- Vamos, muchacho...cuéntame qué está pasando porque de un modo u otro, lo vamos a averiguar.
El hombre abrió los ojos como un besugo ante la advertencia intimidante del empresario, ocasionando que el tipejo comenzara a temblar como una hoja que lucha contra el viento. - N..no se d... de que habl... - intentó responder cuando su mano derecha, con encendedor y todo, se deslizo hasta abajo del mostrador. Pero no fue un acto propio de la voluntad del empelado. Mas bien el movimiento le fue impuesto por algo desconocido.
- Mmm....el establecimiento va a cerrar. Por f...favor váyanse...- avisó con gran dificultad el sujeto mientras luchaba contra todas sus fuerzas para mantener su postura “normal”. En su rostro el mismísimo infierno era dibujado, siendo el dolor la pintura principal.
-Le voy a explicar de qué le hablo-dijo James a la vez que rodeaba el mostrador para ver con más detalle qué pasaba allí detrás.
A la vez su mano se deslizó por el bolsillo de su abrigo aferrando su revólver, por lo que pudiera pasar. A ciegas, quitó el seguro del arma.
El detective se río ante el comentario del veterano, que luego se alejo a un rincón para proceder con su cena. El detective se giró hacía el mostrador aún con una sonrisa en los labios, una sonrisa que se fue apagando poco a poco cuando la mirada de Harry se centró en un cuadro medio oculto detrás del mostrador.
-Joder James ese cuadro es igual que los que habían en la mansión Martinson y en...
Entonces un olor fétido le llega al detective del otro lado del mostrador. Mientras ve como el dependiente baja el brazo casi obligado y James rodea el mostrador para ver que pasa.
Automáticamente el detective desenfunda el revolver. No quiere disparar al dependiente, ero si intimidarle.
-Tranquilo amigo, no te muevas.
Motivo: Intimidar
Dificultad: 0
Habilidad: 8+5
Tirada: 4 7 10
Total: 7 +8 +5 = 20 Éxito
Intento intimidarlo. Como no tengo muy claro que tirar, he tirado profesión (años de experiencia enfrentándome a malhechores) más mi voluntad para mantenerme firme enfrente de él. Aunque no se pueda intimidar, mi idea es hacerle dudar lo justo para que James llegue al otro lado y vea que está haciendo.
El acero del revolver quiebra el ambiente, decorando el aire con su fragancia de aceite y pólvora quemada otras tantas veces desde su interior de muerte. En esta ocasión el peligro llega desde un empleado de una simple estación gasolinera. ¿Harry estará en lo correcto al intimidar al dependiente con su arma?
También alertado por la fetidez James da la vuelta hacia la parte de atrás del negocio bajo la curiosidad de un gato. Y lo es, porque su arma duerme en su bolsillo con decisión de cumplir su destino porque no es para menos. Las experiencias de ellos aconsejan disparar primero y preguntar después.
Últimamente el índice de acierto es preocupante...
- N..nno… - gime el dependiente al inclinarse hacia atrás, girando la cabeza en noventa grados en posiciones antinaturales para cualquier persona sin morir en el intento. ¡Crac,crac, crac! Crujen los huesos de la víctima en castigo por su incompetencia. Todo al compás del tintinear de cadenas alejadas de la visión de James y Harry.
Y la negativa de la víctima no es para ellos. Es para el castigador, el verdugo implacable que descubre James poco tiempo después al dar la vuelta y ver lo que se oculta detrás del mostrador.
Porque lo que se oculta es algo horrendo que de a poco inicia el eterno tormento del empleado; arrancando la piel y carne del gordinflón al tirar de cadenas enterradas en el dependiente, por medio de filosos ganchos. La sangre mana a borbotones y se esparce en todas direcciones al igual que trozos de carne y pantalón del empleado que lucha por mantenerse en pie y disimular ante Harry y los demás.
La aberración, que alguna vez fue humana, es un cadáver despellejado, cubierto de injertos metálicos y jirones de ropa ensangrentada de sus víctimas anteriores. Varios tubos como sondas salen de su cuerpo y tocan el suelo, succionando parte de la sangre vertida en el castigo infernal. Ese es su alimento primordial aparte del miedo y dolor ajeno.
Un brazo del torturado ahora cuelga inerte debajo de la linea de visión del oportuno cliente, y su mano es devorada por el horripilante ser de dientes filosos que no parece ser molestado por el nuevo espectador.
Intento intimidarlo. Como no tengo muy claro que tirar, he tirado profesión (años de experiencia enfrentándome a malhechores) más mi voluntad para mantenerme firme enfrente de él. Aunque no se pueda intimidar, mi idea es hacerle dudar lo justo para que James llegue al otro lado y vea que está haciendo.
Ok. Entonces .... Unleash Hell... continúan por aquí.