarle más acerca de su mundo y poco a poco ir entendiendo mejor la mentalidad de aquel pueblo guerrero...
Motivo: Agricultor Aulo
Tirada: 1d10
Resultado: 1(+2)=3 [1]
Motivo: confirmación pifia
Tirada: 1d10
Dificultad: 8-
Resultado: 7(+2)=9 (Fracaso) [7]
Motivo: agricultor Aulo mes 2
Tirada: 1d10
Dificultad: 8-
Resultado: 8(+2)=10 (Fracaso) [8]
Motivo: embarazada Aegidis?
Tirada: 1d100
Dificultad: 45-
Resultado: 75 (Fracaso) [75]
Aulo ha conseguido un fallo y un éxito en estos dos meses, por lo que se mantiene en su situación económica que es Plebeyo 3.
He tirado también por embarazo y no te has quedado encinta, así que "enhorabuena" supongo xD.
Aprender "Comerciar" te cuesta 6 meses (-1 por voluntad), por lo que llevas 2/5.
Aprender "cultura romana" te cuesta 8 meses (-1 por voluntad), llevas 2/7.
Aprender "persuasión" te lleva 12 meses (-1 por voluntad), llevas 2/11.
Para reflejar el aprendizaje te aconsejo poner otra columna en lo de las habilidades y vayas poniendo ahí el tiempo empleado (medido en meses), en forma de fracción como te he puesto.
Un largo viaje.
Tito Horacio Anzio era un hombre de Roma. Para él, solo Roma era un lugar adecuado, un lugar digno en donde era posible prosperar y extenderse. No quería abandonar Roma, y menos, cuando tiburones del tipo de Sexto merodeaban alrededor de su familia.
Y sin embargo... Al final lo esencial era mantener la cadena de distribución. Si su familia iba a tener ocasión de prosperar, esa era la única opción posible. Después de todo, a Roma iban las mayores mercancias de esclavos, y era en Roma donde se producían las mayores ventas, pero desde luego, no era en Roma donde era más barato y provechoso obtener esclavos. Más bien al contrario. Si la casa Horacio había logrado obtener prosperidad y riqueza se debía, fundamentalmente, a haber logrado establecer buenas cadenas de suministros hacia el occidente de los territorios conquistados. Bien era cierto que, tras obtener contacto con la casa de la dama Lucrecia Vopisca el buscar una ruta hacia oriente, y en concreto hacia los territorios griegos, acababa de convertirse en muy interesante.
Pero, para eso, primero debía asegurar, confirmar y restablecer su ruta hacia occidente. Mejorarla incluso. Y debía hacerlo antes que sus hombres de confianza supieran de la muerte de su pater y pensaran en la conveniencia de vender la mercancia a otros interesados.
Reunió, nuevamente, a su familia, tal como ya había hecho. Y les informó del viaje que iba a realizar, y los motivos, tras repetirles, nuevamente, las indicaciones para el luto que les había dado, e indicarles la larga extensión que se esperaba del viaje. Luego habló separadamente con cada uno de los miembros de la familia, dándoles instrucciones. Al pequeño Terencio, que empezara a interesarse por el negocio. A Horatia la mayor que ayudara a mater en todos los asuntos de la casa. A mater, y a Horatia la menor, que vigilaran los intereses de la familia, informándoles que había enviado a todos los puntos de venta que tuviera la familia un listado con los precios. Que vigilaran se cumplían y que, si se enteraban de cualquier variación de los precios, tuvieran en cuenta una serie de cuestiones que les detallé.
Tras esto di instrucciones para la dirección de la casa a nuestro atriense, Petrus. Tras un momento de duda, decidí dejar a Bronco allí, en casa, para proteger la misma de los posibles asaltantes que trataran de usar mi ausencia en su favor.
No era, sin duda, lo mejor, pero era algo que debía hacer.
Tras esto preparé el viaje, teniendo en cuenta las notas de mi pater, que volví a leer con enorme interés, leyendo nuevamente todos sus libros e, incluso, llevándome alguno de ellos para el viaje de ser necesario. Mi idea era fortalecer los lazos de lealtad y, de encontrar algún hombre de confianza nuevo en alguno de los otros puntos de venta de la ruta, llegar con él a un acuerdo similar al que tenía con los restantes vendedores.
Y, por supuesto, al ser una caravana de comercio, realizar las compras que fueran necesarias. Y aunque era muy extraño que surgiera alguna ocasión interesante para comprar ciudadanos griegos (la dirección era la contraria) no convenía olvidar que en varios de esos puntos de costa habían existido colonias griegas. Tal vez hubiera alguna cosa interesante que poder ofrecer a la dama Lucrecia Vospica. O vender a terceros. Tenía, igualmente, Tito la idea de ver a las autoridades romanas de varios de esos lugares. No olvidaba que su clase no era de prestigio, pero en las provincias muchas veces las noticias de Roma eran escasas, o no llegaban. Con lo que la información a veces abría puertas que de otro modo hubieran permanecido cerradas.
