Oscuridad... luego una pequeña luz... ¿Era esto la muerte?
Quique intentó despejarse, recordar... Las llamas, el calor... ¡El fuego! Se levantó de un salto y miró confundido a su alrededor. ¿Dónde estaba? Lo último que recordaba era como las llamas los rodeaban... Y aquel individuo más allá de las mismas. ¡El hombre de negro con los extraños piercings! Su corazón latía desenfrenado. ¿Dónde estaba? Una habitación vacía, con una puerta de madera. La humedad carcomía las paredes y el techo. ¿Dónde estaba? ¿Era esto la muerte? Una bombilla iluminaba, con luz amarillenta y enfermiza, aquella pequeña estancia. La pregunta taladraba su cerebro una y otra vez: ¿dónde estaba? ¿dónde estaba?
Al otro lado de la puerta, en la lejanía, se oían voces... El rugido de una masa enfervorecida... Quique lo conocía muy bien... Era el tumulto de un estadio en pleno partido.
¿Dónde estaba?
Fuego, calor, ¿dolor? Quique miró a su alrededor dispuesto a escapar de las llamas que ya no existían - Pero que? - sin darse cuenta puso sus dudas en palabras mientras se palpaba los brazos intentando detectar algún daño en su cuerpo
La extraña figura lo había sorprendido y preocupado, sin embargo, lo que realmente lo desconcertó fue el sonido. La final del campeonato argentino, del frances, del inglés, de la Heineken Cup, del mundial, ya había pasado por tantas y ahora, en el momento de su ¿"muerte"? nuevamente ese sonido de gente esperando el comienzo del partido. Sería SU partido? Sería SU final?
El hombreton cerró los puños y se acercó a la puerta dispuesto a averiguar donde estaba. Lentamente acercó su mano a la puerta y verificó si la misma estaba cerrada
Ante que nada unas preguntas
1.- Estoy herido?
2.- Tengo algún objeto?
3.- La puerta está cerrada?
Mientras se aproximaba a la puerta Quique repasó su estado: sano y salvo. Ni heridas, ni manchas, ni marcas de fuego. No sabía si aquello le tranquilizaba o le preocupaba todavía más. Llevaba puesta la misma ropa que en su visita al sanatorio, sólo que ahora estaba tan inmaculada como al principio. Ni siquiera había marcas de sudor. ¿Qué estaba sucediendo? Por desgracia tampoco contaba con ningún equipo ni herramienta adicional.
Empujó levemente la puerta, que no estaba cerrada con llave. Unas escaleras de piedra, cubiertas de moho y humedad, ascendían entre las tinieblas provocadas por una iluminación sin determinar. Al final de las mismas había otra puerta de madera blanca que al rugbier le recordó a la que normalmente separaba la zona de duchas de un vestuario. ¿Qué locura era aquella? Como para animarlo del otro lado de la puerta, en la lejanía, resonó el rugido que lanzaría un público enfervorecido al jalear un ensayo.
"Esto es demasiado bizarro" se dijo Quique a si mismo mientras se pellizcaba con fuerza, intentando asegurarse que no estaba soñando.
Tras asegurarse que no era así, "O será que en este sueño siento el dolor del pellizco?" avanzó, lentamente, por las escaleras en dirección a la puerta blanca
"Una cancha? Pero donde estoy? Esto es una locura. Me habré vuelto loco? Quizás lo de Walker fue contagioso" se planteo antes de abrir, lentamente, la puerta y echar un vistazo a la "cancha"
"Touchdown"? Esta claro que de rugby mucho no sabes, no? Eso es "futbol americano" o como lo llamen en España. Y con el rugby nada, pero nada que ver ;-)
Al abrir la puerta superior Quique se sorprendió al ver unos vestuarios. Las taquillas alineadas, los bancos sobre los cuales reposaban algunas toallas. Ahora el griterío del público se escuchaba con mucha más fuerza.
