Partida Rol por web

—Oyoyoyoy... —comento cuando las "estrellas" se toman al pie de la letra mi consejo. ¡Eso era fantástico, habían comenzado a escucharme! ¡Por fin alguien de aquí reconocía mi valía! Porque estas cosas en Barcelona, no pasaban.

El caso es que tras mi primera retahíla de interjecciones, digo al hombre de la entrada—. Bueeenas. Yo soy Kike. Perdone a los artistas, pero ya sabe como es este mundo del espectáculo. ¡A las estrellas hay que mimarlas!

—Y, respondiendo a la pregunta, sí, somos los de la agencia.

Ernesto llegaba con su bolso colgando, tras tener una discusión mental consigo mismo sobre seguir al catalán o no, y cuando presenció el tono que había tomado la conversación, puso su mejor cara de nada y deseó furiosamente haberse largado a campo traviesa siguiendo al otro desquiciado.

- Señor Cañas, Ernesto Crocce - se adelantó, y estrechó la mano del hombre con la fuerza y educación que los otros no habían tenido - Soy el encargado del grupo, un gusto conocerlo por fin. Permítame disculparme por el comportamiento de diva de nuestros actores, pero le aseguro que son de los mejores en lo que hacen.

Al productor no se le movía ni un pelo, y tampoco se le movió al continuar.

- El resto del grupo está descargando el equipo e inspeccionando los alrededores para hacerse una primera idea de los mejores planos exteriores. Algo en lo que, por supuesto, usted está llamado a colaborar. Nadie puede conocer mejor este lugar y sus atractivos que su dueño - miró a Facundo y Alicia, y después a Kike - Si le parece bien, puede indicarles sus habitaciones y nosotros, cerrar el asunto en privado. ¿Le parece?

El aire parecía haberse llenado de colonia cara y pasada de moda, de diferentes aromas. Como si las de Andrés y Ernesto estuvieran trenzándose en una lucha mortal por quién la tenía más potente.

Mientras los otros hacen sociales, Diego se queda bajando las cosas, usando la correa de los estuches mas pesados cruzando sus hombro y el resto en las manos.

-Raul, agarra lo que queda... con cuidado.

Se acerca al grupo que esta alrededor de Andres quedando a un lado de Ernesto y con un gesto de cabeza acompañado de un

-Hola

Dirigido a Andres.

-Ah... sí.- va diciendo una y otra vez Andrés a la avalancha de información innecesaria mezclada con la oportuna que recibe de vosotros. Aunque aparenta una personalidad recia e intenta meter mano a la conversación cada vez que puede, vuestra dinámica grupal le pasa por encima. Por fin, parece renunciar a parcela alguna de influencia y busca acelerar el proceso. Pega una voz y rápidamente aparece como de la nada, conjurado, aparecido, un subalterno.

-Buen día.- dice, parco y duro el recién llegado. -Soy Jorge. Si me acompañan...- no se podría emitir mayor desgana.

—Oh, por fin, ¡el servicio de habitaciones! —contesto al hombre que acaba de llegar Después suelto las maletas, para decirle—. Hala majo, enséñame donde está la habitación.

Y, diciendo esto, espero a que me conduzca, junto a mis maletas, hasta allí.

- Era Hora - Facu deja sus maletas delante de las de Kike mientras le comenta como al pasar y quiñándole un ojo - Las estrellas primero -

Mirando a Jorge, espera que este tome SUS maletas antes de comentar, a nadie en particular - Espero que la filmación empiece, y termine, lo antes posible. No me gusta estar lejos de mi casa más que unas pocas noches... Allí si puedo dormir bien, sin ruidos desconocidos que me alteren - repentinamente, una vez que se han alejado del propietario, observa al mozo y le pregunta - Por acá no habrá ruido de trenes ni de aviones, no? Me ponen muy nervioso y no me dejan dormir bien. Ni nadie martillando o taladrando? Para descansar necesito SILENCIO. Y si no descanso no puedo actuar como corresponde -

Se acerca un poco mas a Jorge, sin darle ninguna valija, esperando que empiece la marcha para seguirlo, y con tono como si lo conociera de toda al vida.

-No te preocupes Jorge yo te ayudo a matarlo mientras duerme, sin que ningún ruido lo moleste.

Hace un movimiento violento de hombro para que la corea del bolso se acomode

Bueno -digo con pose desganada -ya que lo de las señoritas primero pasó a la historia por lo que veo, acomodense y descansen - miro al tal Jorge como con compasión- usted no se preocupe acomodeles que yo me relajaré un poco aquí mismo -y busco un silloncito una silla o algo donde poder dejar descansar los pies que con estos zapatos duelen una barbaridad-.

Ernesto dejó que las cosas siguieran su cauce, con la misma expresión de seriedad con la que había saludado a Andrés. Sólo echó una mirada a través de la puerta, intentando encontrar a Camestres en algún lugar del horizonte cercano, dado que al catalán paranormal ya lo daba por perdido.

- Sí, descansen. Por favor. Así se sacan el estrés del viaje - comentó el productor, dirigiéndose a Facundo y a Kike, y después miró a Diego - Acordate que vos sos el encargado de los equipos, no te olvides de pegarle una mirada.

Si todo dependía de Camestres, iban a volver a Buenos Aires sin nada y, en fin, mejor no quería pensar en qué condiciones.

- Donde quiera, señor Cañas - ofreció, dándole al pobre hombre el control de al menos una parcela de todo aquello.

Andrés os guía al interior del edificio más cercano, cuyo interior ocupa casi por completo una agradable salita de lectura y descanso  que harçia las delicias de cualquiera. Os ofrece asiento.

