Abrigándose bien ante el frío de la noche, Tezuka la condujo abrazándola, hasta la moto.
- Claro. Pero no te quedes dormida, ¿eh?- Cogió nuevamente los cascos, como la otra vez que fue a buscarla al aeropuerto, la besó antes de ponérselo bien ajustado y arrancó la moto- Siempre puedes quedarte a dormir conmigo.- bromeó.
Se dejó guiar por el chico, cómodamente arropada por su brazo en el breve trayecto para que momentos después la besara y le pusiera el casco. En aquella ocasión ni siquiera el beso bastó para despejarla, aunque agradeció el contacto cálido de sus labios.
- Son sólo cinco minutos, no me voy a dormir - creo, añadió mentalmente, pero no lo dijo para, acto seguido, negar con la cabeza -. No quiero poner a prueba la amabilidad de tus padres.
Le hubiera gustado ofrecerle que se quedara él a dormir, pero siendo su padre como era lo cierto era que tenía muchas dudas respecto a que le pareciera bien. Además, al menos podría haber llamado para saber qué tal el partido y ni siquiera eso, se preguntaba si sabía al menos dónde estaba. Esperaba que estuviera cuidando bien de Kotaro.
Recorrieron las calles desiertas de la ciudad escuchando tan solo el motor del vehículo por cinco minutos.
Una vez aparcaron, Tezuka se quitó el casco para desearle buenas noches a Yukino.
- Esperaré a que cierres la puerta.- era noche bastante cerrada y tras las últimas noticias sobre el ladrón, quería protegerla lo máximo posible.- Descansa, ¿vale?
Le dio una caricia en el rostro y le sonrió.
La tienes cogida con tu padre XDDDDDDDDDDdd pobre hombre XD
No se durmió durante el trayecto pero sí que se adormeció, abrazada a Tezuka y con el ronroneo del motor envolviéndola al completo. Por suerte Morfeo no fue lo bastante seductor y Yukino permaneció firmemente agarrada a Tezuka mientras dejaba flotar a su mente en el limbo entre la vigilia y el sueño.
Hasta que llegaron. Se quitó el casco, adormilada, antes de entregárselo a Tezuka con cara de sueño, momento que el chico aprovechó para acariciarle el rostro. Cerró un momento los ojos, disfrutando de la caricia antes de soltar un suspiro resignado. Le tocaba hacer el esfuerzo de subir escaleras arriba hasta su habitación.
- Hai. Buenas noches, Tezuka - le miró unos segundos antes de darle un rápido abrazo, mimosa por el sueño -. Te quiero. Hasta mañana.