Una persona estaba en la habitación revisando unas notas. Enrique reconoció a Alfred Montero, el entrenador de Los Pumas. El ex-entrenador de Enrique era un hombre de gesto siempre serio y ademanes enérgicos. Se desvivía porque el equipo sacara lo máximo de su capacidad y no aceptaba excusas. Delgado y de nariz aguileña, con incipiente calva, su imagen casaba quizás más con un contable o alguien relacionado con la banca.
¿Pero qué hacía allí abajo si se estaba jugando el partido? El rugbier fue consciente que pese a lo absurdo de la situación - que a tenor de los pellizcos no parecía un sueño - no podía dejar de pensar como un jugador: el entrenador debía estar en el campo. El único motivo para que estuviese allí abajo era que el partido fuera tan en contra del equipo que, en uno de los ataques de furia inhabituales de Montero, hubiera abandonado el campo antes del final.
Me has pillado ;) La verdad es que en España no se sigue demasiado el rugby (siendo sinceros yo personalmente no soy un gran fan de los deportes) y mucha gente (entre la que me cuento) no distingue ese juego del futbol americano. De hecho yo pensé que eran formas distintas de llamar a lo mismo. Lo único que conozco es el Blood Bowl, jejeje. Mirando en la wikipedia parece que el 'gol' del rugby es un 'ensayo', así que lo he cambiado, pero si ves gazapos en mis descripciones no dudes en corregirlos, así aprendo más cosas :)
Alfred levantó la vista de sus papeles. Al ver a Quique sus ojos brillaron con un reflejo de esperanza:
- ¡Quique! ¡Por dios! ¿De dónde has salido? - dejó sus notas a un lado - Da igual: sólo tú puedes arreglar este desaguisado... Nos jugamos mucho y estamos perdiendo... Pero si tú sales al campo todo se arreglará...- sin dar tiempo a contestar fue hacia una taquilla - Vamos. Tengo aquí tu equipación... No sé por qué pero tenía una corazonada de que aparecerías...
La situación era surrealista, pero conocida y ello permitió que Quique sacara lo mejor de si. Si su entrenador lo necesitaba allí estaría - Estoy listo. Me cambio y salgo - las palabras surgieron de su boca antes de que siquiera las pensara
Tratando de entender como y porque estaba donde estaba, Quique abrió la taquilla y comenzó a colocarse el equipamiento. Las hombreras, la camiseta, la celeste y blanca con el yaguareté dorado que hacía tantos años un periodista sudafricano había confundido con un puma y había dado nombre al equipo nacional, la vincha para protegerse las orejas, después de todo salir de un scrawn podía ser peligroso, pantaloncillos, medias, botines.
Sin embargo, mientras procedía a la conocida rutina las dudas seguían girando en su cabeza - Alfred... estoy confundido... - terminó reconociendo - ... Contra quien era el partido de hoy. Pensé que ya habíamos terminado la gira -
Pues para no conocer has hecho una buena búsqueda para encontrar a Alfred Montero, jaja. Ahora... no debería ser "Alfredo"? O más bien "Marcelo"? jaja
No, como deportes no tienen nada que ver. Las principales diferencias, entiendo, son:
1) El rugby es mucho más fisico que el futbol americano, que muchos lo definen como estratégico. De hecho en el FA está prohibido coger el cuerpo de otra persona, solo se lo puede empujar. En el Rugby solo está prohibido el tackle al cuello o cuando el tackleado está en el aire (y los golpes de puño... si te ven). Además en el FA se detiene el juego permanentemente para permitir la re-ubicación de los jugadores de ambos bandos, en el rugby solo ante una falta (ni siquiera se detiene por lesión, de hecho es común que atiendan a los jugadores lesionados con la pelota en juego y que los jugadores deban esquivar al medico que está atendiendo a un compañero... o a un rival)
2) En el rugby los mismos 15 juegan todo el tiempo (excepto cambios de jugador por jugador, sea por lesión o tácticos). En el FA hay dos equipos una para defensa y otro para ataque
3) En el FA no hay limitación en la dirección de los pases (adelante o atrás), en el Rugby depende de como se producen. De la cintura para abajo, no hay limitación (o sea, las patadas), de la cintura para arriba (con las manos, cabeza, pecho o, incluso, espalda) solo se pueden hacer pases hacia atrás... eso es lo que lo hace interesante, dado que para hacer puntos deben avanzar