Y si en el viaje resultaba encontrar alguien de suficiente calidad como para merecer a alguna de sus hermanas. O a alguien que él pudiera merecer (obviamente ciudadanos romanos en todos los casos), bien... ¿Quién sabía?
Lo esencial, en todo caso, estaba dicho: comprar y adquirir esclavos para posteriormente venderlos era secundario aunque importante. Buscar parejas adecuadas, también. Lo esencial era establecer y fortalecer la ruta comercial que la familia Horacio tenía con occidente.
A los pocos días de empezar tu nueva rutina no tardas en percatarte de que es más de lo que tu cuerpo puede soportar... Cortar leña por la mañana, cuidar de tus responsabilidades habituales en la casa y la finca, luego entrenar con Publio, y por si fuera poco, más de una noche el frío era tan atenazante que tenías que dormir junto al fuego por temor a congelarte mientras duermes.
Sin duda estos dos meses han sido demoledores para tu físico, pero por suerte eres un hombre joven y dispuesto, y tienes claro que a no ser que se te caigan los brazos no piensas parar, pero tu salud empieza a resentirse y no sabes si podrás mantener el ritmo por mucho tiempo...
Por otra parte, aunque al principio tu domine no sabe gestionar bien tu ausencia y las finanzas decaen ligeramente, el mes siguiente consigue ser más previsor y conseguir cierta normalidad económica, algo que en sí es un logro.
Motivo: Agricultor Publio
Tirada: 1d10
Dificultad: 8+
Resultado: 4(+3)=7 (Fracaso) [4]
Motivo: Agricultor Publio
Tirada: 1d10
Dificultad: 8+
Resultado: 7(+3)=10 (Exito) [7]
Bien, te voy aclarando:
-Oficio leñador nivel 1: tardas 6 meses (-1 por voluntad), por lo que llevas 2/5.
-Hacha y escudo, nivel 1: tardas 3 meses (-1 por voluntad), por lo que consigues ya el primer nivel.
-Esquivar nivel 1: tardas 6 meses (en este caso Publio no te da el bono de instructor porque no posee la habilidad y por tanto no puede enseñarte) y -1 por voluntad, llevas 2/5.
-Voluntad nivel 2: tardas 11 meses, llevas 2/11.
Lo que me preguntaste, de la habilidad con dos armas, si eran dos espadas veo bien que pongas esas, aunque de momento no tengas armas para ello, nunca se sabe...
Para él era algo sencillo. Una sonrisa cortés, una pregunta, algún rumor (o incluso alguna noticia real) sobre la situación de Roma que, en aquellas provincias, era lo mismo que decir que traía noticias del paraíso. Con esos mimbres era cuestión de esperar, de esperar que el interlocutor mostrara que merecía más de esas noticias, de esos rumores, de esas realidades del centro del mundo al que, por supuesto, todo ciudadano romano de verdad deseaba (sin duda más rico, con algo de suerte igualmente más prestigioso) regresar.
Entonces se buscaba algo que poder obtener por esa información. No dinero, por supuesto, pero sí esas otras cosas de interés que podían obtenerse en provincias. Esclavos, claro. Pero también información (puesto que la información siempre era una moneda valiosa y pocos eran los que atravesaban los terrenos y menos los verdaderos romanos como el propio Tito).
También, otras veces, era una joven, o una matrona, o tal vez algún varón con interés por el propio sexo, y en tales casos, a todo lo anterior se sumaba un poco de seducción. También si se daba el caso que encontrara una buena posible futura esposa.
E, igualmente, aunque esta vez quitando de la ecuación la seducción, si encontraba un posible buen esposo para sus hermanas.
Motivo: Comercio (1)
Tirada: 1d10
Resultado: 1(+6)=7 [1]
Motivo: Comercio (1) (¿pifia?)
Tirada: 1d10
Resultado: 3(+6)=9 [3]
Motivo: Comercio (2)
Tirada: 1d10
Resultado: 2(+6)=8 [2]
Me adicionado uno a las tiradas por la ventaja de pragmático.
De acuerdo, tienes un fallo y un éxito (aunque te pediría un 9 en este caso, ya que hiciste buenas ventas con los esclavos para Lucrecia te permito alcanzar el éxito con el 8), por lo que en estos meses te mantienes en tu clase social no ganas ni pierdes puntos.
Mejora de habilidades:
-Comercio: tardas 36 meses para el nivel 3, por lo que llevas 2/36, si consigues algún pedagogo matemático o algo así que domine también el comercio podrías reducir dicho tiempo, pero de momento no hay modificadores posibles.
-Persuasión: tardas 24 meses, llevas 2/24
-Seducción: tardas 12 meses 2/12
-Congeniar: tardas 12 meses 2/12