Partida Rol por web

El vagabundo no perdió un instante y se sentó tan pegado a “la Planera” que prácticamente la echó sobre el regazo del noble.

-Sepan vuesas mercedes que si he estado en el infierno, pues conozco las prisiones del califa de Damasco, que me capturaron piratas berberiscos cuando era ayuda de cámara de su señoría el conde de Villahermosa, pero contadnos ilustre señor ¿Qué habéis visto en Tortosa? Iluminad nuestra ignorancia, os lo suplico!-

El muchacho se acercó a la mesa del pomposo varón, pero intentó situarse a cierta distancia de aquel hombre. Al hablar de Tortosa, Gonzalo pensó que podría haber sido el afectado de alguno de sus pillajes de jovenzuelo.

Se limitó a escuchar lo que tenía que decir aquel hombre, del "infierno" del que él había escapado... La cerveza sería una buena aliada, dejando que aquel adinerado señor informara al grupo de la situación en la ciudad. Y puede que de algo más...
 

El noble de manos largas asió a la Planera de una nalga mientras que con la otra mano apuraba una jarra de insípida cerveza carente de espuma alguna.

-Tortosa, mi bella tortosa, ya no es la más bella flor de la tierra. ¡Ay, amigos! ¡Si tan solo hubieseis visto la decrepitud en que se han convertido sus calles! No podía uno dar un paso sin encontrarse con el mismísimo infierno, con la muerte a cada paso. Muertos y más muertos, uno tras otro, un paso y un cadáver, otro paso y otro más. La peste ha convertido esa ciudad en el mayor infierno sobre este mundo. Preferiría con mucho salir a la mar por costas occidentales y acabar precipitándome en el abismo al final** que regresar a la Tortosa que tanto amo. Si ya estábamos de peste hasta el cuello, cuando cayó enfermo el prostíbulo al completo, adiós muy buenas. No hubo familia que se salvara. Y los gritos... ¡Familias y más familias quemadas dentro de sus propias casas! Los vecinos los encerraban dentro a cal y canto. Una marca a la puerta y... ¡Fuego por todas partes! Cuando cayó en las brasas un buen amigo mío de noble cuna, no me quedé ni un minuto más. ¡Cogí mis cosas, a mis hombres de confianza y abandoné la ciudad de inmediato! el destino es incierto, pero al menos estamos a salvo.

Agustí no había cambiado de mesa, temeroso de haber tenido algun encuentro anterior con el refinado noble, pero no dejaba de escuchar las terribles historias acerca de su pueblo. Solo esperaba que lo que quedaba de su família se hubiese salvado de la peste por vivir alejada de Tortosa.
Por algún motivo dió un respingo al ver cómo Victor la magreaba, aunque Silvana había demostrado ser lo suficientemente inteligente como para saber zafarse elegantemente de alguien así.

Sebastián escucho todo el relato mordiendose las uñas de su única mano con desesperación. Al terminar, se distanció del hombre discretamente con la escusa de coger otra cerveza ¿No estaría contagiado tambien él? Se puso a mirarlo con desconfianza buscando bubones o marcas de la atroz enfermedad.

La peste estaba mermando la poblacion de Tortosa, por un instante desee que fuera mas alla, justo hasta el castillo del Papa y acabara con el.
Senti la mano que se posaba sobre mis nalgas y no dije nada, no me agradaba en absoluto pero no quise contrariar al noble de momento. El comentario que hizo sobre su incierto destino me animo a seguir con mi plan. Sin mucho esfuerzo me puse a sollozar, mi llanto era tan fingido como mi sonrisa.

-Ayy, Don Victor! La desgracia me persigue! Hace mucho que no tengo noticias de mi hermana pequeña, ahora ademas la peste me pisa los talones!- me mostre tan desconsolada como pude y continue- Mi hermanita se fue a Valencia, de vez en cuando me llegaban noticias suyas, pero desde hace un año no se nada. Lo ultimo que supe fue que un criado la dejo preñada y temo por su suerte, entonces servia como criada en el Palacio Real y no se si aun seguira alli. Tal vez me podais ayudar, no se de que forma puedo entrar al palacio para buscarla, incluso puede que conozcais al señor y podais interceder para que me de trabajo y pueda asi averiguar que ha sido de mi hermana y del desgraciado que arruino su vida.Tambien mi destino es incierto y no me gustaria morir sin antes encontrar al unico familiar que me queda..- Exagere mi pena y lo mire suplicando con la mirada.

Un infierno... Un infierno... Algo sobre el cielo y el infierno...

¿No os dirigíais a Valencia a buscar un objeto sagrado?

¿Podría ser posible que aquel lugar al que debierais viajar a buscar un objeto maldito fuese el lugar más infernal de la tierra? ¿Y ese lugar no sería ahora mismo Tortosa?

¡Dulce ironía! ¡Paradojas del destino! Aquellos que habían partido de Tortosa huyendo de la peste es factible que tuviesen que acabar regresando a por un objeto para el Papa de Peñíscola! ¡Providencial encuentro habíais tenido con aquel noble de manos largas!