4) El puntaje es totalmente distinto. En el FA son 6 puntos por pasar la linea de meta, el famoso "Touchdown" (y si en 4 intentos no consiguen avanzar 10 yardas el control de la pelota pasa al otro equipo) y 1 punto más por "convertir" (conseguir, de una patada, que la pelota pase sobre la "H") ó, si el equipo no quiere arriesgar, pueden patear (también para un punto, o por lo menos para que los otros empiecen de más atrás) luego de 3 avances sin conseguir las 10 yardas. Es más, el equipo rival puede cargar contra la patada para evitar que la pelota se mueva demasiado. En el rugby es totalmente distinto. Son 5 puntos por pasar la linea de meta y apoyar la pelota en el suelo (el "try") y 2 más por la conversión (patada sobre la "H"). Sin embargo no hay límites de tiempo (en el FA tienen un límite de 1 minuto entre jugada y jugada) ni de cantidad de intentos. Además se pueden conseguir 3 puntos más al convertir un penal (falta grave que, a elección del agredido puede patearse o jugarse) Lo más dificil es el tema de las faltas. Las faltas leves generan un "Scrawn" (donde se forman 8 de cada equipo e intentan empujar al grupo rival para obtener la pelota, que debe salir por atrás de esa formación, sea porque empujaron a los otros o porque pudieron moverla con los pies) o las más graves un penal, que se puede jugar o patear (generalmente dependiendo de cuan cerca, o lejos, se esté de los palos).
Uf! no quería escribir mucho y parece un libro. Pero bueno, espero que te sirva para redactar "tu parte", jaja Quien dijo que el rol no sirve para aprender
Por cierto quique es "Ala" (numero 7) eso significa que es uno de los que forma en el scrawn, pero no en el medio, sino a un costado del mismo. Además no es pateador, sino uno de los que corre con la pelota... o taclea para que los rivales no lo puedan hacer.
Alfred miró muy serio a Quique mientras éste se ponía el uniforme.
- Mmm... pensé que estarías al tanto Quique...- dijo con cierto pesar - Es nuestro mayor partido. El partido final... Nos lo jugamos todo a una carta...- se sentó preocupado en una de las bancadas del vestuario - Y necesitamos al verdadero Quique... ¿Sabes lo que hay ahí afuera? Diablos... Demonios... Mira, nunca he sido religioso, pero no puedo negar lo que está sucediendo. Estamos jugando un partido contra demonios porque esto es el infierno. Y todo es culpa tuya...- sus ojos se posaron en el rugbier con cierto pesar - Oh, bien, ninguno de nosotros es inocente, pero tú fuiste el que nos ha traído a todos los demás aquí... Pero ¿sabes lo mejor? ¡Tú nos puedes sacar! Necesito al mejor Quique... Tú ya me entiendes.- señaló la puerta de las duchas - Hay algo para ti allí... Lo único que nos podrá sacar de aquí... O al menos que nos permitirá no permanecer aquí...
Quique, todavía confuso, miró hacia la entrada de las duchas. En el banco que había a su lado reconoció algo que hizo que se estremeciera: sus 'herramientas'. El enorme cuchillo le devolvía un brillo reflejando la luz blanca de la zona de duchas...
Jeje. Gracias por las notas, las tendré en cuenta :)
La foto del individuo no fue muy difícil de encontrar: puse entrenador rugby en el google imágenes :D
- Demonios? Infierno? Mi culpa? - Quique se detuvo un momento, con una media ya puesta en uno de sus pies y la otra en la mano - Que dices? Si yo solo... - se interrumpió al observar a donde señalaba Alfred. Conocía ese cuchillo... y no debía, no PODIA, estar allí
- Pero tu... desde cuando sabes eso? - pregunto sin saber si sorprenderse o asustarse. Confiaba en su entrenador. Siempre lo había hecho Y más en este entrenador. Con su ayuda habían llegado a la final del mundo y la habían ganado. Pero - Porque nunca me dijiste nada? - las palabras se mezclaban con los pensamientos, La realidad con "esto" que estaban viviendo. Y en medio de todo se encontraba Quique. Con la camiseta puesta, con los pantaloncillos en su lugar. Con sus pies perfectamente vendados, pero solo una sola media ya colocada y la otra flameando en su mano.