Y desde luego, no es un hombre que pierda oportunidades de ir al grano, esta claro.

Bueno. Miren, yo no conozco mucho del mundo del star sistem, pero ¿es normal que unos actores  a los que no vio actuar ni su madre, a ver si creen que no veo yo television, suelten esta manga de bolueces apenas presentarse en un sitio? Porque, para serles sincero, no tengo edad ni paciencia para que me revienten las pelotas con frasecitas de prima donna. ¿Entienden?

Echando un vistazo alrededor del complejo pero sin entrar en los caminos que hay entre los edificios aún, encuentras dos rutas. Por un lado puedes pasear por los caminos cómodos que rodean el lugar y parecen llevar a unas cuadras o a zonas arboladas pero domesticadas.

La otra posibilidad es seguir una de las rutas agrestes que salen de cerca de donde dejais los coches y que aparecen indicadas como rutas de senderismo.

Ramón os lleva por un camino entre los edificios, que da acceso a la izquierda al edificio de recepción y salones y a la derecha al comedor, según indica la cartelería instalada, además de las habitaciones "pequeñas", que comenta están sobre él. De frente están los edificios de los departamentos, tres o cuatro casas pegadas en hilera, que es donde os alojaréis. Os sorprende encontrar allí una extraña estructura, como un casa pequeña hasta lo inavitable levantada sobre cuatro postes. Kike, sin embargo, la reconoce. ¡Un hórreo gallego!

-Si, mucho silencio. Acá no se escucha ni a los vivos ni a los muertos.- al responder a Facundo usa un tono monocorde, de nuevo desangelado, sin ánimo. Incluso, diríais... ensayado.

- Bien... el silencio es importante... - asiente Facundo desapasionadamente hasta que capta el tono monocorde de su interlocutor

- Jeje - se rie desganadamente - Los muertos no me preocupan, mi problema son los vivos, que suelen ser más ruidosos, jeje - bromea tratando de interpretar la expresión de Jorge ante sus bromas

Sin embargo, más allá de su inquietyud periodística e investigadora, al observar la extraña estructura no puede menos que acotar - Espero que no pretendan que duerma allí. Es un poco pequeña y, para mi gusto, está muy lejos del piso -

Josep toma nota mental de todo. La distribución, los lugares, lo colores, los olores.

Y sin poder evitarlo, como le pasaba desde que era pequeño, empezó a imaginar. Que la figura fantasmal se aparecía al borde del camino, bien nítida, como real, invitando a los senderistas a entrar al hotel.

Y una vez allí, cerraba ventanas y puertas, y les hacia revivir los oscuros y truculentos momentos antes de su muerte. Pidiendo sangre para resarcirse en su muerte de la venganza que jamás pudo cobrar en vida.

Pero había algo más que Josep quería comprobar. Eran puertas, ventanas, o accesos secretos.

Así que discurrió alrededor del edificio buscando un lugar por el que colarse, para que sus compañeros pudieran ver que el, era en parte como un fantasma que era capaz de atravesar las paredes.

Cuando veo el lugar, sólo puedo decir—. Vaya... Es algo así como gallego, ¿no? Parece una de esas populares casas rurales que se han puesto de moda por España. Todo muy vintage. Supongo que ese es el atractivo.

Tras mi comentario, sólo me queda añadir—. Está bien. ¿Cuáles son nuestras habitaciones?

Desde luego, ignoro el comentario del botones sobre que no se escucha a nadie. ¿Qué quería decir, que si un psicokiller como el de las películas nos perseguía por aquí nadie nos escucharía? Eso funcionaría con los turistas, pero a mí me daba exactamente igual.

Las chuminadas son para quien quiera creer en ellas. Yo, por desgracia, estaba aquí por trabajo. Porque seguramente, si no fuese por eso, no estaría aquí en mi vida. ¡Yo soy todo un urbanita!

El lugar estaba bien y, en sí, la compañía también lo estaba. Lo que no estaba nada bien era el rumbo de la conversación.

Ernesto fijó los ojos en los de Andrés, su rostro serio y grave como siempre, antes de negar.

- Es normal, lamentablemente para mí y para todos, pero cuando terminemos esta conversación les voy a bajar los humos al nivel que corresponde. No puedo más que pedirte disculpas por semejante cantidad de pelotudeces al hilo.

No podía más que empatizar con el dueño, por lo cual había dejado de tratarlo de usted. Aunque, en Ernesto, el tuteo no significaba ni falta de respeto ni degradación en el trato. Pero si habían de hablar las cosas claro, el "usted" podía irse bien a la mierda. Y el productor era un hombre que apreciaba ir al grano.

- Lo que sí puedo asegurarte es que los trajimos porque saben lo que hacen, y voy a procurar que se mantengan callados el resto del tiempo que no estén trabajando. El producto final lo va a valer. Hablando del cual, ¿tenés alguna directriz que te parezca clave para promocionar tu estancia?

Sí, al grano.

-Bueno...- parece a punto de contestar a Facundo, pero se detiene y sonríe -Discúlpeme. Es el tipo de boludeces que nos piden que digamos a los clientes. Lo de la leyenda de los fantasmas y eso. Pero ustedes vienen a trabajar, perdonen la bobada.-

Continuais hasta la entrada del edificio mientras Jorge contesta a Kike. El dueño ha estado mucho en España, le gustan estas cosas.

El interior de este edificio, al menos esta planta es una recepcion desde la que se puede acceder a los departamentos superiores. Aqui estan las llaves. Cada departamento tiene salon, dormitorio, terraza, una biblioteca... bueno, un par de estanterias con libros y un jacuzzi. Reparte las llaves mientras os lleva arriba y vais comprobando las estancias.