-¡Por todos los Santos! ¡A fe mía que es una situación cuanto menos incómoda, niña! Pues a bien tengo de informarte que aunque no sé si te servirá de ayuda, conozco a una doncella que mora tal lugar. Su nombre es Silvina la de la Cara Bonita, favorita del señor del castillo. Quizás unas líneas mías la insten a ayudarte en lo que necesites. Que uno por ser rico no deja de seguir poseyendo corazón- dice, mientras se apega un poquillo más a Silvana- Claro que no sé de ella desde hace dos años. Y no sé yo si guarda muy buen recuerdo de mi última visita... El caso es que no tengo otra ayuda que ofrecer ni otras amistades en tal morada. Y claro, que aunque uno tenga buen corazón, siempre se le puede dar algo en agradecimiento...- echa un vistazo a todo vuestro grupo- ¿Qué podría yo pedir o vosotros ofrecerme a cambio de unas líneas...?

El relato del noble revolvía las entrañas de Gonzalo, recordándole las escenas dantescas de sus padres caídos en desgracia a causa de la peste. Aquellas imágens le habían acompañado cada noche de su vida y, ahora que las había alejado, volvían a él como un perro abandonado a su humilde hogar.

Pero ver a Silvana actuar de aquella manera, lo sacó de sus penosos recuerdos. Realmente, aquella mujer sabía como utilizar sus habilidades para conseguir información. Y la treta de conseguir contactar con la "imaginaria" hermana en el palacio había sido un gran acierto.

Pero claro, no todo sería tan fácil. Qué pediría a cambio aquel hombre? Gonzalo sabía que nadie regalaba nada por nada... Esperaba que no fuera demasiado complicado como para aceptar el encargo y poder conseguir el salvoconducto para entrar a palacio.

La actitud del hombre hacia mi historia fue positiva, segui con la farsa con el proposito de conseguir lo que pretendia.
Señor! No sabeis cuan agradecida estoy de que vuestra voluntad sea ayudar a esta pobre desgraciada. Por otra parte soy pobre y no se que puedo tener yo que le pudiera interesar, aunque tengo algo por lo que la mayoria de los hombres daria cualquier cosa- deje de sollozar poco a poco y puse una sonrisa picara- Dejad que os cuente de que se trata y decidid si os interesa o no- me acerque a su oido para negociar, jamas habia visto una oreja tan peluda, pero no era el momento de distraerse con esos detalles. Susurrando, le hice una oferta.

Lo que le cuento al oido es que tengo unas hierbas capaces de potenciar la virilidad masculina hasta limites insospechados. Vamos le estoy ofreciendo la Viagra medieval.
Si hoy en dia es milagrosa no te digo en aquella epoca donde los señores se tiraban a doncellas, criadas, y mujeres varias 30 años mas jovenes que ellos.

Sobre la tirada de suerte, tanto Agusti, Gonzalo y el Manco la han sacado tambien, para no acaparar todos los post voy a dejar que sean ellos quienes comenten lo que nos has dicho.

Un saludito :)

El noble atiende a las palabras de Silvana con curiosidad, poniendo la oreja para escuchar lo que la joven tuviera que proponerle. Acto seguido abre los ojos desmesuradamente y extrae de su zurrón papel, una pluma y un pequeño tintero.

-A fe mía que me habéis convencido, mujer. No sabía yo que existiera tal cosa. ¡Bendita sea la vida! ¡Esta noche misma daré cuenta de ello con alguna de mis más preciadas sirvientas!

Traza unas líneas a ritmo vertiginoso sobre el papel que luego dobla e introduce en un sobre. En la cubierta de éste traza su nombre y dibuja el sello de su familia, ya que no viaja con equipo para lacrarlo con él.

-Espero que estas líneas les abran las puertas hacia lo que sea que estén buscando. Y ahora... Quiero mi pago. ¡Marchar de Tortosa ha sido una sabia decisión, pardiez!

Se te queda esperando, carta en mano, con la otra extendida aguardando por tal "tesoro".

Un infierno... Un infierno... Algo sobre el cielo y el infierno...

¿No os dirigíais a Valencia a buscar un objeto sagrado?

¿Podría ser posible que aquel lugar al que debierais viajar a buscar un objeto maldito fuese el lugar más infernal de la tierra? ¿Y ese lugar no sería ahora mismo Tortosa?

¡Dulce ironía! ¡Paradojas del destino! Aquellos que habían partido de Tortosa huyendo de la peste es factible que tuviesen que acabar regresando a por un objeto para el Papa de Peñíscola! ¡Providencial encuentro habíais tenido con aquel noble de manos largas!

Mi expresion cambio de nuevo. Del sollozo desconsolado habia pasado a mostrar una mirada picara, ahora mi gesto era el de una mujer humilde eternamente agradecida.
Busque entre mis cosas y saque un pequeño saquito de tela, acto seguido lo deposite en la mano de Don Victor que habia reaccionado tal y como yo pensaba.

-No abuseis demasiado. Una pequeña cantidad bastara para proporcionar el resultado deseado. Ahora espero que lo disfruteis. La esperanza de encontrar a mi hermana ahora es mayor. Gracias por ser tan bondadoso, Señor

Cogi la carta y la guarde entre mis ropas, puede que aquellas lineas fueran la llave para entrar al Palacio Real sin problemas.