- No lo sabía Quique, hasta que ellos me lo dijeron. Me sorprendía tu energía, tu fuerza... Ni siquiera los jugadores más jóvenes o mejor dotados físicamente podían contigo. ¿Cómo iba a suponer algo así?- se sentó en la bancada de enfrente, con las manos cruzadas sobre el regazo, algo intranquilo - No sé que pensar... Siempre has sido un buen hombre. Has dado lo mejor de ti en todas las situaciones y has colaborado con obras sociales en muchas ocasiones. Espero... Sólo espero que cuando lo hicieras... No fuera con gente con familia... Me imagino... Oh, bueno... Ellos dijeron que sólo lo hiciste con vagabundos y gente fuera del sistema. ¿Qué puede importar eso? ¿Quién soy yo para juzgarte? Y menos ahora... Ahora estamos todos aquí abajo jugando el último partido...
Miró su reloj. Sacudió la cabeza levemente y añadió:
- Ahora no es el mejor momento para juzgarte. Yo quiero salir de aquí... En mi fuero interno sólo deseo que esto sea una pesadilla y dentro de poco me levante al lado de mi mujer pero ¿y si no lo es? O siéndolo igualmente ¿cuál es la decisión correcta? Me dijeron que si perdíamos el partido estaríamos condenados...- se levantó acercándose a Quique - Sea una pesadilla o real... no nos merecemos el infierno. ¿Habría cambiado la gloria que vivimos si lo hubiera sabido? Si miro en el fondo de mi alma pienso que el precio no es tan alto: un vagabundo muere por enfermedades, por violencia con los suyos... ¿por qué no ceder su muerte a un bien mayor?
Se acercó a las escaleras que conducían hacia las gradas:
- Haz lo que tengas que hacer Quique. Todos confiamos en ti. Todos dependemos de ti.
- Ellos? - Casi incoscientemente intentó aferrarse a las preguntas para no tener que dar respuestas - A que "ellos" te refieres? - Poco a poco, intentando demostrar una seguridad que no sentía continuó con su rutinaria tarea de equiparse. La media que faltaba, los botines.
Una vez con su uniforme aferro el cuchillo y lo movió adelante y atrás, sopesándolo en su mano mientras se planteaba que si realmente la situación era tan seria como Alfred la planteaba necesitaría un hígado, un hígado humano para alimentarse. Y esta vez no tendría tiempo como para cocinarlo. De hecho no tendría tiempo como para realizar toda la ceremonia que solía realizar antes de cada partido importante. Debería ser simplemente un mordisco.. pero donde conseguir un vagabundo en ese lugar. Solo estaban el y su entrenador - Todos Condenados?... Condenados a que? - las preguntas seguían surgiendo de la boca de Quique mientras las dudas, y los miedos, se quedaban en su interior
- Oh, ellos... ya sabes... los que mueven los hilos...
Los rasgos de Alfred fueron mutando paulatinamente mientras hablaba. Su rostro se convirtió en una mueca de ironía mientras dolorosos clavos surgían de su cabeza. La ropa iba tiñéndose de negro al convertirse en el tipo de traje que llevaría un sadomasoquista en plena sesión. Sus manos adoptaron unos dedos largos, como garras. Pero su rostro, su cabeza rapada, era lo que denotaba su inhumanidad: cientos de clavos de metal clavados sobre toda la superficie de su rostro y cabeza, sobresaliendo varios centímetros. Y aquellos ojos carentes de piedad...
- Verás... El caso es que siempre nos has sorprendido. Porque en el fondo no pareces una mala persona: sacrificado, entregado al trabajo en equipo... La humanidad no deja de tener contrastes realmente fascinantes...
Quique notó que sus músculos se agarrotaban. No era capaz de moverse, ni siquiera cuando aquel monstruo se aproximó a él. Se sentía ridículo, con una mano todavía aferrada al botín que acababa de calzarse, en una postura tan casual como inapropiada para la ocasión.
- El problema no es que matases a esos vagabundos.- dijo el nefarita cogiendo entre sus manos una toalla y simulando interés en el escudo de los Pumas que tenía bordado - La mayoría habrían muerto por sus propios medios. Digamos que tú sólo aceleraste el proceso pero ¿por qué? ¿Tanto deseabas ese poder, esa fuerza? Que frágiles sois ante la tentación... ¿Y ahora que hacemos? Hay un buen número de almas condenadas en el infierno gracias a tu ritual ¿Cuántas finales ganaron los Pumas? ¿Tienes idea de lo que han costado realmente esas victorias?- el individuo tiró la toalla a un lado y sonrió ampliamente - Pronto tendrás que rendir cuentas... y las pesadillas no te dejarán disfrutar de lo que te quede de vida hasta esa eternidad de sufrimiento.
La criatura se sentó en la bancada de enfrente nuevamente:
- Pero estás de suerte... he venido a ofrecerte un trato. Es una ocasión de esas que no puedes dejar pasar. La matemática infernal es sencilla: alguien tiene que pagar los platos rotos. ¿Qué te parece un cambio? Dame el alma del compañero que menos te haya gustado en tu viaje... ¿Qué tal la doctora? Su nobel ganado a base de infectar a unos aborígenes inocentes para luego intentar curarlos... al menos logró curar a algunos, aunque cientos quedaran en el camino: el precio del progreso. También esta la actriz que por pura vanidad mató a su hijo neonato para que no le molestase en su carrera. Lo lanzó por una ventana sin ningún remordimiento. Nada se interpone en su glorioso camino hacia la fama ¿O puede que el cantante? Le pone asesinar groupies ¿sabes? Las drogas no le dejan pensar con claridad... Tiene un bonito historial tras él... Y él ni siquiera las mata para conseguir poderes, lo hace por mero efecto de las drogas. El médico, Walker, queda fuera de lugar. Aún nos hace falta y su alma, sinceramente, ya nos pertenece. Otro nos la ofreció hace mucho, mucho tiempo... Escoge Quique... Escoge...
Puedes hablar pero no moverte.
El rostro de Quique se inmovilizó mientras la metamorfosis se producía a su lado - Quien eres? - preguntó sin ánimo de hacer una elección - Como sabes... lo que sabes? -
Menenado la cabeza, o más bien, intentándolo sin conseguirlo continuó hablando - Un montón de almas condenadas? De que hablas? La mia, quizás, si es que realmente el infierno existe. Pero nada más. Solo la mía. Porque debería elegir a otro. Ellos tienen sus... eh... locuras. Lo que me dices no termina de ser una sorpresa - intentó explicarse - en parte lo sabía. O lo suponía ante lo que vimos en esa mansión. Pero me niego a aceptar que condené a alguien más que a mi -
En una situacion surrealista, inmovil ante la criatura de pesadilla, el hombretón se aferraba a su cordura, intentando no aceptar sobre sus hombros más culpabilidad que la que realmente le corerspondía - No, no elijo. Mi vida, mi fuerza, mi... tentación, fue mía. Yo pagaré por ellas. Si realmente hace falta pagar... y no me lo puedes demostrar, yo pagaré. Pero no elegiré a nadie para morir solo por mi cobardía. No. No soy un cobarde. Quizás esos vagabundos no merecían la muerte. Puede ser. Solo se que no los hice sufrir cuando los maté. Y no condenaré a nadie al sufrimiento -
- Que digo? Sufrimiento? Infierno? No. Eso no existe - Con un supremo esfuerzo de voluntad el rugbier intentó cerrar los puños y erguirse en el extraño vestuario. Tenía toda la intención de enfrentar a su torturador como un hombre. Como un deportista. Como un Puma.
Ya me dirás si consigo moverme. No, no elijo a nadie. Eso va contra los principios de Quique. Por lo del "todos para uno" y esas cosas del equipo.
Quique se esforzaba. Cada ápice de energía de su espíritu intentaba trasladar a su cuerpo el movimiento. Pero no lo lograba. Frustrado, continuaba en aquella absurda posición mientras su interlocutor, que quizás leía sus pensamientos se alzaba todavía más para hablarle altaneramente:
- Oh, sí... Aférrate a eso si puedes. No existe el infierno.
Lanzó una carcajada amenazadora, que resonaba como el eco de una piedra tirada en una tumba. Después silenció su risotada y acercó su rostro al de Quique, hasta que casi se tocaron las narices. Algunos de los clavos hirieron la cara del rugbier. La calidez de la sangre por su mejilla y el dolor eran muy reales. El individuo de negro no reía ahora. Se mantenía serio, con los ojos clavados en los del deportista:
- No podrás encerrarte en tu falsa defensa... No hiciste sufrir a los vagabundos en vida... ¿Acaso no les quitaste lo más valioso que tenían? ¿Lo único que les quedaba? ¡La vida! Y lo que es peor: al tomar su energía condenaste sus almas. Ahora sufren su propio infierno, un infierno que no les estaba destinado pero al que tú, en tu patético y egoista interés por la victoria, los has lanzado.
Se levantó alejándose hacia la puerta. Quique no se rendía, intentaba que su cuerpo respondiese, que al menos le permitiera levantarse para estar cara a cara con aquel engendro. Pero no era capaz...
- Pagarás. Por supuesto que pagarás. Tú te llevaste los aplausos del público y otros el dolor... Si esa es tu decisión te recomiendo disfrutar lo que puedas de tu vida porque luego viene una eternidad de sufrimiento... - se giró para mirar fijamente a Quique - Intenta autoconvencerte de que no existe el infierno... Quizás te funcione. Pero al final estaremos esperándote. Al final nadie se salva de su destino...
La figura desapareció por las escaleras que conducían hacia la zona superior del estadio. Quique seguía intentando moverse y, de repente, como si hubieran retirado una red invisible, se alzó con un rugido de rabia y frustración del banco donde estaba.
Las palabras del ser que lo inmovilizaba eran puñales en el corazón del rugbier. Cuantas veces había dudado sobre sus propias acciones. Cuantas veces se había prometido a si mismo no hacerlo nunca más. Cuantas veces había llorado en la oscuridad de su habitación, arrepintiéndose de su necesidad.
- No. No es cierto! - gritó intentándo convencerse ante las palabras de su interlocutor - Sus almas... Patrañas. Solo eran unos pobres despojos. No les robé nad... - ni el mismo se creía lo que estaba diciendo. Necesitaba convencerse, pero no podía. Necesitaba callar al loco de los clavos. Y sus músculos intentaban liberarse para conseguirlo.
- SIiiiiiiIIIIiiii! - el grito surgió, profundo de su garganta al sentirse libre. Casi sin darse cuenta, tomó el cuchillo de la banca y corrió hacia la escalera, dispuesto a encontrar a su torturador y obligarlo a arrepentirse de sus palabras - No, existe el infierno... ya estoy en el - murmuró para si al llegar a la puerta y detenerse frente a ella. Repentinamente tenía miedo a salir al exterior... "Sería el exterior?" Respirando profundamente verificó que sus cordones estuvieran atados. Que su equipo estuviera completo. Que su cuchillo estuviera bien aferrado y abrió la puerta.
Ayayayay
Y al abrir la puerta...
... tendrás que esperar a que resuelva las acciones de los otros jugadores. No lo voy a negar: me encanta hacer esto }:D
Jajaja. Solo espero que el resto hayan tenido tanto "espíritu de equipo" como yo.
No hay problemas con las demoras. Tengo claro que yo contesto rápido (demasiado). Cuando somos varios en la escena suelo esperar, pero solo me acelero ;-)
Por cierto: Felicitaciones, realmente me has complicado para contestar los post. Está claro que las motivaciones de los PNJ son bastante retorcidas... y las interpretas a la perfección!
Gracias. :D
Es una parte delicada de la trama, desde luego. En Kult lo que rigen son los personajes...
Bueno... nos vemos en la escena final: Telón.